domingo, 2 de octubre de 2016

Oración, Concentración y Meditación

PREGUNTA Nº 135:  ORACIÓN, CONCENTRACIÓN Y MEDITACIÓN
¿Qué es la oración? ¿Es equivalente a la concentración y meditación, o es solo una petición a Dios?

Respuesta: Desafortunadamente, como es practicada comúnmente es muy a menudo una petición a Dios para que intervenga en favor del suplicante y le ayude a conseguir un objeto egoísta. Es ciertamente una desgracia que la gente se comprometa a violar el mandamiento de Dios “NO matarás”, y rece por la victoria sobre sus enemigos. Si medimos la mayoría de las plegarias ofrecidas basta el día de acuerdo con el tipo de oración dejado por Cristo en la Oración del Señor, (El Padrenuestro), tales plegarias no merecen ese nombre. Son blasfemias y sería mil veces mejor que nunca fueran pronunciadas.
Habiéndonos sido dada la Oración del Señor como modelo, haremos bien en analizarla si queremos arribar a una conclusión adecuada. Si así lo hacemos, encontraremos que tres de las siete plegarias están relacionadas con la adoración de lo Divino:
“Santificado sea Tu Nombre, venga a nos el Tu Reino, Hágase Tu Voluntad". Luego viene la petición del pan diario necesario para conservar vivo nuestro organismo, y las tres restantes plegarias son para que se nos libre del mal, y se nos perdonen nuestros errores. De estos hechos se saca la evidencia de que cada oración verdadera debe contener una suficiente cantidad de adoración, alabanza, y reconocimiento de nuestra falta de mérito, junto con una firme resolución de esforzarnos por ser más agradables a nuestro Padre Celestial. El objeto principal, por lo tanto, de la oración, es ponernos en una comunicación tan íntima como sea posible con Dios, con el fin de que la vida y la Luz Divina pueda fluir hacia nosotros, iluminarnos y hacernos crecer a Su imagen y semejanza.
Este es un punto de vista diametralmente opuesto a la idea común de la oración, que dice que, puesto que Dios es nuestro Padre podemos dirigirnos a El por medio de la oración y El tiene que complacer nuestros deseos. Si no los conseguimos la primera vez, tenemos que seguir orando, y a causa de nuestra misma pertinacia nuestro deseo es concedido. Tal manera de ver las cosas es repugnante para el místico iluminado, y si llevamos el asunto al terreno de lo práctico, es evidente que un padre sabio que tenga un hijo capaz de velar por sí mismo se resentiría naturalmente si este hijo apareciese ante él siete veces al día con peticiones urgentes para ésta, aquélla y la otra cosa que podría fácilmente obtener si fuese a trabajar para ganar dinero. La oración, no importa cuán ardiente y sincera sea, nunca puede reemplazar al trabajo.
Si trabajamos para un buen propósito con todo nuestro corazón, alma y cuerpo, y al mismo tiempo oramos a Dios para que bendiga nuestra labor, no hay duda de que la petición será concedida cada vez. Sin embargo, a menos de que pongamos todo nuestro empeño en el trabajo no tenemos derecho para invocar a la Deidad en demanda de auxilio.
Como dije antes, todas nuestras plegarias deberían ser de alabanza a Dios “de Quién provienen todas las bendiciones” porque nuestro cuerpo de deseos está formado de materiales de todas las siete regiones del Mundo del Deseo, y en proporción a nuestros requerimientos según son determinados por la naturaleza de nuestros pensamientos, cada pensamiento se viste de materia de deseos en consonancia con su naturaleza. Esto se aplica al pensamiento formado y expresado en la oración. Si es egoísta, atrae a sí mismo una cubierta compuesta de sustancia de las regiones inferiores del Mundo del Deseo, pero si es noble, in egoísta y altruista, vibran con el tono superior de las regiones de la Vida del alma, de la Luz anímica y del Poder anímico. Se envuelven en este material, agregándole vida y luz a nuestra naturaleza espiritual. Aun cuando oremos por otros es dañino pedir algo material o mundano. Es permisible pedir salud, pero no prosperidad económica. "Buscad primero el Reino de Dios y Su Justicia", es el mandamiento.
Cuando cumplamos con ese mandamiento podemos estar seguros de que todas las demás cosas serán dadas. Por lo tanto, cuando oremos por un amigo pongamos todo nuestro corazón y alma en la petición de que él pueda permanentemente buscar el Camino, la Verdad y la Vida, porque habiendo encontrado una vez ese más grande de todos los tesoros no será negada nunca ninguna necesidad real.
Tampoco es esto teoría, de ninguna manera. Miles de personas, incluyendo al que escribe, han encontrado que “Nuestro Padre que está en los Cielos” tendrá cuidado de nuestras necesidades materiales cuando nos esforcemos por vivir la vida espiritual. Sin embargo, en último análisis, no es la oración hablada la que ayuda. Existen personas que pueden conducir una congregación en una plegaria que es toda perfección tanto en lenguaje como en sentimiento poético. Aun pueden conformar sus plegarias con los principios prescriptos por el Señor tal como fueron enunciados en los párrafos iniciales de esta respuesta, y sin embargo esa plegaria puede ser una abominación por la falta de un requisito esencial. A menos de que nuestra vida toda sea una oración no podemos agradar a Dios, no importa cuán bellas sean nuestras peticiones. Por otra parte, si nos esforzamos día a día y año a año en vivir de acuerdo con Su Voluntad, entonces, aun cuando nosotros mismos supiésemos que estamos fallando en alcanzar nuestro ideal, y aunque, como el publicano en el Templo, seamos de vacilante lenguaje y sólo podamos herir nuestro pecho diciendo: "Dios, sé propicio a mí, pecador", encontraremos que el Espíritu mismo, conociendo nuestras necesidades, intercede por nosotros inexorablemente, y que nuestra modesta súplica ante el Trono de la Gracia es más provechosa que todos los floridos discursos que podamos hacer.
Usted pregunta también: ¿Es la oración equivalente a la concentración y la meditación? La concentración consiste en enfocar el pensamiento en un solo punto, así como los rayos del Sol son enfocados por medio de una lente. Cuando se difunden sobre la superficie de la tierra entera no da sino un calor moderado, pero aun unos pocos rayos Solares enfocados a través de un ordinario lente de leer, puede quemar el material inflamable sobre el cual se enfocan.
Similarmente, aunque se colase el pensamiento a través del cerebro como el agua a través de un cedazo, no es de valor, pero cuando se concentra sobre cierto objeto aumenta en intensidad y alcanza el propósito que encierra, para el bien o para el mal. Los miembros de cierta orden han practicado la concentración sobre sus enemigos durante siglos, y ha sido hallado que siempre el infortunio o la muerte alcanza al objeto de su disfavor. Hoy día oímos hablar en ciertos grupos acerca del "malicioso magnetismo" aplicado por medio de la concentración del pensamiento. Por otra parte el poder de la concentración mental puede también ser usado para curar y ayudar, y no faltan ejemplos para probar esta afirmación. Podemos por lo tanto decir que la concentración es la aplicación directa del poder del pensamiento a la consecución de cierto objeto definido, que puede ser malo o bueno de acuerdo con el carácter de la persona que la practica y el propósito para el cual desea usarlo.
La Oración es parecida a la concentración en ciertos puntos, pero difiere radicalmente en otros aspectos. Si bien la eficiencia de la oración depende de la intensidad de la concentración alcanzada por el devoto, es acompañada de un sentimiento de amor y devoción de intensidad igual a la profundidad de la concentración, lo cual hace a la oración muchísima más eficaz que lo que la fría concentración pudiera nunca ser. Más aún, es excesivamente difícil para la gran mayoría de la gente concentrar sus pensamientos fría, calmadamente, sin la más ligera emoción, y excluir de su conciencia todas las otras consideraciones. La actitud devocional es más fácilmente lograda, porque entonces la mente está centrada en la Deidad.
La meditación es el método de obtener, por medio del poder espiritual, conocimiento de las cosas que no son ordinariamente familiares.
Hay en el Concepto Rosacruz del Cosmos un capítulo que trata muy detalladamente el método de adquirir conocimiento directo, explicando estos puntos extensamente, y aconsejaríamos un estudio completo de ese capítulo.

del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas" 
Tomo Segundo, de Max Heindel


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