PREGUNTA Nº 144: CÓMO HALLAR LA MUJER DENTRO DE NOSOTROS
En la parte cuarta de Tannhauser usted afirma que "El hombre debe encontrar la mujer dentro de si mismo". También que debemos enfrentarnos con el morador del Umbral. ¿Me aclara, usted, por favor estos dos puntos?
Respuesta: En realidad el Espíritu no es ni macho ni hembra, pero durante el presente estado de manifestación se hizo necesario dedicar una mitad de la fuerza creadora al desarrollo del cerebro, con la cual podemos crear imágenes mentales que luego reproducimos en materia concreta en el mundo físico. Este, por supuesto, necesitó el desarrollo de un organismo físico con dos sexos -uno expresivo de una cualidad del Espíritu, la voluntad, y por lo tanto masculino; el otro expresivo de la imaginación, que es femenina.
Como cada Espíritu nace alternativamente en un cuerpo masculino y en otro femenino, también expresa alternativamente las facultades gemelas del Espíritu -voluntad e imaginación-.
Una de estas facultades predomina en cada vida, y consecuentemente hace la manifestación masculina o femenina. Pero como el Espíritu retorne día tras días, o sea vida tras vida, a la Gran Escuela, se hace más y más pleno de alma y consecuentemente más capaz de expresar las dos cualidades del Espíritu simultáneamente y en una medida más uniforme. Así, gradualmente, el hombre encuentra en sí mismo las más finas cualidades femeninas, y la mujer encuentra las más nobles características del hombre. Cuando ha llegado el momento en que hay un perfecto equilibrio, el matrimonio místico tiene lugar.
Usted sabe que se ha escrito que en el cielo ni nos casaremos ni nos daremos en matrimonio, porque allí el Espíritu no está enredado por los grillos de la carne. Allí el sexo no juega ningún papel. Allí son utilizables las dos cualidades del alma, y en consecuencia el matrimonio de uno con otro es innecesario. Allí cada uno crea el arquetipo de su futuro cuerpo sin ayuda de nadie más, salvo las divinas Jerarquías, y así se provee para el futuro nacimiento. Es solo cuando dejamos el reino del alma, y entramos en el reino del sexo, que se necesita la cooperación de alguien más para la formación de un vehículo físico y concreto para conformarlo con el arquetipo que fue hecho primeramente por el Espíritu mismo en el cielo. Por eso, mientras más pronto aprendamos a ver en nosotros mismos una unidad creadora completa, mientras más conservemos nuestra propia fuerza creadora, y la enviemos hacia arriba para propósitos espirituales, más pronto encontraremos al hombre o a la mujer dentro de nosotros mismos. El matrimonio místico habrá entonces sido efectuado, y esto eslabona los dos polos y nos suministra una conciencia que es creadora en todos los reinos de la naturaleza.
Al mismo tiempo, entiéndase que mientras estemos en este mundo físico, y tengamos lecciones que aprender aquí, debemos tener instrumentos con los cuales hacerlo. Nosotros mismos hemos obtenido este privilegio por medio del sacrificio de otros. Ellos nos han ayudado dándonos un cuerpo, y nunca debemos evadir la responsabilidad de dar a alguien más la oportunidad de obtener un cuerpo a través de nuestros servicios, en la inteligencia de que estemos en buena salud y que otras circunstancias estén correctas. También debemos procurar que podamos dar al Espíritu que viene, el ambiente adecuado en el cual progresar.
Con relación al Habitante del Umbral: dijimos que siempre se manifiesta como un ser del sexo opuesto, porque todas nuestras tentaciones y el mal que hacemos, todo lo que es reprensible, viene del lado oculto en nosotros, y en cada vida este lado oculto toma la forma del sexo opuesto. A través del sexo opuesto somos tentados a cometer el pecado que arrojó a la humanidad del estado de pureza llamado simbólicamente el Jardín del Edén. Este ser mora en el umbral de los reinos superiores, y todo aquel que se atreva a buscar entrada debe primero vencer a este demonio.
del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas"
Tomo Segundo, de Max Heindel
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