domingo, 16 de octubre de 2016

Las Glándulas de Secreción Interna - Su misión y regencia


LAS GLÁNDULAS DE SECRECIÓN INTERNA
Su misión y regencia

Es bien conocido para el astrólogo esotérico que el cuerpo humano tiene un período inmenso de evolución detrás de él y que este organismo espléndido es el resultado de un lento proceso de gradual perfección que aún continúa y que hará a cada generación mejor que la precedente, hasta que en un futuro muy lejano alcance un estado de perfección con el cual nosotros actualmente no podemos ni soñar. Los estudiantes de ocultismo saben también que en adición al cuerpo físico el hombre tiene vehículos más sutiles, los cuales no han sido aún vistos por la gran mayoría de seres humanos, aunque todos tenemos internamente un sexto sentido en estado latente por el cual con el tiempo podremos observar estas cubiertas tenues del alma. Los ocultistas llaman a estos vehículos más sutiles cuerpo vital, hecho de éter y cuerpo de deseos, hecho de materia mental, de cuyo material nosotros extraemos nuestros sentimientos y emociones, y con la adición de la cubierta de la mente y el cuerpo físico forma lo que podemos denominar la personalidad, que es la parte ilusoria, efímera y distinta del espíritu inmortal, el cual usa estos vehículos para su manifestación.
Estos vehículos superiores interpenetran el cuerpo físico denso como el aire interpenetra el agua, y tienen dominio especial sobre ciertas partes del mismo debido a que el cuerpo físico en sí es una cristalización de estos vehículos más sutiles, de la misma manera y bajo el mismo principio que los fluidos suaves del cuerpo del caracol se cristalizan gradualmente en la coraza dura y rígida que lleva sobre su espalda. Con motivo de esta disertación podemos decir someramente que la partes blandas de nuestros cuerpos, que nosotros llamamos comúnmente carne, pueden ser divididas en dos clases: glándulas y músculos.
El cuerpo vital fue dado comienzo a su construcción en el Período Solar. La cristalización desde aquel momento en este vehículo ha formado lo que podemos llamar ahora las glándulas y actualmente estos órganos y la sangre son las manifestaciones especiales del cuerpo vital dentro del vehículo físico y, por lo tanto, las glándulas como un conjunto puede decirse que están bajo la regencia del dador de la vida, el Sol, y el gran benéfico planeta Júpiter. La función del cuerpo vital es la de construir y restaurar el tono de los músculos cuando están en tensión y cansados por el trabajo impuesto sobre ellos por el inquieto e incansable cuerpo de deseos, que tuvo su principio en el Período Lunar.
Los músculos están, por lo tanto, gobernados por la voluble y errabunda Luna, que es el punto actual de posición estratégica de los ángeles, la humanidad del Período Lunar, y por el impulsivo y turbulento Marte, donde los llamados “Ángeles caídos”, los espíritus de Lucifer, moran; esto está dicho en forma general porque los estudiantes y lectores deben notar cuidadosamente que las glándulas sueltas y diversos grupos de músculos están bajo la regencia de otros planetas también. Es lo mismo que cuando nosotros decimos que todos los que viven en los Estados Unidos de Norteamérica son ciudadanos de tal nación, pero algunos están sujetos a las leyes de California, otros a las de Maine, y así sucesivamente.
Nosotros sabemos que el axioma hermético, “Como arriba, es abajo”; es la llave maestra de todos los misterios y al igual que como en la Tierra, el macrocosmos, hay muchos lugares de gran extensión sin descubrir, así también en el microcosmos del cuerpo encontramos espacios desconocidos los cuales representan un libro cerrado para los exploradores científicos. Principalmente entre ellos hay un grupo pequeño conocido como “glándulas de secreción interna” que son en número de siete, a saber:


El cuerpo pituitario, gobernado por Urano.


La glándula pineal, regida por Neptuno.


La glándula, tiroides, gobernada por Mercurio.


La glándula thymus, gobernada por Venus.


El bazo, gobernado por el Sol, y
Las suprarrenales, gobernadas por Júpiter.


Estos órganos tienen un interés especial y grande para los ocultistas y pueden ser denominados en cierto sentido las “siete rosas” sobre la cruz del cuerpo, porque están íntimamente conectados y relacionados con el desarrollo oculto de la humanidad. Cuatro de ellos: la glándula thymus, el bazo y los dos adrenales, están relacionados con la personalidad. El cuerpo pituitario y la glándula pineal están correlacionados especialmente con el lado espiritual de nuestra naturaleza y la glándula tiroidea forma el eslabón entre todos ellos. La regencia astrológica sobre estas siete glándulas es como sigue:
El bazo es la puerta de entrada de las fuerzas solares asimiladas por cada ser humano y que circulan por todo el organismo como el fluido vital, sin el cual no pueden vivir ningún ser. Este órgano está, pues, gobernado por el Sol. Las suprarrenales están bajo la regencia de Júpiter, el gran benéfico, y ejercen un efecto sedante, pacífico y suave cuando las actividades emocionales de la Luna y de Marte o Saturno han destruido el equilibrio. Cuando la mano obstructiva de Saturno ha despertado las emociones melancólicas y, llevado su restricción sobre el corazón, las secreciones de los adrenales son transportadas por la sangre hasta el corazón y actúan como un poderoso estimulante, esforzándose en conservar la circulación, a la vez que el optimismo jovial lucha contra las preocupaciones saturninas o contra los impulsos de Marte, el cual estimula al cuerpo de deseos hacia las emociones turbulentas de la cólera, poniendo a los músculos tensos y trémulos, disipando la energía del sistema; entonces la secreción de las suprarrenales viene para rescatar y libertar el glicógeno del hígado en una
cantidad más abundante que la usual, para hacer frente a la necesidad y urgencia, hasta que otra vez se alcanza el equilibrio, actuando de igual modo siempre que se presentan otras clases de violencias o de esfuerzos. El conocimiento de este hecho oculto fue lo que indujo a los astrólogos antiguos a colocar a los riñones bajo un papel importante en la nutrición del cuerpo, que están bajo la regencia de Venus, el regente de Libra, pero Júpiter gobierna las suprarrenales de las cuales estamos ahora tratando en particular.

El planeta Venus y su octava superior, Urano, gobiernan las funciones de nutrición y crecimiento, pero de modo diferente y con propósitos distintos. Por lo tanto, Venus rige la glándula thymus, que es, como hemos dicho, el eslabón que une los padres al hijo hasta que ha alcanzado la pubertad. Está glándula está colocada inmediatamente detrás del esternón; es más larga durante la vida antenatal y durante la niñez, cuando el crecimiento es excesivo y rápido. Durante esta época el cuerpo vital del niño hace su trabajo más efectivo, porque entonces el niño no está sujeto a las pasiones y emociones generadas por el cuerpo de deseos, que se manifiestan alrededor de los 14 años de edad. Pero durante los años de crecimiento el niño no puede manufacturar los corpúsculos rojos de la sangre como lo hace el adulto, porque el cuerpo de deseos, que aún no ha nacido y está todavía desorganizado, no actúa, como lo hace posteriormente, como camino de ingreso a las fuerzas marcianas, las cuales asimilan el hierro del alimento y lo transmutan y transforman en hemoglobina. Para compensar esta falta hay almacenada en la glándula thymus una esencia espiritual facilitada por los padres, los cuales están simbolizados por Venus, el regente; y con esta esencia suministrada por el amor de los padres, el niño puede efectuar la alquimia de la sangre temporalmente, hasta que su cuerpo de deseos se hace activo dinámicamente. Entonces la glándula thymus se atrofia y el niño extrae de su cuerpo de deseos propio la fuerza marciana necesaria. Desde esta época y bajo condiciones normales, Urano, la octava de Venus, y regente del cuerpo pituitario, toma a su cargo la función del desarrollo y asimilación de la siguiente manera:
Es bien sabido que todas las cosas, nuestro alimento inclusive, irradian de sí mismas continuamente partículas diminutas que sirven como índice de la cosa por la cual son emanadas, incluso su calidad. De modo que cuando nosotros llevamos el alimento a nuestra boca penetran en la nariz una serie de estas partículas invisibles y por la excitación de la sensación olfatoria nos dan a nosotros el conocimiento de si el alimento que vamos a ingerir es apropiado para este propósito o no: el sentido del olfato nos advierte que desechemos aquellos alimentos que tengan un olor nauseabundo, etc. Pero, además de aquellas partículas que nos atraen o repelen en cuanto al alimento por su acción sobre el sentido del olfato, hay otras que atraviesan el hueso esfenoides actuando sobre el cuerpo pituitario y comenzando la acción de la alquimia uraniana por la cual se forma la secreción y se inyecta en la sangre. Esta secreción impulsa la asimilación por medio del éter químico, afectando de este modo el desarrollo normal y el bienestar del cuerpo a través de la vida. Algunas veces esta influencia uraniana del cuerpo pituitario es exterior y, por lo tanto, generadora de los desarrollos o protuberancias extrañas y anormales que producen los seres deformes que algunas veces encontramos por el mundo.
Pero además de ser responsables de los impulsos espirituales que generan las manifestaciones físicas del crecimiento antes mencionadas, Urano, trabajando por medio del cuerpo pituitario, es también generador de las fases espirituales del crecimiento que ayudan y que han despertado en el hombre sus esfuerzos para rasgar el velo de los mundos invisibles. Sin embargo, en este trabajo está asociado con Neptuno, el regente de la glándula pineal, y será necesario, por lo tanto, en gracia a la comprensión debida, que estudiemos las funciones de la glándula tiroides, gobernada por Mercurio, y de la glándula pineal, que está bajo el dominio de la octava superior de aquél, Neptuno, simultáneamente.
Que la glándula tiroides está bajo la regencia de Mercurio, le planeta de la razón, se concibe inmediatamente una vez que hayamos comprendido el efecto que la degeneración de esta glándula tiene sobre la mente, como se señala en las enfermedades del cretinismo y mixedema. Las excreciones de esta glándula son tan necesarias para el funcionamiento debido de la mente, como el éter lo es para la transmisión de la electricidad, o lo que es lo mismo, sobre el plano físico de la existencia, donde el cerebro transmuta el pensamiento en acción. El contacto de los mundos invisibles y la expresión en ellos depende de la capacidad de función de la glándula pineal, cuya función es exclusivamente espiritual y está regida, por lo tanto, por la octava de Mercurio, Neptuno, el planeta de la espiritualidad. Pero Neptuno actúa en conjunción con el cuerpo pituitario, gobernado por Urano, el planeta de la sabiduría, como ya hemos dicho anteriormente.
Los cientificistas han desperdiciado mucho tiempo en especulaciones sobre la naturaleza y funcionamiento de esos do» cuerpos diminutos, el cuerpo pituitario y la glándula pineal, pero sin éxito y debido principalmente, como Mefistófeles dice sarcásticamente al mozalbete que desea estudiar la ciencia bajo la enseñanza de Fausto:

“Quien quiera conocer y tratar las substancias vivientes
busque primeramente el espíritu que las dirige y vivifica
porque de otro modo son fragmentos sin vida en sus manos
porque, ¡ay! les falta la unión del espíritu vital”.

Nadie puede observar real y verdaderamente las funciones fisiológicas de cualquier órgano bajo las condiciones que se encuentran en el laboratorio o en la mesa de operaciones o bien en la cámara de disección o vivisección. Para llegar a una composición adecuada el investigador debe ver necesariamente estos órganos ejercer sus funciones fisiológicas en el cuerpo viviente, y esto sólo puede hacerse con ayuda de la vista espiritual. Hay en el organismo una serie de órganos que bien están atrofiándose o en desarrollo; los anteriores indican el sendero que hemos recorrido durante nuestra evolución pasada; los otros son postes de señales que indican nuestro desenvolvimiento futuro. Pero, además, hay otra clase de órganos que ni están degenerando ni desarrollándose; están simplemente en letargo en nuestros días. Los fisiólogos creen que el cuerpo pituitario y la glándula pineal se están atrofiando, debido a que ellos consideran que estos órganos están más desarrollados en algunas de las especies inferiores de la vida, tales como en los gusanos; pero sin duda alguna están equivocados en sus ideas: estos órganos están sólo aletargados.
Algunos hay también que han sospechado que la glándula pineal está en cierto modo en conexión con la mente, debido a que contiene algunos cristales después de la muerte, y cuya cantidad era mucho menor en aquéllos que tenían algún defecto mental, que en las personas de mentalidad normal. Esta conclusión es cierta, pero el vidente conoce que el canal espinal del ser viviente está lleno de fluido, que la sangre no es un líquido y que estos órganos no contienen cristales en ellos cuando el cuerpo físico está vivo; estos asertos están hechos con
completo conocimiento del hecho de que la sangre y la esencia espinal son líquidas cuando se extraen fuera del cuerpo físico, vivo o muerto, y el contenido del cuerpo pituitario y de la glándula pineal aparece cristalino cuando se diseca el cerebro; pero la razón es idéntica a la que causa que el vapor extraído, de una caldera de vapor se condense inmediatamente con el contacto de la atmósfera y a la de que el metal fundido, extraído de un horno de fundición, se cristalice inmediatamente de sacarlo de él.
Todas estas substancias son esencias espirituales, especialmente cuando están dentro del cuerpo; son, pues, etéreas y la substancia de la glándula pineal, cuando se observa con vista espiritual, aparece como luz. Además, cuando un vidente mira a la glándula pineal de otra persona, quien entonces está también actuando con sus facultades espirituales, esta luz es de una brillantez intensa y de una iridiscencia semejante, pero superándola en belleza, a los juegos de luces maravillosos de las regiones boreales producidos por la Aurora Boreal, por lo menos a las que el escritor ha podido observar, y esto que las ha visto muchas veces. Puede decirse también que la función de este órgano parece que ha cambiado en el curso de la evolución humana. Durante las épocas primitivas de nuestra estancia presente sobre la Tierra, cuando el cuerpo del hombre era una cosa grande en forma de saco, dentro de la cual aún no había entrado el espíritu, sino que flotaba sobre ella una sombra presente, en aquella forma corpórea del hombre había una abertura en la parte superior y la glándula pineal estaba dentro de ella actuando entonces como un órgano de orientación, dando el sentido de la dirección. A medida que se condensó el cuerpo humano, se hizo menos capaz para resistir el intenso calor que prevalecía durante aquella época y la glándula pineal daba la señal cuando el cuerpo pasaba cerca de alguno de los muchos cráteres de los volcanes en actividad que entonces surgían de la delgada corteza terrestre, y de este modo indicando al espíritu para que se alejara de aquellos lugares peligrosos. Fue, pues, un órgano de dirección que obraba por sensación o tacto, pero el tacto desde entonces se ha distribuido por la piel de todo el cuerpo y esto es una indicación para el ocultista de que algún día los sentidos del oído y de la vista se distribuirán también de igual modo, de manera que nosotros veremos y oiremos con todo nuestro cuerpo, haciéndonos, por consiguiente, aún más sensitivos en este sentido que lo somos ahora.
Desde entonces la glándula pineal y el cuerpo pituitario han quedado aletargados provisionalmente para hacer que el hombre olvide todo acerca del mundo invisible, mientras que está aprendiendo las lecciones que le ofrece el mundo material; pero el cuerpo pituitario ha manifestado esporádicamente la influencia uraniana en los desarrollos físicos anormales produciendo fenómenos y abortos de la naturaleza de diferentes clases, mientras que Neptuno, actuando también anormalmente por medio de la glándula pineal, ha sido responsable por el desarrollo anormal espiritual de los hombres de medicina, brujos y “médiums” de espíritus control. Cuando estas dos glándulas de secreción interna se hayan despertado a las actividades normales abrirán la puerta de los mundos internos de un modo salvo y seguro, pero en el entretanto la glándula tiroidea, gobernada por Mercurio, el planeta de la razón, retiene la secreción necesaria para dar el equilibrio cerebral. En lo futuro las glándulas de secreción interna están destinadas a desempeñar un papel importante; su desarrollo acelerará extraordinariamente la evolución, porque sus efectos son mentales y espirituales principalmente. Ahora nos estamos acercando a la Edad Acuaria; el Sol, por lo tanto, está empezando a transmitir las altas vibraciones espirituales de este signo que se manifiesta en la intuición, en la prevención y en la transmisión telepática, ahora tan en boga. En un análisis final diremos que estos fenómenos son debidos al despertar del cuerpo pituitario gobernado por Urano, el señor de Acuario, y cada año que pasa hará sus efectos más marcados.

del libro "El Mensaje de las Estrellas" 
de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel


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