jueves, 28 de marzo de 2019

EL MENSAJE DE PASCUA DE MAX HEINDEL Del domingo de Pascua de 1911 - en you tube -



EL MENSAJE DE PASCUA DE MAX HEINDEL
Del domingo de Pascua de 1911
   No creamos que esta fiesta de Pascua concierne exclusivamente a una vida.  Es este un gran evento cósmico y su significado es muchísimo más profundo de lo que podría parecernos si nos contentásemos con una visión superficial de los hechos.

   Demos una mirada retrospectiva hacia los albores de nuestra era, cuando no existía la celebración que hoy llamamos Pascua.  Veremos entonces al Sol surgiendo del caos en medio de la oscuridad, de la cual brota una nieve ígnea, la ardiente nebulosa posteriormente dividida en planetas.  Gradualmente se produjo en el sistema solar una condensación que fue haciéndose cada vez más densa hasta el advenimiento de la época atlántica, en la que toda la materia se cristalizó alcanzando una dureza que no concebimos en nuestra condición actual.

   En aquella época el espíritu fue descendiendo y penetrando la materia, aumentando su cristalización.  No había energía externa y todo era encauzado hacia lo interno.  Las grandes jerarquías creadoras trabajaron, sin conciencia de ello, en nosotros, ayudándonos a desenvolver nuestra propia conciencia, en sucesivas etapas, hacia el mundo exterior, pese a que nuestros ojos aún no estaban abiertos.  Es entonces cuando tiene su punto de partida nuestro proceso de evolución y pudimos llegar a tener una festividad santa como la Pascua.

   Cuando nosotros contemplamos este magno impulso espiritual, de tal potencia sobre la tierra, comprendemos que llega en una corriente periódica, tal como se suceden los ciclos alternativos de la noche y el día, del verano y del invierno, del flujo y reflujo de la marea.  Hay también un impulso espiritual emanando del Sol que, periódicamente, tropieza con los planetas con cierto grado de trabajo, según el estado de cada planeta. Si un planeta se encuentra en una condición de gran densidad se hace más difícil la tarea de penetrar la masa cristalizada; sin embargo, en el transcurso del tiempo, la impresión será cada vez mayor hasta que en lugar de ser repelido, como a mediados de la época Atlántica cuando dicha penetración resultó casi imposible, vaya siendo absorbido por los planetas cada vez en mayor medida.

   Este impulso espiritual que se inicia en el equinoccio de otoño se acrecienta paso a paso hasta la época navideña, cuando logra ese poder supremo sobre todo el orbe, que nosotros llamamos el nacimiento místico, ese nacimiento que finalmente nos salvará.  Este Salvador, o sagrado impulso, nace en ese momento y se intensifica dándonos un enérgico estímulo para nuestra evolución.  Debido a que nosotros hemos proseguido desarrollándonos desde la época atlante, la Tierra se ha tornado menos sólida y más porosa y, por lo tanto, con mayor capacidad para recibir los impactos de la sublime voz que desciende desde el cielo y luego, en forma gradual, se sumerge en ella; es en tiempo de Pascua cuando el proceso alcanza su culminación y la Tierra empieza a restituir lo que le fue incorporado.

   La vida divina llega a nuestro planeta en tres colores que podemos ver si miramos al Sol con la visión del clarividente.  Así como el hombre es un ser compuesto, poseyendo un cuerpo físico y un cuerpo espiritual y siendo él mismo espíritu, también existe un Sol físico y un Sol formado con la materia más sutil, y aún otra influencia detrás de este último, que se presenta en tres colores: el azul, irradiando por el impulso espiritual más elevado, vehículo del Padre; el rayo amarillo, irradiado por el Sol central, que recibe el nombre de vehículo del Hijo; y el rayo rojo, al cual denominaremos vida del espíritu Santo, irradiado por el Sol físico.

   Estos tres rayos son gradualmente introducidos en la Tierra.  El rayo azul tiene la más honda penetración y los científicos han descubierto a raíz de experimentos que es particularmente conducente a la germinación.

   El rayo amarillo representa la nutrición y allí tenemos el pan de vida que proviene del cielo.  Y, por último, tenemos la vida del Espíritu Santo, que constituye el impulso energizante en la naturaleza.  Esta inmensa in-fundición espiritual triple ingresa en la Tierra y aflora en el tiempo de la maduración del grano y de la vid.

   El espíritu que vino a nacer en Navidad principia a asomar en Pascua hasta la ascensión, cuando se comunica al Hijo que debe remontarse hasta la morada celestial para allí ocupar el trono del Padre.  Nuevamente se desvanece el impulso espiritual, alcanzando su mayor debilidad, cuando el Sol del verano tiene el mayor esplendor y las actividades físicas están en su apogeo.  Luego se vigoriza una vez más hacia el equinoccio de otoño y presenciaremos, año tras año, este constante flujo y reflujo.  

   No hay tiempo suficiente cuando no hay un elemento transformador en la labor física y espiritual del mundo, pero si apelamos a la voluntad y perseveramos cosecharemos abundantes beneficios.  Cada año Pascua se convierte en un factor de mayor eficacia.  Cada año la divina in-fundición se torna más entrañable y fecunda; y llegará el día en que celebraremos Pascua en una muy diferente manera.

   Pasemos ahora a considerar aquel acontecimiento de hace dos mil años.  Si en aquel entonces alguien hubiera podido situarse en otro planeta desplegando una visión espiritual habría advertido que la Tierra no estaba en condiciones de dar acogida a un impulso de tal elevación y altruismo.  Los hombres pensaban en sí mismos antes que en ninguna otra cosa, y el reinado de la Ley fue instaurado para proteger al débil de la tiranía y la opresión que pudieran ser ejercidas por el fuerte.  Pero, hoy en día, el reinado del amor está extendiendo sus bastiones.  En todas partes se organizan instituciones filantrópicas y los seres humanos estamos abandonando nuestro egotismo y procurando engrandecer nuestro interés por el bien en toda expresión de vida.  Esto no podía suceder en aquellos lejanos días porque el planeta no era apto para percibir la sagrada corriente que traía la venida de nuestro Señor Jesucristo.  Fue entonces cuando el rayo del Cristo Cósmico tuvo acceso al interior de la Tierra, desde el cuerpo de Jesús, y allí aguarda, tal como lo señalara San Pablo, el día de su liberación.

   La Tierra es ahora vitalizada por el espíritu de Cristo y depende de todos nosotros el ponerle trabas o el auxiliarle.  En esta semana santa nos ha llegado el momento propicio para determinar qué haremos para continuar a la libertad de ese gran Espíritu, dado que sólo cuando lo liberemos en nosotros mismos seremos capaces de liberarlo de su cautiverio de los confines de la Tierra.

   Dijo Angelus Silesius:         “Aunque Cristo naciere mil veces en Belén,
                                               Si no nace en ti mismo, tu alma será perdida.
                                                Mirarás en vano la cruz del Gólgota
                                                Hasta que no se levante en ti mismo”.

   Cada uno de nosotros lleva latente el germen de un Cristo dentro de sí; recordemos que Él nos dijo: “Las cosas que Yo hago vosotros haréis”.

   San Pablo también nos habla del Cristo que está formándose en nuestro interior; comenzaremos, siendo así, a vibrar en armonía con la excelsitud de sus ideales, y la Tierra se hará más etérea.  Propongámonos vivir cada día de nuestra vida intentando imprimir mayor celeridad a estas etapas que conforman  nuestra evolución.

   Otros sabios conceptos proferidos por el apóstol fueron: “La ciencia hincha, y el amor edifica”, y que, no importa cuanta sea nuestra erudición, sólo seremos como “un bronce o címbalo zumbante” hasta que posemos el amor del Cristo en nuestras almas. Cuando más lo arraigamos en nuestra comunidad, no a través de la prédica sino de nuestra acción cotidiana, con mayores merecimientos llegaremos a constituir auténticos ejemplos de vida. Los que nos rodean percibirán que algo superior anima nuestros actos si vivimos cada día de nuestra existencia como si fuera un domingo de resurrección. Aún cuando suframos caídas y eventuales fracasos, siempre estaremos aproximándonos a la victoria. Cada uno de nosotros es capaz de convertirse en un ser ejemplar de hacer los sinceros intentos por lograrlo; de no proceder así, sólo conseguiremos que sean objetos de escarnio las verdades que hemos proclamado.


   Abriguemos la convicción de que, no importa cuán limitada pueda ser el medio en el que nos desenvolvemos, cuán estrecho nuestro ambiente familiar, cuán escaso el tiempo de que disponemos, siempre podremos llegar a dar ejemplo en virtud a nuestras obras, desde la más visible hasta la más recóndita, tal como está expresado en estos versos:

   “Concédenos el no malgastar nuestro tiempo
    anhelando cosas brillantes pero imposibles.
    Concédenos el no permanecer indolentemente sentados

    Aguardando que nos broten alas de ángeles.
    No permitas que desdeñemos tener el débil resplandor de una vela,
    no todos podemos fulgurar como estrellas.
    Pero concédenos el cumplir nuestra misión
    alumbrando allí donde nos encontramos.

    Es tan necesaria la llama más tenue
    como el espléndido Sol;
    Y el más humilde de nuestros actos es ennoblecido
    cuando es realizado con dignidad.
    Quizás nunca seamos llamados
    a iluminar remotas y sombrías regiones,
    pero concédenos el cumplir nuestra misión
    alumbrando allí donde nos encontramos”.

Trascrito de Artículos de RAYOS de la Rosa Cruz
 - De Febrero de 1984
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miércoles, 27 de marzo de 2019

Getsemaní. Huerto de la Agonía (Por Max Heindel, fundador de TRF) - en you tube -



Getsemaní. Huerto de la Agonía

(Por Max Heindel, fundador de TRF)

en you tube, desde aquí
https://www.youtube.com/watch?v=fL2y798a1JM&feature=youtu.be

"Y cuando ellos hubieron cantado un himno, marcharon al Monte de los Olivos. Y Jesús les dijo: Vosotros os escandalizaréis por Mí esta noche, pues está escrito: Yo heriré al Pastor y las ovejas se esparcirán. Pero después de todo eso Yo resucitaré e iré delante de vosotros a Galilea. "Pero Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no me escandalizaré.

"Y Jesús le contestó: En verdad, en verdad, te digo, que en esta noche, antes de que el gallo cante dos veces, tú me negarás tres veces. "Pero él le contestó muy vehementemente: Aunque tenga que morir, yo no te negaré de ningún modo. Asimismo afirmaron todos los demás.

"Y ellos llegaron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús dijo a sus Discípulos: Sentaos aquí mientras yo voy a orar un poco más allá. Y llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y empezó a sentirse triste, y les dijo. Mí alma está triste hasta la muerte: velad y orad.

Y se fue un poco más allá y cayó en el suelo y rogó que si era posible pasara de Él aquella hora de congoja. Y Él dijo: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti, pase de mí este Cáliz; no, obstante, no se haga mi voluntad, sino la tuya.

Y volviendo a los tres discípulos, les encontró durmiendo, y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar por espacio de una hora? Velad y orad para que no caigáis en la tentación. El espíritu ciertamente está dispuesto, pero la carne es flaca. (San Marcos, Cap. 14, 26~38).

En esa anterior narración, tomada de los Evangelios, tenemos una de las más tristes y difíciles experiencias del cristiano místico, determinadas en forma espiritual. Durante todas sus anteriores experiencias ha venido caminando ciegamente, esto es, ciego en el sentido de que se halla en el Camino que de ser seguido consistentemente le lleva a una meta definida, pero a la vez sintiéndose muy afectado ante los sufrimientos de todo ser humano.
Ha concentrado todos sus esfuerzos para aliviar las penas de su prójimo, físicas, morales y mentales; ha servido a sus semejantes en cuanto le ha sido posible; les ha enseñado el evangelio del amor: "Ama a tu prójimo como a ti mismo", y ha sido un ejemplo viviente para todos en la práctica de ese mandamiento divino.

Como consecuencia de ello ha reunido en su torno un pequeño grupo de amigos, a quienes ama con el más tierno de los afectos. Además, les ha enseñado y servido incansablemente, llegando hasta el lavatorio de los pies. Pero durante este período de probación o de servicio ha quedado tan saturado de los dolores y miserias del mundo, que, sin duda alguna, es un hombre de dolores y familiarizado con las penas más que otro cualquiera.

Esta es una definida experiencia del cristiano místico, y es el factor más importante para impulsar su progreso espiritual. Mientras que a nosotros nos moleste que nuestro prójimo nos venga a contar sus cuitas, mientras que procuremos evadir sus consultas y escapar de su lado, con la idea de no oír sus lamentaciones, nos hallamos aún lejos del Camino.

Aun cuando les escuchemos con paciencia y nos hayamos disciplinado para no mostrar en nuestros semblantes el disgusto y el tedio que nos producen con sus cuentos, cuando decimos con nuestros labios simplemente unas cuantas palabras de simpatía, que llegan fríamente al oído del que sufre, no ganaremos nada en el camino del desarrollo espiritual.
Es absolutamente esencial para el cristiano místico que se sienta tan impresionado y afectado por el dolor y miseria del mundo, que llegue hasta el punto de sentir en su propio ser todas las penas y desgracias de sus semejantes, como si él mismo las sufriera y las acumulara todas en su mismo corazón.

Cuando Parsifal entró por primera vez en el Templo del Santo Grial y vio el sufrimiento de Amfortas, el llagado Rey del Grial, se quedó mudo de simpatía y compasión durante un largo espacio de tiempo después de haber pasado la procesión por el vestíbulo, y por consiguiente, no pudo contestar a las preguntas de Gurnemanz, siendo aquel profundo sentimiento de fraternidad y de dolor lo que le impulsó a buscar aquella lanza que había de curar a Amfortas.

El dolor de Amfortas sentido por el corazón de Parsifal por simpatía y afinidad, fue lo que le sostuvo firmemente en el sendero de la virtud cuando la tentación llegó a su máximo poder. Fue aquella tan profunda sensación de compasión por el dolor del prójimo lo que le impulso y estimuló durante muchos años a buscar al doliente Rey del Grial, y finalmente cuando lo hubo encontrado, también fue aquel sentimiento de caridad humana la que le permitió y capacitó para emitir y aplicar el bálsamo curativo.

Del mismo modo que se enseña en el mito del alma llamado Parsifal, así pasa realmente en la vida y en las experiencias del cristiano místico; debe, pues, beber hasta las heces del cáliz del dolor y de la amargura; debe apurarlo totalmente, de modo que con el dolor acumulado que amenaza consumir su corazón, pueda darse y ofrecerse a sí mismo sin reservas ni limitaciones para la curación y la ayuda de sus semejantes.

Entonces el Getsemaní, el huerto de la agonía, se convierte en un lugar familiarizado con el aspirante, el cual es regado con las lágrimas ardientes que corren de sus ojos por las desgracias y sufrimientos de la humanidad. Durante todos sus años de sacrificio personal, aquel pequeño grupo de amigos fue el consuelo de Jesús.

Él ya habla aprendido a renunciar a los lazos de la sangre: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Aquellos que hacen la voluntad de mí Padre." Aunque ningún Cristiano auténtico abandona o desdeña sus deberes sociales o disminuye o retira el amor debido a su familia, así y todo los lazos espirituales son los más fuertes, y por medio de ellos viene el dolor y la amargura que ha de coronarle; por la deserción y abandono en que le dejan sus amigos     espirituales aprende a apurar el cáliz del dolor hasta las heces.

Él no les censura por su huída, sino que, por lo contrario, les excusa con las palabras de: "El espíritu está indudablemente listo, pero la carne es flaca", pues Él conoce por experiencia personal cuán cierto esto es. Pero Él observa que en el supremo dolor ellos no pueden confortarle y, por lo tanto, Él vuelve sus ojos hacia el único manantial del consuelo, el Padre celestial.

Ha llegado a un punto donde la resistencia humana parece que ha alcanzado su límite, y como consecuencia de tal suposición ora porque se le ahorre una ordalía mayor, pero con una ciega confianza en el Padre, acepta y acata su voluntad y se ofrece a Él sin reservas ni límite alguno.

Este es el momento de la realización. Habiendo apurado la copa del dolor hasta las heces, viéndose abandonado de todos, experimenta ese horroroso temor momentáneo de verse absolutamente solo, que es una de las más terribles experiencias, sino la mayor de todas, que puede sobrevenir en la vida de un ser humano.

Todo el mundo le parece tétrico a su derredor. Él ve que a despecho de todo el bien que Él ha hecho e intentado hacer, las fuerzas de las tinieblas se han conjurado para asesinarle. Él ve que la multitud que unos pocos días antes gritaba "Hosanna" a la mañana siguiente clamará "¡Crucifícale, crucifícale!".

Sus familiares y ahora sus últimos amigos han volado de su lado, así como se hallaban dispuestos a negarle. Pero cuando el aspirante se halla en el pináculo del dolor y de la amargura, se halla también más cerca del trono de la gracia.

La agonía y la amargura, el dolor y el sufrimiento acumulado en el pecho del cristiano místico, es más precioso y valioso que todas las riquezas de las Indias, porque cuando ha perdido todo el acompañamiento humano y cuando se ha dado y ofrecido a sí mismo total y completamente al Padre, ocurre una transformación la amargura se convierte en compasión, la única fuerza en el mundo que puede fortificar a un hombre para poder ascender al monte del Calvario, el Gólgota, y dar su vida por la humanidad, no un sacrificio mortal, sino un sacrificio viviente, elevándose y ascendiendo él mismo al elevar y subir a los otros.
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Yo soy la resurrección y la vida (San Juan XI; 25) Por Estela Marrot de G. Y



Yo soy la resurrección y la vida
(San Juan XI; 25)
Por Estela Marrot de G. Y

Antes de la venida de Cristo, el Espíritu Santo tenía a su cargo la evolución de la tierra y del hombre. Sus poderes estaban centrados en la cristalización de las formas y este proceso habría llegado al nadir en la Región Química, por lo que se hizo necesario que el Cristo se convirtiera en Espíritu Planetario Interno para así continuar la obra que había venido efectuando desde el exterior.

Para inaugurar esta misión a favor de la humanidad, un Rayo del Cristo trabajó con Jesús, el más puro y evolucionado de los hombres, por aquel tiempo, conociendo de esta manera las necesidades y posibilidades de la humanidad, siendo un hombre entre los hombres. Durante Su ministerio de tres años, enseñó por medio del precepto y el ejemplo y cargó sobre Sus hombros la cruz de las flaquezas humanas, siendo vilipendiado, crucificado, muerto y repartidos Sus vestidos. En ese momento Su Sangre impregnó la tierra y la brillantísima Luz de SU CUERPO DE DESEOS, cegó a los hombres mientras se derramaba sobre ella hasta compenetrarla entera. El mismo penetró al seno del Planeta donde permaneció durante tres días para luego Resucitar y Ascender a los cielos en presencia de algunos de Sus discípulos.

Este no fue el final, sino el comienzo de SU OBRA REDENTORA. Al penetrar en la tierra y convertirse en su REGENTE, detuvo el proceso de cristalización, iniciando el proceso de sutilización y elevación de las vibraciones terráqueas, limpiando al mismo tiempo su envoltura de deseos imprimiéndole así un impulso de aceleración.

En San Juan 16:28 encontramos su explicación dada a Sus discípulos por entonces y para siempre: “Salí del padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y voy al Padre”. Desde entonces este doble acontecimiento de su retorno entre el mundo físico y el mundo del Padre se ha venido repitiendo año tras año.

En esta estación, entre el 21 y 22 de Junio, EL CRISTO se encuentra en el Mundo del Espíritu Divino, EL TRONO DEL PADRE, iniciando Su descenso, después de reconstruir y fortalecer SU ESPÍRITU DE VIDA con el cual resucitará y rejuvenecerá la tierra y los Reinos que evolucionan sobre ella. Entre el 22 y 23 de Setiembre, toca nuestra atmósfera, llegando al centro de la tierra en la media noche del 24 de Diciembre, donde permanece por tres días para luego comenzar a salir, salida que se completa del 20 al 21 de Marzo, para elevarse de nuevo hasta el Padre dejando Su FUERZA VITAL como alimento de todos los organismos vivientes.

Por lo explicado aquí, se deduce que los dos equinoccios, o sea cuando el sol se encuentra sobre el Ecuador , y las noches y los días son de igual duración en los dos Hemisferios y los dos Solsticios, puntos en que el Sol se encuentra más alejado del Ecuador a los 23º 27 de latitud N. o S., marcan los cuatro puntos cardinales de la vida anual de nuestra tierra y del hombre, tanto en el sentido espiritual como en el aspecto físico.

Pero este doble proceso no se lleva a cabo de manera simultánea, sino que: mientras el proceso espiritual comienza en el equinoccio de Otoño con el descenso del Cristo Cósmico, culminando en el Solsticio de Invierno cuando interpenetra todos los átomos de la tierra, irradiando del centro hacia la circunferencia, beneficiando de este modo a todo el planeta. La renovación y vitalización física comienza con el Equinoccio de Primavera, con la resurrección o salida y alejamiento del Cristo Cósmico que culmina en el Solsticio de Verano el 21 al 22 de junio.

 Ahora corresponde considerar el hecho de que en el Hemisferio Sur nos encontramos en Invierno, lo que se debe al ángulo de inclinación del eje de la tierra; mientras en el hemisferio N. Los rayos del Sol caen casi verticalmente sobre los 23° 30 Lat. N., marcando la estación de Verano, aquí en el Hemisferio Sur los rayos del Sol caen en forma oblicua y esta disminución de fuerza manifiesta la Estación de Invierno. En el tiempo presente el Hemisferio Norte tiene ventaja sobre nuestro Hemisferio Sur en lo que concierne a la evolución, pero en una época futura, la rotación de los polos de la tierra llevará al Hemisferio Sur a la posición que ocupa hoy día el Hemisferio N., adquiriendo a su vez la ventaja que actualmente tiene éste.

Tal como Cristo dijo: “Yo soy la Resurrección y la Vida” la reavivación y vivificación de nuestro planeta se debe a la fuerza que se desprende del Espíritu del Cristo Cósmico, unido a los rayos del Sol físico. Esta fuerza Crística que interpenetra toda la tierra el 24 de Diciembre, permanece latente en el Hemisferio Sur, hasta que debido al movimiento de la tierra alrededor del Sol se produce el ángulo requerido para hacer dinámica y manifiesta esta fuerza, lo que acontece en el mes de Setiembre, hecho que sugiere la idea de que el Sol pasa al dinámico y activo Signo de Aries, al contrario de lo establecido y de común conocimiento, o sea de que el Sol está en el Signo Libra.

 Así como nosotros estamos prisioneros en nuestros cuerpos, mientras permanecemos despiertos y durante el sueño salimos de estos cuerpos para penetrar en otros planos, de manera análoga, pero en grado muy superior, el Cristo se encierra, se encarcela a Sí mismo en la tierra desde el Equinoccio de Otoño al Equinoccio de Primavera actuando en las actividades vitales de todo orden, dándose a sí mismo. Sin esta infusión anual de vida y energía divinas las formas vivientes y espirituales que evolucionan en la tierra no progresarían, más aún, perecerían. Esta vida del Cristo, unida a los rayos del Sol Físico, produce la germinación y crecimiento de las simientes en los diferentes reinos de la Naturaleza.

Cada año son entregadas nuevas semillas al seno de la tierra y son necesarios un nuevo sol y nueva lluvias, para hacerlas germinar, como así mismo, purificar y renovar la atmósfera y aura de nuestro planeta.

Nosotros mismos por la Ley de Analogía nos identificamos con este proceso al considerar y meditar sobre el hecho que diariamente, por medio de la contraparte etérica del bazo, nuestro cuerpo físico absorbe parte de la fuerza vital del Sol, la que después de circular a través de todo el sistema nervioso y muscular, irradia en líneas rectas hacia el exterior de la periferia de nuestro cuerpo cuando hay superabundancia de fuerza vital, lo que no sucede cuando no ha absorbido la suficiente fuerza solar, entonces estas líneas o rayos del cuerpo vital caen, declinan, poniendo de manifiesto la deficiencia de éste. De parecida manera y en grado considerable, la tierra absorbe las energías espirituales y físicas, nutriéndose y fortaleciéndose al máximo para luego irradiarlas hacia el exterior, con el consiguiente beneficio para todos.

De este modo, se cumplen las palabras de Cristo-Jesús en la última Cena, quien tomando el cáliz lo bendijo diciendo: “tomad esto y bebed todos, esta es mi sangre que por muchos es derramada” y tomando el pan lo bendijo, partió y lo dio diciendo: “comed, este es mi cuerpo que por vosotros es dado”.

Como se ha dicho y repetido: la misión de Cristo beneficia a todos, pero el conocimiento nos hace conscientes de esta misión y nos constituye en sus colaboradores.

Trascrito de ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE CRISTIANOS MÍSTICOS
FRATERNIDAD ROSACRUZ DEL PARAGUAY
Nº 502 - JOYAS ESPIRITUALES – Abril del 2004

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Carta a los Estudiantes - LA FRATERNIDAD ROSACRUZ -



Carta a los Estudiantes

   Estimado amigo:
   El mensaje de la Pascua es el mensaje de la victoria.  El Espíritu de Cristo ha vencido las fuerzas de las tinieblas, resucitando triunfalmente de las mismas profundidades de la Tierra donde, después de eones de preparación, había obtenido entrada como Espíritu Interno Planetario.  Debido a que literalmente ha dado Su vida para que nosotros podamos vivir, el renacimiento de la primavera puede ahora vencer a la muerte del invierno.  La resurrección y el crecimiento son posibles porque los poderes o fuerzas destructivas que se oponían a ellos han sido vencidos.
   El mensaje de la Pascua tiene que ver no sólo con los hechos de un sublime Ser cósmico y con el triunfo de Dios en la Naturaleza, sino que también se relaciona con cada uno de nosotros como individuos.  Nosotros también debemos vencer nuestras tinieblas individuales: sentir el renacimiento vernal del Espíritu interno, venciendo la invernal muerte de la carne, y resucitar triunfalmente de la inercia misma de nuestra condición mundana, liberándonos nosotros mismos de la servidumbre para andar en la Luz, el Amor y la Verdad de Dios. 
   A medida que la iluminación alborea dentro de nosotros, llegamos a comprender que el reino espiritual y no el reino físico, es nuestro verdadero hogar, y que la escuela de la vida terrena no es sino un escalón en la siempre ascendente escala de la evolución.  Cuanto más rápidamente aprendamos las lecciones requeridas en la escuela terrena, más rápidamente nos graduaremos y seremos emancipados de sus confines.  Sólo cuando hacemos esto seremos capaces de unirnos con el Cristo en esa alegre exclamación: “¡Consummatum est!”. ¡Consumado está!
   De este modo, la lección principal de la escuela terrena, la lección hacia la cual todas las otras convergen, es la de la victoria.  A medida que vencemos las tinieblas, es decir, los deseos egoístas, las pasiones, las ambiciones, los odios y las actitudes indignas que constituyen nuestras naturalezas inferiores, triunfaremos para unirnos con la Luz, el Amor y la Verdad, es decir, nuestros Yoes Superiores.  Cuando finalmente venzamos al egoísmo y compasivamente dediquemos todo lo que tenemos, aún nuestras personas mismas, a la causa de la elevación humana, comprenderemos el verdadero significado del auto-sacrificio cósmico anualmente ofrecido, y la empírea victoria anualmente alcanzada, por Aquel que nos indica el Camino, el Cristo.

De usted fraternalmente,

LA FRATERNIDAD ROSACRUZ

Trascrito de Boletín Nº92 del Centro Fraternal ROSACRUZ Santiago de Chile
Marzo-Abril 1993

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martes, 26 de marzo de 2019

EL CRISTO CURADOR - en you tube -


EL CRISTO CURADOR

   Jesús-Cristo fue un perfecto canal para la Fuerza de Curación Divina, pero aún cuando a una persona se le concedía la bendición de Su potencia curativa; Él tenía que indicar un espíritu de curación antes de ser curado.  Él tenía que dar algún signo de admisión que había trasgredido y estaba deseoso de cambiar.  De ahí encontramos que Cristo Curador decía: “Extiende tu mano, levanta tu lecho y camina; ve y báñate en las aguas de Sidoam”.  Max Heindel señaló: “Aquellos que eran curados por el Cristo, no hubieran sido curados a menos que hicieran lo que se les pidió”.
   Esta es una Ley de la Naturaleza.  Es la desobediencia lo que trae la enfermedad.  La obediencia, no importa, ya sea que se pida lavarse en el Jordán o estrechar fuerte una mano; muestra en cambio, valga redundancia, un cambio de mentalidad en el hombre; y por ello está en posición óptima de recibir el Bálsamo de Curación, que puede venir a través de Cristo o de un curador de cualquier clase, proveniente de Nuestro Padre Celestial que es el Gran Médico.
   El curador es el foco, el vehículo a través del cual la Potencia Divina Curadora se infunde al paciente.  Si él es un recto instrumento, consagrado, armonioso real y verdaderamente sintonizado con el infinito, no hay límites para los trabajos maravillosos del Padre que pueden ser realizados a través de él, cuando se presenta un paciente correctamente receptivo y mentalmente obediente.
   Jesús-Cristo dijo: “El que cree en mí, el trabajo que Yo haga hará, y más grandes trabajos que éstos realizará”.  Cada uno de nosotros es un Cristo en formación, y por esto cada uno tiene maravillosa oportunidad de compartir su Bendito Ministerio de ser curadores por nosotros mismos.

Trascrito de Artículos de RAYOS de la Rosa Cruz
De Abril de 1983
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EL PERDÓN: LA FUERZA CURATIVA DE LA FRATERNIDAD - en you tube -



EL PERDÓN:
LA FUERZA CURATIVA DE LA FRATERNIDAD

en you tube, aquí
https://www.youtube.com/watch?v=GpqIXRF5H0w&feature=youtu.be

   En nuestra interacción diaria con amigos, vecinos y parientes, frecuentemente estamos sujetos a sentimientos negativos de crística, insultos, discrepancias, perturbaciones: creemos que ellos nos han herido de algún modo, y podemos aún adjudicarles motivos en contra nuestra.  Estas chispas de dolor e injurias psicológicas pueden alimentar un fuego de resentimiento, y encender la llama de las hostilidades como reacción, rodeándolos de ideas para justificar los sentimientos negativos, que a su vez originan reacciones idénticas en nuestros asociados.  Todos ellos tienen numerosas “razones” con las que justifican su comportamiento; con este argumento nadie escucha lo que tiene que decir el otro.  Las rupturas de las relaciones puede ser temporal o permanente, y puede deja profundas huellas espirituales que afectan la salud, y aún herir a gente que nos rodea sin tener ésta nada que ver.
   Si miramos nuestro interior y analizamos lo sucedido, generalmente encontraremos que existe alguna cosa negativa en nosotros que nuestro “enemigo” ha disparado.  ¿Por qué somos tan desenfrenadamente sensitivos?  Cuáles son los temores, las inseguridades, las debilidades que llevamos dentro y nuestro “enemigo” las ha expuesto?
   Si examinamos más allá encontraremos que nuestro “enemigo” tiene debilidades similares a las nuestras.
   El Perdón, es la Fuerza de Curación de la Fraternidad.  El verdadero Perdón significa tolerancia de debilidades en nosotros mismos como en los demás, es un paso positivo hacia la alianza humana, basada en el reconocimiento del problema común en necesidad de una solución.
   El Perdón es el producto de una fuerza interior que coloca un freno sobre la explosión de sentimientos negativos; libera la mente del cautiverio del deseo egoísta, e identifica con otros seres humanos en el Espíritu de Amor.  Permitamos ejercitar la potencia del perdón de modo que podamos dominar y mantener encendida la Luz del Faro del verdadero compañerismo espiritual que es el bálsamo de Gilead, la única panacea para las miserias del mundo.

Trascrito de Artículos de RAYOS de la Rosa Cruz
De Abril de 1983
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LA FILOSOFÍA DE CURACIÓN - Por un Estudiante - en you tube -



LA FILOSOFÍA DE CURACIÓN

   Cuando consideramos completamente los principios básicos involucrados en el arte curativo, uno debe visualizar el asunto tanto desde el punto de vista del sanador como del paciente (el instrumento para el poder curador, el cual proviene de Dios, así como aquél quien recibe las ministraciones sanativas).  Debiera ser entendido también que cuando la palabra “curación” es usada, más allá que una mera cura o alivio temporal de una dolencia, significa otra cosa, la verdadera curación (permanente sanación) requiere un cambio definido en la conciencia del paciente, plasmado tanto por sus propios esfuerzos o los esfuerzos del curador, o por medio de una combinación de ambos.  El sanador, también, debe poseer un adecuado grado de espiritualidad a fin de transmitir el poder curativo de una manera positiva, efectiva, total.
   El ocultista considera al hombre esencialmente como Espíritu, una chispa diferenciada en la Gran Flama, enviada a un largo peregrinaje a través de la materia a fin de desenvolver las potencialidades inherentes en cada Espíritu individual.  El plan original para la oleada de vida humana no involucra dolor, pena, cuita o sufrimiento; pero, en última parte de la Época Lemuriana, los Espíritus Luciferes, penetraron la conciencia de la humanidad femenina impregnando el cuerpo de deseos con el principio de la pasión.  Como resultado, el hombre, ignorantemente mal usando la divina Fuerza Creativa, desarrolló un desbalance en su naturaleza y se tornó sujeto  innumerables enfermedades, desórdenes y dolencias des- armoniosas.  La corrección de este desbalance, la restauración de la armonía dentro de la naturaleza del hombre, requiere un cambio en la conciencia, o la transmutación de las propensiones inferiores egoístas en cualidades del ser espiritual o superior.  Cristo Jesús exhortó y amonestó a la mujer pecadora, diciendo: “Vete, vete y no peque más”,   Indicando de esta manera la necesidad de un cambio en su forma de vida si quería que su alivio y restauración pudieran continuar. De este modo hallamos la clave para la curación incorporada en la palabra “regeneración” y esto se aplica tanto al curador como al paciente.
   Generalmente hablando podemos decir, que los primeros pasos en la regeneración o proceso sanativo tienen que ver con la purificación de los cuerpos del Hombre.  Los métodos más usuales se aplican principal y primariamente al cuerpo físico.  El estudiante Rosacruz, comprendiendo la importancia de la parte física del ser humano, así como la supra-física, sostiene y cree que a fin de plasmar una salud permanente, o una regeneración del individuo, uno debe trabajar en conformidad con las leyes de la Naturaleza en todos los planos –el plano físico así como también los planos sutiles superiores-.  Él, consecuentemente, le brinda el debido  reconocimiento a las leyes fundamentales, las cuales determinan las reacciones hacia los resultados a partir del uso de ciertas propiedades físicas reconociendo al mismo tiempo que tales reacciones son indudablemente modificadas o afectadas por las condiciones existentes cuando ellas son aplicadas.  Entonces esto es así en cumplimiento con las leyes básicas afectantes del cuerpo físico, tales como aquéllas que gobiernan la dieta; debemos permitir la variación en la respuesta de diferentes individuos, las complexiones y complejidades de cada persona, las cuales afectan los resultados últimos de remedios físicos –sea éste alimento ó sustancias medicinales-. 
   Los naturistas, o médicos que usan métodos naturales con el fin de traer alivio y curación al dolor y enfermedad, rinden un servicio invaluable a la humanidad por medio de enseñarle a la gente a cooperar con las leyes fundamentales de la Naturaleza a fin de recuperar o mantener  la salud: Tomar, una completa cuota de aire fresco y sol brillante,  ejercicio y alimento adecuado; desistir de emponzoñar los cuerpos con drogas varias las cuales a lo sumo pueden brindar alivio temporal; vivir alegre, gozosamente y en una actitud in-egoísta y altruista.  Estos pioneros están en completa armonía con las leyes de la Naturaleza cuando nos encomiendan a consumir libremente de las dietas frescas y necesarias, mayormente no cocidas, de modo que el monto más completo y total posible de sus vitaminas, minerales y otras propiedades energizantes puedan ser tomadas plenamente y utilizadas por el cuerpo.  Entonces, también, cuando ellos demuestran la eficacia de tales ayudas simples como el valor de ciertas frutas y vegetales, en romper y liberar al cuerpo de las cristalizaciones que han sido formadas por la incorrecta dieta, en formas de vida y varios otros medios naturales simples de promover la salud.
   Los osteópatas y quiropractas por medio de sus manipulaciones de la columna vertebral y ajustes, cirugías sin derramamiento de sangre, y masajes, contribuyen mucho con un aporte de real valor al arte de curar.  Los médicos más avanzados por doquier están comenzando a usar luz, color y música como factores poderosos para promover armonía y bienestar en todos los vehículos del hombre.   Paralelo con estos cambios en su cuerpo, advienen cambios en los otros cuerpos por la íntima interpretación de todos los vehículos. En la extensión en que un paciente hace uso de su voluntad para cooperar con los métodos de curación él progresa en la batalla del Ser Superior para la maestría y dominio sobre su ser inferior.
   La mente, siendo el punto de enfoque entre el Espíritu y el mundo material, ocupa naturalmente una posición estratégica en el arte de curar, aún aquéllos que no tienen conscientemente conocimiento oculto deben admitir la necesidad de cultivar una actitud mental emocional  serena si se desea retener o recuperar la salud.  Los resultados de amplia investigación y experimentación hablan elocuentemente de los efectos dañinos, ponzoñosos y venenosos del odio, las rencillas, los celos, la envidia y los resentimientos, etc.  Siendo su tendencia a entorpecer y evitar una manifestación normal y libre del Espíritu –esencial para la salud- debe, por lo tanto, haber una purificación o limpieza de la mente, y una dedicación y encauce definido de sus actividades en canales constructivos, si es que debe ser mantenida una dosis de salud óptima.
   En la palabra, en la obra curativa de la Fraternidad Rosacruz existe un rasgo que es único, pero el cual será más universalmente usado a medida que nos compenetramos y avanzamos dentro de las vibraciones de la Era de Acuario.  Esta característica es el grupo de Auxiliares Invisibles, o sea personas que han desarrollado su cuerpo alma lo suficientemente para funcionar en los planos internos y realizar allí un servicio humanitario bajo la dirección de aquéllos entrenados en esta fase del arte sanativo.  A cargo de su obra están aquellos seres humanos altamente desarrollados y evolucionados de los cuales hablamos como los Hermanos Mayores, ó Hermanos de la Rosa Cruz.  
   Los Auxiliares Invisibles son enseñados a dirigir la fuerza curativa donde es necesitada, así como ajustar partes del cuerpo, aún algunas veces materializando una mano la suficientemente como para reemplazar partes afectadas más efectivamente.  Solamente aquéllos que viven una vida pura y caritativa pueden participar en éste más amplio y sublime servicio, así que es esencial que uno arme y sirva en el plano físico a fin de atraer los dos éteres superiores del cuerpo alma, el manto dorado que viste el Auxiliar Invisible, y así disfrutar el privilegio de servir en los planos superiores.  Estos Auxiliares son aquéllos que definitivamente se esfuerzan y consagran para vivir la vida REGENERADA.
   En agregado a la ayuda provista por los Auxiliares Invisibles en el sistema de la Fraternidad Rosacruz de asistencia curativa, es también provista la ayuda en el plano físico.  Cuando el dato de la fecha de nacimiento llega a la Sede Central del paciente, es levantado su horóscopo, y a partir del patrón anímico puede ser determinado no sólo importante información fisiológica, sino también el desbalance espiritual de la naturaleza que ha ayudado a la causa por la cual puede ser vista la debilidad física.  De esta manera el paciente puede ser amonestado y encomendado a continuar en armonía con las leyes de Dios, si él continúa su contacto con los Auxiliares Invisibles por medio de la firma semanal escribiendo una carta con tinta fluida al departamento de curación en la Sede Central. El valor de la astrología haciendo posible proveer sanas recomendaciones en todos estos asuntos es poderosamente enfatizada por Max Heindel, quien declara: Considerando que el organismo terrestre que cada uno de nosotros habita es moldeado a lo largo de líneas vibratorias producidas por el sonido de las esferas podemos darnos cuenta que las in-armonías que ellas mismas se expresan como enfermedad son producidas en primer lugar por in-armonía espiritual interior. Es ulteriormente evidente que si podemos obtener conocimiento agudo y definido en lo que concierne a la directa causa de la in-armonía y remediarla, las manifestaciones físicas de la enfermedad desaparecerán a corto plazo.  Es esta información provista por el horóscopo del nacimiento específico para cada paciente, ya que allí cada planeta en su casa y signo expresa armonía o discordia, salud o enfermedad.  Por lo tanto todos los métodos de curación son adecuados sólo en proporción a que ellos tengan en consideración las armonías y discordancias estelares expresadas en la rueda de la vida del horóscopo”.
   Sin embargo, aún cuando la atención ha sido provista por los Auxiliares Invisibles, y las sugerencias basadas en el horóscopo han sido comunicadas al paciente, todavía resta para realizar una más importante tarea -aquella de imbuir al paciente como para asegurar salud permanente- una comprensión de las leyes de la Naturaleza es esencial para ello y cuando se tiene esa comprensión acompañada con una realización o concientización de que toda enfermedad es resultado de la violación de leyes cósmicas, usualmente se desea re-acomodar la forma de vida para la plena realización y logro del proceso curativo.  Mientras más comprenda el paciente acerca de los principios fundamentales que gobiernan la vida y el ser, mejor capacitado para cooperar con estos principios estará, y de esta manera se le hace evidente que la intentona de mantener y prolongar la salud debe estar acompañada por una cierta educación del paciente en lo concerniente a los misterios de las leyes inmutables de la vida.  La fuerza de voluntad y la adaptabilidad del paciente en cooperación con los ayudantes visibles e invisibles determinará la velocidad con la cual se concrete el proceso regenerativo.
   Se nos enseña en la Filosofía Rosacruz algo acerca de la inherente naturaleza y formación del cuerpo vital y de sus funciones, y cómo es necesario cambiar el cuerpo vital antes de un cambio sustancial y permanente en el organismo humano completo; y, antes que dicho cambio pueda ser realizado.  El cuerpo vital es el vehículo del hábito y la mayoría de las personas son criaturas del hábito y para cambiar los hábitos que hemos formado en el pasado se requiere mucha repetición, mucha persistente paciencia en establecer nuevas líneas de pensamiento, sentimientos y acción.  Nuestros deseos y emociones tienen una fuerza extremadamente poderosa sobre nosotros y a menudo encontramos difícil estas sutiles persuasiones de la naturaleza de deseos cuando nos avocamos a destruir y liberarnos de nuestros antiguos hábitos dañinos deletéreos, sean ellos físicos, emocionales o mentales.  Sin embargo, podemos cambiar nuestro hábito si queremos realizar tal cosa y es allí donde subyace el secreto de la transmutación el cual establece salud perdurable –el uso de la voluntad-.
   Realmente, no existen límites para la realización o conservación de uno en curación o cualquier otra línea de esfuerzo, si existe un suficiente deseo positivo de realizarlo y un subsecuente encauzamiento de la voluntad en la dirección apropiada.  Un interesante ejemplo en relación a esto lo encontramos en torno a una situación que involucra un guardián de paralíticos en un hospital sudamericano; todos estos pacientes eran tullidos y ocho de ellos estaban en la sala cuando un día apareció una boa constrictora gigantesca –a través de una chimenea y una ventana-.  Diez segundos después de su aparición, ¡la serpiente era el único ocupante de la habitación!  Un paciente quien había estado en cama por dos años saltó seis pies a una ventana y varios pies hasta el suelo.
   A partir de muchos ejemplos de esta naturaleza uno no puede ser sino convencido de los poderes del Espíritu; los cuales pueden ser liberados enormemente por los medios de la voluntad, el deseo, y el poder del pensamiento.  Nunca puede ser mucho el énfasis puntualizado; sin embargo, este proceso de sublimación debe estar basado sobre el amor caritativo y el servicio desinteresado hacia los demás, ya que la vida realmente regenerada es la vida in-egoísta.
   Max Heindel nos dice: “Cristo es una corporización del Principio sabiduría y en proporción a que el Cristo sea formado en nosotros, nosotros obtendremos la salud“, y podemos con seguridad tomar esta declaración como una llave en el sendero de la regeneración y la salud.  El Cristo o Principio Amor-Sabiduría es la expresión del segundo Aspecto del Dios triuno, un diferenciado átomo del cual es hombre y este Aspecto, es el Principio discordante de los Espíritus Luciferes.
   A medida que cultivamos el amor de Cristo dentro de nosotros y lo manifestamos al prójimo, automáticamente eliminamos las tendencias en contra del egoísmo, la pasión, los celos, el odio, la envidia y otras vibraciones coercitivas que pertenecen al ser inferior, liberando así los infinitos poderes del Espíritu.  De este modo la salud adviene con la transmutación de las cualidades inferiores dentro de otras más elevadas aunque los necesarios cambios dentro de los cuerpos, durante la transmutación y su proceso pueden traernos incomodidad, un completo ajuste debe ser realizado por cada individuo que persista en el Sendero y la regeneración debe lograrse por toda la humanidad y entonces la salud prevalecerá cuando aquella –la regeneración- sea plasmada.-

Trascrito de Artículos de RAYOS de la Rosa Cruz 
- De Abril de 1983 -
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