TIEMPO DE LIBERACIÓN
Reimpreso de Rayos
de 1952
en you tube, desde aquí
https://www.youtube.com/watch?v=8s2oSfIkk00&feature=youtu.be
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La
sagrada estación de la Pascua es para todo cristiano un tiempo de especial
observancia devocional. Para un miembro
de una iglesia ortodoxa estos momentos tienes un significado amplio y
relevante, simbolizando un tiempo en la vida del Gran Maestro Cristo
Jesús. El fue crucificado, resucitado y
ascendido en los planos celestiales: “Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu”… “El no está aquí, resucitó” y…”Mientras los bendecía, fue quitado de
ellos y ascendió al cielo”. (Lucas 23:46; y 24: 5; 51). La Resurrección y Ascensión del fundador de
la religión Cristiana constituyen una promesa vibrante, promesa de vida eterna
para la humanidad, la cual aún considerada sólo desde un punto de vista externo
debe infundir una significación más rica dentro de las actividades de
cualquiera que lo acepta.
Para
el estudiante de Cristianismo esotérico existe una razón y un significado extra
que se suman, en relación al tiempo pascual, porque él ha aprendido acerca de
la importancia interna del Supremo Sacrificio así como de su significado
manifiesto. Para él esto es también un
gran evento cósmico, una festividad solar mayor: un tiempo cuando el Sol de
nuestro sistema solar comienza a remontar los cielos del Norte. Esto marca un punto turnante en la vida del
Espíritu Cristo, un tiempo en el cual el Espíritu Planetario interno, habitante
de la Tierra, un Rayo del Cristo Cósmico (Segundo Aspecto de la Deidad), se
libera de sus vestiduras físicas en-casillantes –nuestra tierra- y asciende
dentro de los mundos superiores para un rejuvenecimiento de su vehículo de
Espíritu de Vida. De este modo retorna
en el otoño a fin de revivificar la Tierra y los reinos, compenetrándolos y
envolviéndolos.
De
acuerdo a la Ley de analogía como está ejemplificada en la primigenia máxima
antigua que dice: “Como es arriba, es abajo”, el ser humano el microcosmos,
“Entra y actúa en sus vehículos durante el día, vive y trabaja en ellos, y a la
noche es un Espíritu libre de las limitaciones y ataduras del cuerpo denso”. Sin esta revivificación periódica de su
cuerpo el hombre sufrirá y,
eventualmente, perecería.
Entonces, también sufriría y perecería todo sobre la Tierra si careciera
de la anual infusión de Vida Divina y Amor traídos por el Cristo.
Debido a que el hombre está conformado de acuerdo al patrón divino, es
imagen espiritual de su Creador y contiene dentro de sí mismo en estado
latente, potencial, todos los poderes de Dios.
De este modo es como se explica en las Enseñanzas de la Sabiduría
Occidental que el Espíritu individual es triple en sus envolturas: Espíritu
Divino, Espíritu de Vida y Espíritu Humano.
Estos están correlacionados respectivamente a los Principios de
Voluntad, Sabiduría y Actividad (Padre,
Hijo y Espíritu Santo). Así el aspecto
Espíritu de Vida del hombre está correlacionado al Principio Amor –Sabiduría
(Cristo) de su creador, y es por lo tanto el verdadero principio crístico en el
hombre. Este es El Cristo Intimo, y su
contraparte es el cuerpo vital. Para
envolver y conformar este Principio Crístico, es particular tarea del mundo
Occidental plasmar el Cristo Intimo para que pueda brillar a través de las
tinieblas materiales del presente tiempo.
El
Espíritu de Vida ha grabado indeleblemente sobre él el registro de todas las
facultades adquiridas y el conocimiento ganado por el triple Espíritu en vidas
previas. Este registro, la memoria supra-consiente,
se manifiesta como conciencia, carácter y consejero, algunas veces compeliendo
a una acción aún contraria a la razón y deseo.
Algunas veces El Mensaje se imprime directamente sobre el éter reflector
del cuerpo vital, siendo transportado por la sangre al corazón, manifestado
entonces al cerebro por medio del nervio neumogástrico. Este es el impulso intuicional, el cual trae
dentro de la “vestidura de decadencia” humana el elevado poder vibratorio del
Mundo del Espíritu de Vida, urgiendo a la personalidad a obedecer la ley del
amor, la que es el camino de Liberación.
¿Es
posible cultivar esta omnisapiente guía interna, si circunstancialmente no la tenemos
ya en un grado usable? Sí,
decididamente sí. De hecho, como se
indicó previamente, plasmar la facultad intuitiva es la particular tarea del
Mundo Occidental en la presente época, y dicha facultad debe reemplazar a la
razón como guía y tribunal superior del hombre.
El método está delineado en el sermón del Monte, y descrito científicamente en las enseñanzas esotéricas.
El
cuerpo vital del hombre, la contraparte del Espíritu de Vida, está compuesto de
cuatro éteres. Los dos superiores, los éteres
luminoso y reflector, son construidos de nuevo cada vida, y son atraídos al yo
individual por medio del servicio altruista a los demás. Por medio de la oración, concentración y
pureza de pensamiento purificamos el cuerpo de deseos y sensibilizamos el
cuerpo vital, y a medida que amamos y servimos a nuestro prójimo atraemos a
nosotros los dos éteres superiores, el cuerpo alma, el cual es el vínculo entre
el Espíritu de Vida y el corazón. A
medida que el Cuerpo Alma es más amplio y luminoso, más poderosa es su
manifestación como guía superior intuitiva.
De
modo que por medio de la consecuente y
fiel imitación de Jesucristo desarrollamos la voz interna, nos revestimos del
Manto Nupcial –el vehículo del futuro- y realizamos la liberación en el más
genuino y excelso sentido de la palabra.
Trascrito de Artículos de RAYOS de la Rosa
Cruz
De Abril de 1983
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