lunes, 11 de marzo de 2019

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA COMPRENSIÓN DE NOSOTROS MISMOS - Por un Septuagenario - en you tube -



LUZ MÍSTICA

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA COMPRENSIÓN DE NOSOTROS MISMOS

   Si naciéramos en un mundo libre de dolor, pena y sufrimiento.  ¿Sería posible para nosotros vivir felices y constructivamente?  El dolor, el pecado y el sufrimiento, ¿son parte del Plan de Dios para el hombre?
   Preguntas y respuestas de este tipo requieren un discernimiento profundo, lejos de cualquier interpretación materialista.  Ello requiere conocimiento oculto que penetra en los principios de la peregrinación del hombre en el mundo material.
   Un poeta Hebreo expresó satisfactoriamente esta idea en las siguientes palabras: “La vida del hombre es la tierra de unos pocos días y éstos llenos de aflicciones”.
   Naturalmente, cuando un mal extremo o una enfermedad incurable nos aqueja, gritando con angustia: “Por qué a mí  ¿Por qué me tiene que suceder esto?”
   Max Heindel nos dice: “Cuando han pasado nuestras penas, y calmadamente podemos ver y extraer las lecciones contenidas en ellas, son fuentes de sabiduría y el germen de futuras joyas, porque mediante ellas aprendemos a ordenar rectamente nuestras vidas, a dejar de pecar, porque la ignorancia es pecado, y el conocimiento aplicado es la única salvación”  Esto último es una clara explicación y si la experimentamos en pensamiento se afianzará al concepto y nos resultará tan fácil de comprender como que “dos más dos es cuatro”
   Casi todos, excepto los más jóvenes que inocentemente lo ignoran, están conscientes de que viven en un mundo de lucha, conflictos dolor, envidia, odio y toda clase de explotaciones.  Toda la experiencia que tenemos nos indica penosamente que estamos lejos de una solución.
   Tal vez el individuo ha ido bastante lejos en sus pensamientos y decide hacer un genuino esfuerzo para descubrir por sí mismo cuál será su lugar en el intrincado mosaico de la vida.  Puede ser que haya descubierto que está siendo explotado por otros, y que aún él mismo está explotando a su prójimo, aunque antes no se diera cuenta de ello.
   Este examen prejuicia y dificulta librarse del error.  Esto es muy difícil de hacer, sobre todo, porque él ha estado inmerso en una cultura llena de esas tradiciones, desde su infancia.  Puede darse cuenta intelectualmente de la inherente falacia de estas tradiciones, pero aún ceder emocionalmente a su sutil influencia, que lo hace irritarse y disgustarse consigo mismo.  Sin embargo él va por el camino correcto, y aunque puede vacilar y tropezar, nunca podrá renunciar ya a él, aún a expensas de humillación y sufrimiento.
   Cuando se examina, también se da cuenta de que la evasión a través del sufrimiento, que él usó, es inadecuada y artificial.
   La experiencia le ha demostrado, además, que un modelo de vida ideado por alguna autoridad puede cargarlo aún de penas y dificultades.  Después de todo, hay una gran cantidad de disentimientos o desacuerdos entre varias de esas autoridades.
   De esta manera, se da cuenta de que si él comprende nuestro esfuerzo humano, lo debe ver como una totalidad y no dentro de la estructura de una religión o de un sistema filosófico cualquiera.
   Hasta puede llegar a sentir que esta influencia no sólo afecta interiormente su vida, sino que tiene una obligación como persona, que el mundo no está regido por el caprichoso azar, que no es un conjunto fortuito de átomos y eventos sino una secuencia ordenada de infinita exactitud.
   Sin embargo, cuando se considera a sí mismo de un modo impersonal dice: “Exactamente: ¿qué soy yo?  Puede arribar a un resultado semejante a éste: “yo soy un ser físico, una inteligencia consciente con un nombre poseedor de cierta memoria, prejuicios, hábitos, creencias e ideales”
   Es incapaz de proyectarse hacia atrás y examinar la parte más remota de su pasado, y cuando lo intenta, nada importante le es revelado.
    No puede ver su futuro, y en el caso en que su pasado conocido y su presente sean alguna indicación, él podría inferir que su modelo debería continuar igual, por lo menos por un tiempo.
   Todo esto no es muy satisfactorio, y él comprende que debe haber algo más allá de su cuerpo, sus sentimientos, sus emociones, su mente y sus prejuicios.  Debe haber algo más profundo y significativo que estas cosas que, cuando son examinadas críticamente, con frecuencia pierden su valor y hasta son estúpidas y crueles.
   ¿Si hay algo más, qué es? ¿Cómo se lo encuentra?  No hay nada que nos pueda impedir hacer una cierta cantidad de experimentos.  Ciertamente pueda impedir hacer una cierta cantidad de experimentos.  Ciertamente hasta el más humilde aspira a ser su propio dueño, y en algunos aspectos acaso sean mejores que aquellos a los cuales una autoridad ha puesto como válidos y verdaderos.
   Pero si él está resuelto a experimentar con su vida, ¿cómo lo hará? ….  Puede usar de él mismo, o lo que parece ser él ¿sus cuerpos, sus emociones, y su mente?  Sí, él puede experimentar para vivir la clase de vida que él crea conveniente para llegar a su meta: Resolver el enigma del Universo.  Desde tiempos inmemorables que se han esforzado para desarrollar este potencial interno, han dirigido sus pensamientos hacia fines espirituales comprendiendo que el hombre es una inteligencia espiritual en el proceso de desarrollar su más alta expresión.
    Al hombre le ha sido dada la inapreciable oportunidad del libre albedrío o libre voluntad con respecto a lo que hará o a lo que no hará. 
   Su posición entre los seres vivos es realmente única, tanto como importante es esa cualidad.
   Indudablemente le toma un largo tiempo comprender cuán lejos y profundos son los efectos de esta libre elección.  Poniendo en práctica la libre elección y meditando sobre ella, llega a la inevitable conclusión de que este concepto es fundamental.  Puede observar a sus amigos y vecinos y notar cómo la lucha por el dinero y el poder, por ejemplo, consume el tiempo y el esfuerzo de muchos.  ¿Están haciendo ellos una correcta elección?  Quizás no, se responde.
   Ciertamente el dinero y el poder son las principales cosas únicamente en un determinado período de vida, y su duración es limitada; ¿cómo podríamos considerarlas entonces de un valor real y perdurable? Si hay valores que son reales y duraderos, no orientemos nuestros esfuerzos hacia éstos que son falsos.
   Generalmente es fácil de distinguir claramente entre lo recto y lo injusto, y en esta elección no debe haber vacilación y obviamente no puede haber compromiso.  Sin embargo, algunas de las opciones pueden ser muy sutiles y veladas, y en tal caso es necesario mucho discernimiento.
   Frecuentemente, la esencia íntima de las personas, su educación, y oscuros prejuicios hacen que el resultado de elección no sea bueno.
   En este dilema del discernimiento puede ser de gran ayuda comprender realizando una introspección, que él tiene una triple naturaleza: física, emocional, y mental.
   Debe luchar con cada uno de estos aspectos de su expresión para ganar lo que está buscando.  Si entiende un poco lo que está sucediendo, es capaz de actuar más inteligentemente.
   Por ejemplo tomemos el aspecto físico.  Este tiene actualmente una vaga conciencia, principalmente de él mismo.  El hombre físico, observa constantemente su apariencia exterior, aumentando de esta manera su propia miseria.  Cuando el hombre duerme, usará la ropa de cama adecuada a la temperatura reinante; si una puerta se cierra violentamente, responderá automáticamente con una sacudida violenta o despertará asustado.  De los tres aspectos de su naturaleza, el físico es el más tangible y tratable.  Debe estar bajo el complejo control de su voluntad en todo momento, y él debe decidir siempre lo que el cuerpo quiere hacer, no viceversa.  El cuerpo, es uno de los vehículos que él abandona al final de su vida, y debe darle el cuidado adecuado, lo mismo que un fino automóvil, para obtener más recorrido.  En realidad, sin una perfecta salud, limpieza y apropiado funcionamiento del cuerpo denso, tiene un escollo más que actúa contra él en el juego de la vida y la búsqueda del conocimiento.  Debe ingeniárselas para mantener el cuerpo en el mejor estado posible, porque de lo contrario los aspectos emocionales y mentales más sutiles no pueden expresarse en el mundo material.
   Cuando el hombre examina su naturaleza emocional, (decimos naturaleza como algo aparte, a los fines del estudio), encuentra que es mucho más fina y sutil que el cuerpo físico.  Está formada por todos sus deseos y emociones.  Encuentra que hay docenas de éstas agitándose y bullendo en su interior.  Ellas buscan producir en él esa, codicia, envidia hacia otras personas y sus posesiones, celos, sarcasmos, y muchas otras actitudes negativas.  Groseramente hablando los impulsos emocionales son de dos tipos: Los de una naturaleza positiva y los de una naturaleza ruin y degradante.  Nuevamente es este caso, la voluntad debe estar presente y decidir lo que el hombre debe hacer, y por supuesto, el propio discernimiento debe estar siempre del lado de lo noble, lo elevado y lo altruista.  Frecuentemente, por tener una actitud irreflexiva se cede a los deseos, contrariamente a lo correcto, que debieran estar bajo el dominio de la voluntad.  Esta impetuosidad es una clara señal de inmadurez emocional y es origen de mucho sufrimiento e infelicidad.
  Puede ser difícil para la persona pensar de su naturaleza mental como una cosa aparte, separada y distinta, de su cuerpo y emociones.
   A la mente le gusta mantenerse lejos, estar orgullosamente separada y se considera a sí misma como lo más importante, el gobernante, el maestro.  Esto no es real.  Es un vehículo de conciencia para que el hombre lo use, realice sus pensamientos y resuelva sus problemas.  También, como los otros cuerpos, debe ceder a las decisiones de la voluntad.  Para logar el control de la mente, cada uno de nosotros debe seguir los mismos pasos.  Nadie puede hacerlo por nosotros.  Cuando uno intenta meditar o concentrarse, a veces se desvía el pensamiento y la atención se desplaza a cosas  frívolas, y no a la tarea que el individuo le ha encomendado a la mente.  Debemos parar y volver a comenzar, y con el tiempo, podremos llegar a ser maestros de nuestra mente.
   Al principio, ésta es una muy desalentadora experiencia, pero podemos aprender a ser pacientes.  ¿Debemos desistir?  ¡No!  Hay que recordar que una mente activa es importante, pero una vez puestas bajo el control de la inteligencia podremos descubrir maravillosas potencialidades.
   Además, debemos recordar que esta parte mental de nuestra naturaleza tiene una larga, muy larga historia.  El origen de nuestra mente consciente se remonta muy atrás en el pasado, cuando arquetipos y reacciones la han condicionado y modelado en su presente forma.  Esta ha evolucionado muchísimo por sí misma, con un pequeño dominio, y espera que el hombre la desarrolle completamente y haga de ella un instrumento de la mayor utilidad y belleza.  Todos tienen grandes dificultades para adquirir dominio sobre su mente, pero esto puede ser realizado, y el tremendo incremento en diferencia, memoria y en todo tipo de actividades humanas, hacen a la empresa digna de realizarse.  Esto es verdad para el individuo y todo aquello que lo rodea.  Es verdaderamente difícil de hacer, y enfatizamos la gran importancia de dominarla completamente para que podamos dirigir las  energías físicas, emocionales y mentales, hacia fines nobles y altruistas.
   Cada pequeña gota de esfuerzo individual va a formar parte del gran océano de grupos de pensamientos, sentimientos, y acciones, y pronto nos daremos cuenta de que es muy importante para cada uno de nosotros  contribuir a ese océano, en el recto camino.
   En el pasado y en el presente hemos formado el contexto actual, y nuestras contribuciones actuales sobre la voluntad determinan el futuro.  El proceso es lento, pero absolutamente seguro.   Así en la consideración de la naturaleza humana, hemos visto cómo debe hacer el individuo en sus elecciones y cómo afectan las mismas sus actitudes físicas, emocionales y  mentales.   El instrumento que usa para hacer sus investigaciones es su mente.  Debe practicar la meditación sistemática y sostenida.  Para lograr cualquier resultado, el esfuerzo debe ser planeado y considerado paso a paso.  El pensamiento debe proceder a la acción.
   Recordemos que en el triple aspecto de la naturaleza humana, están muy estrechamente ligados unos con otros y que nosotros los consideramos separados únicamente a los fines de poder estudiarlos mejor.
   La mente es una maravillosa máquina formadora de imágenes, creadora de formas y constructora de ideas.  La parte emocional del proceso vivifica estas formas, agregándoles vida, sabor y fuerza.
   No obstante existir gran diferencia entre los distintos hombres –respecto al pensamiento que ellos tienen- se conducen cualitativamente o cuantitativamente; así algunos tienen mentes rápidas y enérgicas con las cuales planean, construyen y analizan, pero carecen de la parte emocional que impulsa a la acción, otros, están llenos de nobles aspiraciones e impulsos emocionales pero carecen de claridad mental, fuerza o profundidad de pensamiento.  
   ¿Qué tipo de hombre soy yo?  Cada uno debe responderse a esta pregunta.  El pasado desempeño y nuestro presente, nos dan la guía para la respuesta, y éste es el motivo por el cual este tema es altamente individual.  Cada uno debe descubrirlo en su propio camino.

 Trascrito de Artículos de RAYOS de la Rosa Cruz
De Marzo de 1983
*

No hay comentarios:

Publicar un comentario