LUZ MÍSTICA
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA
COMPRENSIÓN DE NOSOTROS MISMOS
Por un Septuagenario
en you tube, desde aquí
https://www.youtube.com/watch?v=leB5XZFLrJc&feature=youtu.be
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Si
naciéramos en un mundo libre de dolor, pena y sufrimiento. ¿Sería posible para nosotros vivir felices y
constructivamente? El dolor, el pecado y
el sufrimiento, ¿son parte del Plan de Dios para el hombre?
Preguntas y respuestas de este tipo requieren un discernimiento
profundo, lejos de cualquier interpretación materialista. Ello requiere conocimiento oculto que penetra
en los principios de la peregrinación del hombre en el mundo material.
Un
poeta Hebreo expresó satisfactoriamente esta idea en las siguientes palabras: “La
vida del hombre es la tierra de unos pocos días y éstos llenos de aflicciones”.
Naturalmente, cuando un mal extremo o una enfermedad incurable nos
aqueja, gritando con angustia: “Por qué a mí
¿Por qué me tiene que suceder esto?”
Max
Heindel nos dice: “Cuando han pasado nuestras penas, y calmadamente podemos ver
y extraer las lecciones contenidas en ellas, son fuentes de sabiduría y el
germen de futuras joyas, porque mediante ellas aprendemos a ordenar rectamente
nuestras vidas, a dejar de pecar, porque la ignorancia es pecado, y el
conocimiento aplicado es la única salvación”
Esto último es una clara explicación y si la experimentamos en
pensamiento se afianzará al concepto y nos resultará tan fácil de comprender
como que “dos más dos es cuatro”
Casi
todos, excepto los más jóvenes que inocentemente lo ignoran, están conscientes
de que viven en un mundo de lucha, conflictos dolor, envidia, odio y toda clase
de explotaciones. Toda la experiencia
que tenemos nos indica penosamente que estamos lejos de una solución.
Tal
vez el individuo ha ido bastante lejos en sus pensamientos y decide hacer un
genuino esfuerzo para descubrir por sí mismo cuál será su lugar en el
intrincado mosaico de la vida. Puede ser
que haya descubierto que está siendo explotado por otros, y que aún él mismo
está explotando a su prójimo, aunque antes no se diera cuenta de ello.
Este
examen prejuicia y dificulta librarse del error. Esto es muy difícil de hacer, sobre todo,
porque él ha estado inmerso en una cultura llena de esas tradiciones, desde su
infancia. Puede darse cuenta
intelectualmente de la inherente falacia de estas tradiciones, pero aún ceder
emocionalmente a su sutil influencia, que lo hace irritarse y disgustarse
consigo mismo. Sin embargo él va por el
camino correcto, y aunque puede vacilar y tropezar, nunca podrá renunciar ya a
él, aún a expensas de humillación y sufrimiento.
Cuando se examina, también se da cuenta de que la evasión a través del
sufrimiento, que él usó, es inadecuada y artificial.
La
experiencia le ha demostrado, además, que un modelo de vida ideado por alguna
autoridad puede cargarlo aún de penas y dificultades. Después de todo, hay una gran cantidad de
disentimientos o desacuerdos entre varias de esas autoridades.
De
esta manera, se da cuenta de que si él comprende nuestro esfuerzo humano, lo
debe ver como una totalidad y no dentro de la estructura de una religión o de
un sistema filosófico cualquiera.
Hasta puede llegar a sentir que esta influencia no sólo afecta
interiormente su vida, sino que tiene una obligación como persona, que el mundo
no está regido por el caprichoso azar, que no es un conjunto fortuito de átomos
y eventos sino una secuencia ordenada de infinita exactitud.
Sin
embargo, cuando se considera a sí mismo de un modo impersonal dice:
“Exactamente: ¿qué soy yo? Puede arribar
a un resultado semejante a éste: “yo soy un ser físico, una inteligencia
consciente con un nombre poseedor de cierta memoria, prejuicios, hábitos,
creencias e ideales”
Es
incapaz de proyectarse hacia atrás y examinar la parte más remota de su pasado,
y cuando lo intenta, nada importante le es revelado.
No
puede ver su futuro, y en el caso en que su pasado conocido y su presente sean
alguna indicación, él podría inferir que su modelo debería continuar igual, por
lo menos por un tiempo.
Todo
esto no es muy satisfactorio, y él comprende que debe haber algo más allá de su
cuerpo, sus sentimientos, sus emociones, su mente y sus prejuicios. Debe haber algo más profundo y significativo
que estas cosas que, cuando son examinadas críticamente, con frecuencia pierden
su valor y hasta son estúpidas y crueles.
¿Si
hay algo más, qué es? ¿Cómo se lo encuentra?
No hay nada que nos pueda impedir hacer una cierta cantidad de
experimentos. Ciertamente pueda impedir
hacer una cierta cantidad de experimentos.
Ciertamente hasta el más humilde aspira a ser su propio dueño, y en
algunos aspectos acaso sean mejores que aquellos a los cuales una autoridad ha
puesto como válidos y verdaderos.
Pero
si él está resuelto a experimentar con su vida, ¿cómo lo hará? …. Puede usar de él mismo, o lo que parece ser
él ¿sus cuerpos, sus emociones, y su mente?
Sí, él puede experimentar para vivir la clase de vida que él crea conveniente
para llegar a su meta: Resolver el enigma del Universo. Desde tiempos inmemorables que se han
esforzado para desarrollar este potencial interno, han dirigido sus
pensamientos hacia fines espirituales comprendiendo que el hombre es una
inteligencia espiritual en el proceso de desarrollar su más alta expresión.
Al
hombre le ha sido dada la inapreciable oportunidad del libre albedrío o libre
voluntad con respecto a lo que hará o a lo que no hará.
Su
posición entre los seres vivos es realmente única, tanto como importante es esa
cualidad.
Indudablemente le toma un largo tiempo comprender cuán lejos y profundos
son los efectos de esta libre elección.
Poniendo en práctica la libre elección y meditando sobre ella, llega a
la inevitable conclusión de que este concepto es fundamental. Puede observar a sus amigos y vecinos y notar
cómo la lucha por el dinero y el poder, por ejemplo, consume el tiempo y el
esfuerzo de muchos. ¿Están haciendo
ellos una correcta elección? Quizás no,
se responde.
Ciertamente el dinero y el poder son las principales cosas únicamente en
un determinado período de vida, y su duración es limitada; ¿cómo podríamos
considerarlas entonces de un valor real y perdurable? Si hay valores que son
reales y duraderos, no orientemos nuestros esfuerzos hacia éstos que son
falsos.
Generalmente es fácil de distinguir claramente entre lo recto y lo
injusto, y en esta elección no debe haber vacilación y obviamente no puede
haber compromiso. Sin embargo, algunas
de las opciones pueden ser muy sutiles y veladas, y en tal caso es necesario
mucho discernimiento.
Frecuentemente, la esencia íntima de las personas, su educación, y
oscuros prejuicios hacen que el resultado de elección no sea bueno.
En
este dilema del discernimiento puede ser de gran ayuda comprender realizando
una introspección, que él tiene una triple naturaleza: física, emocional, y
mental.
Debe
luchar con cada uno de estos aspectos de su expresión para ganar lo que está
buscando. Si entiende un poco lo que
está sucediendo, es capaz de actuar más inteligentemente.
Por
ejemplo tomemos el aspecto físico. Este
tiene actualmente una vaga conciencia, principalmente de él mismo. El hombre físico, observa constantemente su
apariencia exterior, aumentando de esta manera su propia miseria. Cuando el hombre duerme, usará la ropa de
cama adecuada a la temperatura reinante; si una puerta se cierra violentamente,
responderá automáticamente con una sacudida violenta o despertará asustado. De los tres aspectos de su naturaleza, el
físico es el más tangible y tratable.
Debe estar bajo el complejo control de su voluntad en todo momento, y él
debe decidir siempre lo que el cuerpo quiere hacer, no viceversa. El cuerpo, es uno de los vehículos que él
abandona al final de su vida, y debe darle el cuidado adecuado, lo mismo que un
fino automóvil, para obtener más recorrido.
En realidad, sin una perfecta salud, limpieza y apropiado funcionamiento
del cuerpo denso, tiene un escollo más que actúa contra él en el juego de la
vida y la búsqueda del conocimiento.
Debe ingeniárselas para mantener el cuerpo en el mejor estado posible,
porque de lo contrario los aspectos emocionales y mentales más sutiles no pueden
expresarse en el mundo material.
Cuando el hombre examina su naturaleza
emocional, (decimos naturaleza como algo aparte, a los fines del estudio),
encuentra que es mucho más fina y sutil que el cuerpo físico. Está formada por todos sus deseos y
emociones. Encuentra que hay docenas de éstas
agitándose y bullendo en su interior.
Ellas buscan producir en él esa, codicia, envidia hacia otras personas y
sus posesiones, celos, sarcasmos, y muchas otras actitudes negativas. Groseramente hablando los impulsos
emocionales son de dos tipos: Los de una naturaleza positiva y los de una
naturaleza ruin y degradante. Nuevamente
es este caso, la voluntad debe estar presente y decidir lo que el hombre debe
hacer, y por supuesto, el propio discernimiento debe estar siempre del lado de
lo noble, lo elevado y lo altruista.
Frecuentemente, por tener una actitud irreflexiva se cede a los deseos,
contrariamente a lo correcto, que debieran estar bajo el dominio de la
voluntad. Esta impetuosidad es una clara
señal de inmadurez emocional y es origen de mucho sufrimiento e infelicidad.
Puede
ser difícil para la persona pensar de su naturaleza mental como una cosa aparte,
separada y distinta, de su cuerpo y emociones.
A la
mente le gusta mantenerse lejos, estar orgullosamente separada y se considera a
sí misma como lo más importante, el gobernante, el maestro. Esto no es real. Es un vehículo de conciencia para que el
hombre lo use, realice sus pensamientos y resuelva sus problemas. También, como los otros cuerpos, debe ceder a
las decisiones de la voluntad. Para
logar el control de la mente, cada uno de nosotros debe seguir los mismos
pasos. Nadie puede hacerlo por
nosotros. Cuando uno intenta meditar o
concentrarse, a veces se desvía el pensamiento y la atención se desplaza a
cosas frívolas, y no a la tarea que el
individuo le ha encomendado a la mente.
Debemos parar y volver a comenzar, y con el tiempo, podremos llegar a
ser maestros de nuestra mente.
Al
principio, ésta es una muy desalentadora experiencia, pero podemos aprender a
ser pacientes. ¿Debemos desistir? ¡No! Hay que recordar que una mente activa es
importante, pero una vez puestas bajo el control de la inteligencia podremos
descubrir maravillosas potencialidades.
Además,
debemos recordar que esta parte mental de nuestra naturaleza tiene una larga,
muy larga historia. El origen de nuestra
mente consciente se remonta muy atrás en el pasado, cuando arquetipos y
reacciones la han condicionado y modelado en su presente forma. Esta ha evolucionado muchísimo por sí misma,
con un pequeño dominio, y espera que el hombre la desarrolle completamente y
haga de ella un instrumento de la mayor utilidad y belleza. Todos tienen grandes dificultades para
adquirir dominio sobre su mente, pero esto puede ser realizado, y el tremendo
incremento en diferencia, memoria y en todo tipo de actividades humanas, hacen
a la empresa digna de realizarse. Esto
es verdad para el individuo y todo aquello que lo rodea. Es verdaderamente difícil de hacer, y
enfatizamos la gran importancia de dominarla completamente para que podamos
dirigir las energías físicas, emocionales
y mentales, hacia fines nobles y altruistas.
Cada
pequeña gota de esfuerzo individual va a formar parte del gran océano de grupos
de pensamientos, sentimientos, y acciones, y pronto nos daremos cuenta de que
es muy importante para cada uno de nosotros
contribuir a ese océano, en el recto camino.
En
el pasado y en el presente hemos formado el contexto actual, y nuestras
contribuciones actuales sobre la voluntad determinan el futuro. El proceso es lento, pero absolutamente
seguro. Así en la consideración de la naturaleza
humana, hemos visto cómo debe hacer el individuo en sus elecciones y cómo
afectan las mismas sus actitudes físicas, emocionales y mentales.
El instrumento que usa para hacer
sus investigaciones es su mente. Debe
practicar la meditación sistemática y sostenida. Para lograr cualquier resultado, el esfuerzo
debe ser planeado y considerado paso a paso.
El pensamiento debe proceder a la acción.
Recordemos que en el triple aspecto de la naturaleza humana, están muy estrechamente
ligados unos con otros y que nosotros los consideramos separados únicamente a
los fines de poder estudiarlos mejor.
La
mente es una maravillosa máquina formadora de imágenes, creadora de formas y constructora
de ideas. La parte emocional del proceso
vivifica estas formas, agregándoles vida, sabor y fuerza.
No
obstante existir gran diferencia entre los distintos hombres –respecto al
pensamiento que ellos tienen- se conducen cualitativamente o cuantitativamente;
así algunos tienen mentes rápidas y enérgicas con las cuales planean, construyen
y analizan, pero carecen de la parte emocional que impulsa a la acción, otros,
están llenos de nobles aspiraciones e impulsos emocionales pero carecen de
claridad mental, fuerza o profundidad de pensamiento.
¿Qué
tipo de hombre soy yo? Cada uno debe
responderse a esta pregunta. El pasado
desempeño y nuestro presente, nos dan la guía para la respuesta, y éste es el
motivo por el cual este tema es altamente individual. Cada uno debe descubrirlo en su propio
camino.
Trascrito
de Artículos de RAYOS de la Rosa Cruz
De Marzo de 1983
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