EL CRISTO
CURADOR
Jesús-Cristo
fue un perfecto canal para la Fuerza de Curación Divina, pero aún cuando a una
persona se le concedía la bendición de Su potencia curativa; Él tenía que
indicar un espíritu de curación antes de ser curado. Él tenía que dar algún signo de admisión que
había trasgredido y estaba deseoso de cambiar.
De ahí encontramos que Cristo Curador decía: “Extiende tu mano, levanta
tu lecho y camina; ve y báñate en las aguas de Sidoam”. Max Heindel señaló: “Aquellos que eran
curados por el Cristo, no hubieran sido curados a menos que hicieran lo que se
les pidió”.
Esta
es una Ley de la Naturaleza. Es la
desobediencia lo que trae la enfermedad.
La obediencia, no importa, ya sea que se pida lavarse en el Jordán o
estrechar fuerte una mano; muestra en cambio, valga redundancia, un cambio de
mentalidad en el hombre; y por ello está en posición óptima de recibir el
Bálsamo de Curación, que puede venir a través de Cristo o de un curador de
cualquier clase, proveniente de Nuestro Padre Celestial que es el Gran Médico.
El
curador es el foco, el vehículo a través del cual la Potencia Divina Curadora
se infunde al paciente. Si él es un
recto instrumento, consagrado, armonioso real y verdaderamente sintonizado con
el infinito, no hay límites para los trabajos maravillosos del Padre que pueden
ser realizados a través de él, cuando se presenta un paciente correctamente
receptivo y mentalmente obediente.
Jesús-Cristo dijo: “El que cree en mí, el trabajo que Yo haga hará, y
más grandes trabajos que éstos realizará”.
Cada uno de nosotros es un Cristo en formación, y por esto cada uno
tiene maravillosa oportunidad de compartir su Bendito Ministerio de ser
curadores por nosotros mismos.
Trascrito de Artículos de RAYOS de la Rosa
Cruz
De Abril de 1983
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario