LA SANGRE PURIFICADORA
Cuando el Salvador, Cristo Jesús, fue crucificado, su cuerpo fue herido en cinco sitios: en los cinco centros en los que fluyen las corrientes del cuerpo vital; y la presión de la corona de espinas produjo un flujo en el sexto centro también. (Esto es un vislumbre para los que ya conocen esas corrientes. Una dilucidación amplia de esto no puede darse públicamente por ahora.)
Cuando la sangre fluyó de esos centros, el gran Espíritu Solar, Cristo, se liberó del vehículo físico denso de Jesús y se encontró en la Tierra con sus vehículos individuales. Los vehículos planetarios ya existentes fueron compenetrados por Sus propios vehículos, y en un abrir y cerrar de ojos Él difundió su propio cuerpo de deseos en el planeta, lo que le permitió desde entonces trabajar sobre la Tierra y sobre la humanidad desde adentro.
En aquel momento , una oleada tremenda de luz espiritual solar inundó la Tierra. El velo del Templo se rompió, ese velo que el Espíritu de Raza había colgado ante el Templo para resguardarlo de todos menos de los pocos elegidos. Y desde entonces el Sendero de la Iniciación quedó abierto para todo el que quisiera entrar el él. Por lo menos en lo que concierne a los Mundos Espirituales, esa oleada transformó las condiciones de la Tierra como un relámpago; pero las condiciones densas y concretas son, por supuesto, afectadas mucho más lentamente.
Como toda vibración rápida e intensísima de luz, esa gran oleada de luz cegó al pueblo por su brillantes fulgurante y, por lo tanto, se dijo que el "Sol se había obscurecido". Lo opuesto fue precisamente lo que sucedió. El Sol no se había obscurecido, sino que brillaba con glorioso esplendor. Fue el exceso de luz lo que cegó al pueblo, y únicamente cuando la Tierra absorbió el cuerpo de deseos del brillante Espíritu Solar, la vibración bajo a una intensidad más normal.
La expresión "La sangre purificada de Cristo Jesús" significa que la sangre que fluyó en el Calvario está ligada al Gran Espíritu Solar, Cristo, quien por ese medio se aseguró su admisión en la Tierra misma, y desde aquel momento es su Regente. El difundió su propio cuerpo de deseos por todo el planeta, purificándolo así de todas las viles influencias que habíanse desarrollado bajo el régimen del Espíritu de Raza.
Bajo la ley todos pecaban; aún más: no podían ser ayudados. No habíanse desarrollado hasta el punto en el que pudieran obrar con rectitud por el Amor. La naturaleza pasional era tan fuerte, que para ellos era una imposibilidad el dirigirla; por lo tanto, sus deudas, engendradas bajo la de Consecuencia, habían adquirido proporciones colosales. La evolución se hubiera demorado terriblemente y muchos habrían quedado perdidos para nuestra oleada de vida si no se les hubiera prestado alguna ayuda.
Por lo tanto, Cristo vino para "buscar y salvar a los que estaban perdidos". El limpió los pecados del mundo con su sangre purificadora, lo que le permitió entrar en la Tierra y en la humanidad. Él purificó esas condiciones y a Él le debemos el que podamos atraer hacia nuestros cuerpos de deseos materia emocional más pura que antes, y Él continua trabajando para ayudarnos, haciendo nuestro alrededor un ambiente cada vez más puro.
Que esto lo efectuó y lo está haciendo a expensas de un gran sufrimiento para Él mismo, es cosa que nadie puede dudarlo si es capaz de formarse la más mínima concepción sobre las limitaciones soportadas por ese Gran Espíritu al entrar en las coercitivas condiciones de la existencia física, así como su actual limitación como Regente de la Tierra no es menos dolorosa. Ciertamente Él es, también Regente del Sol y, por lo tanto, sólo está confinado parcialmente a la Tierra; pero, sin embargo, las limitaciones producidas por las lentísimas vibraciones de nuestro planeta denso deben ser casi insoportables.
Si hubiera Cristo Jesús muerto simplemente, hubiera sido imposible para Él el ejecutar esa obra; pero los cristianos tienen un Salvador resucitado; uno que está siempre presente para ayudar a todos los que invoquen su nombre. Habiendo sufrido como nosotros en todo y conociendo plenamente todas nuestras necesidades, olvida todos nuestros errores y fracasos mientras continuemos luchando y tratando de vivir una buena vida. Debemos tener siempre muy presente que el único fracaso verdadero es cesar de luchar.
Después de la muerte del cuerpo cuerpo denso de Cristo Jesús, los otros vehículos fueron devueltos a su poseedor primitivo, Jesús de Nazareth, quien, durante algún tiempo después, funcionando en su cuerpo vital que había recobrado temporalmente, instruyó al núcleo de la nueva fe que Cristo había formado. Jesús de Nazareth ha tenido desde entonces la dirección de las logias esotéricas o sociedades secretas que hubo en toda Europa.
En muchos lugares, los Caballeros de la Mesa Redonda fueron altos iniciados de los Misterios de la Nueva Dispensación. Así sucedió también con los Caballeros del Grial, a quienes finalmente se confió el cáliz de José de Arimatea, que fue empleado por Cristo Jesús en la Ultima Cena. Después se les entregó además la lanza que había herido su costado y el receptáculo que recibió la sangre de la herida.
Los Druidas de Irlanda y los Trottes del norte de Rusia fueron también escuelas esotéricas en las cuales trabajó Jesús en la llamada "Edad Media"; pero, aunque bárbaro, el impulso espiritual seguía fluyendo y, desde el punto de vista oculto, era en realidad "Edad Brillante", comparada con el creciente materialismo de los últimos trescientos años, que han aumentado los conocimientos físicos inmensamente, pero casi han extinguido la Luz del Espíritu.
Los relatos del Santo Grial, los Caballeros de la Mesa Redonda, etc., son considerados ahora como supersticiones, y todo lo que no puede ser demostrado materialmente se mira como indigno de ser creído. Gloriosos como son los descubrimientos de la ciencia moderna, han sido comprados al terrible precio de aplastar la intuición espiritual, y, desde el punto de vista espiritual, nunca han amanecido días más tenebrosos que los actuales.
Los Hermanos Mayores, Jesús entre ellos, han luchado y luchan por equilibrar esta terrible influencia, que es semejante a los ojos de la serpiente que obligan al pajarillo a caer en sus fauces. Cada tentativa para iluminar al pueblo y para despertar en él el deseo de cultivar el lado espiritual de la vida es una evidencia de la actividad de los Hermanos Mayores.Puedan sus esfuerzos ser coronados por el éxito y apresurar el día en el que la ciencia moderna se haya espiritualizado y encamine sus investigaciones sobre la materia, desde el punto de vista del espíritu, porque entonces, y no antes, comprenderemos el verdadero conocimiento del mundo.
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CADUCEO O CENTRO DE MERCURIO
del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel
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