Bebed esta copa en mi nombre
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
(De Rays from the Rose Cross de 1981 y 82)
Pregunta: ¿Por qué, justo antes de la Crucifixión, Cristo pidió a sus apóstoles “bebed esta copa en mi nombre”? ¿Cómo es que su espíritu estaba deseoso, pero su cuerpo, débil? Esto parece venir a confirmar lo que dijo en la cruz: .”Padre mío, ¿por qué me has abandonado?” Parece como si sus pensamientos hubieran sido traicionados por Dios, así como por el hombre.
Respuesta: Es importante analizar los sucesos de la Crucifixión en su contexto espiritual. A través de los años y para mucha gente, ha sido tanto lo que se ha escrito, que Jesucristo ha llegado a ser más una figura humana que divina. Y eso está muy lejos de la verdad.
Mucho antes de su venida a la Tierra, el Arcángel Cristo era sabedor de que tendría que asumir la dirección de la Tierra desde su interior, en lugar de desde fuera del
planeta, ya que estaba destinado a ser su Espíritu Planetario. También sabía que para cumplir ese objetivo, tenía que utilizar durante un corto tiempo los vehículos más puros y avanzados - los de Jesús - para así poder obtener su ingreso en la Tierra, algo que sólo podía realizarse mediante el derramamiento de sangre, vehículo del espíritu en el mundo físico. Así pues, los sucesos que motivaron la Crucifixión, y la propia Crucifixión en sí, no le vinieron por sorpresa, por azar o por casualidad. Sabía que la Crucifixión era la culminación lógica, desde el punto de vista divino, de todo lo realizado anteriormente. Y también sabía que era un punto de partida lógico para su más importante labor, que en aquel momento comenzaba.
Así que creer que se preparó para ese suceso momentáneo, desde el punto de vista del ser humano “deseoso pero débil” es completamente erróneo. Sabía lo que le estaba reservado y entendía, mejor que la mayoría de la gente, la agonía de siglos que su encarcelación en la Tierra le iba a causar. Había esperado durante mucho tiempo esta hora de autosacrificio cósmico, para el que fue preparado. Cierto que pidió que bebiesen la copa de vino en su nombre, pero eso no puede interpretarse en términos egoístas, sino al contrario: Él estaba pensando en la Humanidad, incluso con la esperanza de que se pudiese encontrar otro camino para aliviar el dolor de los hombres, al ver lo que iba a suceder en los años siguientes, gracias a las potentes corrientes de deseos que Él transmitiría a la Tierra y su atmósfera para que los humanos luchasen, individualmente, en la transmutación de sus naturalezas inferiores y aprendiesen a vivir la vida que Él predicó.
Hemos de tener en cuenta, además, que Jesu-Cristo era un ser compuesto de un arcángel y un hombre. Y que éste estaba en plena evolución, con ser el más evolucionado de los hombres. De ahí esas palabras: “Padre mío, ¿por qué me has abandonado?” que tanto han hecho pensar a todos los comentaristas. No significaron más que la queja de la naturaleza inferior de Jesús a su Espíritu, al ser desechada en el momento de recibir aquél una elevadísima Iniciación que le permitió seguir su evolución prescindiendo de sus cuatro vehículos inferiores, ya totalmente espiritualizados. En realidad, mientras su yo inferior estaba quejándose del abandono de que estaba siendo objeto, su Yo Superior estaba exclamando: “Padre mío, ¡cómo me has glorificado!”
Boletín Nº 37 AÑO 2.000 - CUARTO TRIMESTRE
(Octubre-Diciembre) FRATERNIDAD ROSACRUZ MAX HEINDEL (MADRID)
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