LA INFLUENCIA DE LOS DOCE SIGNOS AL SALIR
VIRGO (LA VIRGEN)
Las personas nacidas cuando Virgo está saliendo son más que de mediana estatura. La parte alta de la cabeza está mucho más desarrollada que la inferior, la barba débil indicando falta de voluntad y su gran cerebro indicando un intelecto grande, siendo por lo tanto, manifiesta señal de los nacidos en Virgo. La cara es delgada, el cutis macilento, el pelo castaño y los ojos garzos o grises. Sus pies son pequeños, los dedos de los pies vueltos hacia dentro dando a esta gente una laboriosa forma de andar.
Los nacidos en Virgo son muy vivos y activos en la juventud; aprenden con facilidad y no trabajan mucho para adquirir conocimiento; parece que los asimilan sin necesidad de ningún esfuerzo. Adquieren conocimientos lingüísticos y mucha elocuencia fácilmente; son escritores fértiles, pero a menudo cínicos, fríos y rencorosos cuando han sido injuriados. Son extremados en su alimentación, hacen de la higiene una manía y a menudo suponen que tienen todas las enfermedades imaginables, porque Virgo está en el signo sexto y tiene cierta afinidad con la casa sexta, la cual denota la salud y la enfermedad.
Mercurio, el regente, está también exaltado en él y da de manera pronunciada todos los buenos aspectos que por otra parte pueden ser esperados por la influencia del Sol.
Los nacidos en Virgo son delgados en la juventud, pero cuando el sol de la vida pasa el meridiano y comienza a arrojar sus sombras sobre el Este, se nota en ellos una tendencia hacia la corpulencia del cuerpo, particularmente en aquella parte gobernada por Virgo, es decir, el abdomen. Olvidan el hacer ejercicios y naturalmente por esta razón se sigue un funcionamiento lento de los intestinos, por lo cual éstos retienen los venenos en el cuerpo y roban a la vida sus encantos haciendo al sujeto indiferente. En este hecho estriba el gran peligro para los nacidos en Virgo. Una vez que caen del lado de las enfermedades, generalmente se mantienen en una salud muy pobre y parece que “disfrutan” con su enfermedad. Les gusta mucho hablar de los síntomas que sufren con otras personas y se resentirán de cualquier sugestión que se les haga para convencerlos de que están bien de salud o que se pondrán buenos. La presencia de Saturno en Virgo o en la sexta casa, acentúa esta tendencia en un grado marcado y, por lo tanto, es un signo infalible de que el nativo estará sujeto a enfermedades crónicas, estando determinada la naturaleza de la enfermedad por el aspecto y los planetas que aflijan.
Con objeto de tener éxito con el nativo de Virgo una vez que ha sido dominado por la enfermedad para conseguir que se cure completamente, es necesario ser firme con él casi hasta la crueldad. Pero aunque uno pueda parecer cruel al imponerles el régimen que sea necesario para salvarlos de ellos mismos, ésta es realmente la mayor gracia que se les puede hacer porque una vez que estas personas están asidas por la garra de la enfermedad, rehúsan decididamente el tomar medidas para curarse y harta para ello apelarán a la astucia más extrema, aun hasta hacer cosas semejantes a las que pueda hacer un niño para excitar ln simpatía especialmente de los extraños, y se resentirán de cualquier esfuerzo que se haga para indicarles que ellos no son sino maniáticos. A la más ligera sugestión de naturaleza curativa o para manifestarles esperanzas de su restablecimiento, algunas veces pierden los estribos de la manera muy absurda. Pero, por último, cuando todas las personas les huyen y no quieren oír sus dolencias, cuando a las personas que están en sus inmediaciones se las puede persuadir de que no les muestren simpatía, entonces puede que esto les haga volver a la razón. Necesitan una gran conmoción para darse cuenta de su estado y para sacarlos de su estado, y a menos que se consiga esto nunca estarán realmente curados.
Las personas de Virgo suelen ser espléndidas enfermeras si pueden resistir la influencia de la enfermedad del enfermo. Estas personas nunca pueden ver correr sangre o tocar cosas muertas y se sentirán afectadas, como si se las hiciese a ellas mismas, del daño que puedan ver que se hace a los demás y en efecto su característica está espléndidamente expresada por la frase “corazón de gallina”.
del libro "El Mensaje de las Estrellas"
de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel
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