martes, 14 de junio de 2016

Idiotez y locura

PREGUNTA Nº 40:  IDIOTEZ Y LOCURA
¿Está justificada la actitud de los médicos que dejar morir a un niño sujeto a ser un idiota e impedido físicamente, cuando una operación le permitiría vivir? ¿Obtiene un idiota o un loco alguna experiencia que valga la pena durante la vida? ¿Está el Ego interno consciente de la incapacidad física de la mente y del cuerpo durante tal vida, y aprende algo de esta manera?
¿Puede la locura ser clasificada como una enfermedad hereditaria?

Respuesta: Supongamos que un niño tuvo un accidente mientras jugaba, un golpe en la cabeza, y desde entonces se ha hecho anormal, o tal vez entró en estado de coma; nadie vacilaría ni por un momento en hacerle una trepanación, para que aliviado el cerebro de la presión existente dentro del cráneo, el niño pueda ser devuelto a su estado normal de conciencia. ¿Entonces por qué no hacer todo lo posible para que un niño débil mental reciba las mismas atenciones? Sería considerado criminal permitir que un niño normal muriese por falta de cuidado; igualmente imperdonable sería esto en el caso de un niño idiota de nacimiento, porque cuando el Ego ha pasado por la matriz con el objeto de obtener la experiencia de la vida física, tenemos el ineludible deber de apoyar sus esfuerzos de todas las maneras posibles.
El Ego obtiene experiencia por medio de una vida de locura, aunque el Ego en sí nunca enloquece. Lo que produce la locura es una conexión incorrecta entre sus varios vehículos, a saber, la mente, el cuerpo de deseos, el cuerpo vital y el cuerpo denso. Cuando la conexión entre los centros cerebrales y el cuerpo vital es imperfecta, tenemos lo que se llama un idiota, con frecuencia un melancólico pero por lo general perfectamente inofensivo. Cuando la defectuosa conexión se presenta entre el cuerpo vital y el cuerpo de deseos, las condiciones son algo parecidas, pero incluyen la clase cuyo control muscular es defectuoso, como en la epilepsia, el baile de San Vito, etc. Cuando la conexión entre el cuerpo de deseos y la mente es imperfecta o está rota, tenemos al maniático delirante, violento y peligroso. Y cuando la conexión entre el Ego y la mente es defectuosa tenemos lo que podríamos llamar un hombre desalmado, el más peligroso de todos, dotado de una astucia que pone en uso de un modo diabólico cuando menos se espera.
Si consideramos el cuerpo, o los diferentes cuerpos, como instrumentos musicales por medio de los cuales se expresa el Ego, entonces, cuando cada conexión es perfecta, el Ego puede producir una sinfonía de la vida más o menos bella de acuerdo con su estado de evolución.
Pero cuando las conexiones están rotas o defectuosas el Ego es como un músico forzado a ejercitar su talento con un instrumento al que le faltan un cierto números de cuerdas, y por consiguiente no puede producir más que discordancia. Para el músico sería un tormento verse obligado a tocar con semejante instrumento defectuoso; y lo mismo sucede con el Ego que está emparedado en un cuerpo cuyo control normal le ha sido quitado. Por razones que deben buscarse en vidas pasadas se ve obligado a permanecer dentro de un cuerpo que no puede controlar, y sufre más o menos agudamente de acuerdo con su estado evolutivo; sin embargo, así está aprendiendo cierta lección en la escuela de la vida que es requerida para hacerlo perfecto. Es una triste condición, pero aunque una vida entera parezca muy larga, no es más que un fugaz momento en la vida sin fin del Espíritu; y podemos consolarnos con el conocimiento de que cuando ese Ego regrese a la Tierra tendrá un cuerpo normal, suponiendo desde luego, que la lección ha sido aprendida.
Con respecto a la última parte de la pregunta, de si la locura es hereditaria, podemos contestar en sentido afirmativo o negativo según la fase del problema que estamos considerando. Desde el punto de vista espiritual no es hereditaria, porque como ya se dijo, la locura no es un defecto del Ego. Debido a una torsión de su carácter no puede construir un cuerpo normal, así es que por asociación es atraído a una familia similarmente afligida. Esto es por el mismo principio de que gente de carácter parecido siempre busca la compañía de otro; como dice el antiguo refrán: “los pájaros de la misma pluma se juntan”. Los músicos se congregan en las salas de música, en conciertos y lugares parecidos. También buscan el renacimiento en familias de músicos porque en ellas pueden obtener los instrumentos que necesitan, a saber:
dedos largos y delgados y un oído en el cual los canales semicirculares estén adecuadamente colocados, cosas éstas que les darán la habilidad para expresar la música. Los deportistas y los jugadores se reúnen en las carreras y en los garitos. Los ladrones tienen sus refugios, y así sucesivamente. Similarmente aquellos que tienen un cierto defecto en su carácter son atraídos a familias que tienen el mismo defecto. Así es que si consideramos el problema de la locura por el lado de la forma, puede decirse que es hereditaria.
Los científicos que ven el asunto enteramente por el lado de la forma son de la opinión de que limitando la reproducción de los anormales se puede erradicar la enfermedad. Pero así como las secreciones líquidas del cuerpo de un caracol se cristalizan gradualmente en la concha dura y resistente que lleva sobre su dorso, así también los actos del Ego son los que gradualmente se cristalizan en un cuerpo en el cual debe el Espíritu morar hasta que las causas y efectos hayan sido agotados. Nunca será obtenido el alivio trabajando únicamente con y sobre el cuerpo físico, así como tampoco podría curarse un caracol enfermo operando sobre su concha solamente. Emerson dijo con mucho acierto que "un enfermo es un delincuente que ha sido atrapado in-fraganti quebrantando las leyes de la naturaleza". El loco está en esa categoría, y si deseamos curarle, debemos usar medios espirituales de educación. Todos los otros métodos son simplemente paliativos: no llegan hasta el origen de la enfermedad.

del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas" 
Tomo Segundo, de Max Heindel


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