PREGUNTA Nº 122: ¿POR QUE MERCURIO ES INCOLORO Y NEUTRAL?
Usted dice que Mercurio es incoloro y neutral en su influencia. ¿No indicaría eso que la humanidad de Mercurio está en un grado muy bajo de evolución, y si es así, cómo es que ellos (los mercurianos) pueden tener influencia sobre la mente de la humanidad en forma tal que promueve la razón?
Respuesta: Durante las primeras tres y media revoluciones del Período Terrestre, la influencia de Marte había sido prominente para excitar a la humanidad a la acción, pero desde mediados de la Época Atlante cuando fue dada la mente a todos, la evolución y la epigénesis (ejercicio del talento creador original propio del hombre) están llevándonos gradualmente hacia Dios.
Mientras la influencia de Marte fue muy importante, como se dijo, la influencia de Mercurio era casi nula porque el planeta Mercurio había estado en oscuridad, sufriendo uno de los períodos de reposo planetarios del cual comenzó a emerger durante la Época Atlante, cuando los Señores de Mercurio fueron llamados por Jehová para ayudarle a contrabalancear la influencia de los Espíritus de Lucifer sobre la humanidad. Desde ese tiempo la influencia de Mercurio ha estado aumentando constantemente, pero probablemente pasarán muchos milenios antes de que se sienta una influencia completa. No hay procesos súbitos en la naturaleza y un planeta tarda largo tiempo en sumirse en el reposo, así como en salir de un período de oscurecimiento.
No debe olvidarse tampoco que no estamos mentalmente calificados para tomar completa ventaja de las vibraciones mercuriales tal como existen en el tiempo presente, porque la humanidad de Mercurio está mucho más allá de nuestro grado de desarrollo, aunque ellos, como todos los de otros planetas, están siguiendo diferentes líneas de evolución de las que proseguimos en la Tierra.
Con respecto al color de Mercurio, podemos decir que cuando uno está en el cuerpo físico y enfoca su visión sobre el Mundo del Pensamiento Concreto, el primer color que ve es un azulnegro o índigo, algo parecido al color intensificado del centro azul de una llama de gas. A veces aparece más oscuro que otras, aunque probablemente esto pueda deberse a condiciones del observador, pues parece enteramente vacuo. El sentimiento y la sensación son algo parecidos a los que uno tiene después de estar expuesto a una luz solar muy brillante y luego entra repentinamente a una casa. La visión tiene que acostumbrarse a las condiciones
existentes y hasta que esto tenga lugar todo aparece negro u oscuro. Luego uno percibe gradualmente una luz blanca en y a través de todo.
La Región del Pensamiento Concreto entera, es básicamente un blanco brillante y deslumbrante o tal vez incoloro, y en él las diferentes cosas toman por sí mismas un color que perdura todo lo más aguda y brillantemente a causa de la luz absolutamente incolora que compenetra la región entera. Es probablemente a causa de esa claridad absolutamente cristalina que no hay percepción del espacio posible allí. La mente está formada de esta sustancia mental incolora y debido a que es perfectamente neutral le es posible mostrar a los otros las cosas en sus verdaderos colores.
Tal vez todo el asunto pueda ser mejor explicado por medio de la ilustración de un binóculo.
Si tomamos uno de baja calidad, encontraremos que el catalejo no es completamente claro y que exhibe un cierto número de colores en las lentes. Así es que los objetos sobre los cuales este catalejo es enfocado no se ven claramente, los colores no se ven tales como son en realidad; pero cuando conseguimos un instrumento de primera clase, como decimos, cromático, no exhibirá ningún color en el catalejo, y por lo tanto puede trasmitir adecuadamente los verdaderos matices de los objetos sobre los cuales es dirigido. Siendo perfectamente claro y absolutamente neutral puede ser enfocado sobre objetos distantes. Los rayos mercuriales están singularmente bien adaptados para expresar la facultad mental por la razón similar de que son en sí mismos incoloros.
del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas"
Tomo Segundo, de Max Heindel
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