sábado, 3 de septiembre de 2016

¿Estamos ayudando a nuestras estrellas?




¿ESTAMOS AYUDANDO A NUESTRAS ESTRELLAS?

Oímos frecuentemente a los estudiantes hablar de su desorientación y de su falta de comprensión del modo como las estrellas actúan. Ellos manifiestan que las indicaciones malas siempre se producen y son exactas en sus efectos, mientras que las buenas configuraciones parece que tienen muy poca o ninguna influencia, extrañándose de por qué será esto así. Nosotros, a nuestra vez, podríamos preguntar a los estudiantes si creen ellos posible que se pueda conseguir alguna cosa por nada, así como si es posible crear algo de la nada.
Esta ley tiene el mismo valor empleada en las cosas materiales de comprar una hogaza de pan, alcanzar una colocación, favores o cualquier otra cosa. Si en algún momento determinado una persona parece que alcanza alguna cosa sin pagar su valor correspondiente, se verá que esta persona tendrá que liquidarlo posteriormente, y liquidarlo con su interés, porque es una ley de la naturaleza de estricta justicia que nada se da por nada. Siempre debe pagarse un equivalente, ya sea de un modo o de otro; los platillos de la balanza pueden estar vencidos en una u otra dirección un cierto tiempo, pero tan seguramente como el péndulo se balancea con la misma distancia a cada lado del punto neutral, tan seguramente las balanzas de la justicia se balancearán de una en otra dirección, hasta que se consiga el equilibrio.
Esto sirve del mismo modo para la astrología y tomando pie del proverbio que dice: “Ayúdate y Dios te ayudará”, nosotros podemos decir que las estrellas ayudan al hombre que se ayuda a sí mismo, porque son los ministros de Dios y debemos recordar que las estrellas muestran las tendencias; ellas marcan el momento, cuando la ocasión está madura, pero nunca, por ninguna circunstancia, compelen a nadie para actuar de ésta o de la otra manera.
Pero tampoco los acontecimientos son sucesos azarosos, sino que son lecciones y experiencias para nosotros, de las cuales podemos o no aprovecharnos, a nuestra elección, dentro de determinados límites.
Por ejemplo, la Luna está en cuadratura con Marte, y este aspecto nos brindará a nosotros la ocasión de perder nuestra calma y, por lo tanto, sentir algún inconveniente; entonces una vez que ese inconveniente ha desaparecido y nosotros reflexionamos sobre lo ocurrido, siempre nos diremos a nosotros mismos algo por el estilo: “Bien; ¡qué tonto he sido al permitir que una cosa tan insignificante como ésa me haya perturbado y me haya hecho perder la felicidad!” 
Por otra parte, si el estudiante de astrología emplea su conocimiento en la debida forma, entonces conocerá que el efecto de la Luna en cuadratura con Marte ha de ocurrir y, por lo tanto, debe resolver previamente el sufrir con calma y decir: “He aquí que se me presenta una oportunidad para regir y gobernar mis estrellas. En esta ocasión yo conservaré mi buen humor y ecuanimidad bajo mi control, de modo que no importa lo que ocurra; he de permanecer sereno y equilibrado”. Entonces, cuando tal aspecto se manifieste y la oportunidad para perder la calma llegue, el estudiante de astrología que ha razonado de este modo permanecerá firme, y aunque pueda sentir dentro de sí rugir las pasiones, externamente permanecerá callado, sereno, con la mente fría, y cuando el peligro haya pasado habrá ganado una victoria y aprendido la lección que sepretendía que aprendiera.
O supongamos el caso de una cuadratura de la Luna con Saturno; esto producirá a la persona que la sufra melancolía y hará que mire la parte obscura de la vida; pero el estudiante de astrología puede decirse para sí mismo cuando se acerque tal configuración: “No; no me entristecerá. La tristeza, las angustias y la preocupación, no favorecen los asuntos; los empeoran porque se apoderan de toda la fuerza de las personas y, por lo tanto, manteniéndome sereno yo dominaré esta situación. Yo consideraré las cosas alegremente buscando su lado brillante y veré lo que se puede hacer para remediar mi situación”.
Por regla general muchas de las cosas que nos preocupan nunca suceden, y si el estudiante puede aprender a mantener su equilibrio bajo esta dirección planetaria, el detener sus preocupaciones, entonces ha dominado sus estrellas y ha aprendido una lección importante. De este modo, si se dominan nuestras estrellas, aprendiendo las lecciones que ellas desean enseñarnos, las direcciones adversas no tendrán la misma fuerza sobre el que ha de sufrirlas como sería en el caso en que se sentase y cruzase las manos diciendo: “Bien, yo no puedo remediarlo, voy a sufrir unos aspectos adversos estelares y, naturalmente, las cosas me han de ir mal en todos los sentidos”.

Hay en todos los horóscopos un factor dominante, es decir, la voluntad del individuo; téngase presente, repetimos, que el horóscopo indica sólo las tendencias y que no tiene ninguna fuerza para compeler a las personas a hacer una cosa determinada; antes bien, la compulsión está dentro de uno mismo. Así, pues, nosotros, en un análisis final, somos los factores determinantes en el horóscopo y podemos, mediante el ejercicio de la suficiente fuerza de voluntad, gobernar nuestras estrellas. Se dice que todos nosotros somos débiles y, por lo tanto, impotentes para ejercer la fuerza necesaria de voluntad en todos los momentos de la vida; pero eso es exactamente la razón de por qué se nos envían estas direcciones adversas, para capacitarnos, para cultivar y formar una voluntad fuerte de modo que hagamos las cosas propias en el momento oportuno, y depende de nosotros mismos, si hemos de ser compelidos por las circunstancias externamente o por nuestra propia voluntad internamente. Seguramente éste es el camino que debemos seguir y los estudiantes de astrología, sobre todas las demás clases de personas, deben ser capaces de guiar sus vidas seguramente
entre las rocas y los bajíos de la vida y de la existencia, toda vez que están debidamente advertidos, y al saber cuándo y lo qué se les acerca deben estar preparados para recibirlo.
También se pregunta a menudo: “¿Por qué los buenos aspectos no nos brindan una cantidad correspondiente de beneficios?” Y la contestación a esta pregunta es: “Por la misma falta de cooperación”. Es absolutamente necesario el ayudar a nuestras estrellas en una dirección como lo es el oponernos en la otra.
¿Está una persona sin colocación, acaso con su familia que sufre hambre y sin medios a la vista con que satisfacerla, pero, sin embargo, con las esperanzas centradas sobre una dirección favorable fuerte, quizás un trino de la Luna progresada con el regente de la casa sexta, el Sol? Bajo estas condiciones la persona se siente segura, desde un punto de vista astrológico, de que se presenta una buena oportunidad que la pondrá satisfactoriamente al cabo de la calle. Muy bien; nosotros no debemos esperar a que se presente sin poner el más mínimo esfuerzo de nuestra parte; si una cosa es de valor, después de haberla conseguido es conveniente hacer nuestro esfuerzo mejor para adquirirla; de modo que no olvidemos ningún detalle, vistámonos cuidadosamente, pero no ostentosamente, cuando vayamos a ver a la persona que tiene en su poder el concedernos tal favor porque debemos tener presente que las primeras impresiones son muy importantes, y haremos bien en proveernos de todo lo que nos pueda ayudar así como recomendaciones y cualquiera otra cosa de que echaríamos mano si no dependiéramos de un aspecto astrológico que favorece nuestras pretensiones. Debemos usar de todos los medios legítimos para impresionar a nuestro patrono en perspectiva con nuestra capacidad y condiciones y de este modo nuestros esfuerzos tendrán más éxito por haber ayudado a nuestras estrellas, habiendo, por lo tanto, aprovechado aquella oportunidad.
O bien, ¿estamos dispuestos a tomar un negocio con algún otro y nos sentimos muy confiados debido a que la Luna está en trino con el Sol y Venus en la casa séptima? En tal caso tengamos mucha prudencia y estemos prevenidos en este sentido, pensando que bajo tal dirección nadie puede venir a formar sociedad con nosotros que no sea como es debido. Si hacemos esto, nosotros olvidamos nuestro propio esfuerzo y no tendremos ninguna razón para censurar a nuestras estrellas si posteriormente se demuestra que la persona asociada con nosotros no era lo que esperábamos. Nada es necesario en el mundo hoy en el mismo grado que el sentido común, y esto se aplica a cualquier otra circunstancia de la vida. La oportunidad puede ser comparada a la parte resbaladiza de un tobogán entre nosotros y nuestros deseos; es necesario el hacer un esfuerzo inicial adecuado con objeto de alcanzar su parte inclinada resbaladiza; pero una vez que hemos hecho lo que depende de nosotros, entonces todo lo demás irá favorablemente.
De modo, pues, que poniendo de nuestra parte lo necesario, las estrellas están con nosotros para impresionar a los demás en nuestro favor para fortalecer nuestro poder penetrante para saber lo que es más conveniente para nosotros.
Si deseamos saber positivamente el poder de los aspectos e igualmente los tránsitos, como llamamos las posiciones reales de las estrellas en el cielo, no tenemos más que tomar unas efemérides y notar los aspectos de la Luna para el mes corriente. Cuando la Luna está en oposición con Marte, veremos en las personas una falta general de energía y ambición; están más propensas a destruir que a edificar. Cuando tenemos una conjunción de Marte y la Luna, las personas serán activas y enérgicas; pero el impulsó, antes bien que el sentido común, gobernará, de modo que alcanzarán poca cosa de bueno y harán, en cambio, daño sin intención. Pero cuando la Luna y Marte están en trígono habrá un deseo general entre las personas de hacer alguna cosa de naturaleza constructiva, y entonces sus esfuerzos tendrán éxito. Y por último, cuando la Luna está en cuadratura con Marte, hará a las personas irritables, pendencieras, destructoras, dispuestas a golpearse mutuamente, faltas de raciocinio e ingobernables.

del libro "El Mensaje de las Estrellas" 
de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel


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