jueves, 29 de septiembre de 2016

Felicidad en la vida superior

PREGUNTA Nº 132: FELICIDAD EN LA VIDA SUPERIOR
¿Por qué es que en sus escritos hay siempre una nota sombría, siempre la melancolía, tan poca alegría y bienestar? ¿No se puede hallar felicidad en la vi superior? Contentamiento, satisfacción, paz -sí-, ¿pero no hay alegría?

Respuesta: "O wad some power the giftie gie us, To see (ourseUs as others see us".
(Oh, sí hubiese algún poder que nos diese el don de vernos a nosotros mismos como los otros (nos ven!)
Así cantó Robert Burns, y ciertamente estaba en lo correcto en su creencia de que ninguno de nosotros podemos vernos como somos en realidad. El que escribe no se había dado cuenta de que hay un tono sombrío y una nota de melancolía en todos sus escritos, pero tal vez está bien el argumento, aunque sería equivocado sacar la conclusión de que no hay gozo ni felicidad en la vida superior. Hay una alegría y una felicidad inefable, que no pueden ser expresadas, en el privilegio de sernos permitido ayudar a los miles de personas que se dirigen a nosotros en demanda de ayuda y consejo o consuelo espiritual.
Sin embargo, si bien comprendemos la necesidad y beneficios finales que resultan de la presente gran operación quirúrgica que está sufriendo el mundo, tendríamos que ser superhombres para no sufrir con la aflicción de ver tantos cientos de miles, digo mal, millones, que están sufriendo diariamente. Tres años y medio de trabajar con los heridos, con los moribundos y los así llamados muertos, no han podido hacernos más insensibles que la primera noche, cuando nos pusimos casi frenéticos a la vista de tan cruel carnicería. Nos esforzamos por no recordar las experiencias de la noche durante el día, ya que esto nos indisponía para el trabajo que tenemos que hacer aquí, pero tal vez es demasiado esperar que ello no marease nuestra vida de vigilia en alguna forma.
Este puede ser un tema muy bueno para que aquellos estudiantes que están desordenadamente deseosos de conciencia en los mundos espirituales, lo mediten. A ellos les decimos que les envidiamos y que con gusto cambiaríamos la situación con ellos para vernos libres de las horrorosas visiones que el deber y el amor por nuestros semejantes nos compelen a presenciar cada noche, aunque, por supuesto, nadie ni nada podrían separarnos de los sufrientes soldados o sus desolados parientes. No renunciaríamos al privilegio de ayudar por nada del mundo, pero desearíamos estar inconscientes de nuestro trabajo cuando retornamos al cuerpo. Entonces seríamos mucho más felices y probablemente libres para infundir felicidad en nuestros escritos.
Nuestra personalidad interna es mucho mejor que se conserve reservada pero si los estudiantes se conmoviesen por lo expuesto, tal vez la respuesta a esta pregunta pueda servir de algo.

del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas"
 Tomo Segundo, de Max Heindel


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