CAPÍTULO XXIII
MÉTODOS DIFERENTES DE PROGRESIÓN Y
LA RAZÓN DE LOS MISMOS
Además del mundo físico en el cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser actualmente, donde la luz del Sol y la lluvia, tormenta y nieve, frío y calor afectan nuestro ser físico de diferente modo, un mundo de substancia más sutil interpenetra la materia densa, y las fuerzas indígenas de tal plano actúan sobre nuestras almas como sentimientos, deseos y emociones debido a que el alma está envuelta en una substancia de aquel mundo. Los místicos, por lo tanto, llaman a este reino de la naturaleza el Mundo del Deseo. Una substancia aún más sutil, un océano de pensamiento compenetra ambos mundos, el del Deseo y el Físico, y como la mente está compuesta de substancia de aquella región, siente las oleadas de pensamiento generadas por otros espíritus dotados de mente.
Aquí en el Mundo Físico el tiempo y el espacio son los factores principales dé la existencia, pero en el Mundo del Deseo la distancia está prácticamente eliminada debido a que los espíritus han arrojado el instrumento mortal y viajan con la velocidad del relámpago y como la vida espiritual rompe la substancia más densa, la luz allí nunca se obscurece, de modo que en él no hay noche, ni tampoco el frío ni el calor afectan al alma. De aquí que no haya divisiones de estaciones que marcan el tiempo tan definidamente como lo hacen en el Mundo Físico; pero, sin embargo, existe una consecuencia determinada de los acontecimientos. En los vuelos del alma de lugar a lugar en el globo, nosotros sentimos la naturaleza del terreno que atravesamos a despecho de la velocidad, pero en el Mundo del Pensamiento el pensar en un lugar es alcanzarlo instantáneamente: tampoco hay en él pasado o futuro; los acontecimientos no están separados por el tiempo, ni los lugares por el espacio, sino que todo es un constante ahora.
Como quiera que la ciencia de la Astrología está fundada en hechos cósmicos, hay también tres estados en progresión de los acontecimientos incipientes en el Mundo del Pensamiento, que se convertirán en actos en el Mundo Físico y hay dos métodos de hacer la progresión de los horóscopos que pertenecen a los reinos más sutiles además del movimiento real de los planetas que se observan en los cielos.
Supongamos un poste de miles de millones de millas de largo hundido en la Tierra por el Ecuador, formando ángulos rectos con los polos. Entonces, al girar la tierra sobre sus ejes el extremo describiría un círculo en los cielos; a esto los astrónomos llaman el “ecuador celeste” y la posición de los cuerpo celestes en esta línea está medida en grados y minutos de “ascensión recta” desde el punto en que el Sol cruza el Ecuador hasta el equinoccio primaveral. Esta rotación de los ejes de la Tierra nos trae un nuevo grado en el cenit o meridiano cada cuatro minutos y por las reglas de un sistema de progresión nosotros podremos calcular el numeró de grados de “ascensión recta” que han pasado de la posición del meridiano desde el nacimiento para la formación de un determinado aspecto. Los grados referidos se convierten entonces en tiempo, en la proporción de un grado igual a un año.
El otro sistema de progresión se funda en la revolución de la órbita de la Tierra, pero en este sistema las posiciones de los planetas están expresadas en grados de longitud y medidos en la eclíptica, o sea, la faja del paso del Sol, desde O grados de Aries al 29° de Piscis. Esta medida del tiempo es la misma que en el sistema mencionado primeramente: un grado igual a un año; pero hay esta importante diferencia: que mientras la Tierra emplea solamente cuatro minutos para girar un grado sobre sus ejes, requiere 24 horas para moverse un grado en su órbita.
De modo que por un sistema de progresión todos los aspectos que gobiernan los acontecimientos en una vida de 60 años estarían formados en 60 veces cuatro minutos, lo cual es igual a cuatro horas, o sea, una sexta parte de un día. Pero por el otro sistema la formación de los aspectos del mismo período de vida requerirían 60 días, o sea, dos meses, o bien una sexta parte del año.
Esto es, los acontecimientos en perspectiva arrojan con anterioridad su sombra, pero las sombras varían en longitud con arreglo a la exaltación de la esfera de la vida sobre la cual se reflejan.
Desde la altura sublime del Mundo del Pensamiento, donde todas las cosas tienen su principio en la misma eternidad, la progresión de los acontecimientos en la vida están siluetados sobre la pantalla del Tiempo mientras que el infante está aún sobre el umbral del nacimiento, pero la sombra es tan corta, 1-360 parte de un día es equivalente a un año, de manera que por error de cuatro minutos en el tiempo dado del nacimiento desplazarán a las predicciones un año completo. Hay pocas personas que saben la hora de su nacimiento al minuto; por lo tanto, este sistema de progresión es muy poco práctico y de muy poco uso.
Los reflejos de los acontecimientos proyectados desde el un poco más denso Mundo del Deseo, son más largos y más definidos; no requieren mucha delicadeza o precisión para calcular la progresión en la proporción de 1-360 parte de un año, igual a un año. Por este método un error de dos horas en el tiempo dado del nacimiento causaría solamente un error de un mes en las predicciones; este sistema, por lo tanto, satisface universalmente y es, pues, más comúnmente usado. En las siguientes páginas explayaremos un método simplificado de este sistema de predicción por el cual el cálculo matemático de los acontecimientos para toda una vida puede ser realizado en unos cuantos minutos por un niño inteligente que sepa sumar y restar.
del libro "El Mensaje de las Estrellas"
de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel
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