CAPÍTULO XII
SATURNO, EL PLANETA DEL DOLOR
Un método fructífero de adquirir el conocimiento es mediante la comparación de los semejantes y los contrastes de los opuestos: de este modo la luz y el reflejo lateral se manifiesta, cosa que de otro modo escaparía a nuestra atención.
Aplicando este método al Sol y Saturno recordemos que la nota clave del Sol es la “vida” y en el equinoccio primaveral cuando el Sol está en Aries, que es el signo de su exaltación, nosotros podemos ver el poderoso efecto de la oleada de fluido vital que entonces cae sobre la Tierra. La naturaleza está vibrando de vida, la cual corre a través de las formas de todos los reinos y las dota con una abundancia de vitalidad tal que están impulsadas a procrearse con objeto de compensar lo que se pierde y desaparece. La vida se manifiesta por el movimiento, pero la nota clave de Saturno es obstrucción, por lo tanto éste es el planeta de la decrepitud y de la decadencia y consecuentemente cuando el Sol está en Libra, el signo de la exaltación de Saturno, durante el equinoccio del otoño, la naturaleza está cansada y dispuesta para sufrir su sueño invernal.
La forma humana está también dotada de energías por la vida solar contenida en nuestros alimentos, la cual penetra en nuestro sistema por medio de la cabeza y de la garganta, gobernada por los signos de exaltación de los “constructores”, el Sol y la Luna, y es eliminada por la actividad del hígado y riñones, regidos por Saturno y su signo de exaltación, Libra.
En la juventud, cuando las fuerzas solares surgen en nuestra constitución, la asimilación y la excreción se equilibran, pero a medida que el tiempo marcha, “Chronos”, o Saturno, acumula las obstrucciones en los órganos de excreción y la eliminación se ve restringida gradualmente; las avenidas de la vida se estancan y la decrepitud y la decadencia hacen variar los platillos de la balanza de la vida, Libra, hacia el reino de la muerte.
De igual modo en los demás departamentos de la vida; donde el Sol hace a sus nativos los favoritos sociales imbuyéndoles con optimismo y con una sonrisa tan brillante como el Sol, Saturno forma los reclusos y amarga la existencia con pesimismos y reveses, y donde el Sol favorece nuestros negocios mundanales y donde hace que las cosas se muevan suave y fácilmente. Saturno provoca las contradicciones de la más inexplicable naturaleza y todo el mundo parece que se conjura para frustrar sus planes.
En el reino de Dios todas las cosas están equilibradas para producir el mayor bien final para todos y así la influencia de Saturno es de obstrucción y es tan lento y persistente como Marte es impulsivo y rápido en sus cambios. Aquél no se aventura sino que mira antes de saltar y su razón calculadora y fría no pierde ninguna conjetura ni deja de pensar todas las faltas que puedan tener sus proyectos.
En el horóscopo de un alma joven, Marte es dominante y el hombre crece en torno a líneas físicas muy semejantes a como lo hacen los animales bajo la ley de la sobrevivencia de los más fuertes, pero gradualmente los efectos deprimentes de Saturno se manifiestan y las cuadraturas y oposiciones brindan a la persona el dolor y el sufrimiento. Saturno está colocado sobre Marte en el horóscopo para refrenarlo y controlarlo y hasta parece como si todos sus esfuerzos fueran fútiles debido a las obstrucciones de Saturno.
Elías no podía oír la voz de su guía en el fuego, en la tormenta ni en el terremoto, pero cuando el tumulto hubo desaparecido continuaba oyendo la “callada vocecita” para alentarle; y de igual modo pasa con nosotros, mientras que cedemos al impulso de un Marte sin freno nuestra vida es demasiado turbulenta para admitir la comunión con el Yo Superior, pero cuando los dolores de Saturno han corregido el espíritu de Marte sin freno, cuando la noche se nos antoja la más obscura, como en la cueva de Elías, entonces también nosotros podremos oír aquella voz que nos hablará de paz después de la tormenta.
Las maniobras de Saturno no son placenteras, alguna vez nos irritamos ante ellas, nos incomodamos, encolerizándonos a veces mientras que este planeta nos oprime con adversidades, pero gradualmente nosotros nos vamos madurando y nos vamos adaptando, y cuando las obstrucciones desaparecen podemos tener o usar aquello que Saturno demoró, porque así como nosotros desarrollamos los músculos físicos mediante el dominio de los obstáculos físicos, así también cultivamos la fuerza de alma por la resistencia espiritual impulsada por Saturno. La enseñanza que nos ofrece puede ser resumida en una palabra: “Una persistencia paciente en el bien obrar”.
Muchos de nosotros, cuando consideramos a Saturno en un horóscopo, estamos inclinados a mirarlo como una cosa diabólica debido a las aflicciones que trae, pero esto es solamente un bien en formación. Cuando nosotros recordemos que el destino indicado por nuestro horóscopo ha sido generado por nosotros mismos en existencias pasadas, entonces comprenderemos que Saturno solamente marca el punto débil en nuestro horóscopo, aquello en lo que somos vulnerables y propensos al mal obrar. Cuando los puntos débiles se manifiestan por medio de las tentaciones y nosotros cedemos a ellas, el castigo seguirá automáticamente como una consecuencia natural y lógica, porque cada acto equivocado lleva en sí mismos la semilla del castigo que trae y graba en nuestra conciencia las equivocaciones que cometemos.
Debemos mantener claramente ante nuestros ojos mentales que aunque los planetas nos inclinan hacia una cierta línea de acción, nosotros, como egos en evolución, debernos tener discernimiento para elegir entre el bien y el mal y quedarnos solamente con aquello que es bueno.
Si nosotros fracasamos en este respecto y cedemos a las tentaciones, la transgresión nos dará una justa recompensa con arreglo a las leyes de la naturaleza y éstas son las cosas significadas por Saturno. Nosotros no somos castigados debido a vernos sumidos en la tentación, sino que somos castigadas debido a ceder a la tentación. Supongamos, por ejemplo, que Saturno está en Cáncer; con ello se nos indica claramente que nosotros, en el pasado, nos hemos dado a un desordenado deseo de la alimentación, que en consecuencia nuestros órganos digestivos se han deteriorado y si nosotros no aprendemos a ser frugales y a usar un buen discernimiento en la elección de nuestros alimentos seremos castigados con desórdenes en la digestión.
Entonces nos veremos tentados a satisfacer nuestros apetitos con golosinas y acaso tengamos cierta aversión hacia los alimentos simples, los cuales son los mejores para nosotros. Las tentaciones, sin embargo, no nos causarán ninguna molestia en el estómago, a menos que nosotros cedamos a nuestras aberraciones y satisfagamos nuestros apetitos. En tal caso, los alimentos y no una deidad vengadora, nos castigarán automáticamente hasta que aprendamos a contener nuestros apetitos. De igual modo en los otros departamentos de la vida, si Saturno está en el Ascendente o en la casa tercera o novena y con aspectos adversos hacia Mercurio o la Luna, ocasionará que nosotros estemos siempre pensando en nuestros propios disgustos y llenará nuestras vidas de tristeza y melancolía. Ésta es la obstrucción que entonces nos advierte que debemos ser más sociables y no volver nuestra cara al otro lado donde brilla el Sol de la vida.
Dios lleva el timón del Universo. Sus ministros están trabajando continuamente con nosotros para nuestro bien, no hay, en realidad, razón para la tristeza, y si nosotros no podemos verlo hoy en este sentido, Saturno apretará mañana su cepo y nos oprimirá más y más fuerte hasta que con el coraje de la desesperación rompamos sus ataduras y saltemos hacia la alegría y a la felicidad de la vida.
Si no fuera por esta influencia de contención y subyugadora de Saturno, nosotros con toda seguridad correríamos locamente y extinguiríamos muy rápidamente la lámpara de nuestra vida.
Saturno está bien simbolizado como el Padre-Tiempo con su reloj de arena y su guadaña, y no nos permite abandonar la escuela de la vida hasta que nuestra carrera se haya terminado y nosotros tomado parte de ella. Además, Saturno da a la humanidad muchas de sus mejores y más nobles cualidades. Cuando deja caer su mano refrenadora sobre la veleidosa Luna o Mercurio, el veloz “mensajero de los dioses”, profundiza la mente y hace al nativo más serio y más capaz de concentrarse sobre los problemas de la vida. Da a la mente muchos medios para hacer frente a las dificultades de la existencia. El tacto y diplomacia, el método y sistema, la paciencia y perseverancia, el honor y costumbres honestas, la industria y la habilidad mecánica, la justicia y la serenidad mental, vienen de Saturno cuando está bien aspectado, y es solamente cuando nosotros transgredimos los principios que él tiene la obligación de conservar, cuando por la influencia generada por sus aspectos adversos nos castiga hasta que ha hecho que vayamos a nostramos en oración ante nuestro Padre en los Cielos para pedirle el perdón de nuestros pecados y para que nos dé la fortaleza necesaria para dominar nuestra baja naturaleza.
del libro "El Mensaje de las Estrellas"
de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel
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