viernes, 19 de agosto de 2016

Por que fue necesaria la tentación para Cristo Jesús

PREGUNTA Nº 91: POR QUE FUE NECESARIA LA TENTACIÓN PARA CRISTO JESÚS
¿Por qué fue necesario para Cristo entrar al cuerpo de Jesús y ser tentado con el fin de que tuviera compasión de nosotros? ¿No podía tan gran Ser tener compasión sin necesidad de ello?

Respuesta: Evidentemente no. La tentación para ser tal requiere que la persona vea algo deseable en el objeto que le tienta. Faltando esto no puede haber tentación. La carne no puede tentar al que escribe, porque aun el pensamiento de comerla le produce náuseas. Por lo tanto, no hay virtud en abstenerse. El no tiene que vencer el deseo de comer carne, porque tendría que vencer su disgusto con el fin de comerla. El gran Espíritu del Sol, Cristo, en su propia naturaleza no pudo dejar de sentir tentación de convertir las piedras en pan con el fin de calmar el hambre. El no habría considerado como un sacrificio el rehusar el vasallaje a un poder que le habría convertido en el soberano de nuestra pequeña tierra, pero así como nosotros, cuando miramos a través de un cristal de color vemos todo teñido de ese color, así también cuando la conciencia de Cristo estaba enfocada en el cuerpo de Jesús, El percibía las cosas de este mundo a través de los ojos de Jesús, el ser humano. Desde el punto de vista de tal ser, el pan parecía eminentemente deseable cuando sentía hambre. Por lo tanto ello constituyó una tentación.
El poder también parece deseable para la mayoría de la humanidad. Por lo tanto, el conocimiento de que por medio del poder interno El podía gratificar este deseo constituía una tentación. Únicamente desde el punto de vista humano de Jesús, pudo el Gethsemani haber sido tan terrible que él deseara evitar la ordalía que se le presentaba. Nosotros podemos juzgar, basándonos en el hecho de que nadie sabe donde el zapato aprieta, como el que lo tiene puesto. Así también el Espíritu de Cristo aprendió a través de las limitaciones corporales de Jesús a tener compasión de nosotros por nuestras fragilidades de una manera que no pudo haber sido aprendida a través de la observación desde afuera. Desde que El ha tenido un cuerpo y sentido la fragilidad de la carne, sabe cómo ayudarnos mejor que ningún otro y por lo tanto es, con justicia, el Supremo Mediador entre Dios y el hombre.

del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas" 
Tomo Segundo, de Max Heindel


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