Los Rosacruces enseñan que Cristo es el Espíritu del Sol, y parece por lo tanto, perfectamente lógico que observemos el Domingo como día consagrado a la adoración en los países cristianos.
Sin embargo, Jehová es el Regente de la Luna. ¿Por qué, entonces, no fueron enseñados los Judíos a observar el Lunes en vez del Sábado, día de Saturno, que ahora es su día de descanso?
Respuesta: Existe una conexión esotérica entre Saturno, el Sol, y la Luna, que rigen los días sábado, domingo y lunes. El Sol y Saturno son Ministros de la vida y de la muerte, y la Luna es, por así decirlo, el volante o rehilete en el cual la humanidad es constantemente lanzada de un polo a otro mientras la trama de la experiencia es tejida. El nodo Norte de la Luna, al que llamamos la Cabeza del Dragón, participa de la naturaleza dadora de vida del Sol e introduce a la humanidad en el periodo de actividad física. El Nodo Sur nos introduce al descanso de la muerte por medio de las fuerzas Saturninas de la Cola del Dragón. En otras palabras, tanto Saturno como la Luna son puertas de entrada y salida del Mundo invisible, o Caos; la Luna en sentido planetario, y Saturno en sentido Cósmico.
Cuando comienza un Gran Día Creador de Manifestación el tiempo siempre comienza con un Período de Saturno, y en ese tiempo, las oleadas de vida de Espíritus que han estado pasando por la fase subjetiva de la evolución durante la Noche Cósmica precedente, son impulsadas a la manifestación activa, y esto tiene lugar durante la Revolución de Saturno de cada Período.
En la más pequeña esfera de nuestra presente actividad, cuando un Ego está por renacer a la vida terrestre, la Luna marca el tiempo tanto para la concepción como para el nacimiento, asumiendo así la función Saturnina de introducir Egos evolucionantes provenientes de la oscura Noche Cósmica de muerte, al universo solar de vida y luz. Existen, sin embargo, algunos Egos que no evolucionan, sino que son rezagados en el camino de la evolución. Para ellos, llega un tiempo cuando finalmente son arrojados a la Luna y les es negada la oportunidad, y el privilegio de renacer en la presente clase evolucionaria. Entonces permanecen en la Luna hasta que sus vehículos cristalizados por la falta de acción son finalmente disueltos, y como ellos no pueden seguir adelante con la corriente de la evolución, solamente les queda otro camino abierto, a saber: gravitar hacia atrás por medio de la puerta de Saturno hacia el Caos, o Noche Cósmica, donde tienen que esperar otra oportunidad de manifestación en una ulterior corriente de vida.
Jehová no es el Regente de los Judíos con exclusión de toda la demás gente. Él es el dador de la Ley, y Señor Cósmico de la fecundación. Por consiguiente, Él tiene una misión especial que llevar a cabo para todos los adelantados de cualquier época o período en el cual a una gran hueste de Espíritus se les suministra vehículos de un nuevo tipo. El es Quién multiplica abundantemente a los adelantados, les da Leyes adecuadas para su evolución, y así los impulsa hacia un nuevo periodo de desarrollo. Si recordamos este hecho, y también mantenemos en la mente que la primera parte de una época es Saturnina, entonces también comprenderemos que aunque los Semitas originales que fueron los ancestros de la raza Aria, fueron multiplicados como la arena del mar por Jehová Quién les dio leyes, ellos estaban también viviendo en la parte de Saturno de la época Aria, y por lo tanto, lógicamente se les enseñó a observar el día sábado como día de descanso.
La Biblia dice que la Ley reinó suprema hasta el advenimiento del gran Espíritu Solar. Cristo inauguró una nueva fase de la evolución bajo el principio del amor y la regeneración. Esto dio término al régimen de Jehová y a la influencia de Saturno, pero por supuesto, no bruscamente, pues siempre hay una entremezcla de lo antiguo con lo nuevo. No obstante, desde ese tiempo, nosotros, los precursores cristianos, hemos entrado en la segunda, o parte solar de la Época Aria, y estamos por lo tanto ahora, sustituyendo el día de Saturno, por el día solar, como día de adoración.
Como hemos hablado de la Luna y de Saturno como puertas del Caos, esto puede dar margen a que los estudiantes deseen saber que ha de ser del resto de nosotros, y en consecuencia, explicaremos concisamente las enseñanzas de la Sabiduría Occidental sobre este punto.
La Humanidad ordinaria que sigue el camino de la evolución, es conducida al Reino de Cristo, el Espíritu Solar.
Los rezagados que fracasan en mantenerse en el proceso, retrogradan al Reino de Jehová, el Espíritu Lunar.
A la vanguardia adelantada de la humanidad, van los Iniciados que han pasado tanto las Iniciaciones menores como las mayores, y aparecen ante el Liberador, (el gran Ser que tiene a su cargo la evolución de la Tierra), y se les da a escoger entre quedarse aquí y ayudar a sus hermanos de este mundo, o ir a Júpiter a preparar las condiciones bajo las cuales la humanidad ha de evolucionar en el futuro Período de Júpiter.
Las almas avanzadas que usan mal sus poderes como magos negros, a su tiempo retrogradan directamente a Saturno y son obligados a pasar al Caos para la disolución de sus vehículos.
Saturno tiene una preponderancia del cuarto éter o reflector. De ahí su luz pálida, y los Egos que van allí, dejan un registro de sus vidas y son empujados hacia afuera, hacia el Caos, vía a las Lunas de Saturno.
Júpiter tiene preponderancia del tercer éter o luminoso. A esto se debe su brillantez, y los Egos avanzados que llegan a Júpiter del exterior, van hacia dentro por la vía de sus lunas, y entonces comienzan, como se dice, un trabajo constructivo para el Período de Júpiter.
del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas"
Tomo Segundo, de Max Heindel
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