PREGUNTA Nº 88: LAS LLAVES DEL CIELO Y DEL INFIERNO
¿Dio Cristo realmente a Pedro las llaves del Cielo y del infierno, o qué significa este pasaje?
Respuesta: Sin duda, Cristo las dio a Pedro y a otros también, pero no fueron llaves tales como las que usamos para abrir puertas. No obstante, ningún hombre puede entrar a ninguno de los dos lugares a menos de que tenga tales llaves. Son "claves" musicales o fórmulas mágicas cantadas, tales como las que se usan en todas las órdenes ocultas para propósitos ocultos. Los masones modernos tienen algo parecido, porque ellos proveen a la logia con palabras o frases distintas para cada grado. Usan diferentes saludos de mano, también, de suerte que a un masón, aunque puede haber sido Iniciado en algunos grados, le está impedido el acceso a los grados superiores como a un extraño, a causa de que no tiene estas "claves" que abren las puertas.
En órdenes ocultas como la de los Rosacruces, la nota-clave de las palabras mágicas cantadas en cada grado es de una medida vibratoria diferente de la nota-clave de todos los otros grados, y aquel que no tenga la clave y es incapaz de ponerse a tono con ella, es rechazado, como si dijéramos, por una muralla invisible de vibración que rodea el Templo. En la sustancia del Mundo del Deseo inferior, que rodea la Tierra y constituye el infierno, hay una vibración diferente a la que prevalece en la parte de nuestra atmósfera que constituye el Mundo del Deseo superior y la Región del Pensamiento Concreto. Esta tasa vibratoria también difiere del tono de los estados de la materia que está dentro de la tierra, en cada uno de los nueve estratos subterráneos. Por lo tanto cada una de estas divisiones del mundo invisible también requiere una nota-clave diferente, la cual es gradualmente enseñada a los Iniciados conforme progresan en el sendero hacia el Adeptado. La nota-clave de uno o más de estos varios reinos fue la que Cristo dio a Pedro y a otros, pues Cristo era el Iniciador en el caso de ellos. Las mismas "claves" son dadas ahora a sus seguidores por parte de sus sucesores, quienes inician a los que así lo merecen en los Misterios, para que puedan servir a sus prójimos mejor en una esfera más amplia de esfuerzo. Así es que la música tiene una misión más grande que la de simplemente procurarnos un placer. En realidad, la armonía de las esferas es la base de toda la evolución. Sin ella no podría haber progreso, y una vez que nuestros oídos se hayan llegado a poner a tono con la misma tendremos la "clave" de todo progreso.
del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas"
Tomo Segundo, de Max Heindel
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