PREGUNTA Nº 90: CONVERSIÓN DEL AGUA EN VINO
¿Podría informarme lo que Jesús quiso decir a su madre Mana cuando le dijo: "Qué tengo yo contigo, mujer", aun no ha venido mi hora". (Juan 2:4.)
Respuesta: Éste es otro caso en el cual los traductores de la Biblia tradujeron erróneamente el texto griego de una manera inadmisible. La observación fue hecha en ocasión de las bodas de Caná, cuando María, la madre de Jesús, se dice que se llegó a Él diciéndole que no tenían vino. Entonces Jesús contestó con las siguientes palabras del texto griego: "Ti emoi kai soi gunai», de las cuales la traducción literal es: "Qué (es lo que) te va a ti o a mí, oh mujer? Mi tiempo aun no es venido. Aun aparte del significado esotérico de la observación, parece esto mucho más cortés que la grosera respuesta atribuida a Jesús en la popular versión del Rey Jaime. Debe recordarse también que el Cristo no era el hijo de María en el mismo sentido que Jesús lo era, y aunque Él usó el cuerpo de Jesús, Él no reconocía relación física con María, y por lo tanto estuvo perfectamente justificado que se dirigiese a ella llamándola "mujer".
Sin embargo, hay otro y más profundo significado con relación a todo el proceso de la boda de Caná. Ha sido enseñado en la literatura Rosacruz que los Evangelios no son historias de la vida de un individuo llamado Cristo o Jesús, único entre todos los hombres.
Aunque el Jesús de los Evangelios existió, los Evangelios mismos Son narraciones o fórmulas de Iniciación y la boda de Caná, en la cual Cristo efectuó su primer gran milagro, fue algo mucho más grande que una simple ceremonia matrimonial de un hombre y una mujer de la vida ordinaria. Fue, de hecho, un matrimonio místico del Yo Superior y del yo inferior bajo el nuevo orden del Servicio del Templo entonces inaugurado por Cristo. En la Época Atlante se había usado el agua en los templos, pero el vino era esencial para la Época Aria.
Razas diferentes han vivido sobre la tierra en varios tiempos, y han estado constituidas diferentemente que lo que nosotros lo estamos hoy día. La primera raza humana está simbolizada en la Biblia por medio del nombre Adán. Eran de la tierra, terrenos. Es decir, tenían únicamente un cuerpo mineral porque estaban formados de la tierra mineral. La segunda raza está simbolizada por el nombre de Caín. Tenían tanto un cuerpo denso mineral como un cuerpo vital o etérico. Por lo tanto, eran semejantes a las plantas, y les fue dado a comer un alimento vegetal. Por lo tanto, leemos que Caín cultivaba la tierra y plantaba grano.
La tercera raza también desarrolló un cuerpo de deseos, y a causa de esta naturaleza emocional y pasional se hicieron como animales. Por consiguiente se les dio a comer animales o carne, y así es que leemos que Caín cultivaba la tierra y plantaba granos. La tercera gada la mente como eslabón entre el triple cuerpo y el triple Espíritu. Entonces el Espíritu entró al cuerpo y se convirtió en un Espíritu interno, un Ego.
Con el fin de que este Ego pudiese aprender la lección sobre la tierra, debió olvidar por el momento su origen espiritual y celeste. Con este fin se dio un nuevo alimento, y el vino, que es un espíritu fermentado fuera del cuerpo, fue usado por primera vez por Noé, el Jerarca Atlante, para amortiguar el Espíritu que mora dentro del cuerpo. Bajo la influencia intoxicante de este pseudo espíritu, el hombre olvidó gradualmente su origen divino y enfocó toda su atención sobre las lecciones que deben aprenderse en este mundo. Sin embargo, aunque la humanidad abusó de este nuevo articulo de nutrición, el vino, a despecho aún de las orgías que eran tenidas en los servicios exotéricos, en los santuarios de todas las antiguas dispensaciones se usaba el agua, y el más alto y más santo de sus sacerdotes nunca permitió que pasara vino por sus labios. Por lo tanto no eran guías ciegos de los ciegos, sino que veían claramente el mundo invisible y conocían el sagrado misterio de la vida.
Durante las épocas primitivas de la evolución del hombre, este había sido guiado por los visibles mensajeros de las Divinas Jerarquías a quienes reverenció como a dioses, y aun después de que ellos le dejaron, continuaron existiendo entre ellos profetas y videntes, para testificar la realidad de Dios y de los reinos invisibles. Las antiguas religiones también enseñaron la doctrina del renacimiento, y así sabía el hombre que él progresaba mediante la experiencia obtenida en una serie de cuerpos terrestres de textura gradualmente mejorada. Por esa razón muchos hindúes, que creen en el renacimiento opinan que no hay necesidad de apresurar la evolución. Sin embargo, con el fin de que el hombre del Mundo Occidental, en el cual viven las razas adelantadas, pudiese dedicarse con toda su alma y toda su mente a dominar los secretos de la vida terrena, fue planeado que fuese enteramente privado de esta enseñanza. También, el preceptor espiritual fue temporalmente cegado con relación al conocimiento consciente de Dios y la visión de los mundos invisibles, de modo que toda la humanidad debía pararse sobre sus propios pies durante la nueva dispensación, y consecuentemente aplicarse a la evolución material que le estaba reservada. El vino hizo esto en el mundo exotéricamente desde el principio, y su uso fue sancionado en el templo por el primer milagro.
Bajo la antigua dispensación se usó únicamente agua en el Servicio del Templo, pero a su tiempo el vino llegó a ser un factor en la evolución humana. Fue adorado un dios del vino, Baco, y fueron celebradas orgías de la más salvaje naturaleza con el fin de ahogar las aspiraciones del Espíritu, de tal modo que pudiera dedicarse a conquistar el mundo físico. Aun durante la dispensación Mosaica, los sacerdotes tenían estrictamente prohibido usar vino al oficiar en el Templo, pero Cristo en su primera aparición en público cambió el agua en vino, aprobando así su uso en el orden de cosas entonces existentes. Nótese, sin embargo, que esto fue hecho en público, y que ése fue su primer acto como Ministro o Servidor público. Sin embargo, en la última sección esotérica del Cristo con sus discípulos, en la cual fue dado un nuevo pacto, no hubo carne de cordero (Aries) como se prescribía bajo el orden mosaico.
Tampoco hubo vino, sino únicamente pan, producto vegetal, y la copa dé la cual hablaremos inmediatamente cuando hayamos anotado sus palabras en esa ocasión: De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta aquel día cuando lo beberé de nuevo en el reino de Dios. El jugo de la uva recién extraído no contiene espíritu de fermentación y descomposición, sino que es un alimento vegetal puro y nutritivo. Así es que los seguidores de la doctrina esotérica han sido instruidos por Cristo a usar una dieta sin carne y sin alcohol.
Se ha supuesto, generalmente, que la copa usada por Cristo en la Ultima Cena contenía vino, aunque es un hecho que no existe fundamento Bíblico para tal suposición. Tres narraciones se conocen de la preparación para esta Pascua. Si bien Marcos y Lucas afirman que a los mensajeros se les dijo que fueran a cierta ciudad y buscasen a un hombre que llevaba un cántaro de agua, ninguno de los Evangelistas dice que la copa contenía vino. Es más, la investigación en la Memoria de la Naturaleza demuestra que se usó agua, y que, por lo menos en lo que se refiere al esoterista, el vino había tenido su día. De ese acto data también la inauguración del movimiento de temperancia, porque estos cambios cósmicos implican larga preparación en los mundos internos antes de que se manifiesten externamente en la sociedad.
Miles de años son nada en tales procesos.
El uso de agua en la Ultima Cena también armoniza con los requerimientos astrológicos y éticos. El Sol estaba abandonando Aries, el signo del Cordero, para entrar a Piscis, el signo de los peces, que es un signo de agua. Tenía que darse una nueva nota de aspiración, una nueva fase de elevación humana iba a ser iniciada durante la Era de Piscis, entonces cercana. La indulgencia egoísta debía ser reemplazada por la negación de sí mismo. El pan, base de la vida, que es hecho del grano inmaculadamente generado, no alimenta las pasiones como la carne; ni tampoco nuestra sangre cuando se diluye con agua, hierve tan apasionadamente como cuando está embebida con vino. Por consiguiente, el pan y el agua son alimentos adecuados y símbolos de ideales durante la Era de Piscis-Virgo. Representan la pureza, y la iglesia Católica ha dado a sus seguidores el agua de Piscis a las puertas del templo, y el pan virginal en el altar, negándoles la copa de vino en la misa. Sin embargo, aun las consideraciones anteriores no nos llevan al corazón del misterio escondido en la Copa del Nuevo Testamento.
La antigua copa de vino que se nos dio cuando entramos a Aryana, la tierra de la generación, estaba llena de destrucción, muerte y veneno, y la palabra que entonces aprendimos a decir fue muerta y sin fuerza.
La nueva copa de vino mencionada como ideal para la época futura, la Nueva Galilea (que no debe ser confundida con la Era de Acuario, es un órgano etérico construido dentro de la cabeza y la garganta por la fuerza sexual no empleada, el cual a la visión espiritual aparece como el tallo de una flor que asciende desde la parte inferior del tronco. Este cáliz, o copa de la semilla, es verdaderamente un órgano creador, capaz de pronunciar la palabra de vida y poder. En la actualidad, la palabra es generada por medio de inadecuados movimientos musculares que adjuntan la laringe, lengua y labios de tal manera que el aire al venir de los pulmones produce ciertos sonidos, pero el aire es un medio pesado, dificultoso de mover en comparación con las fuerzas más sutiles de la Naturaleza, como la electricidad que se mueve en el éter. Cuando este nuevo órgano haya sido desarrollado tendrá el poder de hablar la palabra de vida, para infundir vitalidad en sustancias que hasta aquí eran inertes. Este órgano lo estamos construyendo ahora por medio del servicio.
Recordará usted que el Cristo no ofreció la copa a la multitud, sino a Sus discípulos, que eran Sus mensajeros y siervos de la Cruz. Al presente, aquellos que beban de la copa de la abnegación, para poder usar su fuerza en el servicio a los demás, están construyendo ese órgano, junto con el cuerpo-alma, que es el vestido de bodas. Ellos están aprendiendo a usarlo en pequeña escala como Auxiliadores Invisibles, cuando se encuentran fuera de su cuerpo durante la noche, porque entonces es cuando se les enseña a hablar la palabra de poder que erradica la enfermedad y construye tejidos saludables.
Cuando la Época Atlante estaba acercándose a su fin y la humanidad abandonó el hogar de su infancia, en el cual había estado bajo la guía directa de los divinos Maestros tuvo lugar el antiguo pacto o testamento, dándoseles carne y vino, y estos dos artículos, junto con el desenfrenado uso de la fuerza sexual, han hecho de la Época Aria, una era de muerte y destrucción. Ahora estamos aproximándonos al final de, la misma.
La Era de Piscis, o sea el tiempo en que el Sol por presesión de los equinoccios está atravesando el signo de Piscis, los peces, está próxima a terminarse. Durante ese período, el signo opuesto a Piscis, a saber, la Virgen celestial, ha sido el ideal del hombre. Ella ha sido adorada por un sacerdocio célibe, que ordena a sus fieles comer pescado en ciertos tiempos de la semana y del año. En el zodíaco pictórico el signo de Virgo tiene una espiga de trigo en una mano. Tanto el grano de trigo y la uva son productos del reino vegetal, y la Inmaculada Virgen Celestial encarnó, por lo tanto el principio primordial de la Inmaculada Concepción, la sangre (vino) y el cuerpo (pan) de Cristo. El sacerdocio célibe que dirige esta adoración ha llamado la atención hacía estas cosas durante la Era de Piscis, que ya está casi concluida, y el vino está, por lo tanto, siendo abolido rápidamente de los ritos del Templo y de su uso por parte de las masas, con el resultado de que se está experimentando una proporción correspondiente de sensitividad. El divino Espíritu oculto dentro de cada ser humano ha despertado de su tóxico letargo inducido por el espíritu del vino, y está comenzando a recordar su origen divino y su herencia de vida, sin principio y sin fin.
En conexión con esto, es notable que todo el clero de los varios países del viejo mundo, y también los sacerdotes católicos en América, todavía continúan usando vino y licores como bebida diaria, y es más que significativo que cuando el Parlamento de Inglaterra, el Rey y los nobles, que representan al Gobierno, se esforzaron por hacer pasar leyes destinadas a prohibir la venta de licores en Inglaterra, la medida fracasó en vista de la decidida oposición de los más altos dignatarios de la Iglesia.
Esta actitud del clero europeo, no implica, sin embargo, que estén corrompidos, ni que deban ser censurados en ningún aspecto. La humanidad tiene todavía muchas lecciones que aprender, que únicamente pueden ser aprendidas en la era del vino. Cuando haya desaparecido la necesidad del espíritu espurio, por sí solo entrará en desuso, sin necesidad de medidas legislativas, las que generalmente no dan resultado, porque es absolutamente imposible legislar en materia de moralidad. Hasta que el consentimiento para una ley se dé desde adentro, los hombres estarán sujetos a quebrantarla para asegurar la gratificación de sus deseos, sin parar mientes en medidas restrictivas.
del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas"
Tomo Segundo, de Max Heindel
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