viernes, 24 de febrero de 2017

El éter reflector (C) - Parte IV (continuación)



PARTE IV
(Continuación) 

EL ÉTER REFLECTOR (C)

14) El Éter Reflector y los registros de las encarnaciones pasadas

No solamente contiene el Éter Reflector los registros pertenecientes a la vida diaria, sino que también contiene los registros de las horas de sueño, las que en el caso del ocultista son horas de gran actividad. Pocos estudiantes recuerdan las actividades de las horas de la noche, cuando, como Auxiliares Invisibles, están trabajando o estudiando, en los mundos espirituales. Los Auxiliares Invisibles tienen libertad de acción, y si bien todos muestran interés en la obra de la curación, otros tienen otros campos de actividad. Asisten a clases, y también se les da la oportunidad de visitar las regiones del Purgatorio y del Primer Cielo, para observar las condiciones de allí. Algo de esto es recordado; y una buena parte es olvidado. Aun después de la Primera Iniciación, dijo Max Heindel, su memoria no era todavía perfecta, y requirió entrenamiento ulterior.

Los psicólogos acostumbran hablar de la gente como “memorias oculares”, o “memorias auditivas”, o “abstraccionistas” (como podemos designar al tercer grupo) quienes no pudieron recordar con ninguna clase de imágenes. Aunque pueda parecer increíble para mucha gente, hay algunos que pueden decirle a usted exactamente lo que desayunaron, describir todo lo que había sobre la mesa, y sin embargo, insistir en que ellos no “ven” absolutamente ninguna imagen. Posiblemente este tipo de recuerdos sin imágenes pertenece a la mente matemática, acostumbrada a pensar sin imágenes, con excepción de las fórmulas matemáticas. El estudiante oculto que está comenzando a despertar en los planos internos, exhibe similares diferencias de memoria y recuerdo, lo que es debido indudablemente a diferencias semejantes de hábito mental y temperamento. Algunos se dirán a sí mismos: “Estuve en tal y cual lugar anoche, y hablé así y asá”. Sin embargo, al serles pedido que describan la escena o la persona, no pueden hacerlo, por no tener en su mente absolutamente ninguna imagen relativa a la situación. Tal vez en la vida diaria tienen la misma clase de recuerdo sin imágenes. Para mejorar la memoria puede ser necesario entonces practicar la construcción de imágenes en la mente, como se enseña en el ejercicio de concentración, que el estudiante hace cada mañana al despertar.

Si el estudiante tiene “memoria auditiva”, si sus respuestas auditivas son agudas, probablemente recordará palabras y discursos con más facilidad que imágenes; y si es de “memoria ocular”, y si su responsividad visual es la cualidad sobresaliente, traerá a la memoria el recuerdo de la escena, de los objetos y de las personas. Naturalmente, los artistas son mayormente de memoria ocular, pero los músicos y los oradores son de memoria auditiva. Aquellos que dicen que recuerdan experiencias sin imágenes visuales ni auditivas, también tienen un verdadero recuerdo, sin embargo.

Recientes experimentos psicológicos en varias universidades sugieren que el olvido ocurre como resultado de la interferencia de varios sistemas de memoria, de los cuales las imágenes o detalles son muy similares. Esto es lo contrario de la creencia popular, que dice que uno recuerda más fácilmente las cosas que son parecidas. Un ejemplo sencillo sería: ¿qué día de esta semana comimos huevos revueltos en el desayuno? En una casa en que se sirven a menudo huevos, esto raramente sería recordado. En el caso de los recuerdos del plano interno, los acontecimientos poco comunes son los más fácilmente recordados; pero la vida continua de estudio y trabajo, que nunca cesa noche tras noche, es olvidada, en gran parte, tal vez porque se parece a nuestras actividades diarias en muchos puntos.

Junto con la capacidad de recordar las experiencias de los planos internos, en los que el Espíritu funciona durante el sueño del cuerpo (contando, por supuesto, conque tenga algunos intereses superiores a los del cuerpo), viene la capacidad de ver las imágenes del polo negativo del Éter Reflector, que se refieren a encarnaciones pasadas.
Se nos dice que estos recuerdos, en una forma aún no definida en términos científicos, están impresas sobre el átomo-simiente del corazón y son traídas de vida en vida; y estos recuerdos del átomo-simiente están entre los que, reflejados en el polo negativo del Éter Reflector, ve a menudo el estudiante antes de caer dormido y antes de despertar por la mañana. Los psicólogos los llaman “visiones hipnagógicas”, visiones impulsadas fuera del subconsciente, en el sueño o en el entresueño. Puesto que ocurren durante el sueño, como en los ensueños, el estudiante no es capaz de ejercer ningún verdadero control sobre ellas, pero a medida que aumenta la consciencia del alma, adquiere este control. La mayor parte de las visiones del “trance” pertenecen a la categoría de la visión hipnagógica. En el orden superior de la clarividencia, sin embargo, la persona está completamente despierta, pero se relaja en estado de completa calma, por un acto de voluntad, y luego ve estas así llamadas visiones “hipnagógicas” en completa consciencia de vigilia, y aprende a controlarlas y a dirigirlas.

Es debido a la necesidad de completa relajación que la mayoría de las escuelas ocultas del pasado estaban situadas en lugares alejados de los caminos, en las cumbres de las montañas y en lo profundo de los bosques o lugares desiertos, donde el aire era claro y puro y existían únicamente los sonidos de la Naturaleza. Evidentemente, cuando estudiantes entrenados en tales lugares tranquilos salían a los ruidosos caminos reales de las ciudades, tendían a perder sus duramente obtenidos poderes, y tenían que aprender a concentrarse en medio del ruido y de la confusión.

La Escuela de Misterios Occidental de la Rosa Cruz ha visto y resuelto este problema. Su entrenamiento está designado para el uso del habitante de las ciudades, y si bien puede parecer al estudiante que su progreso es lento, pero si fuese a hacer un retiro en algún tranquilo refugio espiritual en el campo, encontraría que ha adquirido efectivamente más poder del que creía, y aventajado con relación al estudiante residente allí, que había sido entrenado en la soledad.

No debe creerse que la visión “hipnagógica” continúa en el estado de vigilia. El punto que deseamos recalcar es que el estado de sueño gradualmente se clarifica, o llega a penetrarse de la consciencia de vigilia; y esta consciencia de vigilia entonces cubre tanto las horas de sueño como las horas de vigilia, y también zonas intermedias, en las que ocurren las visiones hipnagógicas.

En este estado clarificado, o “Claro”, el vidente–estudiante lee en el polo negativo del Éter Reflector, y algunas veces dentro de ese éter verá escenas de las encarnaciones pasadas, tanto propias como de los demás.

Hay ciertos puntos importantes que deben observarse en conexión con estas visiones en el Éter Reflector. Primero, la conocida característica de este éter de transponer algunas de las imágenes, como en el caso de Mme. Blavatsky, quien leyó un número de páginas hacia atrás. La analogía con el espejo no debe ser recalcada demasiado, porque, después de todo, el Éter Reflector no es un espejo físico; es un espejo cuadridimensional en el cual las tres dimensiones del espacio son experimentadas por la consciencia como si fueran un reflejo.

Esto significa que, a diferencia de la imagen de espejo, que nunca se mezcla con nuestras personas físicas sino que permanece aparte, nosotros mismos parecemos ser arrastrados por la corriente del Éter Reflector, de modo que estamos parados en medio de los acontecimientos que tienen lugar allí. Sólo al principio es cuando las imágenes corren a toda prisa como las del cinematógrafo que nos son familiares en la pantalla del teatro; el estudiante encontrará en cierto momento que él mismo ha entrado en la escena que se le muestra, y es probable que crea que está viendo una escena de su propia encarnación pasada. Y esto es usualmente cierto. Las primeras escenas vistas son generalmente las que pertenecen a nuestras propias encarnaciones pasadas. Sin embargo, podemos no reconocernos a nosotros mismos en una escena donde se ve mucha gente, y en la que nuestras simpatías se dirigen hacia algún otro carácter.

Inevitablemente el estudiante–vidente se identificará con el personaje por el que siente la más fuerte simpatía, porque de hecho ha entrado, mediante el poder “reflector” del éter, en la esfera emocional del personaje que ve. Así es como varias mujeres escribieron al egiptólogo Arthur Weigall, agradeciéndole por el bondadoso tratamiento de la historia de Cleopatra, la cual, dijeron, fueron ellas mismas en sus anteriores encarnaciones. Ahora, ¿cómo pudieron estas varias mujeres creer todas que ellas habían sido Cleopatra? Evidentemente habían visto escenas del Egipto, en las que Cleopatra era el personaje central en todas ellas, y habían sentido una poderosa identificación con la desgraciada reina.

Podemos suponer que las videntes fueron gente que, muy ciertamente, habían vivido en Egipto y habían conocido a Cleopatra. Pueden haber sido sirvientes en la corte, o damas de la corte, amigas de la reina. Pueden incluso haber sido sus más sinceros enemigos, que se propusieron producir su caída y muerte, y que en el Purgatorio entre encarnaciones, habían entrado en el sufrimiento de Cleopatra y aprendido a arrepentirse de su maldad. Ahora, en la encarnación en la que por fin entraron en el Sendero de la Iniciación, el pasado abrió sus puertas y les indicó el lugar en el que habían creado mucho karma. Estaban no solamente en medio de las escenas del tiempo de Cleopatra, sino que también estaban en medio de las oleadas de emoción que surgieron a través de su corte, de la cual era el pivote, y el centro. Cada una de las mujeres videntes, obviamente a causa de vanidad personal y tal vez también porque sentían sed de emoción, decidió prontamente que ella misma era Cleopatra reencarnada.

Así vemos que existe una memoria de la emoción, así como una memoria del pensamiento y de la acción, y esto también es tocado por el clarividente del Éter Reflector; aunque esta memoria de la emoción es para la mayoría de la gente más raramente experimentada que la otra. Sin embargo, cuando la imagen del pasado no es simplemente contemplada, sino que se entra en ella en la forma descripta, la memoria de la emoción entra en juego. Ahora, puesto que la mayoría de nosotros nos identificamos con nuestras emociones y sentimientos en un grado aún mayor que con las sensaciones del cuerpo y el pensamiento, es natural que, sintiendo una fuerte emoción emanante del personaje observado, nos apropiamos una identidad que no es realmente la nuestra, y entonces surgen situaciones ridículas como las de las varias mujeres que se creyeron Cleopatra.

Las visiones hipnagógicas, si son voluntariamente autoinducidas no son muy confiables. Deben ser ponderadas y analizadas con gran cuidado. Algunas veces, en verdad, la identificación de la reencarnación es mostrada demasiado claramente como para equivocarse, pero hay muchos ejemplos en los que es imposible estar seguro de la propia o de la ajena imagen encarnacional tal como se muestra en el Éter Reflector. 

del libro Temas Rosacruces UNO 
 publicado por Estudiantes de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel


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