viernes, 17 de febrero de 2017

Contra los vanos juicio de los hombres


CAPÍTULO 36: CONTRA LOS VANOS JUICIOS DE LOS HOMBRES.

Jesucristo:

1. Hijo, pon tu corazón fijamente en Dios, y no temas los juicios humanos cuando la conciencia no te acusa. Bueno es, y dichoso también padecer de esta suerte; y esto no es duro al corazón humilde que confía más en Dios que en sí mismo. Los más hablan demasiadamente, y por eso se les debe poco crédito. Y también satisfacer a todos no es posible. Aunque San Pablo trabajó en contentar a todos en el Señor, y fue para todos; sin embargo, en nada tuvo el ser juzgado del mundo.

2. Mucho hizo por la salud y edificación de los otros trabajando cuanto pudo y estaba de su parte; pero no se pudo librar de que le juzgasen y despreciasen alguna veces.
Por eso lo encomendó todo a Dios, que le conoce todo, y con paciencia y humildad se defendía de las malas lenguas y de los que piensan vanidades y mentiras, y las dicen como se les antoja. Y también respondió algunas veces, porque no se escandalizasen algunas almas débiles en verle callar.

3. ¿Quién eres tú para que temas al hombre mortal? Hoy es, y mañana no parece.
Teme a Dios, y no te espantes de los hombres. ¿Qué te puede hacer el hombre con palabras o injurias? Más bien se daña a sí mismo que a ti; y cualquiera que sea, no podrá huir el juicio de Dios. Ten presente a Dios, y no contiendas con palabras de queja. Y si ahora quedas debajo, al parecer, y sufres la humillación que no mereciste, no te indignes por eso, ni por la impaciencia disminuyas tu victoria. Sino mírame a Mí en el cielo, que puedo librar de toda confusión e injuria, y dar a cada uno según sus obras.

del libro "Imitación de Cristo", de Tomás de Kempis


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