PARTE III
EL ÉTER LUMINOSO (A)
9) El Éter Luminoso y el Sol
En nuestras lecciones sobre el Éter de Vida aprendimos algo acerca de lo que Max Heindel designó “el éter solar incoloro” y el “fluido solar”, Y notamos que este fluido solar era visible a la visión etérica bajo variables estados o condiciones: como una especie de “lluvia” de fuerza cósmica se precipita a través del bazo etérico, y adopta un color rosa en el plexo solar. Tomamos nota, además, de que este fluido solar era magnético, y era sentido como tal por los sentidos etéricos, y que aunque es llamado un éter “solar”, es estudiado en conexión con el Éter de Vida más que con el Éter Luminoso, debido a que el Éter de Vida es la avenida particular a través de la cual es especializado. Como magnetismo pertenece al espectro “negro” u oscuro que existe por abajo y por encima del umbral normal de luz visible al ojo humano. En las criaturas de sangre fría y en el reino vegetal el éter solar parece ser “incoloro” y “frío” al contemplárselo con los sentidos etéricos. Podemos establecer un paralelo con esta
condición si tomamos en nuestras manos un magneto de hierro ordinario. Este magneto tendrá un polo norte y un polo sur, o sea positivo y negativo, respectivamente y atraerá partículas de hierro; sin embargo, ordinariamente no podemos ver la luz ni sentir ninguna clase de sensación que emane del magneto. Aunque el hierro es frío y oscuro, no obstante su campo magnético es fácilmente demostrado.
Sólo cuando el Éter de Vida está actuando en conjunción con el Éter Luminoso tenemos la aparición del magnetismo biológico y el fuego de vida de las criaturas de sangre caliente. Los colores asociados con las actividades del Eter de Vida, observamos que eran desde el ultravioleta hasta el infrarrojo, y otros rayos todavía no familiares al público lego. La percepción de estas fuerzas y colores, sin embargo, son de nuevo algo diferente.
Cuando el estudiante oculto comienza su estudio del Éter Luminoso, entra en el dominio de la luz, el calor y el color de los sentidos normales, por causa de los así llamados “cinco sentidos”, que son el don de fuerzas que trabajan a través del polo negativo de este Éter.
Podemos decir, más todavía, que el Éter Luminoso es el asiento de la mente consciente, porque es el asiento de toda percepción sensorial, tanto dentro, abajo y encima del campo normal de la percepción sensorial. La percepción extrasensorial pertenece a este Éter en sus más altos estadios, en los que colinda y se mezcla con el Éter Reflector.
Las fuerzas que trabajan en el polo negativo del Éter Luminoso son las que vitalizan, y en el principio crean, los órganos sensoriales, especialmente el ojo, dándoles el poder de reconocer diferencias en las cantidades de vibración, y de responder a estas diferencias, así como clasificarlas según los efectos que producen por las cantidades de vibración, y de responder a estas diferencias así como clasificarlas según el efecto que producen en la conciencia del Yo. El sistema nervioso es su especial campo de actividad. Sabemos, por supuesto, que los nervios son en realidad parte del mecanismo sensorial del cerebro, que está hecho de la misma “materia gris” que los nervios, y la nueva biología sabe que viajan impulsos eléctricos a través del cerebro y de los nervios.
El Ego reconoce como sonido las frecuencias que vibraciones de 16 a 32 mil veces por segundo. Estas son vibraciones del aire, pero existe un supersonido (vibración supersónica) que es también audible para los sentidos etéricos. El Ego reconoce como sensaciones otra escala de vibraciones (calor y frío, suave y duro, etc.); otras como visión, otras como olfato, otras como gusto, y así sucesivamente. Todas las cuales son simplemente variantes en la escala de vibraciones reconocidas por el Ego, la velocidad de las cuales producen las diferentes sensaciones experimentadas en los cinco sentidos, o sea los receptores. Hay también órganos de recepción internos: receptores que reportan al Ego cosas tales como el peso (sentido del peso), el calor (sentido del calor), balance o equilibrio (sentido del equilibrio), la relación de unas partes del cuerpo con las otras (sentido propioceptivo, esencialmente un sentido muscular), mientras que un sentido de “la cercanía”, tal como el que desarrollan los ciegos, da la sensación de algo cercano que no puede ser visto o sentido, un objeto que se aproxima, o una presencia invisible, en cuyo punto el “sentido de la cercanía” se confunde con la percepción extrasensorial.
El calor, la luz y el electromagnetismo son fuerzas que operan en los Éteres Químico, de Vida y Luminoso.
Todas estas percepciones sensoriales son propiedades del polo negativo del Éter Luminoso, tal como es conocido de la ciencia oculta. Es de especial interés para el esoterista notar que el “sentido del calor” ha sido finalmente localizado por la ciencia moderna en un especial grupo de nervios centralizado en la médula espinal misma, que proyectan largos filamentos (nervios) hacia la piel principalmente alrededor de la mitad del cuerpo. (Las regiones glúteas y el dorso son las más sensitivas a la temperatura) Selecciones, septiembre de 1963, “Misterios de nuestros seis sentidos”.
El polo negativo del Éter Luminoso es el que actúa con el polo positivo del Éter de vida en la producción de criaturas vivientes con una escala completa de percepción sensorial, o consciencia física y etérica. El tálamo, un órgano delicado situado alrededor del centro de la cabeza y enfrente de la glándula pineal, es considerado como el cerebro original o primitivo, en el cual residen los instintos primitivos, mientras que la gran masa del cerebro es el asiento de la consciencia sensorial (El cuerpo pituitario está más abajo y aún más adelanté que el tálamo). Tal vez éstos sean los asientos de las mentes subconscientes y conscientes, tal como son definidas por la moderna psicología analítica. La así llamada mente “subconsciente” de la psicología moderna incluye en realidad lo que los científicos ocultistas denominan la mente “superconsciente”, y las fuerzas que operan en el Éter Reflector, que discutiremos más tarde.
¿Por qué el Éter Luminoso es definido en términos del espectro solar? A causa de que todos los sentidos humanos han evolucionado en un sistema dominado por nuestro Sol, la mayoría de cuyos rayos están en este sistema particular, del infrarrojo al ultravioleta. La ciencia no tuvo nada que decir al ocultista, hasta muy recientemente, acerca de las actividades de los polos negativo y positivo del Éter Luminoso. Lo que el ocultista vio con la extensión de la visión, no podía ser explicado en términos de la física académica. La situación ha cambiado. Ahora es posible una correlación, y también una explicación, de la cual es responsable la Teoría del quantum de Plank.
Según esta teoría, la unidad básica de radiación es el Quantum –un paquete de energía llamado “fotón”– que es creado continuamente en el espacio libre por la colisión de los positrones y de los electrones y que es también liberado en el interior de los átomos cuando ocurren cambios electrónicos. Todavía no ha sido descubierta ninguna ley que indique exactamente cómo o cuándo son creadas estas partículas de energía, o cuándo sean susceptibles de ser creadas. De aquí que sea introducido en la física un “principio de incertidumbre”
“La radiación está compuesta de unidades individuales, conocidas como quanta. Cuando hay cantidad de éstas, estos quanta se arreglan por sí mismos en forma de ondas. Cada onda posee una longitud de onda.” (Hoyle). Así es que la luz está constituida tanto por “partículas” (en el sentido de quanta, o paquetes de energía) y ondas. Ambas son visibles como tales a la visión etérica. Entenderemos mejor esto si pensamos en unas pocas gotas de agua, que no forman una onda; pero cuando existen millones de gotas de agua, entonces se hace posible la formación de una onda, dadas las condiciones necesarias. Pero debemos notar también que cada unidad (“fotón”) es al mismo tiempo tanto partícula como onda.
“Es digno de notarse, dice Hoyle, que entre más corta la longitud de onda, más energéticos se vuelven los quanta individuales (“fotones”). A causa de esto es que los Rayos Gamma, los Rayos X y aun la luz ultravioleta son tan destructores del tejido animal, y por esto es por lo que las ondas de radio son tan inofensivas.”
Continúa diciendo: “Un punto aún más interesante es que de toda la vasta escala de longitudes de onda, desde las ondas de radio hasta los rayos gamma, sólo una banda estrecha, desde los cuatrocientos mil a los ochocientos mil (de centímetros), puede ser
detectada por los sentidos humanos.” Y explica: “Esto... sin embargo, no es un accidente, porque ésta es exactamente la escala en la cual es omitida la mayoría de las radiaciones solares.”
“Es verdad que el Sol emite algunos rayos ultravioletas y algunos rayos X, pero la atmósfera de la Tierra absorbe tales radiaciones destructoras muy fuertes, evitando así que lleguen al suelo. En consecuencia nunca ha habido una oportunidad para que las criaturas de la Tierra desarrollen sentidos receptivos a estas longitudes de onda (Fronteras de la Astronomía, Hoyle). Sin embargo, los ocultistas, pueden, y desarrollan efectivamente sentidos receptores para éstas y otras longitudes de onda, por medio de las fuerzas operantes en el polo negativo del Eter Luminoso; y si bien es muy interesante el aspecto científico de la luz misma, que es más fácilmente observado por el ocultista científico en ciernes, toda percepción sensorial pertenece al aspecto negativo o pasivo del Éter Luminoso.
Hoyle va aún más allá para decir que los rayos infrarrojos llegan al suelo más que otros rayos, debido a las gotitas de agua del aire (no vapor) que absorben más luz visible que infrarroja; pero la infrarroja no afecta al ojo humano. “Claramente sería una gran ventaja poseer ojos que fuesen sensitivos a la luz infrarroja, como en verdad sospecho que tienen los pájaros. Esto conduciría aún más lejos, hacia la explicación de la sorprendente vista que las aves parecen poseer”.
Los astrónomos dicen que nuestro Sol es una estrella “amarilla” o “anaranjada” de la clase conocida como “enanas anaranjadas o amarillas”, “clasificadas entre las más inestables de las estrellas”. La luz solar no es por lo tanto realmente “blanca”, sino teñida de amarillo, o dorada; y el Éter Luminoso es también descripto por el científico ocultista como dorado o amarillo, aunque, como también la luz solar posee una gama completa de colores, visibles a la visión ordinaria como color o como luz, pero visible a la visión etérica como vibración y como puntos de energía brillantes.
del libro Temas Rosacruces UNO
publicado por Estudiantes de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel
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