PARTE III
(Continuación)
EL ÉTER LUMINOSO (B)
10) El Punto de vista del ocultista sobre el Éter Luminoso
Aunque todos los cuatro éteres tienen trabajo que hacer en cada una de las partes del organismo viviente, cada éter tiene un trabajo especial y propio. El Éter Químico es la avenida de las fuerzas que tienen que ver con la construcción y la nutrición del cuerpo entero; pero su campo especial de acción es la estructura esquelética. El Éter de Vida promueve las actividades del crecimiento y la perpetuación de las especies; su área especial es la sangre y otros líquidos del cuerpo, el sistema generador, y las glándulas endógenas. El Éter Luminoso es la avenida de las fuerzas cósmicas relacionadas con la luz solar, el color, y el calor, todas tremendamente importantes en nuestra evolución, pero su especial área es el sistema nervioso, tanto voluntario como simpático. La glándula pineal y el cerebro en su totalidad son el asiento del Espíritu Humano (Ego). El cerebro es el gran receptor central y el centro coordinador del sistema nervioso, organizando todas las sensaciones como son trasmitidas por los órganos de los sentidos por medio de los nervios. En nuestra última lección observamos que el diminuto cuerpo talámico se cree que haya sido el cerebro original –primitivo–, y que los instintos y poderes psíquicos primitivos todavía tienen allí un foco, mientras que el cerebro superior gobierna toda la evolución posterior de las potencias sensoriales.
De nuevo hemos visto que el Éter de Vida especializa el “Fluido solar” que actúa como la electricidad del sistema nervioso. Max Heindel agrega además que el Éter de Luz transmite la fuerza motriz a lo largo de los varios nervios y que éste capacita al Ego para mover el cuerpo. La fuerza motriz no es lo mismo que la energía vital implicada en el crecimiento de la perpetuación de las especies, aun cuando surja de la misma raíz primordial. Nótese que el fluido solar también circula en las plantas, las que ya tienen un sistema nervioso rudimentario y por lo tanto también el comienzo de la percepción sensorial. La física moderna ofrece alguna clarificación sobre estos puntos en la afirmación de que el “fotón”, unidad del espectro electromagnético, por sí mismo “no tiene carga”, aunque lleva consigo energía electromagnética. El fotón discutido en estas lecciones sobre el Éter de Luz o Éter Luminoso pertenece únicamente a la banda especial del espectro electromagnético que conocemos como la luz de nuestro Sol. El espectro electromagnético se extiende tanto arriba como abajo de esta franja.
El fuego cósmico que opera en el Éter Luminoso ha sido mencionado. El Ego humano es parte del Fuego, y sus energías actúan a través del Éter Luminoso, no como parte del complejo de raza, sino como un Espíritu individual, voluntario y pensante, elaborando su destino. Max Heindel dice que el Ego opera particularmente en el calor de la sangre.
Se afirma en el Concepto Rosacruz del Cosmos, lo siguiente: “...las fuerzas que actúan en su polo positivo (es decir el Éter Luminoso) son las que generan ese calor de la sangre de las especies superiores del animal y en el hombre, lo que las convierten en fuentes individuales de calor.” (Estas fuerzas también circulan por la sangre). A los veintiún años de edad, cuando la “mente” “nace”, arroja de sí su cubierta protectora y las influencias directoras del Espíritu de Raza, el Ego entra en completo control de sus propios cuerpos, y el calor sanguíneo, que durante la adolescencia a menudo fue mayor que lo normal, ahora se mantiene en los alrededores de los 98,6 grados Fahrenheit (37 grados Centígrados). Este calor de la sangre es necesario para la consciencia del Ego en el cuerpo. Si la temperatura de la sangre cae demasiado por debajo de lo normal, o se eleva mucho por encima de ésta, el Ego se ve obligado a salir del cuerpo, pues entonces cae en los estados que reconocemos como sueños, coma o muerte. El Fuego egoico es el Fuego del alquimista, que a su tiempo crea el “cuerpo de diamante” del Adepto.
En las plantas las fuerzas que operan en el polo positivo del Éter Luminoso hacen circular los jugos, y estas fuerzas se relacionan con el calor solar más que con la luz solar. En el solsticio de invierno –la investigación moderna ha demostrado esto– en el hemisferio Norte, aun en aquellos climas en que el hielo y la nieve cubren la tierra, el ligero cambio en las fuerzas etéricas cuando el Sol comienza a dirigirse hacia el norte a partir de su más austral declinación, hace que los árboles duerman, y que la savia comience a moverse en sus raíces y en la profundidad de sus troncos. El “calor” cósmico durmiente en el polo positivo del Éter Luminoso, es el que impulsa este despertar.
De nuevo leemos en el cosmos, que “Las fuerzas que actúan a lo largo del polo negativo del Eter Luminoso son las que operan a través de los sentidos, y se manifiestan como funciones pasivas de visión, audición, sensación, gusto y olfato. También construyen y nutren el ojo”.
Para los sentidos etéricos, los varios colores son tan efectivamente tangibles como visibles, y algunos investigadores ocultos declaran que todas las otras sensaciones tienen una correlación con la luz y el color. Las diferentes longitudes de onda de calor en el rayo de luz solar pueden ser sentidas, y una diferencia en calidad es también notada. Los niños ciegos pueden algunas veces diferenciar entre los colores, aunque no pueden verlos como tales. Algunos físicos hablan de la “visión facial” desarrollada por estos niños; pero hace más de treinta años el doctor Jules Romain demostró (y relató en su libro, Visión sin ojos –ahora fuera de la circulación–) que la piel en su mayoría podría ser usada para la visión. Encontró que las áreas especialmente sensitivas a la luz eran la frente, las mejillas, las regiones temporales, el pecho y las manos. Los embriólogos también dicen que casi cualquier parte de la piel del embrión puede ser usada para formar ojos. El doctor Romain explicó esto diciendo que la piel está tachonada de pequeñas células llamadas ocelli, es decir, ocelos, que se parecen en efecto a ojos en miniatura. El ocultista siempre ha sostenido que en tanto que esté presente el
Éter Luminoso, cualquier organismo viviente desarrollará siempre la percepción sensorial y de la luz con alguna especie de estructura ocular.
Las fuerzas que trabajan a lo largo del polo negativo del Éter Luminoso son las que depositan la clorofila y los colores en las flores. Todo color, en todos los reinos de la Naturaleza, es “depositado”, por así decirlo, por medio de fuerzas que trabajan a través del polo negativo del Éter Luminoso.
Puesto que ahora sabemos que la luz no es simplemente ondas en un éter, sino que consiste también en partículas verdaderas, o “paquetillos” de energía, llamados los fotones, estamos en posición de ver que existe una sustancia definida y real que las Fuerzas de la Naturaleza pueden usar y manejar en esta obra de “depositar” el color.
Estas Fuerzas de la Naturaleza incluyen las hadas, los elfos, los seres angélicos, y el Ego humano.
A causa de que el Éter Luminoso es la avenida de las fuerzas que promueven la percepción sensorial, y especialmente del ojo, es usualmente cierto que la primera experiencia del estudiante con la visión etérica se relaciona con los fenómenos de este éter. Generalmente ve primero una mancha de niebla azul, o telaraña, que parece llenar el espacio, a menudo en el crepúsculo, o en un cuarto o salón poco alumbrado, o cuando está saliendo de una habitación más oscura para entrar en otra iluminada, digamos a lo largo de un pasillo. Esta niebla azulada se observa que está en movimiento violento donde quiera que le da la luz, porque vibra con un rápido movimiento como el de las alas de un colibrí. Posteriormente puede ver que los batientes (o la telaraña) de luz están llenas de los colores del arco iris, en medio de los cuales innumerables puntos de luz plateada relampaguean aquí y allá. Cuanto más fuerza tenga la luz, más partículas de éstas se ven, y más grandes parecen ser. Relampaguean en la atmósfera con gran energía apareciendo y desapareciendo continuamente, pero se caen al suelo (No todas ellas son luz solar básica, sino que algunas tienen otro origen).
Con una inspección más cercana, la telaraña del espacio parece consistir en copos transparentes, con un núcleo en forma de cometa, que es la chispa primeramente observada, siendo el copo en su totalidad transparente y peliculoso. Los físicos hablan de la luz diciendo que consiste tanto en ondas como en partículas; esto es, el fotón mismo es ambas cosas; y el ocultista ve este fotón dentro de la clase que pertenece a la radiación de nuestro Sol tal como aquí se describe. El copo transparente parecería representar el aspecto de “onda” del fotón y la chispa el aspecto “partícula”; y los ocultistas sugieren que la primera es negativa y la última es positiva.
En el complejo del cuerpo humano, el Éter luminoso, se dice que es predominantemente positivo en los hombres y negativo en las mujeres. Veamos cómo trabaja éste. Los sentidos y los colores pertenecen al polo negativo, y el sensorio de las mujeres es a menudo más rápido que el de los hombres; ellas ven los colores más claramente y sufren menos de ceguera a los colores. Su aura etérica también muestra una preparación mayor del dorado Éter Luminoso. Sin embargo, la energía positiva del Éter Luminoso es evidente en el impulso dinámico a la acción que caracteriza la encarnación masculina, y el aura masculina a menudo relampaguea densamente con los puntos de energía que pertenecen a este éter. El hombre también exhibe más el impulso ígneo egoico.
Puesto que la luz está hecha de fotones y los fotones consisten tanto en ondas como en partículas, ambas aparecen juntas a través del espacio.
Al tratar de estudiar el Éter Luminoso, el estudiante no debe mirar un objeto, o un muro o el cielo raso, sino directamente al espacio mismo.
Es interesante la siguiente cita: “El éter luminoso es una sustancia de un tipo especial que no tiene el familiar mosaico atómico que usualmente llamamos materia... podemos llamar al éter luminoso una sustancia pero también podemos llamarlo espacio... teniendo en cuenta que... el espacio puede poseer ciertas características morfológicas o estructurales que lo hace una cosa mucho más complicada que en los conceptos de la geometría euclidiana. De hecho, en la física moderna la expresión éter luminoso (despojado de sus consabidas propiedades mecánicas) y el espacio físico son considerados sinónimos” (Gamew: One, Two, Three... Infinity) .
Puede ayudar al estudiante a observar este éter por primera vez, el acostarse sobre una cama y observar el ángulo del cielo raso en una habitación llena de luz. Su ojo entonces no se fijará sobre una superficie, sino que descansará en el espacio mismo, y pronto comenzará a ver las ondas y chispas del Éter Luminoso. Debe evitarse el excesivo esfuerzo. Es la atención la que se enfoca, y no el ojo; aunque el foco del ojo sigue a la atención, por supuesto.
del libro Temas Rosacruces UNO
publicado por Estudiantes de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel
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