PREGUNTA Nº 133: Si la clarividencia es un medio tan exacto de investigación, una facultad espiritual tan elevada, ¿por qué la vemos generalmente en manos de personas de poca educación, de clase baja, que parecen tener muy poca espiritualidad y que a menudo mienten?
Respuesta: Hubo un tiempo en un lejanísimo pasado, cuando el cuerpo humano era un organismo mucho menos complicado que ahora, antes de que se hubiera desarrollado el sistema nervioso cerebroespinal, que le dio al hombre el dominio voluntario sobre su cuerpo.
En ese entonces el sistema nervioso simpático o involuntario tomó a su cargo las funciones puramente animales, casi cómo lo hace actualmente. Entonces el hombre era un ser mucho más espiritual que al presente y sus medios de percepción de los mundos espirituales eran órganos que ahora están temporalmente en desuso. Tenemos ciertos órganos en diverso estado de perfección, algunos de los cuales se están atrofiando, por haber ya prestado su utilidad. Los músculos que mueven las orejas en los animales están también presentes en el hombre, pero ya no se necesitan más, así que la mayoría de nosotros los hemos perdido prácticamente. Otros órganos están en estado de desarrollo, como, por ejemplo, el corazón, que es un músculo involuntario pero que está desarrollando fibras transversales como los músculos voluntarios, y en el futuro se podrá regular su velocidad.
Otra clase de órganos están sencillamente en estado latente, adormecidos, y entre ellos se encuentran el cuerpo pituitario y la glándula pineal. Si no estuvieran para ser empleados en el futuro, se atrofiarían con toda seguridad como todos los demás órganos que han dejado ya de ser útiles. En un pasado muy distante esos órganos estaban relacionados con el sistema simpático, lo que daba al hombre la clarividencia involuntaria, y debido a su actual conexión con el sistema cerebroespinal en el futuro permitirán a la humanidad el ponerse en contacto con los mundos espirituales a voluntad.
Es más fácil hacer rodar una piedra montaña abajo que montaña arriba; el retroceso se realiza con más facilidad que el progreso, y cuando el hombre trata de desarrollarse negativamente puede fácilmente renovar la actividad negativa del cuerpo pituitario y de la glándula pineal, convirtiéndose en un clarividente negativo. Pero como toda facultad exteriorizada por medio del sistema nervioso involuntario no está bajo el poder de la voluntad, esa facultad es, por supuesto, esporádica en los médium. A veces, cuando funciona, pueden ponerse en contacto con los Mundos Espirituales en forma limitada. Otras veces, cuando dicha facultad no funciona, no pueden hacerlo. Por consiguiente, a menudo simulan que lo están haciendo con objeto de poder cobrar el dinero que les hace falta.
El hombre que desarrolla conscientemente esa facultad espiritual controla la vibración de los dos pequeños órganos denominados glándula pineal y cuerpo pituitario por medio de la voluntad, y, por consiguiente, dicha facultad está siempre a su disposición. El poder de ver es suyo en todo momento. De manera, pues, que en sus manos la clarividencia es un medio exacto de investigación, pero debe tenerse en cuenta que así como es necesario investigar este mundo antes de que lo conozcamos, así también hay que hacerlo en el otro. Muchas personas son tontamente escépticas respecto a la existencia de los mundos y sentidos suprafísicos, pero los que creen que cuando un hombre “ve” los mundos invisibles sabe enseguida todo cuanto hay que saber sobre ellos son igualmente tontos. El ciego que haya obtenido la vista gracias a alguna operación nos da una ilustración de que nosotros tenemos que aprender a ver aquí en el Mundo Físico, porque al principio aquél cierra frecuentemente los ojos, declarando que le es más fácil caminar guiándose por el tacto que por la vista, pues no ha aprendido aún a medir las distancias. El niño que pide la luna o algo que está fuera de la habitación demuestra también este hecho. Como arriba es abajo; antes de que el hombre se haya educado, la clarividencia en si misma es de poca utilidad para él, y la idea de que por el hecho de ver conoce todo necesariamente, es completamente gratuita. Nosotros, que hemos visto siempre aquí, no Conocemos todo lo de este mundo; y así también los que pueden “ver” allá, no por eso lo conocen todo. Además, las formas de aquí son estables y no cambian con facilidad, mientras que la visiones y el conocimiento en los Mundos Superiores están obstaculizados por la plasticidad extraordinaria de las formas que allí se encuentran, pues cambian frecuentemente en un abrir y cerrar de ojos, respondiendo a los pensamientos de las entidades que funcionan en ellas.
Para desarrollar la clarividencia voluntaria es necesario someterse a una tarea muy ardua, y, por consiguiente, esta facultad la poseen muy pocos, mientras que la clarividencia negativa, desgraciadamente, la han desarrollado muchos que no tienen elevados ideales que les impidan prostituir su facultad por dinero.
Max Heindel
FILOSOFÍA ROSACRUZ EN PREGUNTAS Y RESPUESTAS TOMO PRIMERO
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