viernes, 5 de febrero de 2016

El Cuerpo Mental


EL CUERPO MENTAL

El cuerpo mental es el vehículo o cuerpo por medio del cual el Ego se manifiesta como mente concreta (razón, memoria, imaginación…) esta mente es la que, a través del desarrollo evolutivo, se convierte en un vehículo de conciencia independiente por medio del cual se manifiesta el Ego en sus cuerpos de deseos, etérico y físico. Pero el cuerpo mental también se manifiesta como un segundo aspecto comúnmente llamado mente abstracta, si, por ejemplo, la mente concreta trata con las “formas” de pensamiento (aritmética, los objetos, etc.) la mente abstracta trata con las matemáticas puras, la álgebra, ideas o símbolos abstractos) El aspecto superior de la mente irradia o crea originalmente ondas mentales mientras que el inferior reproduce y crea formas de pensamiento que cualquier iniciado puede ver.

El cuerpo mental tiene casi la misma forma ovoide del cuerpo de deseos con la diferencia de que los buenos pensamientos hacen vibrar la materia mental más espiritualizada que suele estar en la zona de la cabeza, mientras que los maléficos y egoístas gravitan en la parte inferior del ovoide. Por tanto, podemos ver como la mente no es el Ego sino su aspecto cognoscitivo, lo que le hace pensador y conocedor en sus renacimientos; es simplemente la conciencia individual y personal.

Cuando el hombre piensa pone en vibración el cuerpo mental, esta vibración se manifiesta en un grado inferior, es decir, en el cuerpo astral o de deseos, desde éste pasa a los éteres del cerebro etérico del cuerpo etérico para, por último, poner en acción la materia gris del cuerpo físico. Sabiendo que el cuerpo de deseos está relacionado con el sistema nervioso simpático y que el sistema cerebroespinal está bajo el control del Ego, éste piensa emitiendo sus vibraciones originales en base a experiencias pasadas, a través de los canales abiertos o no del cuerpo de deseos para terminar encontrando el conducto más apropiado y las partículas capaces de expresar lo que el Ego desea. Esto explica, en cierto modo, el que a unas personas les guste las matemáticas y a otros no o que unos comprendan y expresen perfectamente algunos hechos más bien abstractos y otros sean incapaces de ello.

Si analizamos esto en sentido contrario, lo que podría ser el resultado de una experiencia o conocimiento, sería algo así: La experiencia en el cuerpo físico (hecho, oído, visión…) asciende al cuerpo de deseos donde se convierte en sensación, lo que, en el cuerpo mental se transforma en percepción, conceptos o ideales, lo que será una base para las respuestas futuras y una manera de abrir nuevos canales para que se manifieste el Ego. Esta es la manera también de que se forme la memoria pero como no todo es causa y efecto ni el resultado de experiencias pasadas, el Ego tiene en cada vida la posibilidad de crear “ideas” nuevas y originales cuando, de vez en cuando y en determinadas circunstancias, recibe luz del propio Espíritu y del Mundo del Pensamiento. Cuando la respuesta del Ego alcanza el cerebro se producen una serie de acciones en forma de descargas eléctricas y de corrientes magnéticas, las cuales abren un nuevo canal nervioso. Si esto se repite se facilita la misma expresión o se crean ideas asociadas.

Evidentemente y como ocurre con el cuerpo físico, el ejercicio aumenta su poder mientras que lo contrario lo atrofia y lo destruye. Con cada nueva vibración transformamos o expulsamos materia mental de este cuerpo según la capacidad que tenga de responder a nuestras ideas y pensamientos; así reemplazamos la materia que no responde a nuestras intenciones. De aquí la necesidad y conveniencia de crear y mantener pensamientos e ideales positivos. Cuando el hombre intenta vivir la vida superior, es decir, actuar como lo haría nuestro verdadero Yo superior, elimina la materia mental grosera y atrae la positiva y espiritualizada de las regiones superiores del Mundo del Pensamiento; así nos unimos más a nuestro verdadero Yo el cual se expresará cada día más. Como es lógico, esto hará que el cuerpo de deseos responda con sentimientos y deseos más elevados. Normalmente el ser humano actúa basándose en su aspecto mental inferior o concreto el cual está unido a su cuerpo de deseos, son pocas las veces que el hombre piensa como debiera, es decir, sin deseos; y de eso se trata, de razonar para no estar dominado por los deseos ni por los sentimientos y para que, a través de lo positivo y elevado, demos pie a que el aspecto inferior de la mente se una a la superior, o lo que es lo mismo, el hombre se una a su verdadero ser.

Veamos porque en esoterismo se dice que hay que vencer el deseo personal. El aspecto inferior de la mente, (la mente concreta) está tan unida al cuerpo de deseos que reaccionan el uno sobre el otro, es decir, la mente se ve impulsada por el deseo y, a su vez, busca placer a través de éste. La mente intenta crear imágenes de placer a la vez que rechaza crear lo que del cuerpo de deseos reconocemos como dolor o malestar, por tanto, lo que ocurre es que la mente aumenta las pasiones animales con sus impresiones grabadas y valiéndose de la memoria y la imaginación.

Razonando el párrafo anterior podemos comprender por qué el hombre actúa muchas veces peor que los animales, esto es, el cuerpo mental estimula al cuerpo de deseos despertando así deseos y pasiones que en el animal no están activos. Por esta misma razón el hombre poco evolucionado se deja dominar por el aspecto inferior del cuerpo de deseos, o sea, por los sentidos, la astucia, la lujuria, la crueldad, etc. Por este motivo, cuando el aspecto mental se pone al servicio de los sentidos, del materialismo y de los peores deseos y sentimientos, el hombre pasa mucho tiempo en el purgatorio después de la muerte de su cuerpo físico. Sin embargo, no debemos olvidar que la libertad y el poder de elevarnos y unirnos al Yo superior está en la mente, puesto que a través de ella podemos conseguir el autocontrol, solo es necesario que la conciencia se identifique con la mente pero no con los deseos inferiores.

Quien fortalece su voluntad y persiste una y otra vez trabaja desde el interior y lo elevado y no dejándose dominar por lo externo y por los sentidos, el de fuerte voluntad domina las circunstancias externas poniendo en actividad las fuerzas adecuadas según sean sus experiencias acumuladas. Según se progresa en este sentido, se libera cada vez más del cuerpo de deseos y se aumenta el poder de la mente superior sobre la inferior manifestando así genialidad, desarrollo espiritual, inspiración y profecía. Lo mismo que la mayoría de nosotros hemos vencido y transmutado la parte inferior y más animal del cuerpo de deseos, así debemos seguir utilizando la razón para centrar la conciencia en el aspecto superior de la mente (ideales elevados, espiritualidad, conceptos abstractos, etc.) y no en este cuerpo. Este desarrollo no solo nos hace más libres por no depender tanto del cuerpo de deseos, sino que además nos favorecerá el abandono de los cuerpos y de la tierra después de la muerte del cuerpo físico.

Cuando pensamos emitimos una vibración que afecta al cuerpo mental lo mismo que cuando estamos deseando algo estamos afectando al cuerpo de deseos, sin embargo, un pensamiento afecta de dos diferentes formas entre otras, estas son: Primera, a nuestro cuerpo mental transformándolo y creando hábitos de pensamientos; y segunda, al Mundo del Pensamiento y a las mentes de las personas para intentar reproducir el pensamiento u otro similar de acuerdo al cuerpo mental de la otra persona. Esto puede tener éxito o no dependiendo de la energía (vida) que el pensamiento tenga, y esto, a su vez, dependerá de la voluntad o fuerza con que se haya creado y de la claridad del pensamiento. Así es que, cuando una persona centra su voluntad y concentra su mente, estos pensamientos llegarán más lejos y cumplirán su misión si es que la tienen. De esta forma podemos comprender que la mayoría de los pensamientos que creamos constantemente se debilitan y son absorbidos por todos los de los demás existentes en nuestra sociedad y en el Mundo del Pensamiento. Por el contrario, los pensamientos concentrados y creados voluntariamente con cierta intención, serán más fuertes y llegarán a su destino cumpliendo así su misión sin nada que se interponga en su camino. Esto nos lleva a tener una idea más clara del efecto de la concentración, de la oración, del estudio concentrado e incluso del hecho de mantener la mente todo el día en cualquier tema abstracto o espiritualmente elevado.

En alguna parte de esta obra hemos hablado de que una persona que se obsesiona con algo pero que aún no se ha decidido a hacerlo, puede ser impulsada a ese acto tan deseado simplemente porque le afecte un pensamiento de la misma naturaleza de otra persona. Así es, esto no significa que un pensamiento de amor y de fraternidad pueda hacer buena persona al que siempre está pensando en hacer mal, pero algún efecto tiene. Lo mismo que cuando un estudiante ha aprendido lo que se imparte en un curso y, por tanto, necesita pasar a otro, también cuando un pensamiento elevado llega al cuerpo mental de otro despierta esa misma vibración, lo que puede convertirse en la base de una nueva forma de pensar. Por esta razón hay cada día más empeño en formar círculos o grupos con ideas altruistas y fraternales, por no decir del efecto positivo que causan las frases y pensamientos tan bellos que nos enviamos algunos por correo electrónico. La persona que sea tan egoísta que esté todo el día pensando de qué manera puede beneficiarse no tendrá fácil la admisión de los pensamientos elevados, pero cualquier otra de nuestra sociedad sí. Por tanto, es obligación de todos (y más del que tiene este conocimiento) ser una fuente de pensamientos que ayuden y eleven la conciencia de la sociedad así como mandar pensamientos de ayuda, en cualquier sentido cuando sabemos que alguien los necesita. Naturalmente que los lugares donde se practique la oración, la meditación o concentración sobre temas elevados, o simplemente, cualquier agrupación que trabaje con ideales elevados, ya hacen una gran labor en la sociedad.

No olvidemos que cualquier pensamiento que consigue despertar una vibración simpática en otro cuerpo mental será absorbida por éste aumentando así esa vibración o fuerza en él. Pero, por desgracia, el hombre es todavía muy egoísta y la mayoría de sus pensamientos se quedan con él creando una atmósfera que repercute sobre sí mismo; es decir, hacen que el pensador siga creando pensamientos de esa misma naturaleza. Así se producen las autosugestiones, las obsesiones y las tentaciones que, aún en momentos de descanso no dejan en paz al creador de esos pensamientos. Así, una persona que se obsesiona con matar (como vemos casi a diario en nuestra sociedad) a su compañera por medio de repetir ese pensamiento, termina matándola o el niño que consigue creerse que es superman porque lleva pensando en ello mucho tiempo, se puede lanzar al vacío pensando que puede volar.

Así es que llegamos a la conclusión de que mientras el hombre no domine su mente, y con su voluntad y discernimiento la mantenga limpia y despejada, no podrá ver con claridad lo que es real como lo ve el verdadero Yo superior. Esto es así porque, una vez analizados nuestros hábitos mentales, podemos asegurar que nuestro cuerpo mental junto al cuerpo de deseos nos engañan y dominan sutilmente haciendo que nos centremos en hábitos vulgares y antiguas formas de pensar en vez de ayudarnos a elevar la vibración o elevarnos de plano. Por tanto, aquí podemos aplicar ese dicho de que las cosas se ven según el color del cristal con que se miren. Es necesario, por este motivo, que el hombre sea consciente de lo que piensa y que acompañe sus pensamientos con sentimientos y deseos elevados en vez de pasarse el día creando pensamientos absurdos y sin sentimientos o de naturaleza maléfica. Cuando no se haga así, al menos, debería estar la mente concentrada en lo que el hombre esté haciendo en sus labores cotidianas. De esta forma no permitirá que otros pensamientos indeseables le penetren y se conviertan en tentación ya que, como sabemos, estos pensamientos penetran en nuestro cuerpo mental a la mínima posibilidad que tienen. Claro que, ¿qué mejor protección contra esas influencias que andar pensando en estos conocimientos y estar con la mente en los aspectos más elevados de la vida y del Espíritu?

Para responder simpáticamente a otro pensamiento debemos tener en nosotros mismos algo de esa misma naturaleza, por tanto y si queremos que esto no ocurra, no debemos pensar en nada negativo y sí en lo positivo; de esta forma los pensamientos indeseables revotarán en nuestra aura y no nos influirán. Debemos tener siempre presente que allá donde estemos llevamos con nosotros todo nuestro mundo de pensamientos y que vamos sembrando la atmósfera influyendo a los demás. La gran diferencia entre un hombre poco evolucionado y otro que sí lo está, es que el primero no controla apenas su mente y se deja influenciar por la atmósfera mental de donde se encuentre y que el segundo utiliza su mente voluntaria y conscientemente para crear pensamientos que le ayuden a él mismo y a la humanidad. Trabajando de esta forma no solo estamos protegidos, armónicos y siempre positivos, sino que, a la vez, estamos evolucionando porque cada vez utilizamos materia más elevada del Mundo del Pensamiento.

Si, como hemos dicho, con nuestros pensamientos creamos nuestro propio mundo, el cual llevamos a todos los sitios a la vez que influenciamos al resto del mundo, al considerar a los demás igual que a nosotros mismos comprenderemos que entre todos creamos una atmósfera mental nacional, la cual puede ser más o menos racial, patriótica, democrática, solidaria, etc. Y lo mismo que somos responsables por los pensamientos que creamos y su efecto sobre las personas que nos rodean, también somos responsables, kármicamente hablando, por el efecto de nuestros pensamientos a nivel nacional. Esto entra dentro de lo que llamamos karma colectivo, por ejemplo el nazi que además de hacer mal y dar órdenes contra los judíos, estaba pensando cómo hacer más mal o a más personas. La naturaleza de los pensamientos de un país afectan a todos (patriotismo, opinión pública, costumbres culturales, etc.) y muy especialmente a los niños puesto que afectan más en la educación. El pensamiento afecta a los cuerpo de deseos de otros y éstos estimulan al cuerpo mental para que cree pensamientos de la naturaleza que sea, así es que, tanto dormidos como despiertos, todos somos receptivos a los pensamientos de los demás.

Por este motivo deberíamos tener más cuidado con lo que pensamos individualmente. Si yo doy una conferencia, mis pensamientos y mis palabras alcanzarán a la mente de todos y, aunque será más afectado quien preste más atención, los pensamientos intentarán estimular las vibraciones correspondientes de los cuerpos de deseos de los asistentes durante un tiempo al igual que a su mente. Ahora interpretemos este conocimiento a través de una persona que haya hecho algo malo y que la gente lo critica cada vez más ¿Qué ocurre? Pues que las que critican, además de crearse un mal karma futuro, están aumentando ese mal en el Mundo del Pensamiento afectando a todo el mundo y muy en particular a esa persona que critican. Es más, cuando alguien comete un mal por culpa de un pensamiento nuestro, tenemos parte de culpa en el karma de esa persona.

El hombre actual centra su actividad mental en las cuatro regiones inferiores del Mundo del Pensamiento, son pocos los que suelen pensar en cosas relacionadas con los planos superiores pero, aún así, en esas regiones hay infinidad de gradaciones o vibraciones que hacen que los pensamientos de la misma naturaleza se asocien y fortalezcan. Esto nos lleva a asegurar que una persona devota, rosacruz, o simplemente que mantenga una línea de pensamientos nobles y espirituales, se verán atraídos hacia esas regiones y agrupaciones incluso cuando duermen. Durante el día estamos conectados con esas zonas del Mundo Mental según nuestras creaciones mentales, pero hay quien acelera su desarrollo y aumenta sus conocimientos por las noches. Pongamos un ejemplo de todo esto, cuando un estudiante de ocultismo estudia por primera vez algunos diagramas representativos de lo que llamaos cosmogénesis, le será tan difícil entenderlos como a un niño respecto a las matemáticas. Pero cuando, día tras día, persista concentrando la mente, estará abriendo un camino o canal por medio del cual le será cada día más fácil caminar, es decir, entenderlo y asimilarlo. A partir de esa centralización y concentración de la mente en el tema y región que corresponda, es cuando podrá extraer mayor provecho intelectual.

El cuerpo mental o mente es el vehículo más poderoso (aunque menos desarrollado) que tiene el Ego, el pensador, para influir sobre la personalidad con la intención de desarrollar sus virtudes y con tal de alcanzar la perfección y así no tener que renacer al no haber deudas kármicas. Lo ideal sería que el cuerpo mental respondiera siempre al Ego cuando nos aconseja, nos da ideas originales y cuando actúa como conciencia o cuando la reconocemos por medio de la intuición. Pero no es así porque la mente está muy arraigada aún en la naturaleza del cuerpo de deseos, de ahí la necesidad de espiritualizar este último. El cuerpo mental, como aspecto mental concreto de la personalidad, toma nota de las experiencias y asimila el producto del conocimiento para pasarlas a la región abstracta del Mundo del Pensamiento, que es donde se encuentra el Alma o Yo superior, y así lo une a los resultados de todas sus anteriores vidas. Por otro lado, también es cierto que a la mente le es más fácil pensar basándose en el pasado que esforzarse en crear pensamientos originales o elevarse a los planos superiores del Mundo del Pensamiento a través de la meditación o el discernimiento; por eso también admite, en la mayoría de los casos, las ideas y pensamientos de los demás.

Es cierto que el Ego extrae el mayor provecho de la vida una vez que pasa al purgatorio y al cielo después de la muerte del cuerpo físico, pero eso no quiere decir que si pusiésemos más voluntad en pensar positivamente y en escucharle no aceleraríamos nuestra evolución y obtendríamos mayores recompensas en la siguiente vida. Por consiguiente, lo más razonable sería ser conscientes de lo que pensamos para que nuestros pensamientos sean positivos y hagan bien a los demás, a la vez que no nos dejarnos dominar por los pensamientos e ideas negativas de otros ni por nuestros malos sentimientos y deseos.

Si analizamos lo dicho hasta ahora llegaremos a la conclusión de que la personalidad (cuerpo físico, etérico, de deseos y mente concreta) aún con una mente capaz de razonar y dominar al aspecto animal del cuerpo de deseos, tardaría muchísimo más en llegar a la perfección si no fuera por la influencia del Ego, es decir, por la voluntad. Por tanto, llegaremos de nuevo a la conclusión de que el hombre no es el cuerpo físico ni la muerte de éste es el fin del verdadero Ser o individualidad. Como este Yo superior o entidad espiritual vibra en un grado inmensamente superior al grado en que vibra nuestro mundo físico, no puede obtener la experiencia que necesita para su desarrollo aquí en la Tierra. Por eso proyecta una parte de sí mismo para que, una vez conectada al cuerpo de deseos futuro, se manifieste en el cuerpo físico compenetrando el cerebro y el sistema nervioso obteniendo así el nombre de “mente”.

Sin embargo es el Yo superior quien, a través de esta mente concreta y personal, recibe la información del mundo físico y envía su respuesta desde su mundo mental abstracto. Así es que, cuando el Ego encarnado tiene cierto desarrollo y una mente sana que sabe discernir e investigar, se puede manifestar la “genialidad”, pero cuando hay poco desarrollo o la mente está afectada por drogas u otras sustancias o hechos similares surgen la ignorancia o la falta de razón. Naturalmente que esto también tiene relación con las deudas del pasado o karma pendiente, lo que significa que el Ego puede haber evolucionado mucho pero ha podido renacer con algún problema mental por algo que hizo a otros o bien a él mismo en otra vida. Por el contrario, cuando en otras vidas se han desarrollado determinadas cualidades y se eligen los padres adecuados que facilitan la genética física necesaria puede nacer un verdadero genio.

El libre albedrío tiene su origen en la mente pero éste no se desarrollará en su totalidad ni la mente podrá mostrar su poder hasta que no se libere o doblegue al cuerpo de deseos. Cuando seamos capaces de transformar el odio en amor, el egoísmo en altruismo, la simpatía en fraternidad y cuando superemos el deseo de poder, el orgullo, la arrogancia, etc., entonces será cuando el hombre sea libre y podrá ejercer su libre albedrío para su propio desarrollo. Aún así todos sabemos que, aunque una persona esté presa, si quiere, en su mente será libre; lo que también viene a confirmar que el verdadero hombre está muy por encima de su cuerpo físico.

El origen del Yo superior divino, como lo es toda vida y todo lo manifestado, es Dios, por tanto cuanto más intentemos identificarnos con nuestro verdadero Ser convirtiendo los defectos en cualidades y transformando el aspecto animal en espiritual, más cerca estaremos de nuestra perfección y de la liberación del renacimiento puesto que, al fin y al cabo, para eso renacemos. Como hijos de Dios que somos, tenemos todas sus posibilidades y poderes latentes (clarividencia, sabiduría, profecía, conciencia de los otros mundos, etc.) pero éstas solo se mostrarán progresivamente según seamos capaces de espiritualizar nuestro carácter en general.



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