jueves, 25 de febrero de 2016

¿Es posible desarrollar la clarividencia por medio de drogas, cristales o ejercicios respiratorios?



PREGUNTA Nº 148:   ¿Es posible desarrollar la clarividencia por medio de drogas, cristales o ejercicios respiratorios? Esos métodos ¿no producen resultados más rápidos que los que usted invoca?

Respuesta: Sí, es posible cultivar cierta clase de clarividencia por los medios mencionados, pero cuando un hombre cultiva el sexto sentido no es dueño de su facultad; el poder que produce la clarividencia está en el cristal y no en el hombre. Este se encontraría en la misma situación que el que aprendiera a domar caballos en una escuela de montar donde los caballos ya están enseñados a dejarse guiar por las riendas. El aprendiz no adquiriría la habilidad de domar caballos, sino que sólo podría guiarlos porque así lo permitía su montura.

Si se aprende a dominar un caballo salvaje se podrá dominar a los demás, y el hombre que así lo haya hecho domina a su caballo; y cuando un hombre emplea el poder de la voluntad, en vez de drogas o cristales, para subyugar su cuerpo y desarrollar la clarividencia, ha adquirido una cualidad anímica que le permitirá ejercer esa facultad en todas sus vidas futuras. Pero el que emplea cristales o drogas se encontrará con que pierde su poder al morir y tendrá que esperar hasta que obtenga drogas o cristales en la nueva vida, para poder así entrenar nuevamente a su cuerpo, de suerte que se pierde mucho tiempo y esfuerzos empleando esos métodos. Y si tenemos en cuenta que las drogas y los ejercicios respiratorios producen un efecto destructor en el cuerpo, se verá que dichos métodos nada tienen de deseables. Muchas personas están hoy en los manicomios o en el lecho, enfermos de consunción, debido a los ejercicios respiratorios, y los efectos de las drogas son ya bien conocidos.

Además, hay varias clases de clarividentes. Hay algunos cuya facultad es de tal naturaleza que puede comparárselos a un prisionero tras las rejas de su ventana. La ventana de su celda da a cierto paisaje; no puede impedir que algo entre en el campo de su visión, porque no puede retirarse de allí. Hay también una persiana en la ventana que él no puede abrir o cerrar a voluntad. Así que cuando la persiana se abre ve lo que está a su vista, agrádele o no. Una facultad de esa naturaleza es casi una maldición, porque a veces se producen las escenas más espantosas ante su visión. El autor recuerda casos de personas que poseían esa facultad.

Mientras una de esas personas estaba dando una conferencia ante cierta concurrencia, en la época en que tuvo lugar la guerra de las Filipinas, se presentó la escena de una batalla ante su visión. Un encuentro tenía entonces lugar entre los filipinos y los soldados norteamericanos.

Veía los caballos con el vientre desgarrado y las entrañas en el suelo, caer por tierra agonizantes, veía a los soldados descuartizados por las armas de los nativos. Incapaz de evitar esta visión se puso intensamente pálido, pero un poderoso esfuerzo de voluntad le permitió acabar su conferencia sin atraer la atención general.

Hay otros clarividentes que tienen sólo un dominio parcial de su visión, los que no pueden contar con su poder en todo tiempo. A esta clase pertenecen los médium ordinarios que prostituyen su facultad por dinero. A veces, cuando el poder funciona, pueden hacer muy buenas observaciones y decir la verdad; pero otras veces, cuando les falta ése poder, la tentación de obtener el dinero que les hace falta para sus gastos personales puede obligarlos
a la simulación. La única manera segura de desarrollar la clarividencia es seguir los ejercicios que dan las escuelas de misterios, pero esos ejercicios y lecciones para desarrollar las facultades superiores nunca se venden por dinero ni por ninguna otra consideración material.

Siempre se dan libremente como recompensa al mérito. El hombre que posee esa facultad, obtenida mediante estos métodos, tiene ese poder siempre a su disposición, pero jamás consentirá en emplearlo para gratificar la curiosidad de nadie, ni para someterse a pruebas ni a otras frivolidades. Dirige toda su energía en el sentido de que contribuya a ayudar y a elevar a la humanidad.

Max Heindel
FILOSOFÍA ROSACRUZ EN PREGUNTAS Y RESPUESTAS TOMO PRIMERO


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