LOS MUNDOS DONDE EVOLUCIONAMOS
El Mundo Físico está compuesto de dos grandes regiones que se conocen como: Primera: Región Química, que comprende los estados de materia conocidos como sólido, líquido y gaseoso; y Segunda: Región Etérica que comprende cuatro estados o planos de materia llamados etéricos. Son los éteres de esta última región los que compenetran el cuerpo físico como un doble y se relacionan con el mantenimiento de la vida, con la procreación, con el calor del cuerpo y con la memoria y los pensamientos creados por el Yo superior.
De los siete subplanos de diferente vibración y densidad de materia de los que está compuesto el Mundo de Deseos, la más sutil y de vibración más elevada está en contacto con el Mundo del Pensamiento y la más densa y de vibración más lenta lo está con la región etérica del mundo físico. La mayoría de las personas suelen tener materia de casi todos los subplanos en su cuerpo de deseos, lo que crea el incentivo para la acción en cualquier sentido por medio de los deseos, sentimientos y emociones. La diferencia de una persona con cierto grado de espiritualidad a otra que apenas se ha desarrollado, es que el primero no tendrá materia correspondiente a la región inferior del Mundo de Deseos (cuya vibración se relaciona con los peores deseos y sentimientos) y el segundo tampoco tendrá de la más elevada que corresponde a los más elevados sentimientos y deseos. Así es que la materia del Mundo de Deseos en nuestro cuerpo de deseos actúa como sentidos que permiten expresar nuestros sentimientos, deseos, etc. Excepto cuando una persona que, por ejemplo, si ha superado perfectamente la ira, sería incapaz de manifestarla porque no tendría materia de esa vibración en su cuerpo.
No hay que imaginar que los planos o mundos del universo estén situados a modo de zonas concéntricas de manera que el final de un mundo sea donde comience el otro. Los mundos se penetran mutuamente y están separados solamente por la diferencia que tiene su materia de forma similar como aquí se diferencia el agua del aire. Por tanto, el Mundo de Deseos está “sobre”, “debajo” y “en” nosotros porque compenetra nuestro cuerpo físico como compenetra toda la materia física; nos diferenciamos del él por la presión del cuerpo y porque sus vibraciones no afectan a la materia densa. Este mundo está compuesto, en gran parte, por las mismas formas del mundo físico pero sus objetos se pueden ver desde todos los aspectos a la misma vez. También sorprende porque cambia constantemente las formas, sobre todo sus contornos, es más, el hombre mismo puede cambiarlas y crear formas a su antojo.
Cuando abandonamos el cuerpo físico y el etérico después de la muerte, el cuerpo de deseos, que durante la vida tiene forma de ovoide, se convierte en una réplica del cuerpo físico con la diferencia de que su materia se va estructurando en capas de mayor a menor densidad y desde el exterior hacia el interior. Las capas externas estarán compuestas de la materia más grosera representando así a los deseos, sentimientos y emociones más negativos, y las internas representarán los más elevados y espirituales. Esta transformación del cuerpo de deseos es la que nos hace situarnos con nuestra conciencia en el nivel que nos corresponde para empezar a vivir y sentir el mal que hicimos, por eso se suele considerar al subplano inferior como el Infierno y a los dos siguientes el Purgatorio. Naturalmente no son tal y como nos lo han pintado algunas iglesias y, aunque allí se sufre intensamente el mal que hemos hecho, no se puede creer que un Dios de amor castigue eternamente a Sus hijos que están evolucionando (aprendiendo a ser buenos)
El Mundo del Deseo, como todos los mundos, está compuesto de siete regiones o planos que, a su vez y en este caso, se dividen en:
1º.- Región purgatorial, que son los tres planos inferiores de este mundo.
2º.- El cielo, que comprende los tres planos superiores.
3º.- El plano intermedio o del sentimiento.
La materia de este mundo tiene más colores desconocidos por la humanidad, se mueve constantemente y se la puede dar forma a voluntad; quien haya visto una película llamada “Más allá de los sueños” tendrá una idea bastante aproximada de lo que digo porque en esa película han querido expresar cómo es el mundo de los muertos. De este mundo tomamos la materia para formar nuestro cuerpo de deseos pero esto se hace de acuerdo a nuestro desarrollo espiritual, es decir, solo podemos tomar la materia de los planos cuya vibración está en sintonía con nuestra vibración, desarrollo y necesidades kármicas. Esto es, una persona de elevados sentimientos que ha superado muchos defectos del carácter y que tiene buena voluntad nunca podrá atraer materia de las regiones inferiores (Purgatorio) Ni un terrorista, fanático religioso o persona de carácter malvado podrá atraer o tomar materia de los planos más elevados (Cielo) porque no la puede atraer como un imán no puede atraer lo que no sea hierro. Las personas forman su cuerpo de deseos según su carácter interno y sus deudas del destino o kármicas, si no fuera así el Yo superior no podría actuar sobre dicho cuerpo como expresión de sus sentimientos, deseos y emociones. Por otro lado, tampoco llegaría al Yo superior lo que ocurre en el medio ambiente ni los impactos que alcanzan al cuerpo físico y que capta por medio de sus sentidos.
El Mundo del Pensamiento se divide en dos regiones principales:
1ª.- La Región Concreta o cuatro planos inferiores, que comprenden la materia de donde
formamos nuestro cuerpo mental, es decir, de donde formamos nuestra mente.
2ª.- Región Abstracta, que comprende los tres planos superiores relacionados con lo que
denominamos mente abstracta pero que también es el lugar desde donde el Yo superior
gobierna sus cuerpos. Desde esta región el Ego intenta expresar su buena voluntad por
medio de la conciencia, la intuición, la voluntad y las ideas originales.
El proceso de pensar y su efecto es de la siguiente forma: Primero: El Ego crea un pensamiento o idea que se envuelve de material mental concreta de las regiones inferiores de este mundo; Segundo: Este pensamiento-forma pasa al Mundo del Deseo donde estimula una respuesta en forma de sentimiento o deseo de determinada región según sea la naturaleza del pensamiento; Tercero: El mismo pasará al cerebro etérico y al físico donde actuará sobre los centros cerebrales, sistema nervioso y músculos. Así podemos ver cómo actúa el Alma sobre sus cuerpos con la voluntad y la mente aunque no siempre se la escuche ni se la obedezca. En realidad, todo lo creado físicamente por el hombre ha sido gracias al Yo superior que envía las ideas desde su propio plano, nada inventa el hombre sino que lo descubre.
Como su nombre indica, este mundo es el de la inteligencia y de la mente, el cual está representado en nosotros como “razón”. Pero, como es obvio, el hombre no puede percibir todas las vibraciones de este mundo puesto que está limitado por el cerebro. El cerebro responde simpáticamente al Mundo del Pensamiento pero no puede responder nada más que a determinadas vibraciones por la densidad de la materia y según el karma que lo conforme. Así es que, el Yo superior puede intentar comunicar al cerebro determinados hechos pero el cerebro no puede percibir nada más que una pequeña parte de esas ideas y pensamientos. De ahí que haya cerebros de diversos grados de capacidad de respuesta como son el genio, el intelectual, el poco desarrollado, el idiota o totalmente inculto.
Este mundo está compuesto de siete subdivisiones como todos los demás, a su vez, se divide en dos grandes regiones, llamándose la superior “abstracta” y la inferior “concreta”. Aquí trabaja el Ego respondiendo a las impresiones del mundo físico sobre el cerebro y creando ideas que se convierten en pensamientos forma cuando se rodean de materia mental de las regiones inferiores o concreta. De hecho, podríamos considerar a la palabra como la manera de representar o expresar lo que para nosotros serían los símbolos o arquetipos del Mundo del Pensamiento. Digamos, como otra forma de expresarlo, que Dios tiene ideas o crea arquetipos mentales (en las regiones superiores o abstractas) para el ser humano y para el planeta tierra y les da forma con materia mental inferior para que tomen forma en las regiones etéricas y físicas de nuestro mundo. De igual manera, una persona tiene una idea, (percibe en su cerebro un arquetipo del Mundo del Pensamiento) le da forma creando un pensamiento imagen, y cuando tiene claro el esquema de lo que desea lo crea materialmente y decimos que lo ha inventado. Esto es lo que ocurre cuando después de la muerte llegamos a esas regiones, el hecho de pensar es crear mentalmente, por eso se dice que allí el propósito y el hecho es lo mismo. Pero, como es natural, la humanidad está aún muy limitada en su acción creadora en ese mundo y lo que hacemos allí después de la muerte es gracias a la ayuda y dirección de las varias jerarquías que allí habitan y trabajan para ayudarnos. Al estar aquí rodeados de nuestra propia aura mental, todo lo que nos llega se tiñe de la naturaleza que tenga la misma, transformando así muchas veces pensamientos forma que nos serían muy útiles.
Cuando decimos que una persona está más desarrollada nos referimos al hecho de que está más capacitada para recibir y responder a las impresiones que proceden de ese mundo y de los seres que vibran en ese nivel. Recordemos que nosotros estamos rodeados y compenetrados por los mundos, por tanto, lo único que nos separa de esas regiones mentales es que nuestra vibración mental no alcanza esos grados, lo que hace que no podamos percibir esos pensamientos forma e ideas elevadas. Según nos esforcemos y desarrollemos nuestra mente y espíritu seremos capaces de identificarnos con esas regiones y atraer materia de las mismas hacia nuestro cuerpo mental. Cuando llegue ese momento, el Yo superior, el pensador, será capaz de ser consciente de lo que hay allí y ver incluso sus vidas pasadas así como algunos planes de futuro para la humanidad. Nuestro cuerpo mental está constituido por la materia mental de las cuatro regiones inferiores del Mundo del Pensamiento pero solo tendrá la materia que le corresponda según la vibración o nota-clave del átomo simiente mental, la cual es el resultado de sus anteriores vidas y del karma previsto para la presente. Digamos que el hombre no podrá manejar nada más que la materia mental que le corresponda según su esfuerzo y si su karma se lo permite.
Podríamos decir que el cuerpo mental está conformado de forma similar al cuerpo de deseos después de la muerte, es decir, la materia más grosera en el exterior y la más sutil y refinada en el interior. Por tanto, la materia relacionada con las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento forma realmente la mente, la razón, el juicio, etc. Su expresión es concreta porque razona en su expresión para que estas vibraciones lleguen al cerebro etérico-físico a través del cuerpo de deseos y para que el hombre se exprese gracias a su acción final sobre el sistema nervioso, muscular, palabra hablada, etc. Lo mismo que un pensamiento-forma se transforma o debilita en su manifestación física, asimismo, las respuestas del cerebro físico también son lentas en estado consciente porque suelen estar muy influenciadas por los sentidos, por el mundo que las rodea, y por los hábitos e instintos. Cuando el hombre se dé cuenta del poder que tiene y que puede expresar por medio de la mente, podrá gobernar sus cuerpos, crear su propio destino, utilizar la memoria del pasado para planificar su futuro, y desarrollar la genialidad gracias al acercamiento de su propio Yo superior.
Sabemos, y así lo afirman los científicos, que el hombre no utiliza nada más que un mínimo porcentaje de su poder mental, lo que concuerda con la filosofía oculta cuando dice que el hombre ha estado dominado por sus cuerpo de deseos hasta hace unos millones de años y que desde hace ese tiempo para acá está comenzando a desarrollar y utilizar su mente voluntariamente. Cuando la voluntad controla la mente y la utiliza para gobernar el cuerpo de deseos, se demuestra que el pensamiento es muy poderoso y que la mente es la base del desarrollo del hombre. Claro que esto dependerá de la clase de materia que componga la mente puesto que puede ser de alguno de los diferentes planos del Mundo del Pensamiento. La materia del cuerpo mental o mente se puede transformar hacia lo elevado y positivo mientras se rechaza y se elimina lo negativo; esto es, si creamos pensamientos concentrados y voluntariamente fuertes estimularemos y atraeremos materia mental de los planos superiores. Si repetimos la operación crearemos un buen hábito y esa parte de la mente atraerá las vibraciones de su alrededor que estén en sintonía. Además, Primero: Según sea el tema que se piensa así afectará al cuerpo de deseos haciendo que se forme un sentimiento, deseo o emoción; y Segundo: Si es abstracto y elevado como, por ejemplo, el amor espiritual, estimulará más aun las regiones superiores del mundo del Pensamiento. Pero también, y esto es importante, el sentimiento y las emociones hacen que la mente responda instintivamente o como hábito, lo que, cuando es negativa, puede perjudicar porque la mente responderá creando pensamientos negativos; de ahí la necesidad de controlar la mente con la voluntad.
Cuando el hombre controla la mente y crea pensamientos de amor, fraternidad, altruismo, humildad, etc., forma ese determinado carácter y la persona se muestra tal y como piensa porque esos pensamientos estimulan sentimientos en el cuerpo de deseos cuya materia pertenece a los planos superiores del Mundo de Deseos. Como esto tiende a reproducirse automáticamente, cuanto más se repitan dichos pensamientos, más desarrollaremos nuestro Yo superior gracias al uso positivo de los cuerpos. Si afinamos un violín o un diapasón en el mismo tono de otro diapasón, cuando éste suene hará sonar al violín o al otro diapasón por medio de sus vibraciones trasportadas por el aire; eso mismo ocurre con los pensamientos del hombre.
El hombre va dejando huella de su personalidad gracias a su pensamiento, el cual afectará a otras mentes que estén en sintonía con él. El que reza en una iglesia deja sus pensamientos y sentimientos en ella, los que estimularán a otra persona que también vaya con la intención de rezar creando así una atmósfera de material mental que, a su vez, actuará como un espíritu sobre cualquier fervoroso orador. Pero (por ejemplo) la persona que entra en esa iglesia y no ha hecho vibrar su mente en ese sentido de devoción y amor cristiano no le afectará esa atmósfera. Una persona que piensa negativa y repetidamente sobre un determinado tema, no solo afecta a los demás por medio de la atmósfera mental sino que, además, se puede auto-obsesionar. También es conveniente tener presente que cuando concentramos la mente sobre alguien, los pensamientos irán dirigidos sobre esa persona, pero si en ese momento la persona está muy centrada sobre algún tema, no podrán alcanzar su mente pero estarán a su alrededor hasta que puedan penetrarle. En realidad, los pensamientos pueden tomar varias direcciones:
1ª.- Hacia una persona en la que se piensa o hacia la que se envían.
2ª.- Sobre uno mismo cuando el pensamiento es sobre algo relacionado con su creador y, por
tanto, repercute sobre sus cuerpos.
3ª.- Sobre el medio ambiente porque, unos directa y otros indirectamente, quedan flotando en
el lugar donde se crearon; pero tanto unos como otros repercuten sobre los cuerpo de deseos
y mental de su creador o sobre los de los demás.
Por consiguiente nosotros siempre estamos bañados por pensamientos que pueden afectar a nuestra mente como ocurre con los sentimientos y emociones respecto al cuerpo de deseos.
En nuestros hogares nos encontramos en nuestro propio ambiente, el devoto cristiano se encontrará muy bien en una iglesia donde asistan personas como él; por la calle nos asaltarán mil clases de pensamientos y así sucesivamente según cada ambiente. Pero también, las personas ordinarias ven todo esto muy normal porque así lo han visto durante toda su vida, sin embargo, el que comienza a esforzarse por desarrollarse espiritualmente gracias a este conocimiento, no se deja influenciar tan fácilmente y medita lo que penetra en su mente y sus creaciones mentales para así colaborar positivamente en el Mundo del Pensamiento y respecto a la humanidad ¿Y esto porqué? pues porque sabe que si no lo hace puede ser dominado por el aspecto inferior del cuerpo de deseos y porque sabe que su deber es hacer el bien y transmutar el mal. Una mente ociosa y sin control pone a su dueño en peligro de caer en tentaciones, por eso es aconsejable tener la mente ocupada en temas elevados y en todo lo bueno donde se sienta cómoda.
Hay personas que se deprimen y son inestables porque se dejan dominar por toda clase de pensamientos y hechos que le hacen gastar mucha energía al estar las 24 horas dando vueltas a un mismo tema. Estas personas deben aprender a concentrarse, para ello pueden comenzar por expulsar todos los pensamientos indeseables para quedarse solo con los positivos y, además, practicar la concentración. Es muy importante no dejarse llevar por los problemas ni por los temores y mucho menos atormentarse porque eso debilita la energía vital y aumenta el problema ya que nuestros mismos pensamientos nos afectan. La persona que vive estos conocimientos no se ofende por cosas que otros sí lo hacen, no se inquieta, no se deja dominar por el temor ni por la ira ni por nada parecido, sino que cree en una justicia divina y sabe que solo tiene que pensar y actuar bien para que todo cambie.
Si uno se deja llevar por lo negativo y altera y desequilibra su cuerpo de deseos y su mente, no puede culpar a nadie nada más que a él mismo por ello. Quien se enfada muy a menudo termina desarrollando la ira y con un carácter irritable e inaguantable por el simple hecho de no razonar y no luchar contra las tentaciones que le penetran o que él mismo crea. Por tal razón es bueno intentar ver el lado bueno de las personas y el aspecto positivo que siempre tiene lo normalmente llamado malo. La crítica destructiva afecta de tal manera que se hace un gran mal a la persona mencionada a la vez que nos creamos una deuda con ella, mientras que si hacemos una crítica constructiva viendo sus cualidades la ayudaremos; esa es una de las diferencias de controlar o no nuestra mente. Es cierto que cuando uno tiene una mala costumbre arraigada desde hace muchos años no es fácil vencerla, pero también lo es que con cada pensamiento creado para combatir ese mal disminuye su fuerza y tenemos más fácil la victoria.
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