Capítulo IV
LA ASTROLOGÍA Y EL NIÑO
“Dios es luz”, dice la Biblia, y por nuestra parte no conocemos ni podemos concebir un símil más adecuado de su Omnipresencia o modo de manifestación.
Aun los más grandes telescopios no han podido alcanzar los límites de la luz, aunque pueden revelarnos estrellas distantes de la Tierra a millares de kilómetros.
Nosotros también nos podemos preguntar a nosotros mismos como lo hizo el salmista:
“¿Cómo podré volar de tu presencia? Si subo al cielo allí estás Tú; si hago mi lecho en el infierno (la palabra hebrea de la que se ha tomado significa tumba y no infierno), mirándome, allí estás Tú. Si montase en las alas de la mañana y éstas me llevasen a las regiones más lejanas del mar, aún allí Tu mano me guiaría.”(7)
(7)
Salmo 139, 7: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 8: Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 9: Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, 10: Aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. [Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
Cuando en la alborada del Ser, “Dios, el Padre”, emitió “la Palabra”, y el “Espíritu Santo” murió sobre el homogéneo mar de la “Materia. Virgen”, la primitiva “Oscuridad” fue convertida en “Luz”. Ésta es por lo tanto la primera manifestación de la Divinidad y un estudio de los principios de la Luz revelará a la intuición mística un maravilloso origen de inspiración espiritual. Como nos llevaría demasiado lejos de nuestro asunto, no entraremos en una elucidación de tal tema ahora, sino que sólo daremos una idea elemental del modo en que la Vida divina vigoriza la estructura humana y estimula para la acción.
Ciertamente, Dios es UNO e indivisible. Envuelve en su Ser todo lo que es, así como la luz blanca abarca todos los colores, e igualmente se nos aparece TRIUNO en su manifestación, al igual que la luz blanca se refracta en tres colores primarios: “azul, amarillo y rojo”. Dondequiera que veamos estos colores representan simbólicamente al “Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”. Estos rayos primarios de la Vida divina son difundidos o irradiados por medio del Sol y producen “vida, conciencia y forma” sobre cada uno de los siete portadores de luz, los planetas, que son conocidos como los “Siete Espíritus ante el Trono”. Sus nombres son: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno y Urano. La ley de los cuerpos celestes nos prueba que Neptuno no pertenece a nuestro sistema solar y el lector queda remitido a nuestro libro Astrología Científica Simplificada para la demostración matemática de este aserto.
Cada uno de los siete planetas recibe la luz del Sol en diferente medida de acuerdo con su proximidad a la órbita central y a la constitución de su atmósfera. Los seres de cada uno de ellos, en armonía con su estado de desenvolvimiento, tienen afinidad por algunos de los rayos solares. Absorben el color o colores congruentes a ellos y reflejan el resto sobre los otros planetas. El rayo reflejado se lleva consigo un impulso de la naturaleza de los seres con quienes ha estado en contacto.
De este modo la Vida y Luz divinas llegan a cada planeta de ambos modos, directamente desde el Sol o reflejados por sus seis planetas hermanos, y así como la brisa estival que ha volado sobre los campos en flor lleva consigo, en sus silenciosas e invisibles alas, una fragancia que es mezcla de una multitud de flores, así también las sutiles influencias del jardín de Dios nos traen los impulsos mezclados de todos los espíritus y en esa luz policroma vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.
Los rayos que llegan directamente desde el Sol producen una iluminación espiritual; los rayos reflejados de los otros planetas contribuyen a un aumento de conciencia y de desarrollo moral, y los rayos reflejados por mediación de la Luna producen desarrollo físico.
Pero también como cada uno de los planetas puede absorber una cantidad determinada de uno o más colores de acuerdo a su estado general de evolución, así cada ser de la Tierra –mineral, vegetal, animal y humano–, puede absorber solamente y prosperar mediante una cantidad determinada de los diferentes rayos proyectados sobre la Tierra. El resto no les afecta o produce alguna sensación, del mismo modo que el ciego está inconsciente de la luz y del color que le rodea por todas partes. Por lo tanto cuando el hombre vuelve a la Tierra para cosechar lo que haya sembrado en vidas anteriores y también para sembrar nuevas simientes que contribuirán a las experiencias futuras, cada Ego es afectado diferentemente por los rayos estelares. Las estrellas son los celestes marcadores de los tiempos los cuales miden los años; la Luna indica el mes cuando el momento es propicio para cosechar o sembrar. De esta manera la ciencia de la astrología es una verdad fundamental de la naturaleza de un beneficio enorme para el logro del crecimiento espiritual.
El niño es un misterio para todos nosotros. Solamente podemos conocer sus propensiones a medida que se van convirtiendo en carácter, pero generalmente, entonces, es muy tarde para controlarlo porque entonces los malos hábitos se han formado y la juventud ha pasado a su arco descendente. Un horóscopo erigido del momento del nacimiento, hecho de una manera científica, muestra las tendencias buenas o malas del niño y si los padres se toman la molestia de estudiar la ciencia de las estrellas, pueden hacer al niño confiado a su custodia un señalado favor, estimulando sus tendencias buenas y reprimiendo las malas antes de que se hayan cristalizado en hábitos.
No se piense que sea necesario un conocimiento superior de matemáticas para hacer un horóscopo. Muchos levantan los horóscopos de manera tan complicada, hecho de un modo “tan atrevido y soberbio” que es completamente ininteligible para ellos y para los demás, pero un simple mapa natal, fácil de leer, puede ser confeccionado por cualquier persona que sepa sumar y restar.
Este método ha sido dilucidado completamente en mi tratado Astrología Científica Simplificada, que constituye un libro de texto completo, a la vez que fácil y económico, y cualquier padre de familia que se preocupe del bienestar de sus hijos debe esforzarse para hacer este trabajo por sí mismo. Aunque su habilidad no pueda compararse con la de un astrólogo profesional, el íntimo conocimiento que él tiene de su hijo y su profundo interés, hará más que compensarle de tal falta de conocimiento y le capacitará para ver más internamente el carácter del niño por medio del horóscopo. De este modo todos conoceremos claramente el medio de llenar nuestra misión de padres y procurar que las potencias espirituales de las almas confiadas a nuestro cuidado se desarrollen más abundantemente.
UN CASO COMO EJEMPLO
Nota del Editor: La Siguiente conversación con Max Heindel es una ilustración patente de la aplicación de los principios Rosacruces para la educación de los niños y puede servir, por lo tanto, como un ejemplo específico (8).
(8)
Es una reproducción de la “Sección de Preguntas y Respuestas” de nuestra revista Rays from the RoseCross publicada en el número de septiembre de 1916.
PREGUNTA: Encontramos el horóscopo de Margarita en la revista de este mes.
Hemos estado aguardando por él durante algún tiempo y estamos por ello mucho más satisfechos de lo que podemos decir. (Esta niña tiene tres años y medio de edad) “La energía que se pierde por un acceso de ira se pone de manifiesto enseguida (el Sol en conjunción con Marte y en cuadratura con Urano) y cada intento que se hace para contenerla tropieza con una resistencia determinada, en su doble aspecto, mental y físico. El modo de cómo transmutar esta energía es el fondo del problema. Digamos a modo de axioma mirando a su horóscopo: “Tenga presente que debe empezar enseguida y empezar con acierto.” Por nuestra parte hemos estudiado y hemos tratado de obtener resultados de ello. Margarita no responde a las bondades, y precisamente antes de darnos su horóscopo presumíamos que únicamente el castigo corporal era el único medio de corregir su defecto. Ahora sé por los resultados que yo he presenciado, que la corrección debe hacerse por otros medios. Pero hay muchas cosas que son posibles en la escuela y no, en el hogar, además, yo nunca había estudiado ninguno de los métodos empleados con niños de la edad de Margarita. La señora L. ha leído muchas autoridades en el cuidado de los niños, todas las cuales desterraban el castigo corporal, pero ninguna ofrecía ningún otro método en su lugar. Razonando el niño tendría una ocasión para argumentar.
“¿Cómo podemos conseguir obediencia sin utilizar el castigo físico? Nosotros cumplimos nuestras amenazas en su totalidad y ella nunca lo olvida, pero al mismo tiempo las recompensas le producen una sensación de egoísmo.
“Si usted lo conoce díganos algún ejemplo concreto, un método apropiado, alguna idea de cómo y qué podemos hacer. Deseamos sobre todo en este mundo el efectuar este milagro de transmutación; y yo creo, aunque esto nos hiera, que ambos podemos aceptar la ingratitud de la niña sin quejarnos. Pero honradamente decimos que no sabemos qué hacer.”
CONTESTACIÓN: Algunos niños son más difíciles de dominar que otros. En efecto nos podemos regocijar de haber encontrado una niña como Margarita, porque tales criaturas tienen espíritu e individualidad. Los, así llamados, “buenos” niños, que son modelos de seriedad y obediencia, suelen, generalmente, darnos mucho más que hacer debido a su falta de iniciativa natural. Los niños difíciles están siempre predestinados a llenar su cometido en el mundo y reunir experiencias, bien directamente mediante una vida de virtuosa acción o de glorioso servicio, o bien indirectamente como consecuencia de una vida equivocada que será, posteriormente, corregida y transmutada en el Purgatorio. Pero el niño “bueno” que nunca da a sus padres un momento de disgusto, es propicio para crecer en tal condición y pasar por la vida sin hacer nada, ni bueno, ni malo.
Debemos recordar cómo en el Apocalipsis el Espíritu habla a las siete iglesias.
Para algunas de ellas hay elogios, para otras censuras, pero la más rotunda catilinaria está reservada para una de ellas, de este modo: “Yo os deseo a vosotros fríos o calientes.
Cuando sois tibios y como consecuencia ni f ríos ni calientes, yo os arrojo por mi boca.”
Si nos hallamos ante un carácter que es firme e inflexible en el sendero de la virtud, tal es un “hombre malo” convertido, pues en un axioma que “a mayor pecador, mayor santo”, y cualquiera que lleva una vida de crápula y vicio con firmeza y seguridad, será también fuerte para la virtud cuando dirija sus pasos hacia ella. Pero las personas “tibias” que no son ni frías ni calientes, son precisamente las que causan los mayores desencantos y preocupaciones. Por lo tanto, usted no tiene por qué tener miedo de Margarita en ningún sentido, porque al final se avendrá a razones y será sumamente juiciosa. Solamente una alma robusta tiene semejantes configuraciones y muestra tan marcadas características en consecuencia.
Ahora en cuanto al método de guiar sus pasos hacia el sendero del buen obrar.
Hemos observado que “es mejor no dar importancia a las faltas MENORES”, aquellas que pueden llamarse ofensas, salvo por una advertencia por este estilo: “No me gusta que hagas esto”; “ninguna niña buena lo hace” y “a ti no te gusta que las gentes crean que no eres una niña buena y cariñosa”. A menos que usted conceda algún margen a su niña y tenga presente el hecho de que el cuerpo vital está en curso de formación durante los primeros siete años, obrará equivocadamente. El cuerpo mencionado es el vehículo de los hábitos, y por lo tanto, el niño forma una costumbre detrás de otra, olvidando las de ayer, casi tan rápidamente como hoy adquiere otras nuevas.
Si usted tiene esto presente evitará tener que estar corrigiendo constantemente a su hija, quien respetará ciertamente cuando se trate de cosas realmente importantes, debiendo siempre conducirla hacia determinada finalidad que redunde en su beneficio.
Cuando llegamos a este punto es necesario conocer los gustos de los niños en alimentos, juegos, vestidos o distracciones al aire libre. Entonces puede disponerse a remediar los defectos, gentilmente al principio, pero con gradual firmeza hasta que el objeto deseado se haya conseguido. Un niño en su crecimiento no debe nunca ser privado de sus comidas regulares, pero la nutrición necesaria puede dársele quitando de ella las golosinas o lo que a él más le guste; es perfectamente legítimo aplicar esta “ley de Tántalo” colocando las golosinas sobre la mesa y hacer que el niño vea a sus padres tomar de ellas y manifestar la satisfacción que sienten por el exquisito gusto de los pasteles o de la miel que tomen, mientras que le es negado al niño recalcitrante hasta tanto que acceda a hacer lo que se le pide.
Este procedimiento hemos visto es uno de los que producen mejores efectos para conseguir la obediencia. Si el niño es muy amante de los trajes, puede ponérsele un delantal feo o un traje deteriorado cuando sea desobediente. De este modo no querrá ir a jugar con sus amigos, o si lo hace, verá para su disgusto que éstos, con la acostumbrada crueldad de los niños, se reirán y burlarán del pequeño culpable, quien temerá más este tratamiento que cualquiera otra cosa que mamá pueda hacerle, y por consiguiente, poco a poco la presión del tornillo le inducirá a la obediencia, con la súplica quizá de que se le quite de encima el “traje feo”.
Hay otros varios métodos de esta misma índole que se les sugerirá por sí mismos a los padres. Pero semejantes correctivos deben ser empleados muy de tarde en tarde y como último recurso o el niño se acostumbrará a ellos. En general, la apelación al amor por sus padres, el deseo de que se piense bien de él, las razones de todo ello, en cuanto sea posible hacerle comprender a tan tierna edad, es lo que se debe invocar o apelar más a menudo.
del libro Temas Rosacruces UNO
publicado por Estudiantes de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel
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