Christian Rosenkreuz.
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Todo estudiante sabe que esta civilización moderna no ha sido obtenida por etapas de crecimiento fáciles y uniformes. Siguiendo el impulso espiritual del Cristianismo primitivo, vino la Edad Media horrenda con su manto de superstición y de intolerancia. La Religión Cristiana fue usada como escala para subir al logro de la codicia y de la ambición, y las enseñanzas interno de Cristo fueron sumergidas bajo las aguas de un dogmatismo teológico que amenazó detener el progreso humano en interés de la supremacía sacerdotal. Las cadenas de un sacerdocio autocrático fueron al fin rotas por la ciencia moderna, y la razón tomó por asalto la hegemonía tiránica y peligrosa que todavía mantiene.
El intelecto en su rebelión contra la superstición pronto mostró una inclinación hacia el ultramaterialismo. Con el fin de que éste no pudiese apagar la verdad espiritual, vino alrededor del siglo 13 un gran Maestro que llevó el nombre simbólico de Christian Rosenkreuz, para arrojar nueva luz sobre las mal entendidas enseñanzas cristianas, para preservarlas y dirigirlas en el mar tempestuoso del amenazante materialismo y de las controversias científica. EI es un custodio de la Sabiduría oculta de Occidente, que es la única que puede satisfacer tanto al corazón como a la mente. Estamos hoy día en medio de una civilización nacida de la violencia, de la lucha y de la ultra-actividad una civilización labrada con la espada que ha dejado rastros de sangre. Verdaderamente, Cristo vino " no para meter paz, sino espada", porque solamente así pueden las naciones cristalizadas ser rotas en pedazos, emancipadas de las limitaciones de la tradición nacional y del prejuicio racial, y ser
amalgamadas en una familia universal. La civilización resultante será una civilización que dejará atrás al débil, y sin embargo se detendrá para inclinarse a socorrer, en medio de su inquieta velocidad, a aquellos que han caído a sus pies. A este aspecto servicial de la vida es que se adapta especialmente la verdadera Religión Cristiana mística. Sus enseñanzas son la herencia de un espléndido pasado, el producto del "eterno devenir". Ola tras ola de impulsos espirituales la han precedido, cada una de ellas elevando a la humanidad un poco más alto. Esta religión marca la altura a la cual el mundo ha subido en ideales de Hermandad y apunta hacia la meta de Amistad Universal que todavía tiene que alcanzar la humanidad. Sus enseñanzas están todavía en estado de desarrollo, todavía están en formación, y sin embargo
son tan viriles que cuando los estudiantes occidentales, hastiados del materialismo que los rodea, se van a la enseñanza religiosa oriental, a menudo son devueltos a nuestra propia religión Cristiana, en la cual encuentran espacio para la libertad que han desarrollado, para el progreso que han alcanzado, y para la doctrina cristiana del corazón que ha aparecido entre nosotros, que rehusa ser negada, y que proclama que todo hombre es el guardián de su hermano.
Durante las antiguas civilizaciones, la humanidad estaba más bajo la guía directa de sus líderes, y el mundo externo era menos potente en su influencia. El pueblo practicaba su lección de obediencia a los sacerdotes, su vida interna era una realidad más íntima, y el desarrollo psíquico era algo normal. Pero desde que la humanidad evoluciona a través de la experiencia, fue preciso que aprendiese a pararse sobre sus propios pies, que aprendiese a conquistar tanto el mundo externo como el espiritual, y que hiciese toda su parte en el trabajo del mundo. El cerebro hindú (y hablamos del hindú porque la mayor parte de las enseñanzas religiosas
orientales que llegan al Mundo Occidental vienen de los hindúes), está especialmente adaptado para el pensamiento metafísico, porque los éteres del cuerpo vital hindú están todavía flojamente entrelazados con el cuerpo físico, y por consiguiente es negativamente receptivo a los impactos espirituales. Pero el cuerpo hindú carece de las vigorosas cualidades que le harían capaz de luchar con el inundo material y dominarlo. Todos los mundos de la naturaleza deben ser conquistados por el hombre, para que pueda extraer el fruto total de la experiencia que Dios le envió. Por lo tanto las lecciones de este mundo físico son tan esenciales como las del espiritual. El cerebro y el cuerpo occidentales están caracterizados por la adaptabilidad y la fertilidad de recursos, ambas cosas necesarias para la evolución material. Pero debido a que los éteres están estrechamente entrelazados con nuestros cuerpos físicos, los métodos orientales de desarrollo tienden a trastornar las facultades del occidental, en lugar de espiritualizarlas.
Esta predilección occidental por las cosas externas ha producido muchos resultados significativos. Dentro de su esfera de acción se ha desarrollado la ciencia de la psicología, que no sólo suministra un campo para la investigación y el desarrollo científicos, sino que también ha dado tal ímpetu a la aplicación práctica del altruismo, que ninguna civilización moderna ignora el bienestar físico o higiénico de su pueblo.
La enseñanza de la Sabiduría Occidental aporta a ésta y a otras ramas de la ciencia ciertas explicaciones nuevas y de mucho alcance, que suministran una solución razonable a muchos de los problemas de la evolución.
del libro Cristo o Buda
por ANNET. C. RICH
Prologo por MAX HEINDEL
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