¿ES REAL EL MUNDO FÍSICO?
Hay personas a quienes no les gusta oír decir que el mundo físico no es real sin darse cuenta que, al igual que el cuerpo físico, solo es real para los sentidos, para el cerebro y para el aspecto personal de la mente pero no para el yo; veamos por qué se afirma esto. La ciencia descubrió hace ya muchos años que la materia no existe porque todas las formas o cuerpos están compuestos de átomos y éstos, a su vez, de diferentes componentes “energéticos” (protones, electrones y neutrones) Con esta primera conclusión ya podemos afirmar que la materia no es tal sino “energía” pero ¿Por qué vemos formas materiales? pues porque nuestros ojos sólo perciben una escala de vibraciones, esto es, están capacitados para percibir determinados grados de vibraciones pero no todos, como es el caso del calor, los rayos X o la electricidad.
Lo mismo que hay ojos que no ven, otros que ven poco, y otros que ven lo normal, hay algunos, pocos, entre los mortales, que perciben vibraciones más elevadas de las que normalmente percibimos la mayoría y por tanto ven formas energéticas o etéricas que están más allá de la materia física; éstos son los llamados clarividentes. Esto, aunque algunos no lo crean, es demostrable puesto que se ha descubierto que el átomo se divide en otras partículas y éstas, a su vez, en otras. Para demostrarlo solo tenemos que poner un ejemplo: Imaginemos que nos hicieran unas gafas con la tecnología con la que han descubierto las divisiones del átomo mencionadas ¿Qué ocurriría si las lleváramos puestas? pues que no veríamos el mundo físico ni sus formas materiales sino que veríamos un mundo de partículas energéticas en movimiento (similar a lo que ve un clarividente) Y si esa clase de visión fuera nuestra visión desde que nacemos hasta que nuestro cuerpo muere ¿nos atreveríamos a decir que el mundo es material? Y, por el contrario, ¿No tacharíamos de loco a quien dijera que existe un mundo de una materia más densa llamado mundo físico?
Razonando lo anterior es fácil que alguien se pregunte ¿Entonces para quién es real el mundo físico? La respuesta es “para los ojos” que solo perciben las vibraciones de las formas físicas y nada más, para los oídos que perciben los sonidos que también entran dentro de las vibraciones más bajas de la escala y que no suele pasar de mil y pocas vibraciones; y en general, lo que se refleja en el cerebro por medio del sistema nervioso. Como ya sabemos, esas vibraciones (ondas de luz, impactos físicos y sonidos) que llegan al cerebro como impulsos eléctricos, se reflejan para que los capte la mente. ¿Podríamos decir que es la mente la que percibe las formas físicas? No exactamente, la mente recrea las imágenes que perciben los ojos y que registra el cerebro, pero eso no significa que sean reales para ella puesto que la mente es sólo el instrumento para ponernos en contacto con el mundo físico y para pensar; si este mundo no fuera físico sino etérico, percibiría imágenes etéricas.
Pero, en realidad, esto tampoco nos aclara la pregunta porque no es la mente la que ve sino el yo personal, siempre que tenga la conciencia en el mundo físico. Por ejemplo, cuando dormimos no somos conscientes del mundo físico porque nuestra conciencia no está en él sino en los mundos superiores y en los cuerpos superiores de “deseos” y “mental”. Luego entonces, ¿Quién percibe el mundo físico? pues el yo, pero el yo tampoco es físico puesto que se manifiesta como voluntad y como conciencia. El yo como voluntad domina a la mente, (pensamos lo que queremos y cuando queremos) la mente domina a los deseos y sentimientos, y los deseos y sentimientos dominan y son el aliciente para que el cuerpo físico actúe. El yo como conciencia tampoco es físico ni está en ningún lugar concreto porque, como sabemos, mi conciencia (yo) puede estar centrada en este artículo mientras lo escribo o puede estar, a continuación, en el lugar que yo desee cuando me ponga a pensar en él esté en este planeta o fuera de él.
Supongamos que las partículas de una forma física densa tienen un grado vibratorio de 800, que el humo tiene 1000, y la electricidad, que no vemos pero que hemos conseguido manejarla, de 1200. Podríamos afirmar (como enseña la filosofía oculta) que:
1º.- La energía que mueve el cuerpo es superior en su grado vibratorio que éste.
2º.- Que los deseos que impulsan al cuerpo físico están en un nivel superior aún que dicha energía.
3º.- Que la mente y los pensamientos que gobiernan los deseos tienen también un mayor grado vibratorio que éstos.
4º.- Que el yo, que está capacitado para gobernar todo lo anterior, está en un nivel o plano vibratorio mucho más elevado que los pensamientos.
Así es que, las formas físicas son reales para los sentidos del cuerpo físico, pero a partir de ahí ya no son reales para el yo puesto que éste vibra muy por encima de esas formas y las percibe en forma de vibración o imágenes etéricas a través de esos niveles que llamamos de deseos, sentimientos y mentales.
Un objeto que produce placer es físico para los sentidos físicos, pero en el nivel de los deseos y sentimientos ya no lo es puesto que se transforman en una sensación, (y ésta, por lo general, en otro deseo) y esta sensación, junto a la imagen que perciben los ojos, se presenta ante la mente como otra imagen pero de materia mental y por lo tanto no física. Así es que el yo no percibe nada físico sino una reproducción mental, cuya vibración está en una nota más alta que la física como la voluntad está en una escala vibratoria por encima de los pensamientos y sentimientos.
Veamos otra manera de comprender que el mundo físico no existe para el yo. El yo se ha creado gracias al hecho de “conocer”, o sea, el conocimiento está en él; si no hubiera “conocido” no habría podido separarse como un yo de todo lo que le rodea. Cuando se conoce algo se toma conciencia de ello y se guarda una imagen mental y una sensación, la cual, en la siguiente ocasión puede hacer que nos sintamos atraídos o no o que seamos indiferentes, pero de cualquier forma esa imagen no es física. El yo conoce por medio de las vibraciones que le llegan, así es que, las vibraciones de los objetos que no le llegan no las conoce y por tanto no existen para él puesto que no es consciente de ellos.
Sabemos que lo que llamamos materia física es la condensación o manifestación de fuerzas invisibles infinitamente superiores (es materia más sutil) a lo que conocemos, que llegan al mundo físico gracias a que sus vibraciones se hacen mucho más lentas y las conocemos como moléculas, células, neuronas, etc. Podríamos decir, por tanto, que una naranja tiene materia sólida, líquida y gaseosa, pasando después a las partículas energéticas que conocemos (átomos con sus protones, electrones y neutrones) y otras que no conocemos y que ponemos como, por ejemplo, la vida que hace que se forme la naranja, las fuerzas que hacen la digestión sin que nos demos cuenta, o las que forman el polluelo en el huevo. Así es que, de lo que no se toma conciencia no se conoce pero, además, de lo que conocemos, podemos llegar a la conclusión de que es el resultado de la combinación de fuerzas invisibles y energías. Y todo esto ¿Con qué intención fue hecho? pues con la misma con que nos fue facilitado el cuerpo físico con sus sentidos, o sea, con la intención de que tomáramos conciencia del mundo físico para autoconocernos como un yo y evolucionar gracias a los sentidos y a las experiencias.
Resumiendo, si no tuviéramos los sentidos (como no los tienen las plantas) el mundo físico no existiría para nosotros puesto que no seriamos conscientes de él. Lo que significa que es el yo o conciencia, según su estado evolutivo, quien percibe las formas según su grado vibratorio, lo que quiere decir que, por el hecho de no ser conscientes de vibraciones más lentas que las que perciben nuestros ojos, no significa que no haya otras formas más densas aún que las que vemos. Y si existen dichas formas más densas, como así creo, nuestra materia sería una materia etérica en relación con ella puesto que su vibración sería más elevada como lo es la del gas respecto al líquido y éste respecto al sólido.
Sin embargo, y en el mismo supuesto, nosotros no consideraríamos real a ese mundo más denso como no considera real el yo al nuestro. Cuando estamos en un lugar y nos vemos rodeados de objetos, nuestra conciencia hace que el yo se sienta en ese lugar pero, si ese yo o persona cierra los ojos y concentra su mente en otro lugar donde no reciba impresiones de objetos ni del mundo físico, entonces el mundo desaparecerá para él, por tanto, el mundo existe cuando nuestra conciencia vibra en respuesta a los objetos que perciben los sentidos.
Francisco Nieto
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