miércoles, 27 de enero de 2016

¿Cuál es el mérito real del martirio? Los mártires ¿se convirtieron en santos realmente?




PREGUNTA Nº 117:  ¿Cuál es el mérito real del martirio? Los mártires ¿se convirtieron en santos realmente?

Respuesta: El hombre se eleva a la unión con Dios mediante cuatro grandes grados o etapas.
Primeramente ruega o hace sacrificios a un Dios a quien teme y, por consiguiente, trata de propiciárselo para que ese Dios no le perjudique. Después aprende a considerar a ese Dios como un poderoso aliado contra sus enemigos y como dador de todo lo bueno que él posee,
lo que consigue obedeciendo sus leyes y sacrificándole las cosas materiales que posee. En la tercera etapa se le enseña a sacrificarse él mismo viviendo una buena vida por la que se le recompensará en un estado futuro que se llama el cielo, donde vivirá en felicidad eterna como compensación de lo bueno que haya hecho en su vida terrestre. Los mártires se encontraban en esta etapa y estaban completamente compenetrados por la verdad y la gloria de ese cielo. Por consiguiente, para ellos era cosa fácil sacrificar sus vidas obteniendo así la gloria futura enseguida.
En realidad el martirio no puede darnos un cielo de eterna felicidad, porque es el método más fácil de obtener la recompensa. Da el valor de morir, pero después de todo se necesita muchísimo más valor para vivir. Tenemos siempre la tendencia de creer que cuando un hombre ha dado su vida ha dado todo lo que puede dar, y muy a menudo se oye decir, cuando alguien se suicida, que lo ha pagado todo. En realidad, el suicidio es generalmente la manifestación de la más grande cobardía, y el martirio es mucho menos digno de admirarse que las vidas de aquellos que diariamente se esfuerzan en seguir las enseñanzas espirituales de la Biblia viviendo una vida noble. Por supuesto, se admite fácilmente que los mártires son dignos de admiración, por haberse adherido tanto a su fe, aun en presencia de la muerte y de las torturas. Indudablemente, tendrán grandes oportunidades de crecimiento espiritual en sus vidas posteriores, mucho mayores que aquellas de las que se les privó al quemarlos o empalarlos. Y podemos ciertamente decir en verdad que eran santos, en el sentido de que su fe era para ellos más preciosa que su vida, pero podemos decir firmemente que los edictos de una iglesia no pueden nunca convertir en santo a un pecador.

Max Heindel
FILOSOFÍA ROSACRUZ EN PREGUNTAS Y RESPUESTAS TOMO PRIMERO


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