lunes, 13 de mayo de 2013

Servicio del Templo

The Rosicrucian Fellowship
Servicio del Templo



1- Se empieza cantando la tercera estrofa del Himno Rosacruz de apertura.

2- Se descubre el Emblema y se apagan las luces, excepto la que ilumina el Emblema y la que sirve para la lectura de¡ servicio.

3- Un miembro lee en voz alta el siguiente Servicio de¡ Templo: (Los anteriores puntos son optativos y si no se cuenta con el Emblema y la tercera estrofa de¡ himno, se debe proceder directamente a la lectura de¡ servicio)

Queridos hermanos y hermanas 

Una vez más nos hemos retirado del ruido del mundo material, para entrar en el templo viviente de nuestra naturaleza interior en cónclave espiritual. Como símbolo de este retiro del mundo visible, hemos obscurecido nuestra sala de reunión.

Buscamos la luz espiritual siguiendo las normas de las enseñanzas Rosacruces; por tal motivo, fijamos la vista con reverencia sobre la Cruz de Rosas, mientras escuchamos el saludo Rosacruz:

Queridos hermanos y hermanas: "Que las Rosas florezcan sobre vuestra Cruz."
(Todo los asistentes responden: "Y sobre la vuestra también.") .

Un carbón no hace un fuego, pero cuando se juntan varios carbones, el calor que está latente en cada uno de ellos, puede convertirse en llama, emitiendo luz y calor; y de acuerdo con esta misma ley de la naturaleza, nos hemos reunido aquí, para que sumando nuestras aspiraciones espirituales, podamos encender y mantener viva la llama del faro del verdadero compañerismo espiritual, que es el bálsamo de Gilead, la única panacea para las miserias del mundo.

La Biblia ha sido dada al Mundo Occidental por los Angeles del Destino, quienes dan a cada quién, y a todos, exactamente lo que necesitan para su adelanto. Estos Angeles están por encima de todo error y si buscamos la luz en ella, la encontraremos con seguridad.

Leamos algunos párrafos de la Primera Epístola de San Juan y de las Cartas de San Pablo a los Corintios y Filipenses, cuyo tema es la Fraternidad:

“Dios es luz; si andamos en luz, corno El está en luz, tenernos comun!6n entre nosotros. El que ama a su hermano, está en luz; más el que aborrece a su hermano está en tinieblas y no sabe a donde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.

No amemos de palabra ni de lengua, sino de obra y en verdad, porque aunque yo hablase lenguas humanas y angelicales y no tengo amor, vengo a ser corno metal que resuena, o címbalo que retiñe; y si tuviese profecía y entendiese todos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que traspasase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer a pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no hace sinrazón, no se ensancha, no es injurioso, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal; no se huelga de la injusticia, más se huelga de la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor nunca deja de ser; más las profecías se han de acabar y cesarán las lenguas, y la ciencia ha de ser quitada; porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es parte será quitado. Ahora vemos por espejo, en obscuridad; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, más entonces conoceré como soy conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza, y el amor, estos tres; empero el mayor de ellos es el amor.

Si nos amamos unos a otros, Dios está en nosotros, y Su amor es perfecto en nosotros. Dios es amor, y el que vive en amor, vive en Dios, y Dios en él; pero si alguno dice: "Yo amo a Dios", y aborrece a su hermano, es mentiroso, porque el que no ama a su hermano al cual ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quién no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de El, que el que ama a Dios, ama también a su hermano.

Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún refrigerio de amor, si alguna comunión de espíritu, no mire cada uno a lo suyo propio, sino también a lo de los otros. Haya, pues, en vosotros, este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios; sin embargo, se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo hecho semejante a los hombres.

Y hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual, Dios lo ensalzó a lo sumo y dióle un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor a la Gloria de Dios Padre.

Mis queridos hermanos y hermanas, esforcémonos por seguir el ejemplo de Cristo y vivir al máximo, aquella Su definición de la grandeza, que dice:

"Aquel que quiera ser el primero, sea el último y el servidor de todos."

El servicio amoroso, altruista y desinteresado que hacemos a los demás, es el camino más corto, más seguro y más gozoso que conduce hacia Dios. El reconocimiento de la unidad fundamental de cada uno con todos, el compañerismo de¡ espíritu, es la realización de Dios. Para alcanzar esta realización procuremos siempre perdonar las flaquezas y olvidar el aspecto a veces poco atrayente de nuestro prójimo y tratar de vivir la esencia divina que está oculta dentro de nosotros, lo que constituye la base de la Fraternidad.

Ahora guardemos silencio todos y concentrémonos durante unos momentos sobre la palabra "servicio". (Después de una concentración de varios minutos, se cubre el Emblema y se encienden las luces)

Todos los asistentes se ponen de pie y cantan el Himno Rosacruz de clausura. (optativo)

El oficiante vuelve al estrado y lee la admonición de partida
:

“Y ahora, queridos hermanos y hermanas, al partir para volver a entrar en el mundo material, volvamos con la firme resolución de expresar en nuestra vida diaria los elevados ideales espirituales que hemos recibido aquí, para que día a día podamos ser más dignos y eficientes servidores en la obra bienhechora de nuestros Hermanos Mayores en el servicio de la humanidad”.





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