ORACIÓN
El principio fundamental para la construcción del cuerpo vital es la
repetición. Las experiencias repetidas obran sobre él y crean la memoria. Los Guías de la humanidad, que deseaban prestar una ayuda inconsciente por medio de ciertos ejercicios le indicaron la oración como medio de producir pensamientos elevados y puros para que trabajaran en el cuerpo vital, y les recomendaron que "oraran sin cesar". Hay gentes que niegan la eficacia de la oración fundándose en el principio de que, conociendo Dios nuestras necesidades, es superfluo exponérselas. Aun añaden que encadenándose todo el universo por leyes eternas, nuestros votos no pueden cambiar los decretos de Dios. Sin duda hay leyes naturales e inmutables que Dios no
puede anular a capricho de cada uno; pero de ésta a creer que todas las circunstancias de la vida están sometidas a la fatalidad, es grande la distancia. Si así fuere, el hombre sólo sería un instrumento pasivo, sin libre albedrío y sin iniciativa. La oración sólo tiene valor por el pensamiento que se une a ella, y es imposible unir el pensamiento a
lo que no se comprende, porque lo que no se comprende no puede conmover al corazón. Para la inmensa mayoría, las oraciones en un lenguaje incomprensible sólo son un conjunto de palabras que nada dicen al Espíritu. Para que la oración conmueva, es preciso que cada palabra despierte una idea, y si no se comprende no puede despertar ninguna. Se repite como una simple fórmula, suponiéndola más o
menos efectiva según el número de veces que se repita. Muchos, oran por deber y otros por conformarse con los usos; por esto creen haber cumplido cuando han dicho una oración un número de veces determinado, siguiendo tal o cual orden. Dios lee en el fondo del corazón y ve el pensamiento y la sinceridad; sería rebajarle creerle más
sensible a la forma que al fondo. La principal cualidad de la oración es el ser clara, sencilla y concisa, sin frases inútiles ni lujo de epítetos pomposos; cada palabra debe tener su objeto, despertar una idea, conmover una fibra; en resumen. debe hacer reflexionar; con esta sola condición la oración puede alcanzar su objeto; no siendo
así, sólo es un murmullo. Expresa Max Heindel refiriéndose a la oración: "Dios es Luz, y ni aun el más potente de los telescopios que abarca millones de kilómetros en el espacio ha encontrado los límites de la luz. Pero nosotros sabemos que si no fuera porque tenemos ojos con los cuales percibimos la luz, y oídos que ]registran las
vibraciones del sonido, caminaríamos por la tierra en eterna oscuridad y silencio; así pues, para percibir la Luz Divina, que sólo puede iluminar nuestras oscuridad espiritual y oír la voz del silencio, que es lo único que puede guiarnos, debemos cultivar nuestros ojos y oídos espirituales; y la oración, la verdadera oración
científica, es uno de los métodos más poderosos y eficaces para encontrar gracia delante de nuestro Padre, y recibir la inmersión en la luz espiritual, la cual alquímicamente transforma al pecador en santo y le envuelve con el velo dorado del desposorio de Luz, el luminoso Cuerpo-Alma. Pero no nos engañemos; la oración por
sí sola no puede hacer esto. A menos de que nuestra vida entera, tanto despiertos como en sueño, sea una oración para la iluminación y la santificación, nuestras plegarias no alcanzarán nunca la Divina Presencia trayéndonos el bautismo de Su poder. 'Ora et Labora', a Dios rogando y con el mazo dando, es un mandato oculto que todos los aspirantes deben obedecer o, por el contrario, no realizarán grandes
adelantos".
repetición. Las experiencias repetidas obran sobre él y crean la memoria. Los Guías de la humanidad, que deseaban prestar una ayuda inconsciente por medio de ciertos ejercicios le indicaron la oración como medio de producir pensamientos elevados y puros para que trabajaran en el cuerpo vital, y les recomendaron que "oraran sin cesar". Hay gentes que niegan la eficacia de la oración fundándose en el principio de que, conociendo Dios nuestras necesidades, es superfluo exponérselas. Aun añaden que encadenándose todo el universo por leyes eternas, nuestros votos no pueden cambiar los decretos de Dios. Sin duda hay leyes naturales e inmutables que Dios no
puede anular a capricho de cada uno; pero de ésta a creer que todas las circunstancias de la vida están sometidas a la fatalidad, es grande la distancia. Si así fuere, el hombre sólo sería un instrumento pasivo, sin libre albedrío y sin iniciativa. La oración sólo tiene valor por el pensamiento que se une a ella, y es imposible unir el pensamiento a
lo que no se comprende, porque lo que no se comprende no puede conmover al corazón. Para la inmensa mayoría, las oraciones en un lenguaje incomprensible sólo son un conjunto de palabras que nada dicen al Espíritu. Para que la oración conmueva, es preciso que cada palabra despierte una idea, y si no se comprende no puede despertar ninguna. Se repite como una simple fórmula, suponiéndola más o
menos efectiva según el número de veces que se repita. Muchos, oran por deber y otros por conformarse con los usos; por esto creen haber cumplido cuando han dicho una oración un número de veces determinado, siguiendo tal o cual orden. Dios lee en el fondo del corazón y ve el pensamiento y la sinceridad; sería rebajarle creerle más
sensible a la forma que al fondo. La principal cualidad de la oración es el ser clara, sencilla y concisa, sin frases inútiles ni lujo de epítetos pomposos; cada palabra debe tener su objeto, despertar una idea, conmover una fibra; en resumen. debe hacer reflexionar; con esta sola condición la oración puede alcanzar su objeto; no siendo
así, sólo es un murmullo. Expresa Max Heindel refiriéndose a la oración: "Dios es Luz, y ni aun el más potente de los telescopios que abarca millones de kilómetros en el espacio ha encontrado los límites de la luz. Pero nosotros sabemos que si no fuera porque tenemos ojos con los cuales percibimos la luz, y oídos que ]registran las
vibraciones del sonido, caminaríamos por la tierra en eterna oscuridad y silencio; así pues, para percibir la Luz Divina, que sólo puede iluminar nuestras oscuridad espiritual y oír la voz del silencio, que es lo único que puede guiarnos, debemos cultivar nuestros ojos y oídos espirituales; y la oración, la verdadera oración
científica, es uno de los métodos más poderosos y eficaces para encontrar gracia delante de nuestro Padre, y recibir la inmersión en la luz espiritual, la cual alquímicamente transforma al pecador en santo y le envuelve con el velo dorado del desposorio de Luz, el luminoso Cuerpo-Alma. Pero no nos engañemos; la oración por
sí sola no puede hacer esto. A menos de que nuestra vida entera, tanto despiertos como en sueño, sea una oración para la iluminación y la santificación, nuestras plegarias no alcanzarán nunca la Divina Presencia trayéndonos el bautismo de Su poder. 'Ora et Labora', a Dios rogando y con el mazo dando, es un mandato oculto que todos los aspirantes deben obedecer o, por el contrario, no realizarán grandes
adelantos".
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