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CAPÍTULO 17
TRABAJADORES DEL SISTEMA SIMPÁTICO
Hemos visto cómo todas las células pequeñas del cerebro trabajan juntas, cada una con una ubicación y una tarea precisas. Todas las células del cuerpo trabajan fielmente, cada una concentrada en su propia tarea. Si un grupo de trabajadores está enfermo, todos los otros grupos participan del sufrimiento, tratando de prestar su ayuda, tal como lo haces con tus seres queridos afectados por alguna enfermedad.
Hay una clase de trabajadores cuya tarea específica es ser solidarios: deben ayudar a otros trabajadores para que hagan su trabajo y ayudarles aun cuando tú estés cansado o dormido, por lo que el trabajo en el Templo viviente puede proseguir con regularidad. Estos trabajadores son los nervios del sistema simpático.
La parte principal de este sistema consiste en dos cordones formados por fibras nerviosas que comienzan en el cuello y se dirigen hacia abajo, uno a cada lado de la columna vertebral. En su camino esos cordones tienen protuberancias, que corresponden a veinticuatro estaciones de clasificación de información: son los ganglios simpáticos centrales. Recuerda que la médula de la espina dorsal, comenzando por el cerebro y fluyendo dentro de la red troncal vertebral, representa la línea telegráfica principal del Templo viviente.iv
La médula espinal y los dos cordones del sistema nervioso simpático, forman tres canales que se orientan a lo largo de la columna vertebral, dos afuera y uno adentro. En cada una de las citadas estaciones de clasificación, los nervios externos (sistema simpático) se conectan con la médula espinal (sistema central) por medio de pequeñas fibras nerviosas. Otros nervios se extienden para llegar a los ganglios del corazón, los pulmones, el hígado, los riñones y los intestinos.
El Arquitecto del Templo creó a los trabajadores del sistema simpático para garantizar que la mayoría de las tareas necesarias para nuestra supervivencia, se lleven a cabo sin nuestra intervención directa. Los trabajadores del sistema simpático, realmente tienen tareas muy importantes, tales como la de gestionar la circulación de la sangre y los procesos de digestión y asimilación de los alimentos, así como la de ayudar al corazón a latir y a los pulmones a llenarse de aire.
Todo el trabajo en el cuerpo, que es llevado a cabo sin necesidad de recibir órdenes expresas de la oficina central, es realizado especialmente por estos trabajadores del sistema simpático. Por medio de ellos, Dios está trabajando mientras dormimos. Hay trabajadores de dicho sistema en cada arteria, vena o vaso capilar. De hecho, es parte de su trabajo asegurar que la sangre fluya regularmente por todo el cuerpo. Se las arreglan para regular el flujo sanguíneo al agrandar o estrechar los capilares, de modo que el fluido vital corra en abundancia o de una manera reducida, según sea necesario.
Si nos encontramos en un ambiente frío, los mencionados trabajadores, contraen los conductos de la sangre que, por lo tanto, es expulsada. Luego, cuando cesa el frío, la circulación se reanuda normalmente. En cambio, en un ambiente cálido, los capilares están relajados y una mayor cantidad de sangre llega a la piel. Si colocas un cubito de hielo en una mejilla, la verás palidecer de inmediato, pues los capilares sanguíneos se reducen y por ello la sangre se aleja de esa área. Al mismo tiempo, cuando retiras el hielo, la piel recupera su color natural, ya que la sangre vuelve a fluir y tal vez incluso, en mayor cantidad. Si sumerges una mano en agua hirviendo, puedes ver que de inmediato se sonroja, sólo porque los trabajadores del sistema simpático han hecho que fluya más sangre en esa dirección.
Detrás del estómago hay un considerable grupo de nervios del sistema simpático: algunos van y otros vienen de los diferentes órganos que componen el cuerpo. Este grupo de nervios integran el denominado plexo solar o ‘cerebro abdominal’. Incluso cuando tu cerebro está en reposo, el plexo solar y todos sus pequeños trabajadores, están despiertos y ocupados: proporcionando directrices y acciones bajo la dirección del Gran Arquitecto.
Si pierdes los sentidos en un accidente, sólo los trabajadores principales del cerebro detienen su actividad, junto con los nervios de la vista, del oído, del olfato, del gusto, del tacto y de los nervios motores. Pero los pequeños trabajadores del sistema simpático, no están en absoluto perturbados por el accidente. Continúan su trabajo con fidelidad y perseverancia, haciendo latir el corazón, la respiración, la circulación de la sangre y finalmente, completan los diversos procesos de la digestión.
Cuando tienes la intención de construir una casa, todo lo que tienes que hacer es elegir el lugar, reunir los materiales de construcción, aprobar el proyecto de la vivienda y comprometerte a pagar todos los gastos que se originen. Esto es lo que sucede en la construcción o reparación de tu cuerpo. Luego de poner la comida en la boca, la masticas muy bien y la tragas, de ahí en adelante ya no puedes ejercer ningún control. En este punto, intervienen los trabajadores del sistema simpático proporcionando los jugos gástricos y controlando todos los procesos relacionados con la digestión, siempre que los nutrientes puedan ser absorbidos por la sangre.
Aunque puede parecer que los pequeños trabajadores del sistema simpático tienen completa independencia, el hecho es que pueden ser influenciados por el cerebro principal. Son tan solidarios contigo que afectan tus estados de ánimo y mental. Si te sientes saludable y feliz, activo y lleno de esperanzas, los pequeños trabajadores actúan de una manera brillante y enérgica. Si en cambio estás enfermo o preocupado, estos pequeños trabajadores lo advertirán y por ello no trabajarán en condiciones óptimas y su trabajo será más lento y menos preciso.
Puedes hasta llegar a reducir las tareas de estos pequeños trabajadores, por lo que cuando atraviesas un mal estado físico o emocional, se dificulta el desempeño de sus funciones. Si aún sano, crees que estás afectado por alguna enfermedad, su trabajo se verá tan negativamente afectado por esta idea ¡que correrás el riesgo de enfermarte realmente!v. Pero si tu pensamiento es positivo y libre de sentimientos negativos, los pequeños trabajadores te ayudarán valientemente, incluso cuando estés en realidad enfermo.
del libro
La Historia de Un Templo Viviente
UN ESTUDIO DEL CUERPO HUMANO
FREDERICK M. ROSSITER, B S., M.D. Y MARY HENRY ROSSITER, A.M.
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