¿Quieren decirme de qué manera podemos auxiliar mejor a aquellos que han fallecido?
Respuesta: Con frecuencia hemos expresado nuestro sincero aprecio a la ciencia del nacimiento con sus métodos eficientes para auxiliar tanto a la madre como al niño cuando éste último está entrando a nuestra vida terrena, pero también cordialmente hemos deplorado la falta de una ciencia del morir que pudiera enseñar a la gente como auxiliar inteligentemente al Ego que esta pasando de la vida terrena a las regiones invisibles de la naturaleza. En tales casos generalmente permanecemos a su lado indecisos, sin saber qué hacer y frecuentemente, en nuestra ignorancia, hacemos las mismas cosas que son dañinas para el bienestar del Espíritu que entonces está en transición. Si la gente pudiera darse cuenta de cómo sus lamentos y arranques histéricos afectan a sus seres queridos que están pasando al otro mundo, la consideración inegoista posiblemente podría cambiar su actitud y permanecer en estado de quietud.
En cuanto concierne al cuerpo, éste no está realmente muerto sino hasta aproximadamente unos tres días y medio después de que el Espíritu lo abandonó, pues el cordón plateado aún lo conecta con los vehículos superiores. Durante este tiempo, cualquier cosa de la naturaleza de una autopsia, embalsamamiento, o cremación, es sentido por el espíritu casi tan intensamente como si todavía estuviera dentro del cuerpo. Estos son hechos bien conocidos de todos los estudiantes de la Filosofía Rosacruz, pero posiblemente no han recibido el énfasis que merecen. Debiéramos recordar que nuestra actitud después de ese tiempo continúa afectando al Espíritu, pues nuestros deudos o amigos, generalmente no abandonan enseguida sus acostumbrados lugares. Muchos permanecen en, o cerca de la casa en que vivieron por cierto número de meses después de haber dejado el cuerpo y pueden allí sentir las condiciones aún más intensamente que cuando estaban encarnados. Si suspiramos, nos lamentamos o gemimos por ellos, les transferimos la tristeza que llevamos encima o de todos modos, los ligamos a la casa, debido a el esfuerzos de ellos para tranquilizarnos.
En cualquiera de los casos somos un impedimento, o una piedra de tropiezo en el camino de su progreso espiritual, y mientras esto puede ser perdonado en aquellos ignorantes de las realidades relativas a la vida y la muerte, la gente que ha estudiado la Filosofía Rosacruz o enseñanzas afines, incurren en una muy grave responsabilidad cuando se permiten tales prácticas. Estamos bien enterados de que la costumbre demanda agotarse en lamentaciones y que no es considerada respetable la gente si no se ponen un traje de luto como un símbolo de su aflicción. Pero afortunadamente los tiempos están cambiados y una visión mas iluminada se está adquiriendo del asunto. La transición al otro mundo es muy seria en sí misma, comprendiendo como lo hace, un proceso de ajuste a condiciones extrañas en todo, y el espíritu que está desencarnado es todavía más estorbado por las aflicciones y angustias de sus seres queridos, a quienes continúa viendo en su derredor. Cuando los encuentra envueltos en una negra nube de tristeza, vestidos con ropas igualmente negras, y alimentando su sufrimiento por meses o años, el efecto no puede ser sino deprimente.
Cuanto mejor entonces, la actitud de aquellos que han aprendido las enseñanzas de Rosacruces y las viven. Su actitud cuando un ser querido fallece es alegre, esperanzada y animosa. El dolor egoísta por la pérdida es dominado, a fin de que el Espíritu que está desencarnado pueda recibir todo el ánimo posible. Generalmente los que sobreviven en la familia se visten de blanco para el sepelio, y durante todo el tiempo, se mantienen con un
espíritu afable y tranquilo. El pensamiento de los que se quedan no es el de "¿Qué voy a hacer ahora que ya lo (o la) perdí? El mundo me parece vacío. Por lo contrario, su pensamiento es:
"Espero que él (o ella) se encuentre bien bajo las nuevas condiciones tan pronto como sea posible y que no sufra al pensar que nos abandona." De este modo, por la buena voluntad, inteligencia, inegoismo, y amor de los amigos que se quedan, al Espíritu que desencarna le es posible llegar a sus nuevas condiciones bajo circunstancias más favorables, y los estudiantes de la Filosofía Rosacruz no pueden hacer nada mejor que diseminar estas enseñanzas tan ampliamente como puedan. De acuerdo con la Biblia, los redimidos del Señor vencerán a su último enemigo, la muerte, y entonces exclamarán:
"¿Oh muerte, dónde está tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
Para aquellos que han desarrollado la visión espiritual, la muerte no existe, por supuesto, pero aun aquellos que no tienen esta visión, pero que han estudiado las enseñanzas Rosacruces, puede decirse que en cierta medida han logrado esta gran victoria.
del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas"
Tomo Segundo de Max Heindel
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UNA PEQUEÑA PRECISIÓN DESDE MI CONDICIÓN DE ADMIRADOR DE LAS ENSEÑANZAS ROSACRUCES: UNA ACTITUD ALEGRE RESULTA CHOCANTE PARA MUCHOS DEUDOS, MIENTRAS QUE CON UNA PRESENCIA EQUILIBRADA, ATENTA PARA CONSOLAR DONDE SE NECESITA Y CON SENTIDO RESPETO HACIA LOS FAMILIARES Y HACIA EL RECIÉN FALLECIDO, TRANSMITIENDO LA CONVICCIÓN DE QUE ESTÁ EN TRÁNSITO HACIA UN ESTADO DE MAYOR LIBERTAD CUANDO SE NOS PREGUNTA, SE LOGRA EFECTOS BENEFICIOSOS PARA TODOS.
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