lunes, 23 de mayo de 2016

La necesidad de renacer


PREGUNTA Nº 19:  LA NECESIDAD DE RENACER
Para aquellos que han sido educados en las enseñanzas del Espiritismo y del Swedenborgianismo, es muy fácil aceptar la realidad de la existencia de la otra vida y la incidental experiencia purgatorial en ella; pero no les es fácil comprender por qué no es factible para el individuo obtener todas las experiencias necesarias para progresar en el mundo espiritual sin tener que renacer una y otra vez en nuevos cuerpos. Si existe una razón
imperativa para estos periódicos retornos a la carne, como explican los Rosacruces, ¿quieren manifestarla no concisa, sino detalladamente?

Respuesta: La necesidad del renacimiento tiene dos fases: una física y otra espiritual. Si los componentes minerales de nuestros cuerpos no se cristalizasen, y nos fuere posible mantenerlos jóvenes y flexibles por millones de años, no sería necesario renacer; podríamos aprender las lecciones de la vida a través de la in interrumpida extensión de las edades. Pero debido a nuestra ignorancia, y abuso de este cuerpo, generalmente no dura mucho más de unos 70 años, y la mitad de ese tiempo como promedio. Por lo tanto, si viviésemos aquí sólo una vida corta de treinta o cuarenta años, sería imposible aprender todas las lecciones que debieran sernos enseñadas en este medio ambiente, y eso sería un derroche de energía. Como seres humanos, no pensaríamos en construir una escuela provista de todos los adelantos y equipos necesarios para la enseñanza de los alumnos y graduarlos después de un día de asistencia a ella; eso sería exactamente análogo a un sistema cósmico que requiriera la asistencia de los discípulos a la escuela de la vida solamente un día. En vez, cuando ha terminado el primer día de escuela, enviamos al niño a su casa para que asimile su lección y se prepare para el siguiente día escolar, y así sucesivamente por muchos días y años.
Similarmente, las Jerarquías Divinas que guían nuestra evolución nos envían a la escuela de la Tierra cada vida, y al terminarse ésta somos llamados a nuestro hogar celestial para descansar y prepararnos para el siguiente día o vida en la escuela terrena. Sería una absoluta imposibilidad para nuestros Instructores atiborrar la cabeza del pupilo, aunque fuera muy precoz, con toda la sabiduría que deba aprenderse en la escuela, si el tiempo se limitara a un solo día. Pero dando días sucesivos, que al fin suman años, les es posible impartir, gradualmente, todo su conocimiento al educando. Es igual en la escuela de la vida: la sabiduría y el amor cósmico no pueden ser enseñados en corto tiempo; dura edades, pues las cualidades no son como el crecimiento de los hongos, que puede tener lugar en una noche.
Más bien se parecen al fuerte roble que necesita un siglo para desarrollarse, pero que tiene una firmeza y una fuerza a las que ni remotamente se aproxima el hongo.
Más aún, la constitución y condiciones de los mundos espirituales los hacen inapropiados para las fases de progresión que el hombre tiene que aprender en el Mundo físico. En la actualidad la humanidad está desarrollando la mente por el uso del pensamiento correcto, que ha de convertirse en recta acción; y esto puede hacerse mejor en un reino en el que las condiciones son firmes y rígidas. Cuando un inventor visualiza una máquina o artefacto puede parecer que trabaje maravillosamente en su mente, pero las ruedas que giran tan primorosamente en el Mundo del Pensamiento en el que la ley es interpenetración, frecuentemente se encuentra que frotan unas con otras y que se obstaculizan en su curso cuando el modelo es hecho de material físico. Esto demuestra que su pensamiento era erróneo, y entonces es forzado a trabajar y corregir el error o abandonar su proyecto. De esta manera, la condición física actúa como un correctivo, y mostrándole sus errores, se le hace posible aprender gradualmente a desarrollar el pensamiento correcto e incorporarlo en una máquina que funcione bien.
De modo similar, quien trata de emprender un negocio, piensa con detalle cómo ha de marchar, pero subsecuentes desenvolvimientos con frecuencia le enseñan que no ha calculado bien. Así, a él también, por sus equivocaciones le es demostrado dónde es erróneo su pensamiento y se le da la oportunidad de corregirlo.
Estas cosas no pueden ser aprendidas en el mundo espiritual en donde uno sale a través de una ventana o por una chimenea, tan fácilmente como a través de una puerta, porque allí todo es fluidico y plástico. Siendo divinos, tenemos infinitas posibilidades latentes en nosotros, pues somos Dioses en formación. El pensamiento es una fuerza creadora, y a menos que aprendamos cómo usarlo de manera correcta resultará ser una maldición en vez de una bendición, tanto para nosotros como las criaturas que hemos de auxiliar en edades futuras. En ese caso no podremos ayudarlos en la creación de vehículos apropiados como hemos sido, y somos ayudados por otros superiores a nosotros en la escala de la evolución, y podríamos crear monstruosidades. Por consiguiente, la escuela terrena es una absoluta necesidad para enseñarnos a pensar con rectitud y por ese medio crear adecuadamente tanto en las substancias sutiles como densas con las que tenemos que trabajar.

del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas" 
Tomo Segundo, de Max Heindel


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