martes, 1 de marzo de 2016

La evolución del alma a través del renacimiento.


LA EVOLUCIÓN DEL ALMA 
A TRAVÉS DEL RENACIMIENTO

Todos los Espíritus creados por Dios son iguales pero desde el mismo momento en que comienzan a descender por primera vez por los diferentes mundos para llegar al mundo donde peregrinamos en un cuerpo físico, (el mundo físico) comienzan a diferenciarse y a distanciarse unos de otros en su progreso. Esto es como decir que aunque la imagen o forma de nuestros hijos como seres humanos es la misma, desde el primer día de colegio algunos se adaptarán y otros no, unos estarán contentos y otros lo contrario, a algunos les costará poco asimilar lo que escucha, mientras que otros, por el contrario, no serán capaces de aprenderlo. Por este motivo han existido y existen razas y subrazas que sirven a modo de “clases” o “cursos” de aprendizaje a través de sus cuerpos. Como el objeto del renacimiento es la evolución desde un estado hombre-animal hasta el del desarrollo de los poderes del Espíritu en el hombre, resulta que las Almas se dividen en grados de una forma similar a la siguiente:

1º.- Los poco desarrollados que se dejan llevar aún por el aspecto animal del cuerpo de deseos y que casi no han desarrollado el discernimiento ni la voluntad. Éstos reencarnan muchas veces en una subraza antes de pasar a otra raza y subraza superior.

2º.- Los que comienzan a utilizar la voluntad y la razón para no dejarse llevar por los deseos, pasiones y malos sentimientos, a la vez que utilizan el discernimiento para diferenciar y elegir entre el bien y el mal. Aunque menos, estos también renacen muchas veces en una misma subraza.

3º.- La mayoría de los occidentales que suelen renacer cada 1100 años (aproximadamente) en diferente sexo y en la misma subraza pero con pocos renacimientos en la misma.

4º.- Los que han evolucionado hasta el punto de comenzar el sendero de iniciación o  perfección y que, en determinado momento, están bajo la guía y dirección de los Maestros o Hermanos Mayores. Comienzan a olvidarse del yo personal para dedicarse a servir al prójimo, éstos pueden renacer incluso antes de los 1000 años.

5º.- Los Maestros, iniciados y Hermanos Mayores que ya no necesitan renacer pero cuyo papel respecto al desarrollo de la humanidad es importantísimo y necesario. Para comprender su labor tendríamos que verlo a modo de “sacrificio” y más aún cuando toman un cuerpo físico para hacer algún trabajo importante que se relacione con el destino de la humanidad.

Aunque hay quien demuestra una total incredulidad respecto a esta filosofía y prefieren pensar que cada persona que nace procede de la nada o que es un espíritu nuevo, es fácil comprender que el Alma no evolucionaría sin la Ley de Renacimiento porque es ésta la que facilita una continuidad en las virtudes espirituales y mentales. Si fuera como dicen ¿Por qué los niños que nacen hoy no son como los de la prehistoria y ni siquiera como los de hace un siglo? Hay niños que demuestran una gran inteligencia desde su infancia y parecen como si estuvieran familiarizados con determinadas materias ¿Dónde han aprendido o por qué tienen esas habilidades? La evolución actual de la humanidad desde cualquier punto de vista, así como los cambios que se han producido y se producen en el planeta, se producen gracias a las virtudes que cada espíritu reencarnante ya trae de otras vidas. Si no fuera así, la vida sería un caos y un comenzar desde cero para cada Espíritu.

Alguien puede opinar que es por la genética pero ¿Y en los casos de grandes genios que han nacido de padres totalmente diferentes o contrarios a su naturaleza? Es la “continuidad” en el desarrollo moral, intelectual y espiritual la que hace que el Alma manifieste su poder para que el hombre, vida tras vida, evolucione y ayude a evolucionar a los hermanos de Espíritu que le siguen. El Yo superior experimenta en todas las razas, países, culturas, religiones, etc., y según se adapte, se esfuerce y se sacrifique para superarse a sí mismo, así evolucionará antes o después. Esto es precisamente el motivo de que se diga que cada persona es un mundo, al hombre no se le puede estudiar como a los animales, los cuales, estudiando a un miembro de una especie se sabe cómo es toda la especie. El hombre ha experimentado y evolucionado en la Tierra desde hace millones de años y cada vez que renace trae consigo la quintaesencia de todas sus experiencias y vidas pasadas, por tanto, cada Espíritu tiene un mismo origen pero una muy diferente historia evolutiva.

Dos hermanos gemelos pueden ser idénticos durante algunos años pero, por lo general, a partir de los 21 que el Ego puede manifestarse más plenamente a través de sus vehículos, cambian algunos aspectos de la forma y más aún respecto al carácter puesto que son diferentes Espíritus. En estos casos como en el de los niños prodigio, se entiende que una cosa es la herencia física de los padres y otra el carácter moral, intelectual y espiritual de cada Ego que se manifiesta en cada cuerpo físico. Los niños prodigio, vengan de padres cultos o incultos, demuestran que ya traen más sabiduría y cualidades respecto al campo donde se hacen genios, y eso no lo han podido adquirir nada más que en anteriores renacimientos. Si no existiera el renacimiento todos partiríamos de cero respecto a la moral, a lo intelectual, a lo espiritual y a las habilidades para hacer determinados trabajos, luego entonces, ¿de dónde proceden tan distintas gradaciones en carácter y habilidades en las personas? Por la herencia de los padres no puesto que sabemos que de una familia inculta puede nacer un genio y lo contrario o que de unos padres normales puede nacer un monstruo deforme y otros hechos similares. Por tanto no queda más remedio que aceptar el renacimiento puesto que explica que lo que somos es el resultado de lo que hemos sido y hecho en otras vidas.

Alguien puede pensar que todo es fruto de los resultados de la sociedad y del progreso humano, pero a esto hay que oponerse diciendo que ¿dónde están los que deberían superar a los grandes genios del pasado, los grandes hombres santos, intelectuales, y científicos? Es cierto que la humanidad progresa precisamente porque los estudios y conocimientos del pasado de un Ego los aplica a la siguiente vida, pero eso es respecto a la vida o Ego que anima el cuerpo y no como efecto del progreso de la materia y de los cuerpos físicos sobre el Ego. Lo único que se puede admitir respecto al progreso físico es que, por ejemplo, un Ego que fue un buen músico en otra vida y desea continuar en otra vida esa misma línea de aprendizaje, debe buscar unos padres relacionados con la música porque necesita crear un cuerpo con cierta organización nerviosa y otros aspectos relacionados con el oído y a veces con los dedos, etc. Eso, como es obvio, sí depende de la herencia genética, sin embargo, ¿y cuando los descendientes de un genio ya no muestran esa genialidad? Esto demuestra que es el Ego quien manifiesta su sabiduría a través de los cuerpos y no del desarrollo físico ni la herencia genética. Todo lo que hemos aprendido en otras vidas lo tiene el Ego al alcance de la mano y no puede manifestarlo como recuerdo o memoria porque el cerebro actual no es el de anteriores vidas y porque, mientras no purifiquemos nuestros cuerpos (eliminemos barreras) para ponernos más a su alcance, no podremos recordar nuestros pasado individual. 
El hombre no es un mero juguete de un Dios personal, ni de una justicia caótica y cruel que juega con el destino de la humanidad.

El renacimiento hace que el hombre sea digno e inmortal y que tenga un destino espiritual y una meta gloriosa, si no fuera así estaríamos a merced de las circunstancias y de la casualidad. El renacimiento es progreso material, desarrollo moral, espiritual e intelectual, y gracias a eso podemos tener la esperanza de alcanzar una meta muy elevada. ¿Qué porvenir tiene el hombre si no se admiten sus anteriores vidas? y, por el contrario ¿qué hace que el hombre se esfuerce por progresar en todo lo que nos rodea pero siempre buscando algo mejor si no tuviera un pasado? El pasado de cada uno es el que impele a desarrollar mejoras para la humanidad, es lo que nos da fuerza, nos hace dignos y nos inspira confianza en unas leyes que, aunque no las conozcamos, son inmutables y justas.

Terminando ya con el tema del renacimiento podemos ver que la muerte no existe, es solo una ilusión terrestre. Hay un cambio de conciencia y de las condiciones de la vida, pero aún con estos cambios, la vida continúa sin interrupción como continúa el siguiente día después de una noche donde se ha tenido un profundo y placentero sueño.

El desarrollo obtenido hasta ahora por el Alma a través del renacimiento ha hecho que el hombre tenga una voluntad libre para actuar y pensar y que pueda elegir en su destino y en la manera de afrontar los problemas y ante las circunstancias. Pero esa libertad y desarrollo también se han obtenido gracias al aprendizaje de sus errores y al sufrimiento que han causado tanto en la Tierra como en el Purgatorio, por eso, tarde o temprano y en alguna vida, terminará rechazando el mal y abrazando las Leyes Divinas y el bien. Llegará el día en que el hombre no buscará el placer ni las posesiones, y entonces, sintiéndose también libre como el que no delinque, estará dentro de las leyes celestiales que le traerán lo que tanto merece después de su peregrinaje por este planeta. Actualmente y ante las tentaciones y pruebas, solo tiene como consejera a la conciencia, lo que ocurre es que como en cada vida afrontamos nuevas causas y tenemos que tomar nuevas decisiones para desarrollar la voluntad y aprender de sus efectos, la conciencia no puede actuar como tal ante circunstancias o causas que no conoce. Así evoluciona el hombre, creando nuevas causas en cada vida, superando pruebas que son efecto de su anterior vida, y sufriendo por sus errores para que aprenda a utilizar su voluntad y libre albedrío correctamente en el camino del bien. Su desarrollo moral le hace progresar desde, el hombre que sólo se amaba a sí mismo hasta el estado actual donde ama a sus seres queridos y, en un futuro, amará a la humanidad como a una hermandad universal. En sus comienzos como ser humano, el hombre se fijaba en lo que le rodeaba egoístamente, hoy comparte y sabe que todo puede ser de todos pero, al contrario que cuando abrió los ojos y la conciencia hacia el mundo material, en un futuro su evolución le llevará a interiorizar su conciencia en busca del verdadero Yo y el mundo material no significará nada para él. Entonces el Yo superior, el pensador, será solamente “conciencia” porque nada le unirá obligatoriamente a sus cuerpos.


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