JUEVES SANTO
LECTURAS
La Última Cena.
Mateo 26
17 El primer día de la Fiesta en que se comía el pan sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: "¿Dónde quieres que preparemos la comida de la Pascua?"
18 Jesús contestó: "Vayan a la ciudad, a casa de tal hombre, y díganle: El Maestro te manda decir: Mi hora se acerca y quiero celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa."
19 Los discípulos hicieron tal como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
20 Al atardecer, Jesús se sentó a la mesa con los Doce.
21 Y mientras comían, dijo: "Yo os aseguro que uno de vosotros me traicionará."
22 Muy entristecidos, se pusieron a preguntarle: "¿Seré yo, Señor?"
23 El respondió: "El que me va a entregar es uno de los que mojan conmigo su pan en el plato.
24 El Hijo del hombre se va, como dicen las Escrituras, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!"
25 Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: "¿Soy yo acaso, Maestro?" Jesús respondió: "Sí, tú lo has dicho."
26 Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: "Tomad, comed, éste es mi cuerpo."
27 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: "Bebed de ella todos,
28 porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados.
29 Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre."
30 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
31 Entonces les dice Jesús: "Todos vosotros vais a escandalizaros de mí esta noche, porque está escrito: = Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño =.
32 Mas después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea."
33 Pedro intervino y le dijo: "Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré."
34 Jesús le dijo: "Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces."
35 Pedro insistió: "Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré." Y lo mismo dijeron también todos los discípulos.
18 Jesús contestó: "Vayan a la ciudad, a casa de tal hombre, y díganle: El Maestro te manda decir: Mi hora se acerca y quiero celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa."
19 Los discípulos hicieron tal como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
20 Al atardecer, Jesús se sentó a la mesa con los Doce.
21 Y mientras comían, dijo: "Yo os aseguro que uno de vosotros me traicionará."
22 Muy entristecidos, se pusieron a preguntarle: "¿Seré yo, Señor?"
23 El respondió: "El que me va a entregar es uno de los que mojan conmigo su pan en el plato.
24 El Hijo del hombre se va, como dicen las Escrituras, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!"
25 Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: "¿Soy yo acaso, Maestro?" Jesús respondió: "Sí, tú lo has dicho."
26 Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: "Tomad, comed, éste es mi cuerpo."
27 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: "Bebed de ella todos,
28 porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados.
29 Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre."
30 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
31 Entonces les dice Jesús: "Todos vosotros vais a escandalizaros de mí esta noche, porque está escrito: = Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño =.
32 Mas después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea."
33 Pedro intervino y le dijo: "Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré."
34 Jesús le dijo: "Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces."
35 Pedro insistió: "Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré." Y lo mismo dijeron también todos los discípulos.
Jesús lava los pies a sus discípulos
Juan 13
4Entonces se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura.
5Echó agua en un recipiente y se puso a lavar los pies de los discípulos, y luego se los secaba con la toalla que se había atado.
6Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?"
7Jesús le contestó: "Tú no puedes comprender ahora lo que estoy haciendo. Lo comprenderás más tarde."
8Pedro replicó: "Jamás me lavarás los pies." Jesús le respondió: "Si no te lavo, no podrás tener parte conmigo."
9Entonces Pedro le dijo: "Señor, lávame no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza."
En el Huerto de Getsemaní
Mateo 26
39 Fue un poco más adelante y, postrándose hasta tocar la tierra con su cara, oró así: "Padre, si es posible, que esta copa se aleje de mí. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú."
40Volvió donde sus discípulos, los halló dormidos; y dijo a Pedro: "¿De modo que no pudieron permanecer despiertos ni una hora conmigo?
41Estén despiertos y recen para que no caigan en la tentación. El espíritu es animoso, pero la carne es débil."
LA ÚLTIMA CENA Y EL LAVADO DE LOS PIES
La clave para el más profundo significado de este paso en el Camino del Cristiano Místico, puede ser encontrada considerándose el significado interno de lo que Cristo Jesús, sirvió en la Cena : el pan y el vino.
El pan es un producto de la inmaculada concepción de la tierra; el símbolo del principio femenino en el ser humano -el polo negativo del Espíritu; el vino es producto de la uva, que nace de la tierra y representa el principio masculino, -el polo positivo del Espíritu. Ambos vienen al mundo por medio de la vida que se irradia a través de la todas las partes de la Tierra , el Espíritu Crístico, el Espíritu Planetario, morador interno, y en verdad, constituyen el cuerpo y la sangre de nuestro Salvador. No son meras palabras las de Cristo Jesús, cuando dice: “Tomad, bebed, ésta es mi sangre del nuevo pacto”.
Durante la ceremonia de la Ultima Cena , Cristo Jesús estaba enseñando a Sus Discípulos, que el misterio de la transmutación se encontraba encarnado en el trigo y la uva. Repartir el pan y el vino, significa el dominio de los poderes espirituales- la transmutación completa de la naturaleza inferior, en la trascendental gloria del Yo Superior. En el laboratorio de su propio cuerpo, el alquimista espiritual, trabaja la Piedra Filosofal , -se convierte en esa joya luminosa y resplandeciente, a medida que purifica y espiritualiza sus facultades y vehículos por medio del “amor y servicio desinteresado” a los demás.
Después que Cristo Jesús terminó la ceremonia de la Ultima Cena , realizó el rito místico del Lavado de los Pies. En ese acto de humildad y gratitud, dio ejemplo a Sus Seguidores, de la necesidad del hombre de poseer esa inmensa cualidad. En la evolución espiritual, el ser se eleva dando y sirviendo a los demás, y aquellos a quienes sirve y exalta, son los grados que forman la escalera que nos ayuda a escalar las alturas. Ellos se benefician por la enseñanza recibida, pero, al mismo tiempo, proveen las oportunidades benditas para el progreso por medio del servicio y sin duda alguna, con ellos se contrae una deuda de gratitud. Teniendo subyugado todo orgullo e hipocresía, el aspirante adquiere una conciencia tan amplia, que expresa de modo natural, la humildad simbolizada por el Lavado de los Pies. Y así, un día, será toda la humanidad.
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