Teodoro y Corinne Heline.
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En 1928 un miembro llamado Sr. J. C. Stroebel de Wheeling, West Virginia, puso su estación de radio WWVA a disposición de la Fraternidad Rosacruz. Con el fin de informar al publico sobre las Enseñanzas...El Sr. Theodore Heline, Presidente del Centro de New York, transmitía desde esta estación dos veces al día, al medio día y a las 7:15 p.m. desde el viernes 13 de abril hasta el jueves 19 de abril.
El Sr. Heline más tarde se caso con un miembro de la Fraternidad, Corinne Smith Dunklee(*). En la época de Max Heindel esta joven escribía hermosos artículos sobre temas Bíblicos en la revista. Con el consejo de Max Heindel mismo, ella compila un curso sistematizado de la Biblia que posteriormente fue impreso con la ayuda de su esposo.
Teodoro y Corinne Heline.
El 23 de Julio de 1965, para conmemorar el nacimiento del centenario del nacimiento de Max Heindel, se tuvo un banquete en Mount Ecclesia en el que la Sra. Heline rindió tributo a Max Heindel. Parte de su disertación sigue a continuación:
“Queridos Amigos, mi corazón rebosa de alegría al poder reunirme con ustedes en esta ocasión y rendirle mi pequeño tributo a nuestro amado Max Heindel. Me gustaría contarles como fue el día encontré con este extraordinario hombre por vez primera y para enmarcar la situación les contare algunos detalles brevemente de mi propia vida. Quizás me hayan oído decir que nací y me crié en el Sur.
Era la única hija y mis primeros años transcurrían rodeados del amor de mi madre quien era para mí como una hada madrina. Era ella no obstante frágil y durante mi infancia me embargaba el temor de que algún día me dejara. Así que me hice a la idea en aquellos primeros días, de que si mi madre me dejaba yo me quitaría la vida para irme con ella.
No sabía nada por entonces de las leyes de renacimiento y consecuencia. Nací buscando la luz y respuestas a preguntas que no podía formular. En realidad no sabia que andaba buscando y por eso, no sabia donde encontrarlo. Y como ustedes saben, el Sur se distingue por ser muy conservador y ortodoxo. Aun así, sabía una cosa, que en alguna parte deberían existir respuestas más adecuadas a los problemas de la vida y la muerte que las que brindaba la ortodoxia y yo quería hallar la respuesta. Mi mamá se ponía más delicada y me embargaba cada vez más la sensación de que iba a perderla. Unos meses antes de su enfermedad terminal, me llamo por teléfono una querida amiga a decirme que había encontrado un libro maravilloso y que estaba segura de que contenía exactamente lo que yo andaba buscando. Ya estaba cayendo la noche y me fui a su casa y como podrán imaginar, se trataba del Concepto.
“Cuando vi la imagen de la Rosa Cruz y leí que por nuestra propia cuenta aprendemos a transmutar las rosas rojas en la rosa blanca, supe que había encontrado lo mío. Esa noche, antes de irme a dormir puse en el correo mi pedido a Oceanside por el invaluable libro. Dormía con el debajo de mi almohada, porque me parecía que me brindaba más paz que toda la que el mundo pudiera darme.
“Después de la operación de mi madre, el doctor me dijo que no había esperanza, que solo le quedaban unos pocos meses de vida.
“Tenia aun conmigo mi bendito libro. De pronto, un día, me embargo un pensamiento nuevo y extraño. Debería quitarme la vida y partir con mi madre como tenia planeado, o debería ir a Oceanside y dedicar mi vida a la obra de Max Heindel? La pregunta tenia la respuesta. Tenia la mente dispuesta y diez días después de que mi madre me dejara, tome el tren con el Concepto debajo del brazo, rumbo a California y a Max Heindel. Me parecía que el era el único socorro que el mundo podía darme para mi pena.
“Oh, como me gustaría describir exactamente a ustedes el primer día que le vi acá en Mount Ecclesia! Vino hacia mí con los brazos abiertos y su dulce cara iluminada con ternura, simpatía y compasión. Ahora, entiendo, no había tenido contacto personal con el. Solo le conocía por medio del libro y se podrán imaginar mi sorpresa cuando me tomo las manos y dijo tiernamente, ‘Hija mía, he estado contigo noche y día durante esta terrible ordalía que recién has pasado. Sabía que cuando terminara vendrías a mí. Ahora perteneces para siempre a mi obra!’
“Este, queridos amigos, fue un día trascendental en mi vida. Fue el día en que me dedique completamente a la vida espiritual y a la Filosofía Rosacruz. Durante cinco maravillosos años tuve el privilegio de conocer este hombre sabio y de estudiar y ser entrenada bajo su guía y supervisión. Siempre he considerado esos cinco años, los más bellos y espirituales de toda mí vida. Quisiera describirles a este hombre maravilloso de la manera que yo le conocí. Cuando pienso en sus muchas características admirables, quizás la que más ame profundamente fue su exquisita y hermosa humildad. Siempre estaba deseoso de ayudar y servir donde fuera posible, manteniendo siempre de manera firme la personalidad de Max Heindel en Segundo plano.
Como observaba continuamente su completa dedicación a la vida sencilla, muchas veces recordé las palabras del Señor, el Cristo, ‘De mi parte no soy nada porque es el Padre quien hace las cosas.’
“Creo, queridos amigos, que Max Heindel demostró la mas perfecta mezcla de mística y practica que jamás haya conocido. Era muy sencillo y humilde. Hacia los mas pequeños servicios, los mas bajos, con cortesía y alegremente. Bajaba al establo y ordenaba la vaca si era necesario, porque ustedes recordaran que en esa época había una vaca y un establo en Mount Ecclesia. También trabajaba el enjambre de abejas porque también había uno. Se trepaba por los postes de electricidad a arreglar cables rotos; plantaba arboles en los terrenos, cavaba y echaba azadón, recogía vegetales; hacia todas las cosas simples con la misma intensidad y entusiasmo con que iba a la oficina, al salón de clases o al de conferencias para dar libremente de su gran sabiduría, o quizás para reunirse con el Maestro que lo guiaba en esta gran obra.
“Las tardes del sábado era su costumbre mantener en la biblioteca una sesión de preguntas y respuestas. Había una mesa larga que abarcaba todo el salón y los estudiantes se reunían a su alrededor con el Sr. Heindel en un extremo contestando las preguntas. A cada estudiante se le permitía hacer una pregunta y tenia que ser por escrito.
Luego, el Sr. Heindel reunía todas las preguntas y las contestaba una a una. Al observarle con cuidado me di cuenta que intuitivamente sabia de quien procedía la pregunta y siempre se dirigía a la persona que la había formulado. Todas las veces que asistí a tales reuniones, nunca fallaba en identificar al preguntante. Era siempre tan cuidadoso y esmerado, que nunca dejaba una pregunta hasta que se aseguraba de que quien la formula quedara completamente satisfecho con la respuesta. Fue durante esas reuniones que capte la importancia que tenían el color y la música en la preparación del mundo para la Nueva
Era. El Sr. Heindel decía que a estas reuniones se dedicaría una hora pero la verdad es que casi siempre se pasaba de la hora y a veces duraban hasta dos y media o hasta tres horas. Eran momentos muy estimulantes en los que el tiempo volaba con las alas del encanto.
“Queridos amigos, quisiera poder expresarles lo que Mount Ecclesia significaba para el Sr. Heindel según pude apreciar. Como amaba este lugar! El sabia del elevado destino que estaba reservado para la obra que había fundado. En su época, había un banco debajo de la Rosa Cruz iluminada que había en los terrenos. Era su costumbre cada noche antes de retirarse, sentarse unos minutos, a veces hasta una hora orando y meditando, enviando amor y bendiciones sobre este sagrado terreno y sobre todos los que Vivian aquí y servían a la obra con tanta dedicación.
“Me gustaría describirles lo iluminado que parecía su querido rostro, en tanto que miraba con profunda reverencia y devoción la Rosa Cruz iluminada, que significaba tanto para el. Nunca se cansaba de decirnos las maravillosas cosas que estaban reservadas para Mount Ecclesia.
“Hablaba con frecuencia de la panacea, la formula de la cual los Hermanos Mayores eran custodios, y que a los discípulos dignos de merecerlo se les permitía usar en la curación y alivio de las multitudes que vendrían de todas partes del mundo a este lugar sagrado.
“Nos hablaba de su sueño de tener un hermoso teatro Griego construido en el cañon abajo de la capilla y en el cual se presentarían las obras de contenido espiritual tales como los dramas de Shakespeare y otros inspirados clásicos.
“También veía la época en que Mount Ecclesia contaría con su propia espléndida orquesta compuesta de estudiantes permanentes, que interpretarían en el teatro obras maestras en especial de Beethoven y Wagner de quienes el sabia que eran elevados exponentes musicales.
Dijo también que en algún momento se darían clases de iniciación musical aquí.
“Al Sr. Heindel le gustaba hablar de los Hermanos Mayores y como ellos por medio del estudio de la memoria de la naturaleza, habían podio observar a lo largo de las eras y ver las condiciones en que el mundo se halla hoy. Esta es la razón por la cual ellos, como ustedes saben, le dieron la Filosofía Rosacruz al mundo.”
(*) Corinne Smith nacio el 13, de agosto de 1882, a las 3.15 pm LMT, en Atlanta, Fulton County, Georgia, 33.44.56 N, 84.23.17 W. El Sr. y la Sra. Barkhurst suministraron estos datos de su nacimiento al escritor.
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MAX HEINDEL
y la Fraternidad Rosacruz
Por
Ger Westenberg
Traducción de Jorge Rey
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Gracias por compartir hermana, tu que estas con el hermano Max Heidel, pidan al creador acuda a nuestro llamado para que Mount Ecclesia, sea reconstruida lo más pronto posible, que así sea.
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