domingo, 17 de julio de 2016

¿Por qué sufren los Espíritus-Grupo?

PREGUNTA Nº 60: ¿POR QUE SUFREN LOS ESPÍRITUS-GRUPO?
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Los animales, tanto silvestres como domésticos, sufren por muchas cosas y se nos ha enseñado que los Espíritus-Grupo Sufren mas intensamente. ¿Por qué es esto? ¿Sufren los Espíritus Grupo, como nosotros por sus propios errores?

Respuesta: Parece muy difícil concebir que seres tan gloriosos como los Arcángeles -que son los Espíritus-Grupo y los Espíritus de la Raza- puedan cometer errores, por lo menos en el sentido que nuestro limitado entendimiento da a tal palabra. Cristo es el más elevado Iniciado entre los Arcángeles, y como sabemos que El sufrió en todo como nosotros, tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado, es evidente que existe una ley más alta. Lo que esa ley es, lo sabremos si consideramos la relación de los Espíritus-Grupo con los animales de su especie a la luz de la ley de analogía, que es la llave maestra para todos los misterios.
La siguiente ilustración tomada del Concepto Rosacruz del Cosmos aclarará probablemente la diferencia entre el hombre con su Espíritu interno, y el animal con su Espíritu-Grupo.
Imaginemos un aposento dividido por medio de una cortina en dos partes, una de las cuales representa el Mundo del Deseo, y la otra el Físico. Hay dos hombres en el cuarto, uno en cada división; no pueden verse uno al otro, ni pueden estar en la misma división. Hay, sin embargo, diez agujeros en la cortina, y el hombre que está en la división que representa al Mundo del Deseo puede introducir sus diez dedos, a través de los diez agujeros, en la otra división que representa el Mundo Físico.
Este hombre nos suministra un magnífico ejemplo del Espíritu-Grupo que está en el Mundo del Deseo. Los animales que pertenecen a una misma especie están representados por los dedos. Puede moverlos a voluntad, pero no puede usarlos tan libremente, ni tan inteligentemente, como el hombre que deambula en la división física con relación al uso de su cuerpo.
Este último ve los dedos que se insinúan a través de la cortina. Observa que todos se mueven, pero no puede ver la conexión que existe entre ellos. A él le parece que todos están separados y que son distintos uno de otro. El no puede ver que son los dedos del hombre que está detrás del velo, y que sus movimientos están gobernados por su inteligencia. Si hiere a uno de los dedos, no los hiere tanto como al hombre que se encuentra al otro lado de la cortina. Si un animal es herido, sufre, pero no en la extensión en que sufre el Espíritu-Grupo, porque el animal no tiene conciencia individualizada.
El cuerpo denso en el cual funcionamos está compuesto de numerosas células, teniendo cada una de ellas una conciencia celular separada, aunque de un orden muy inferior. Mientras que estas células forman parte de nuestro cuerpo están sujetas a nuestra conciencia y dominadas por ellas. Un Espíritu-Grupo animal funciona en un cuerpo espiritual que consiste de un número variable de Espíritus virginales imbuidos por el momento -con la conciencia del Espíritu-Grupo. Este último los dirige, vigila sobre ellos y los ayuda a evolucionar. Conforme progresan sus animales, el Espíritu-Grupo también progresa, sufriendo una serie de metamorfosis, de una manera similar a la forma en la cual crecemos y obtenemos experiencia por el hecho de introducir en nuestros cuerpos las células del alimento que comemos, elevando así también sus conciencias al imbuirías con la nuestra por un tiempo.
Este Espíritu-Grupo domina la acción de los animales a su cargo hasta que los espíritus virginales hayan adquirido la conciencia del yo y se hayan convertido en humanos. Entonces ellos gradualmente manifestarán voluntades propias, obteniendo más y más libertad del Espíritu-Grupo y haciéndose responsables de sus propios actos. El Espíritu-Grupo continuará influyéndolos, aunque en grado decreciente, como Espíritu de Raza, de Tribu, de Comunidad y de Familia, hasta que cada individuo haya llegado a ser capaz de actuar en completa armonía con la ley cósmica. Entonces cada Ego estará libre e independiente de interferencias, y el Espíritu-Grupo pasará a una fase superior de evolución.
A la luz de la precedente explicación de las relaciones entre el Espíritu-Grupo y los animales, es evidente que los sufrimientos experimentados a través de los animales a su cargo, tienen el mismo propósito que los sufrimientos que experimentamos a causa de nuestros errores directos, a saber, enseñarle a evitar siempre que sea posible condiciones indeseables que producen dolor. El hombre sin armas ve cantidades de animales cuando camina por los campos; son guiados a Mt. Ecclesia y a otros lugares en los cuales el Espíritu-Grupo les dice que están seguros. El hombre con rifle tiene ciertamente que cazar, pero el Espíritu-Grupo advierte a los animales que tienen bajo custodia, de que el cazador se aproxima. Además, el Espíritu-Grupo viste a su especie de piel o plumas de tal modo coloreados que imitan el color de la tierra, los árboles u hojas, para volverlos tan inadvertibles como sea posible a los ojos de los cazadores y evitar que éstos les causen dolor. Así es que, por el deseo de evitarse a sí mismo el dolor, ejercita su ingenio para proteger a sus animales. No estamos seguros, sin embargo, de poder afirmar que el deseo de escapar al dolor sea el motivo principal del Espíritu-Grupo al velar sobre sus custodiados, pero las dos cosas están unidas entre sí como la causa y su efecto.
Pero, ¿qué hay acerca de los animales que matamos para comérnoslos, y de las pobres criaturas torturadas en los infiernos de la vivisección? ¿Qué hay de los pobres caballos mal alimentados y azotados por jinetes y cocheros inhumanos? ¿Qué está haciendo el Espíritu-Grupo para protegerlos y salvarse él mismo del dolor inherente a esta condición? Él puede educar a los animales silvestres y del campo para ponerse a salvo ellos mismos, pero los animales domésticos deben constituir un problema de considerable dificultad para el Espíritu-Grupo. El tiene la facultad de negar el necesario átomo simiente para la fertilización con el objeto de preservar la pureza de su tribu, y así lo hace en el caso de los híbridos. Sin embargo, el propósito primario de la existencia es la experiencia, así es que se ve obligado a admitir al nacimiento a los espíritus que están bajo su custodia a través de sus legítimos canales, aún cuando así estén expuestos a atroces tratamientos en manos del hombre. El hombre debe ayudar a los animales, y así lo hará en el futuro, con el fin de expiar su presente mala conducta con ellos; y tendrá que ayudar a los presentes minerales cuando hayan llegado a ser animales.
La ley de consecuencia es justa y se puede confiar en ella para equilibrar los platillos de la balanza. Mientras tanto, los Espíritus-Grupo están aprendiendo simpatía y compasión. Los Espíritus de Raza están aprendiendo lo mismo a través del sufrimiento humano causado por la guerra nacional e industrial. Finalmente llegará el día en que el león y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey, cuando un niño se entretendrá con la serpiente, cuando las espadas se convertirán en rejas de arado y las lanzas en hoces, cuando habrá "paz en la tierra y buena voluntad entre los hombres". Cierto que eso requerirá grandes cambios mentales, morales y físicos, pero aunque los molinos de Dios muelen muy despacio, también lo hacen muy fino. El poder divino ha sacado al Cosmos del caos; por consiguiente tenemos razón para confiar en su benevolente propósito y creer en su omnipotencia para dominar todos los obstáculos que se presenten en el camino de la realización de lo que ahora parece utópico.

del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas" 
Tomo Segundo, de Max Heindel


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