jueves, 7 de julio de 2016

Los nativos de Virgo




CAPÍTULO VII
LOS NACIDOS EN LOS DOCE SIGNOS

Los nativos de Virgo
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Nacidos entre el 24 de agosto y 23 de septiembre

Virgo, el signo sexto del Zodíaco, está regido por Mercurio, el planeta de la razón, de la expresión y destreza. Se dice, y con considerable razón, que el amor es ciego, porque si uno viese defectos en el ser amado la pasión dominadora nunca encontraría su expresión. Por lo tanto los hijos de Virgo que están gobernados principalmente por el intelecto no son simpáticos, sino que están inclinados a ser cínicos, de temperamento criticón y escépticos hacia cualquier cosa que no sea demostrable científicamente a la razón y a los sentidos. Son muy rápidos mentalmente aunque a menudo inclinados a forzar la marcha, pero nunca se excederán en tal determinación y cuando se metan en un callejón sin salida dogmático se harán de mentalidad estrecha y dados a la gazmoñería. Son más bien perezosos y les gustan las cosas fáciles, pero, sin embargo, les agrada el mandar a los demás y serán muy dominadores con sus subordinados. Por esta razón se conquistan enemigos de carácter duradero, pero una vez que se hayan hecho amigos con cualquiera harán muy buena amistad y tratarán a sus amigos bien.
La disposición mercuriana infundida por este signo trae muchos cambios de ambiente y, por consiguiente, forma constantemente nuevas amistades y asociaciones nuevas. Son de naturaleza adquisitiva y siempre están buscando medios de mejorar financiera, social o económicamente. Puede decirse también que merecen sus ascensos porque son muy industriosos cuando ven que pueden ganarse una recompensa como consecuencia de su trabajo. Son también muy ingeniosos y versátiles, amigos del estudio de la ciencia, especialmente de la química, la dieta y la higiene y muchos de entre ellos se hacen maniáticos rigurosos en la alimentación, 
Como Virgo está en el signo sexto estas personas suman en sí las características de la casa sexta y son, por lo tanto, muy sensitivas a la sugestión de mala salud, de modo que una vez que han quedado enredadas en los tentáculos de la enfermedad, les falta la necesaria fuerza de voluntad para desenredarse de ellos, con el resultado de que se hacen enfermos crónicos o quizá suponen ellos que lo son, porque puede decirse que estas personas se resienten de cualquier esfuerzo que se hace para darles ánimo y hacerles olvidar las manifestaciones de su enfermedad, ya sea real o imaginativa. En efecto, parece que gozan con el mal estado de salud y siempre están buscando simpatías, aunque como hemos indicado al principio de esta descripción, ellos son muy parcos para hacer lo propio con los demás. Si ellos pueden librarse de la enfermedad se hacen a menudo enfermeros excelentes y tienen una influencia espléndida sobre los enfermos.

del libro "El Mensaje de las Estrellas" 
de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel


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