¿Se pone uno realmente en contacto durante el sueño con parientes y amigos que han estado fuera del cuerpo durante veinte años, o es simplemente cuestión de memoria?
Respuesta: El tiempo usual de duración de la permanencia de un individuo en el Mundo del Deseo después de abandonar el cuerpo a la muerte, es un tercio de la duración de la vida vivida en el cuerpo, pero esta medida es sólo promedio general. Existen muchos casos en los cuales la permanencia es acortada o alargada. Por ejemplo, si una persona sigue los ejercicios de la Fraternidad Rosacruz, particularmente el de Retrospección por la noche, puede, de este científico modo, suponiendo que es muy serio y sincero en la ejecución del mismo, escapar enteramente a la necesidad de una experiencia purgatorial. Los cuadros o escenas donde injurió a alguien serían borrados del átomo-simiente del corazón por medio de la contrición y así no habría para esta persona ninguna expiación purgatorial. Las escenas relacionadas con las buenas acciones serían absorbidas en forma de pábulo para el alma, acortaría materialmente, o aun ahorraría la necesidad de pasar por la experiencia del Primer Cielo. Así es que tal persona estaría comparativa, si es que no enteramente, libre para dedicarse al servicio de la humanidad en el más allá, y en estas condiciones podría permanecer en esas regiones inferiores. Sin embargo, esas regiones, no constituirían para ella ni Purgatorio ni Primer Cielo. Muchos de los más devotos discípulos hacen esta obra humanitaria por un gran número de años después de desencarnar.
Existen algunos, sin embargo, que pasan directamente al Segundo Cielo. El crecimiento anímico alcanzado durante la vida de servicio, que les libera de la necesidad de pasar por el Purgatorio y el Primer Cielo, también les capacita para llevar a cabo ciertas investigaciones, allí en el Segundo Cielo, y pasan por cierta instrucción que les acredita para más altas y mejores posiciones como servidores de la humanidad en una vida futura. Esta clase, por lo tanto, no puede ser vista por ningún amigo o pariente que salga de su cuerpo durante el sueño.
Hay otras clases que se eternizan, por decirlo así, en el mal. No es que se eternicen efectivamente, pero la trabazón de sus cuerpos de deseos y vital, les obliga a permanecer en las regiones inferiores del mundo invisible más cercanas al mundo físico, en el cual vivimos, como se explica detalladamente en la serie de lecciones que estamos enviando a los estudiantes bajo el título de El Velo del Destino.
Esta clase puede, por consiguiente, ser fácilmente abordable por un considerable número de años después de que han muerto. Ciertamente es un hecho curioso que algunas veces estas malas personas son buscadas por antiguos amigos que han pasado al más allá y necesitan ayuda para ponerse en contacto con el mundo físico. El que escribe recuerda un caso de estos que ocurrió hace algunos años, cuando una anciana parienta suya estaba para abandonar este plano. Ella miraba a todos lados ansiosamente tratando de ver a su marido, quien había partido antes que ella. Pero como ya él había pasado al Primer Cielo, sus brazos y cuerpo habían desaparecido, y sólo quedaba la cabeza. Por consiguiente, difícilmente podría presentarse ante ella cuando ella hubiese muerto, mucho menos tratar de modificar las condiciones al tiempo de la muerte, ya que éstas estaban muy lejos de ser de su agrado. Ciertas cosas estaban haciéndose para retardar la separación del Espíritu y la carne y se estaba ocasionando considerable sufrimiento a la agonizante en esta forma.
En medio de la ansiedad que esta situación le producía, el marido de la señora se aseguró la cooperación de un amigo cuya trabazón de los cuerpos vital y de deseos le hacían posible manifestarse. Este Espíritu tomó un pesado bastón que estaba en la habitación y con él dio un golpe a un libro que la hija de la señora agonizante tenía en su mano, lo cual asustó de tal manera a los presentes, que cesaron en su demostración, permitiendo morir a la madre. El pobre hombre que efectuó este fenómeno había estado ya más de veinte años en el mundo
invisible, y por lo menos hasta donde el autor puede percibir, no parecía haber señales de disolución del cuerpo de pecado en el cual él mismo se había envuelto; y puede ser que permanezca allí tal vez el doble o triple tiempo.
del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas"
Tomo Segundo, de Max Heindel
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