Queridos amigos:
Se acerca la Navidad, época en la que el Cristo regresa a la Tierra. Durante el Equinoccio de Otoño (Septiembre), la dorada irradiación del Arcángel Cristo, comienza a penetrar en la atmósfera de nuestro planeta.. En el Solsticio de Invierno (Diciembre), ya ha llegado al mismo corazón del Planeta.
Entonces ocurre el Milagro de la Noche Santa y una tierna reverencia se manifiesta en la atmósfera; mientras los Ángeles y las más elevadas Huestes Celestiales entonan su canción, la música suave del Planeta se sintoniza con el canto de los Ángeles. “Gloria a Dios en las Alturas y en la Tierra Paz a los hombres de Buena Voluntad”.
Múltiples Seres Celestiales se unen en un majestuoso coro con nuestro Señor. Todo lo que tiene vida, cada árbol, cada planeta, cada flor, se sumerge en un éxtasis de música y luz. Victorioso, todo luz, oye los cantos. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.
Ese día en que se celebra la Navidad, señala el comienzo de un período muy significativo, siendo la más encantadora de las estaciones. Todo parece titilar y brillar con alegría y anticipación. Son las alegres fiestas de color y de música, el regocijo que sentimos en el mundo externo representa en verdad un reflejo de esta fiesta. La inmensa luz de Amor con la que el Cristo ilumina el Planeta cada Navidad, va cambiando en forma gradual su vibración, sensibilizándolo cada vez más.
Todos estamos familiarizados con los colores rojo y verde, que son los símbolos de la Navidad. El verde es el color de la vida nueva, estando asociado con el reino vegetal. El color rojo representa la actividad que surge del Planeta cuando el Cristo renace.
La magia de la Navidad se caracteriza por medio del Espíritu Universal de Buena Voluntad. La gente se alegra, dando muestras de generosidad y de religiosidad. Ese es el Espíritu que se manifiesta por doquier iluminando, alegrando y trayendo nuevas esperanzas a los menos afortunados. Esta alegre amistad Universal representa al más auténtico y maravilloso símbolo de la Navidad.
Sus amigos del Centro Rosacruz de Córdoba, Argentina.
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Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este aporte
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