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CAPÍTULO 29
LOS PEQUEÑOS TRABAJADORES INVOLUCRADOS EN EL MOVIMIENTO
Sin duda, es para todos muy simple entender cuáles son las funciones de los pequeños trabajadores involucrados en el movimiento. De hecho, cada uno de nosotros sabe cómo, usando los músculos, podemos mover nuestras piernas y brazos. La contracción y la relajación de los músculos también actúan en el estómago, en los ojos, en el corazón y en muchos otros órganos. Considera las diversas actividades que los músculos pueden hacer: sólo gracias a ellos puedes realizar todos los movimientos del cuerpo, y es a través de su ayuda que podemos reír y gritar, respirar y vivir.
Los carpinteros que construyen una casa deben seguir una cierta secuencia. Si quisieras tratar de construir un cuerpo humano, probablemente deberías comenzar desde los huesos. Primero harías los huesos individualmente, luego los unirías para formar el esqueleto; entonces usarías los músculos para mantenerlos unidos. A continuación, agregarías una arteria, una vena, un órgano particular y continuarías de esta manera hasta que el cuerpo esté terminado. Los constructores divinos del Templo viviente se las arreglan para crear simultáneamente las partes que lo constituyen.
Los huesos, músculos, arterias y nervios del pequeño cuerpo de un niño ya tienen una forma perfecta, así como los de un adulto bien desarrollado. El niño crece como una nueva planta. Ayer era perfecto, hoy todavía lo es tal como lo será mañana. Si el plan de la naturaleza no se viera obstaculizado, él pasaría de la juventud a la madurez hasta llegar a la vejez, su cuerpo podrá cambiar la forma y tal vez pierda su fuerza, pero en todo momento siempre estará completo e intacto, si se lo relaciona con su edad.
Cuando nace un niño ya tiene más de seiscientos músculos y no tendrá ninguno más cuando sea adulto. Están organizados para hacer que el cuerpo parezca armonioso en sus características. Cuando un músculo pierde su capacidad de moverse, la parte afectada estará sujeta a la inmovilidad y la parálisis tomará el control. Cada músculo toma su nombre de acuerdo a su forma, o a su posición o según el trabajo que le corresponde. Los músculos de los animales componen la parte magra de la carne que se usa comúnmente como alimento. Lo primero que aparece en el examen de un músculo son las numerosas fibras pequeñas que están separadas y son distintas de las otras que se pueden observar usando dos agujas delgadas. El conjunto de los músculos se parece a la parte pulposa y no grasosa del cuerpo.
Los músculos muertos son rojos mientras que los vivos son casi transparentes y en algunos a veces la luz pasa a través de ellos. Una posible investigación con rayos X puede de hecho ser muy difícil. Hay dos tipos de pequeños trabajadores en el movimiento: aquéllos que mueven los músculos voluntarios (los de las manos, brazos, etc.) y los que mueven los músculos involuntarios (corazón, estómago, etc.)xiii. Estos pequeños trabajadores, si se les instruye por repetición de ciertas acciones, pueden aprender a moverse tan bien que causan muchas sorpresas. Quién haya sido testigo de la actuación de un músico, ciertamente habrá comprobado la habilidad de esta persona.
Un músculo involuntario observado a través del microscopio, está formado por fibras lisas, es decir, alargadas, cónicas y delgadas con una extremidad algo puntiaguda. Este músculo se contrae lentamente, en forma independiente de la voluntad del individuo. Los músculos voluntarios, por otro lado, consisten de fibras estriadas que están envueltas en una funda llamada sarcolema. Estas fibras tienen una estructura transversal como si estuvieran hechas con diferentes planos superpuestos que actúan en conformidad con la voluntad individual.
Cada músculo, en una de sus extremidades y a veces en ambas, está estrechamente conectado a una especie de cuerda blanca llamada tendón que está fijada a un hueso. El tendón más ancho del cuerpo es tan ancho como el talón y es llamado tendón de Aquiles, nombre que se refiere al héroe griego de Homero que ha sido transmitido en las hazañas épicas. Este tendón une los músculos de la pierna que se conectan al hueso del talón. Cuando estos músculos se contraen el talón se levanta.
El músculo más largo del cuerpo es el músculo sartorio ubicado en el muslo; es el músculo que usamos cuando decidimos cruzar las piernas. El músculo más pequeño se llama estapedio (o músculo del estribo) que mide unos cuatro milímetros de largo y está ubicado en el oído medio y actúa como un soporte para un hueso pequeño del sistema auditivo. Cuando este pequeño músculo está herido o lisiado, el acto de escuchar presenta dificultades. La manera en que los pequeños trabajadores trabajan en el movimiento nos recuerda la acción de las palancas. Cada músculo, para moverse, actúa como tal.
Los pequeños trabajadores del movimiento completan su tarea mediante la contracción y relajación. Cuando un músculo se contrae, se hincha y se acorta, endureciéndose. Cuanto más se contrae un músculo, mayor esfuerzo realiza. Un músculo largo soporta un esfuerzo prolongado, uno corto es más rápido pero resiste menos. El Creador le ha dado a los caballos, ciervos y muchos otros animales, músculos que se mueven más rápido que los humanos. Al hombre le dio la mente, de allí que él es capaz de inventar máquinas que pueden transportarlo a muy alta velocidad. En cada músculo hay millones de dichos pequeños trabajadores del movimiento que colaboran en perfecta armonía. Esto es posible porque la red nerviosa, que ordena el movimiento, se divide en muchas ramas para que cada uno de ellos reciba la información apropiada.
Si el cerebro acepta la orden de realizar un movimiento, esto se transmite a lo largo de los nervios y alcanza en un tiempo muy corto a todas las células afectadas. Cuando el capitán de una compañía de soldados les ordena que marchen, él supone que todos comienzan al mismo tiempo, pero en realidad, la simultaneidad no es nunca perfecta. Los pequeños trabajadores del movimiento, en cambio, comienzan y realizan juntos todo el trabajo requerido.
La mayoría de los movimientos corporales requieren la colaboración de muchos músculos. Cuando te quedas quieto, por ejemplo, algunos músculos sujetan la pierna perpendicular a la cadera, otros impiden que la rodilla se doble, otros apoyan el cuerpo erecto en los fémures y algunos muy poderosos sostienen la espalda. Si el cuerpo no tuviera los músculos, no podría sostenerse a sí mismo y todo el Templo viviente se colapsaría en el suelo. Son los músculos los que mantienen los huesos en su lugar, así como los tornillos mantienen juntas las partes mecánicas.
Los músculos también protegen el cuerpo envolviéndolo como si fuera una manta suave y cálida. Muchas partes del interior del Templo viviente están llenas de esta cubierta suave y fuerte. Los músculos se nutren generosamente de la sangre. Al igual que el nervio que comienza desde el cerebro está dividido en miles de ramas cada vez más delgadas, así se divide la arteria que comienza desde el corazón para llevar alimento a todos los pequeños trabajadores involucrados en diferentes movimientos. Además, varios músculos también son humedecidos por la linfa que recoge las toxinas y les trae el oxígeno tomado de la sangre. Cuando los músculos se contraen necesitan más oxígeno.
Ésta es la razón por la cual el Gran Arquitecto ha arreglado que el sistema de circulación sanguíneo se articule de tal manera dentro de los músculos, que cuando éstos son contraídos, obtengan entonces más sangre y, por lo tanto, más alimento. Al mismo tiempo, las venas musculares se presionan para que la sangre cargada de desechos se vea obligada a avanzar hacia el corazón. Las células musculares contienen un cierto suministro de alimentos que, durante la contracción del músculo, se convierten en energía y calor. Ochenta por ciento de todo el calor producido en el cuerpo es precisamente generado por los músculos.
Por dicha razón, cuando tienes fiebre es mejor relajarse para no agregar más calor al emitido por la actividad motora. Les recuerdo que los músculos voluntarios, que hacen todo lo que se les dice que hagan, están veteados y con fibras. Sin embargo, los músculos involuntarios que actúan sin tu conocimiento, tienen una constitución homogénea, lisa y sin vetas. Los trabajadores de los músculos involuntarios hacen lo que el Gran Constructor les dijo que hicieran, sólo obedecen sus leyes. Por eso ellos trabajan de una manera específica y perfecta.
Los pequeños trabajadores involucrados en músculos involuntarios están bajo el control directo del sistema nervioso simpático. Los músculos del corazón y del estómago son involuntarios, así como aquéllos encontrados en el canal digestivo y en todos los vasos sanguíneos y canales linfáticos. No están interesados en las condiciones de la persona, sin importarles si está dormida o despierta, activa o silenciosa. Ellos fielmente realizan las tareas que les encomienda el Arquitecto Divino. ¡Estas tareas son de hecho demasiado importantes y complejas para ser confiadas a la voluntad humana!
Los músculos involuntarios son más lentos que los voluntarios, pero su actividad no se detiene cuando descansas. Siempre responden al llamado de las diversas necesidades de tu cuerpo. Su respuesta se puede ver, por ejemplo, en ese fenómeno definido como piel de gallina, que a veces aparece en los brazos cuando están expuestos al frío: hay más de un millón de músculos involuntarios en la piel, que advierten acerca de las condiciones externas.
Cuando los trabajadores se encargan de proteger la piel (muro real exterior del Templo viviente), y son golpeados por el frío repentino, envían un mensaje cerebral para la oficina que distribuye el calor. El mensaje dice: "Hace frío, retire la sangre de las capas superiores de la piel, pues de lo contrario demasiado calor se disipará”. Al instante, como respuesta, cada uno de los músculos involuntarios de la piel acepta la orden. Ésta es la causa de la aparición de los pequeños gránulos que aparecen en la piel, que es el producto del fenómeno llamado piel de gallina. En estos casos, también se puede hacer notar que la piel adquiere un color azulado porque, cuando los músculos se contraen, toda la sangre, excepto la venosa, es enviada hacia adentro, lejos de las capas superficiales de la epidermis.
El diafragma es un músculo involuntario muy importante, aunque sin embargo, permite aguantar o bloquear voluntariamente la respiración por un período muy corto de tiempo, pero al final está obligado a dejar respirar. Los nervios que controlan el diafragma, de hecho, no te permiten contener la respiración por un período de tiempo demasiado largo porque sería peligroso.
Si quieres que los pequeños trabajadores de tus músculos sean fuertes, robustos y bien desarrollados, debes darles el ejercicio correcto. Un niño suele estar pateando, retorciéndose, gateando, moviendo sus manos y ejercitando sus pulmones al llorar. Un bebé robusto nunca está quieto excepto cuando duerme: esta actividad permite que sus músculos estén activos, para que crezcan y logren un desarrollo más rápido. Un músculo ejercitado se vuelve fuerte y sólido. Cuando estás enfermo o forzado a leer durante mucho tiempo, los músculos no se utilizan y pierden su fuerza. Si inmovilizaras un brazo, aunque sólo sea por unas semanas, se volvería tan débil que ya no podrías levantarlo.
El herrero que, todos los días, usa un martillo pesado, desarrolla los músculos de los brazos que se vuelven particularmente fuertes y poderosos. Incluso el granjero que trabaja con la pala, recolecta heno, levanta trigo y cereales, tiene músculos fuertes y desarrollados, así como los niños y niñas que corren y gritan o si trepan árboles y cortan madera. Los muchachos de la ciudad, que por lo general viajan en auto, trenes o en el metro, son pálidos y sin vida, tienen piernas delgadas y sus músculos son suaves y flexibles. Por lo cual, trabajar en casa, hacer mandados y jardinería, usar herramientas, remar y nadar, todos son ejercicios saludables para mantener a los trabajadores de los músculos en buenas condiciones.
Sin embargo, para tales pequeños trabajadores del músculo, nada es más agradable que nadar. De hecho, este deporte está particularmente indicado para los músculos de las piernas, de los brazos, espalda y cuello, los que a su vez mantienen el torso erguido corrigiendo la curvatura de los hombros. Para la salud de los músculos, es necesario que realicen los ejercicios adecuados sin hacer esfuerzos excesivos y asegurándose de que todos, o casi todos, puedan aprovechar los movimientos. Si practicas ejercicios diarios para un grupo particular de músculos, descuidando a los demás, los primeros crecerán fuertes, mientras que los segundos permanecerán débiles y la figura del cuerpo perderá su armonía, adquiriendo una figura desproporcionada. Un grupo de trabajadores se desgastará y el otro se volverá cada vez más débil.
Un señor inglés, Mr. Gladstone, observó que los caballos que estaban en camino hacia Londres, murieron mucho antes que los que viajaban por otros caminos. El primer camino era bastante plano, mientras que los otros caminos alternaban subidas y bajadas. El Sr. Gladstone concluyó que los caballos que viajaban a lo largo de la carretera plana se cansaron más rápido, porque sólo usaron algunos grupos musculares. Para tener músculos fuertes y sanos, también es necesario proporcionarles alimentos naturales y nutritivos. Los mejores alimentos para reconstruir las fibras musculares y que suministran su energía son el trigo y los cereales en general, las legumbres (frijoles, guisantes, etc.), los diversos tipos de frutos secos (nueces, avellanas, etc.), leche, fruta y verduras.
El azúcar que se encuentra en la fruta es un excelente tónico para los trabajadores de los músculos, mientras que el refinado es totalmente desaconsejable porque el procesamiento los ha privado de todas las sustancias naturales. Sin embargo, nunca debes sobrecargar a los trabajadores musculares con una dieta demasiado rica y abundante. Una dieta de este tipo, si no se quema con un movimiento apropiado, conduce a la grasa. Debes recordar que el exceso de grasa debilita los músculos. Si pesas cien kilogramos, cuando lo normal sería de setenta, el peso es soportado por los músculos del cuerpo. Los músculos de los pulmones y del corazón estarán más fatigados: ésta es la razón por la que tendrás dificultades para respirar y además un corazón más débil. Si comes apropiadamente, evitando los excesos, será posible eliminar la grasa, quemarla con un programa de ejercicios saludables que al mismo tiempo reforzará la musculatura.
Otro elemento esencial para la salud muscular es la luz solar que representa la mayor fuente de energía, que da fuerza y vigor a todas las criaturas vivientes. Todos los múltiples músculos que componen el Templo viviente necesitan calor y luz solar. Si siempre estás en casa, nunca tendrás músculos fuertes y activos. El indígena que pasa su tiempo al aire libre, bajo el sol, tiene la piel oscura y músculos firmes y robustos. Para saber si tus nervios y músculos están sanos y fuertes, considera cuánto tiempo puedes trabajar sin cansarte. Las personas sometidas a emergencias repentinas a menudo son capaces de hacer esfuerzos y realizar acciones musculares que son imposibles para quienes no suelen realizar ejercicios físicos. Un paciente que está en cama podría, por ejemplo, salir de pronto e ir de camino a casa debido a un incendio repentino. En estos casos, algunos hombres han sido vistos salvando a personas que pesaban el doble de su peso, siendo esto posible debido a la gran energía nerviosa que puede contener un músculo.
del libro
La Historia de Un Templo Viviente
UN ESTUDIO DEL CUERPO HUMANO
FREDERICK M. ROSSITER, B S., M.D. Y MARY HENRY ROSSITER, A.M.
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