domingo, 25 de diciembre de 2016

De las fuerzas de los distintos períodos


Capítulo IV
LAS FUERZAS DE LOS DISTINTOS PERÍODOS

Durante el Período Lunar, el contacto de la esfera caliente con el frío del Espacio generó humedad y entonces comenzó la batalla de los elementos con toda su fuerza. La Esfera de Fuego trataba de evaporar la humedad y expulsarla hacia el exterior, creando un vacío dentro del cual pudiera mantener su integridad y arder imperturbablemente.

Pero no hay ni puede haber vacío alguno en la Naturaleza y así la corriente de vapor que brotaba hacia el exterior se condensaba a cierta distancia de la Esfera Ardiente y era nuevamente impulsada hacia adentro por el frío del Espacio, para ser nuevamente evaporada y repelida hacia afuera en un ciclo incesante durante edades y edades como un volante o rehilete entre las distintas jerarquías de Espíritus que componen los varios Reinos de la Vida, representados en la Esfera Ígnea y en el Espacio Cósmico, que es una expresión del Espíritu Homogéneo Absoluto. Los Espíritus del Fuego están luchando activamente para lograr la expansión de la conciencia. Pero el Absoluto reposa, envuelto siempre en la invisible vestidura del Espacio Cósmico. En “Él” existen latentes todos los poderes y las posibilidades, y Él trata de desanimar y reprimir toda tentativa de gastar los poderes latentes como energía dinámica requerida para la Evolución de nuestro Sistema Solar. El Agua es el agente que Él emplea para apagar el fuego de los espíritus activos. La zona entre el Centro Ardiente de la Esfera separada de los Espíritus y el Punto en que su atmósfera individual choca contra el Espacio Cósmico, es el campo de batalla de los espíritus evolucionantes en diversos grados de desarrollo.

Los Ángeles actuales eran humanos en el Período Lunar y el Jefe de sus Iniciados era el Espíritu Santo (Jehovah)( 5 )

(5) Pronunciación aproximada: Yejová. (N. del T.)

Y así como nuestra actual humanidad y otros Reinos de la Vida que se encuentran en la Tierra, son afectados diversamente por los elementos presentes, de tal manera que unos prefieren el calor y otros el frío, unos prefieren la humedad y otros requieren la sequedad; así también, en el Período Lunar entre los Ángeles, unos tenían afinidad por el agua y otros la aborrecían y preferían el Fuego.

Desde el punto de vista cósmico observamos que el Templo de Salomón es el Sistema Solar y que Hiram Abiff, el Gran Maestre, es el Sol que pasa en torno de los doce signos del Zodíaco, representando el místico drama de la Leyenda Masónica. En el Equinoccio Vernal, el Sol abandona el signo acuoso de Piscis, que es también femenino y dócil, para entrar en el signo ígneo de Aries, beligerante, marcial y enérgico, el Carnero o el Cordero, donde el Sol se encuentra exaltado en su poder. Él llena el Universo con su fuego creador, que absorben inmediatamente los innumerables billones de espíritus de la Naturaleza, los que forman con ese fuego el Templo del próximo año en bosques y pantanos. Las fuerzas de la fecundación aplicada a las innumerables simientes que duermen en la Tierra las hacen germinar y llenar la Tierra con lujurienta vegetación, mientras que otros grupos de espíritus de la Naturaleza dirigen la unión de los animales y de las aves a su cargo, para que se multipliquen y acrecienten suficientemente para mantener la fauna del planeta en cantidad normal.

La Conciencia Objetiva mediante la cual obtenemos el conocimiento del mundo externo depende de lo que percibimos a través de los sentidos. A esto lo llamamos real en contraparte con nuestros pensamientos e ideas, que llegan a nosotros a través de nuestra conciencia interna. Su realidad no es tan aparente para nosotros como un libro, una mesa u otro objeto visible o tangible que haya en el espacio. Los pensamientos e ideas parecen nebulosos e irreales, lo que nos hace hablar de “un mero pensamiento”, o una “simple idea”.

Las ideas y pensamientos de hoy tienen, sin embargo, toda una evolución ante ellas: están destinados a convertirse en cosas reales, claras y tangibles, como cualquiera de los objetos que percibimos en el Mundo Externo y que ahora podemos percibir mediante los sentidos físicos. Actualmente, cuando pensamos en una cosa o color que nos presenta la memoria a nuestra conciencia interna es algo muy apagado y penumbroso, en comparación con la cosa o color mismo en que pensamos. Pero ya en el Período de Júpiter se producirá un marcado cambio en ese respecto. Entonces volverán las imágenes soñadas del Período Lunar, pero esas imágenes estarán entonces sujetas a la voluntad del pensador y ya no serán simples reproducciones de los objetos externos.

Entonces habrá una combinación de las imaginaciones del Período Lunar y de los pensamientos e ideas desarrollados conscientemente durante el Período Terrestre, esto es, existirá una conciencia imaginativa consciente de sí misma.

Cuando un ser humano del Período de Júpiter diga “rojo” o pronuncie el nombre de un objeto se presentará inmediatamente ante su visión interna y también visible para su interlocutor, una reproducción exacta del matiz particular de rojo en que esté pensando o del objeto cuyo nombre haya pronunciado. No podrá haber el menor malentendido con respecto al verdadero significado de las palabras que se digan. Los pensamientos e ideas serán vivientes y visibles y, por lo tanto, desaparecerá la hipocresía y la adulación. Todas las personas se verán tal como son. Habrá naturalmente el hombre completamente bueno y el hombre completamente malo, y uno de los más graves problemas de ese Período será justamente solucionar la manera de tratar a este último.

Los Maniqueos, una Orden mucho más espiritual que la de los mismos Rosacruces, están actualmente dedicados al estudio de ese problema. Una idea de su estado puede obtenerse anticipadamente del resumen de su leyenda. Todas las Órdenes Místicas tienen una leyenda simbólica de sus ideales y aspiraciones.

En la leyenda de los Maniqueos se dice que existirán dos Reinos, el de los Elfos de la Luz y el de los Elfos de la Noche. Los últimos atacan a los primeros, son derrotados y deben ser castigados. Pero como los Elfos de la Luz son totalmente buenos, no pueden causar daño alguno a los Elfos Tenebrosos, sus enemigos, de manera que entonces tendrán que castigarlos con el Bien. Por lo tanto, una parte del Reino de los Elfos de la Luz se incorpora a los Elfos Tenebrosos, y de esta manera el Mal es vencido a su debido tiempo. El Odio que no se somete al odio, tiene que sucumbir ante el Amor.

Las imágenes internas del Período Lunar eran una forma de expresión del ambiente circundante exterior. Durante el Período de Júpiter, esas imágenes se expresarán desde lo interior: serán como el brote de la vida interna del ser humano.

Entonces también poseerá la facultad adicional, que ya cultivara en la Tierra o Período Terrestre, de ver las cosas en el espacio, fuera de sí mismo. Durante el Período Lunar no veía la cosa concreta misma, sino solamente sus cualidades anímicas, pero en el Período de Júpiter verá ambas cosas y tendrá así una percepción y una comprensión completa de su ambiente. En una etapa posterior de este mismo Período esta facultad perceptiva será sobrepasada por otra más elevada. Su poder de formar concepciones mentales claras y precisas de los colores, objetos, sonidos, etc., le permitirá ponerse en contacto e influir seres suprasensibles de diversos órdenes, asegurándose así su obediencia y empleando sus tuerzas según su voluntad. Sin embargo, no podrá emitir de sí mismo las fuerzas necesarias para llevar a cabo sus designios, y tendrá que depender de la ayuda de estos seres suprafísicos, que entonces estarán a su servicio.

Al final del Período de Venus podrá usar su propia fuerza para dar vida a sus propias imágenes y exteriorizarlas objetivamente, como cosas en el espacio. Entonces poseerá una consciencia creadora, objetiva y consciente de sí.

del libro Temas Rosacruces UNO 
 publicado por Estudiantes de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel


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De la conversión interior


LIBRO SEGUNDO
CAPÍTULO 1: DE LA CONVERSIÓN INTERIOR.

1. Dice el Señor: El reino de Dios dentro de vosotros está. Conviértete a Dios de todo corazón, y deja ese miserable mundo, y hallará tu alma reposo.
Aprende a menospreciar las cosas exteriores y darte a las interiores, y verás que se vienen a ti el reino de Dios.
Pues el reino de Dios es paz y gozo en el Espíritu Santo, que no se da a los malos.
Si preparas digna morada interiormente a Jesucristo, vendrá a ti, y te mostrará su consolación.
Toda su gloria y hermosura está en lo interior, y allí se está complaciendo.
Su continua visitación es con el hombre interior; con él habla dulcemente, tiene agradable consolación, mucha paz y admirable familiaridad.

2. Ea, pues, alma fiel, prepara tu corazón a este Esposo para que quiera venirse a ti, y hablar contigo.
Porque él dice así: Si alguno me ama, guardará mi palabra, y vendremos a él y haremos en él nuestra morada.
Da, pues, lugar a Cristo, y a todo lo demás cierra la puerta.
Si a Cristo tuvieres, estarás rico, y te bastará. El será tu fiel procurador, y te proveerá de todo, de manera que no tendrás necesidad de esperar en los hombres.
Porque los hombres se mudan fácilmente, y desfallecen en breve; pero Jesucristo permanece para siempre, y está firme hasta el fin.

3. No hay que poner mucha confianza en el hombre frágil y mortal, aunque sea útil y bien querido, ni has de tomar mucha pena si alguna vez fuere contrario o no te atiende.
Los que hoy son contigo, mañana te pueden contradecir, y al contrario; porque muchas veces se vuelven como viento.
Pon en Dios toda tu esperanza, y sea El tu temor y tu amor. El responderá por ti, y lo hará bien, como mejor convenga.
No tienes aquí domicilio permanente: dondequiera que estuvieres, serás extraño y peregrino, y no tendrás nunca reposo, si no estuvieres íntimamente unido con Cristo.

4. ¿Qué miras aquí no siendo este lugar de tu descanso?
En los cielos debe ser tu morada, y como de paso has de mirar todo lo terrestre.
Todas las cosas pasan, y tú también con ellas.
Guárdate de pegarte a ellas, porque no seas preso y perezcas.
En el Altísimo pon tu pensamiento, y tu oración sin cesar sea dirigida a Cristo.
Si no sabes contemplar las cosas altas y celestiales, descansa en la pasión de Cristo y habita gustosamente en sus grandes llagas.
Porque si te acoges devotamente a las llagas y preciosas heridas de Jesús, gran consuelo sentirás en la tribulación, y no harás mucho caso de los desprecios de los hombres, y fácilmente sufrirás las palabras maldicientes.

5. Cristo fue también en el mundo despreciado de los hombres, y entre grandes afrentas, desamparado de amigos y conocidos, y en suma necesidad.
Cristo quiso padecer y ser despreciado, y tú ¿te atreves a quejarte de alguna cosa?
Cristo tuvo adversarios y murmuradores, y tú ¿quieres tener a todos por amigos y bienhechores?
¿Con qué se coronará tu paciencia, sin ninguna adversidad se te ofrece?
Si no quieres sufrir ninguna adversidad, ¿cómo serás amigo de Cristo?
Sufre con Cristo y por Cristo, si quieres reinar con Cristo.

6. Si una vez entrases perfectamente en lo secreto de Jesús, y gustases un poco de su encendido amor, entonces no tendrías cuidado de tu propio provecho o daño; antes te holgarías más de las injurias que te hiciesen; porque el amor de Jesús hace al hombre despreciarse a sí mismo.
El amante de Jesús y de la verdad, y el hombre verdaderamente interior y libre de las aflicciones desordenadas, se puede volver fácilmente a Dios, y levantarse sobre sí mismo en el espíritu, y descansar gozosamente.

7. Aquel a quien gustan todas las cosas como son, no como se dicen o estiman, es verdaderamente sabio y enseñado más de Dios que de los hombres.
El que sabe andar dentro de sí, y tener en poco las cosas exteriores, no busca lugares, ni espera tiempos para darse a ejercicios devotos.
El hombre interior presto se recoge; porque nunca se entrega todo a las cosas exteriores.
No le estorba el trabajo exterior, ni la ocupación necesaria a tiempos; sino que así como suceden las cosas, se acomoda a ellas.
El que está interiormente bien dispuesto y ordenado, no cuida de los hechos famosos y perversos de los hombres.
Tanto se estorba el hombre y se distrae, cuando atrae a sí las cosas de fuera.

8. Si fueses recto y puro, todo te sucedería bien y con provecho.
Por eso te descontentan y conturban muchas cosas frecuentemente, porque aún no has muerto a ti, del todo, ni apartado de todas las cosas terrenas.
Nada mancilla ni embaraza tanto el corazón del hombre cuanto el amor desordenado de las criaturas.
Si desprecias las consolaciones de fuera, podrás contemplar las cosas celestiales, y gozarte muchas veces dentro de ti.

del libro "Imitación de Cristo", de Tomás de Kempis


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sábado, 24 de diciembre de 2016

La Misión del Cristo y el Festival de las Hadas



Capítulo III
LA MISIÓN DEL CRISTO Y EL FESTIVAL
DE LAS HADAS

Cada vez que nos enfrentamos con uno de los misterios de la Naturaleza que no podemos explicar, nos limitamos simplemente a agregar un nombre nuevo a nuestro vocabulario, que utilizamos en nuestras discusiones eruditas para ocultar nuestra supina ignorancia sobre esa materia. Así sucede con la palabra ampere, que usamos para medir el volumen de la corriente eléctrica; el voltio; con la que indicamos la fuerza de la corriente, y el ohm, que empleamos para indicar la resistencia que un determinado conductor ofrece al paso de la corriente. Y de esta manera, con mucho estudio de palabras y cifras, los maestros de la ciencia de la electricidad tratan de persuadirse a sí mismos y a los demás de que ya han aprendido los misterios de la fuerza evasiva que desempeña un papel tan importante en el trabajo del mundo. Pero una vez dicho todo, cuando se encuentran en un estado de ánimo comunicativo y confidencial, confiesan que el más reputado científico en electricidad sabe acerca de ésta poco más que el niño que va a la escuela y que empieza a hacer experimentos con sus pilas y acumuladores.

Similarmente ocurre con las demás ciencias. El mejor anatomista no es capaz de distinguir el embrión humano en su desarrollo durante mucho tiempo, y mientras el fisiólogo habla en forma erudita acerca del metabolismo, no puede dejar de admitir que los experimentos de laboratorio en los cuales trata de imitar nuestros procesos digestivos, son completamente diferentes de las transmutaciones que se producen en el laboratorio químico del cuerpo con los alimentos que ingerimos. No decimos esto para empequeñecer o desacreditar los maravillosos descubrimientos y realizaciones de la ciencia, sino meramente para destacar el hecho de que existen factores tras todas las manifestaciones de la Naturaleza –Inteligencias de variados grados de conciencia, constructores y destructores, que realizan funciones importantes en la economía de la Naturaleza– y hasta que se reconozcan y estudien esos agentes y su trabajo, nunca podremos tener una concepción adecuada de la forma en que operan las fuerzas de la Naturaleza y que llamamos calor, electricidad, gravedad, acción química, etcétera. Para los que han cultivado la clarividencia espiritual, es evidente que los que llamamos muertos emplean una parte de su tiempo en aprender a construir cuerpos bajo la dirección de ciertas jerarquías espirituales. Y ellas son los agentes de los procesos del metabolismo y del anabolismo; son los factores invisibles de la asimilación y resulta literalmente verdadero que nos sería imposible vivir salvo por la importante ayuda que nos prestan los que llamamos muertos.

En relación con las fuerzas de la Naturaleza hemos explicado cómo el calor del Sol provoca la evaporación del agua de los ríos y océanos, haciéndola así ascender a las zonas más frías del aire, donde se condensa formando las nubes, las que finalmente se encuentran tan saturadas por la humedad que vuelve a caer sobre la Tierra, en forma de lluvia, para rellenar ríos y océanos y repetir el proceso indefinidamente. Todo es perfectamente simple, un proceso o movimiento perpetuo y automático. Pero ¿es eso todo? ¿No existe en esa teoría un gran número de lagunas? Sabemos que las hay, aunque no podemos apartarnos mucho del tema para discutirlas. Una cosa hace falta para poderlo explicar todo plenamente: la acción semi-inteligente de los silfos, que elevan las diminutas partículas de agua vaporizada, preparadas por las ondinas, desde la superficie del mar y las llevan tan alto como pueden antes de que se produzca una condensación parcial y se formen las nubes. Ellos conservan esas partículas de agua hasta que las ondinas los fuerzan a soltarlas. Cuando hablamos de tormentas, se trata de batallas que tienen lugar en la superficie del mar y en el aire, en las cuales intervienen algunas veces las salamandras, que son las que encienden la antorcha resplandeciente del hidrógeno y del oxígeno separados, enviando sus zigzags atronadores por la negrura de la inmensidad con sus truenos, cuyas vibraciones reverberan y aclaran la atmósfera, mientras que las ondinas arrojan triunfalmente las rescatadas gotitas de agua hacia la Tierra, para que puedan ser restituidas y unidas a su elemento propio.

Los pequeños gnomos son necesarios para construir las plantas y las flores. Su tarea consiste en teñirlas con los innumerables matices coloreados que hacen la delicia de nuestros ojos. Son ellos también los que cortan los cristales en todos los minerales y forman las gemas preciosas que brillan en resplandecientes diademas. Sin ellos no existiría el hierro ni el oro con qué pagarlo. Se encuentran por todas partes y son más trabajadores que las mismas abejas. A la abeja, sin embargo, se le reconoce su trabajo, pero a los pequeños espíritus de la Naturaleza, que desempeñan un papel tan importante en el trabajo del Mundo, nadie los reconoce, excepto un pequeño número de esos a quienes llamamos soñadores.

En el Solsticio de Verano, las actividades físicas de la Naturaleza alcanzan su máximo o Cenit. Por eso es que esa noche, la Noche de San Juan (4).

Más tarde, en el Solsticio de Invierno, nos encontramos en el otro polo del ciclo anual, en el que los días son cortos y las noches largas. Físicamente hablando, las Tinieblas envuelven al Hemisferio Norte, pero la oleada de Luz y Vida Espirituales que constituirán la base del crecimiento y progreso del mismo año, se encuentran ahora en su máxima potencia y tensión. En la Noche de Navidad, durante el Solsticio de Invierno, cuando el signo celestial de la Virgen Inmaculada se eleva en el horizonte oriental a Medianoche, nace el Sol del nuevo año para salvar a la humanidad del frío y del hambre que se producirían de faltar su luz. En ese tiempo el Espíritu de Cristo nace en la Tierra y comienza a ejercer su acción, fertilizando los millones de simientes que los espíritus de la Naturaleza construyen y riegan para que haya alimento físico. Pero es el gran festival de las hadas y espíritus de la Naturaleza, que han estado trabajando para construir el Universo Material, alimentando a los ganados, formando los granos y que aclaman con alegría y gratitud a la oleada de energía que constituye un instrumento para modelar las flores con su admirable variedad de formas y colores, de acuerdo con sus respectivos arquetipos, tiñéndolas con infinitos matices que constituyen a la vez la delicia y la desesperación del artista. Y en ésta, la más grande de todas las noches de la Estación Estival, corren en alegres bandadas desde los pantanos y los bosques, desde las cañadas
y los prados, al Festival de las Hadas. Realmente preparan y condimentan sus alimentos etéreos y después danzan en un éxtasis de alegría y contento; la alegría y el contento de haber hecho su trabajo y realizado su importante papel en la economía de la Naturaleza.

Es un axioma de la ciencia que la Naturaleza no tolera nada inútil. Los parásitos y los zánganos son una abominación; el órgano que se torna superfluo se atrofia y lo mismo pasa con el miembro o el ojo que no se emplea más. La Naturaleza tiene su trabajo que hacer y exige a todos los que quieran justificar su existencia y continuar formando parte de Ella, que trabajen. Esto se aplica a todos: desde la planta al planeta, al hombre, al animal y a las hadas y demás espíritus de la Naturaleza. Tienen su tarea que realizar; son entidades muy ocupadas y sus actividades constituyen la solución de muchísimos de los innumerables misterios de la Naturaleza, ya explicados.

Más tarde, en el Solsticio de Invierno, nos encontramos en el otro polo del ciclo anual, en el que los días son cortos y las noches largas. Físicamente hablando, las Tinieblas envuelven al Hemisferio Norte, pero la oleada de Luz y Vida Espirituales que constituirán la base del crecimiento y progreso del mismo año, se encuentran ahora en su máxima potencia y tensión. En la Noche de Navidad, durante el Solsticio de Invierno, cuando el signo celestial de la Virgen Inmaculada se eleva en el horizonte oriental a Medianoche, nace el Sol del nuevo año para salvar a la humanidad del frío y del hambre que se producirían de faltar su luz. En ese tiempo el Espíritu de Cristo nace en la Tierra y comienza a ejercer su acción, fertilizando los millones de simientes que los espíritus de la Naturaleza construyen y riegan para que haya alimento físico. Pero “no sólo de pan vive el hombre”. Por más importante que sea el trabajo de dichosespíritus, se desvanece en la mayor insignificancia al compararlo con la misión del Cristo, que nos trae cada año el alimento espiritual necesario para hacernos adelantar en la senda del progreso, para que lleguemos a alcanzar la perfección del amor con todo lo que ello implica.

(4) En el Hemisferio Sur los lectores, donde en este capítulo se dice “Noche de San Juan”, deben leer “Noche de Navidad”, y donde se dice “Noche de Navidad” léase "Noche de San Juan”. (N. del T.)

del libro Temas Rosacruces UNO 
 publicado por Estudiantes de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel


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De la fervorosa enmienda de toda nuestra vida


CAPÍTULO 25: DE LA FERVOROSA ENMIENDA DE TODA NUESTRA

VIDA.

1. Vela con mucha diligencia en el servicio de Dios, y piensa de ordinario a que viniste, y por qué dejaste el mundo.
¿No es por ventura con el fin de vivir para Dios, y ser hombre espiritual?
Corre, pues, con fervor a la perfección, que presto recibirás el galardón de tu trabajo, y no habrá de ahí adelante temor ni dolor en tu fin.
Ahora trabajarás un poco, y hallarás después gran descanso, y aun perpetua alegría.
Si permaneces fiel y fervoroso en obrar, sin duda será Dios fiel y rico en pagar.
Ten firme esperanza que alcanzarás victoria, mas no conviene tener seguridad, porque no aflojes ni te ensoberbezcas.

2. Se hallaba uno lleno de congoja luchando entre el temor y la esperanza; y un día cargado de tristeza entró en la iglesia y se postró delante del altar en oración, y meditando en su corazón varias cosas, dijo: ¡Oh! ¡Si supiese que había de perseverar!
Y luego oyó en lo interior la divina respuesta: ¿Qué harías si eso supieses?
Haz ahora lo que entonces quisieras hacer, y estarás seguro.
Y en aquel punto, consolado y confortado, se ofreció a la divina voluntad, y cesó su congojosa turbación.
Y no quiso escudriñar curiosamente para saber lo que le había de suceder, sino que anduvo con mucho cuidado de saber lo que fuese la voluntad de Dios, y a sus divinos ojos más agradable y perfecto, para comenzar y perfeccionar toda buena obra.

3. El Profeta dice: Espera en el Señor, y has bondad, y habita en la tierra, y serás apacentado en sus riquezas.
Detiene a muchos el fervor de su aprovechamiento, el espanto de la dificultad, o el trabajo de la pelea.
Ciertamente aprovechan más en las virtudes, aquellos que más varonilmente ponen todas sus fuerzas para vencer las que les son más graves y contrarias.
Porque allí aprovecha el hombre más y alcanza mayor gracia, adonde más se vence, a sí mismo y se mortifica el espíritu.

4. Pero no todos tienen igual ánimo para vencer y mortificarse.
No obstante, el diligente y celoso de su aprovechamiento, más fuerte será para la perfección, aunque tenga muchas pasiones, que el de buen natural, si pone poco cuidado en las virtudes.
Dos cosas especialmente ayudan mucho a enmendarse, es a saber: desviarse con esfuerzo de aquello a que le inclina la naturaleza viciosamente y trabajar con fervor por el bien que más le falta.
Trabaja también en vencer y evitar lo que de ordinario te desagrada en tus prójimos.

5. Mira que te aproveches dondequiera; y si vieres y oyeres buenos ejemplos, anímate a imitarlos.
Mas si vieres alguna cosa digna de reprensión, guárdate de hacerla; y si alguna vez la hiciste, procura enmendarte luego.
Así como tú miras a los otros, así los otros te miran a ti.
¡Oh! ¡Cuan alegre y dulce cosa es ver los devotos y fervorosos hermanos, con santas costumbres y observante disciplina!
¡Cuan triste y penoso es verlos andar desordenados, y qué no hacen aquello a que son llamados por su vocación!
¡Oh! ¡Cuan dañoso es ser negligentes en el propósito de su llamamiento, y ocuparse en lo que no les mandan!

6. Acuérdate de la profesión que tomaste, y propónte por modelo al Crucificado.
Bien puedes avergonzarte mirando la vida de Jesucristo; porque aún no estudiaste a conformarte más con El, aunque ha muchos años que estás en el camino de Dios.
El religioso que se ejercita intensa y devotamente en la santísima vida y pasión del Señor, halla allí todo lo útil y necesario cumplidamente para sí; y no hay necesidad que busque cosa mejor fuera de Jesús.
¡Oh! ¡Si viniese a nuestro corazón Jesús crucificado, cuan presto y cumplidamente seríamos enseñados.

7. El fervoroso religioso acepta todo lo que le mandan, y lo lleva muy bien.
El negligente y tibio tiene tribulación sobre tribulación, y de todas partes padece angustia, porque carece de consolación interior, y no le dejan buscar la exterior.
El religioso que vive fuera de la observancia, cerca está de caer gravemente.
El que busca vivir más ancho y descuidado, siempre estará en angustias, porque lo uno y lo otro le descontentará.

8. ¿Cómo lo hacen tantos religiosos que están encerrados en la observancia del monasterio?
Salen pocas veces, viven abstraídos, comen pobremente, visten ropa basta, trabajan mucho, hablan poco, velan largo tiempo, madrugan muy temprano, tienen continuas horas de oración, leen a menudo, y guardan en todo exacta disciplina.
Mira cómo los cartujos, los cistercienses, y los monjes y monjas de diversas órdenes se levantan cada noche a alabar al Señor.
Y por eso sería torpe que tú emperezases en obra tan santa, donde tanta multitud de religiosos comienza a alabar a Dios.

9. ¡Oh! ¡Si nunca hubiésemos de hacer otra cosa sino alabar al Señor nuestro Dios con todo el corazón y con la boca!
¡Oh! ¡Si nunca tuvieses necesidad de comer, beber y dormir, sino que siempre pudieses alabar a Dios, y solamente ocuparte en cosas espirituales!
Entonces serías mucho más dichoso que ahora cuando sirves a la necesidad de la carne.
¡Pluguiese a Dios que no tuviésemos estas necesidades, sino solamente las refecciones espirituales, las cuales gustamos bien raras veces!

10. Cuando el hombre llega al punto de no buscar su consuelo en ninguna criatura, entonces comienza a gustar de Dios perfectamente y está contento con todo lo que le sucede.
Entonces ni se alegra mucho, ni se entristece por lo poco; mas pónese entera y fielmente en Dios, el cual le es todo en todas las cosas, para quien ninguna perece ni muere, sino que todas viven y le sirven sin tardanza.

11. Acuérdate siempre del fin, y que el tiempo perdido jamás vuelve. Nunca alcanzarás las virtudes sin cuidado y diligencia.
Si comienzas a ser tibio, comenzará a irte mal.
Mas si te excitares al fervor, hallarás gran paz, y sentirás el trabajo muy ligero por la gracia de Dios y por el amor de la virtud.
El hombre fervoroso y diligente, a todo está dispuesto.
Mayor trabajo es resistir a los vicios y pasiones, que sudar en los trabajos corporales.
El que no evita los defectos pequeños, poco a poco cae en los grandes.
Te alegrarás siempre a la noche, si gastares, bien el día.
Vela sobre ti; despiértate a ti; y sea de los otros lo que fuere, no te descuides de ti.
Tanto aprovecharás, cuanto más fuerza te hicieres. Amén.

del libro "Imitación de Cristo", de Tomás de Kempis


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miércoles, 21 de diciembre de 2016

La actividad en los mundos celestiales y las fuerzas de la naturaleza


Capítulo II

LA ACTIVIDAD EN LOS MUNDOS CELESTIALES
Y LAS FUERZAS DE LA NATURALEZA

Estamos acostumbrados a hablar de Evolución, pero ¿acaso nos detenemos a analizar lo qué constituye le Evolución misma y por qué ésta no se detiene y paraliza?
Si lo hacemos, nos veremos obligados a reconocer que hay ciertas fuerzas tras todo lo visible que son las causantes de la alteración de la flora y de la fauna, de los cambios climáticos y topográficos que están produciéndose constantemente, y entonces es muy natural que nos preguntemos cuáles o quiénes son las fuerzas o agentes en evolución.
Por supuesto, sabemos muy bien que los científicos dan ciertas explicaciones mecánicas de todo ello. Son merecedores del mayor respeto y ha sido mucho lo realizado por ellos si tenemos en cuenta que la ciencia está en su infancia y sólo tiene a su disposición los cinco sentidos y los instrumentos que ha inventado para ayudarse.
Sus deducciones son maravillosamente verdaderas, lo cual no quiere decir que no existan ciertas causas básicas que todavía no puede percibir, pero que permiten obtener una plena comprensión del asunto, muchísimo mejor que la que suministra la pura explicación mecánica. Una ilustración aclarará este punto. 
Dos hombres están conversando; cuando, súbitamente, uno de ellos golpea y hace caer al otro. Ahí tenemos una ocurrencia, un hecho, y podemos explicarlo mecánicamente diciendo: “He visto a un hombre contraer los músculos de su brazo, dirigiendo un golpe contra el otro, haciéndolo caer”. Esta versión es verdadera hasta donde alcanza, pero el ocultista vería también un pensamiento de ira, que fue el que inspiró el golpe, y podría dar una versión más completa al decir que el hombre fue derribado por un pensamiento, puesto que el puño cerrado no era más que el instrumento irresponsable de la agresión.
Si no hubiera existido la fuerza impulsiva del pensamiento de ira, la mano habría permanecido inerte y el golpe no se habría producido.
La Ciencia Oculta refiere todas las causas a la Región del Pensamiento Concreto y nos habla de cómo dichas causas son generadas allí por los espíritus humanos y suprahumanos.
Y si recordamos que los arquetipos creadores de todo cuanto vemos en el Mundo Sensible, se encuentran en el Mundo del Pensamiento, que es el Reino del Sonido, nos encontraremos en situación de comprender que las fuerzas arquetípicas están operando constantemente a través de estos arquetipos, los cuales emiten cierto sonido, o bien, cuando se agrupa un número de ellos para crear una especie de forma vegetal, animal o humana, los diferentes sonidos se unen en un gran acorde. El sonido simple o acorde, según sea el caso, es la clave de la forma así creada, y mientras resuena, sobrevive la forma de dicha especie; y cuando cesa de sonar, esa forma o especie muere.
Una masa de sonidos no es música, de la misma manera que un montón de palabras mezcladas al azar no forma una frase. Pero el sonido rítmico ordenado es el constructor de todo lo que es, como lo dice San Juan en los primeros versículos de su Evangelio: “En el Principio era el Verbo... y sin él nada fue hecho”, así como también que “el Verbo se hizo carne”.
Vemos, pues, así, que el sonido es el creador y el sustentador de todas las formas, y en el Segundo Cielo el Ego se convierte en uno con las fuerzas de la Naturaleza. Con ellas trabaja sobre los arquetipos de la tierra, del mar, de la flora y de la fauna, para producir los cambios que gradualmente alterarán la apariencia y las condiciones de la Tierra, suministrando así un nuevo medio circundante, hecho por sí mismo, en el cual pueda realizar nuevas experiencias.
En esta tarea es dirigido por los grandes constructores pertenecientes a las Jerarquías Creadoras, llamadas Ángeles, Arcángeles y demás nombres, todos los cuales son los ministros de Dios. Ellos lo instruyen conscientemente en el arte divino de la creación, tanto en lo que respecta al mundo como a los objetos que existen en él. Y le enseñan a construir una forma para sí mismo, dándole como auxiliares a los Espíritus dela Naturaleza, realizando de esta manera el ser humano un aprendizaje para convertirse en un Creador cada vez que va al Segundo Cielo. Allí es donde forma el arquetipo de la forma que más tarde exteriorizará o manifestará al nacer.
Existen cuatro éteres: químico, vital, luminoso y reflector. Hay fuerzas que operan sobre el polo positivo o negativo de los diferentes éteres. Los Egos que están en el Mundo Celestial son parte de esas fuerzas y de ahí resulta que justamente aquellos a quienes llamamos muertos son los que forman nuestros cuerpos y nos ayudan a vivir. Si alguno comete un error en su trabajo en el Mundo Celestial, pronto se dará cuenta de él al tener que emplear un cuerpo defectuoso en la Tierra, aprendiendo así a corregir el error la próxima vez que forme un nuevo arquetipo.
Todos los habitantes del Mundo Celestial trabajan sobre los modelos de la Tierra, los cuales se encuentran en la Región del Pensamiento Concreto. Alteran las características físicas de la Tierra y van produciendo los cambios graduales que varían en apariencia, de manera que cada vez que retornan a la vida física, se encuentran con un nuevo medio circundante en el cual pueden hacerse nuevas experiencias. El Clima, la Flora y la Fauna son así transformados por el hombre bajo la dirección de los Seres Superiores.
El mundo resulta así lo que nosotros mismos, individual o colectivamente, hemos hecho. El Ocultista científico ve en todo cuanto ocurre una causa de naturaleza espiritual manifestándose, sin omitir la prevalencia y la frecuencia alarmante y creciente de las perturbaciones sísmicas, que puede atribuir al pensamiento materialista de la Ciencia Moderna.
Es verdad que causas puramente físicas pueden provocar esas perturbaciones; pero ¿constituyen acaso la última palabra sobre el asunto? ¿Podemos siempre obtener una explicación plena y completa limitándonos a registrar lo que aparece en la superficie? ¡Claro que no! El Ocultista dice que si no fuera por el materialismo, no se presentarían esas perturbaciones sísmicas.
El trabajo del hombre en el Mundo Celestial no se reduce meramente a la transformación de la superficie de la Tierra que deberá convertirse en escenario de sus futuras luchas para subyugar el Mundo Físico. También está trabajando para aprender a modelar cuerpos que le permitan mejores medios de expresión. El destino del hombre es convertirse en una Inteligencia Creadora y actualmente está haciendo el aprendizaje. 
Durante su vida celestial aprende a construir toda clase de cuerpos, incluso el cuerpo humano.
Vemos, pues, que así es como el hombre aprende a construir sus vehículos en el Mundo Celestial, para poderlos luego usar en el Mundo Físico. La Naturaleza provee todas las fases de experiencia posible de una manera maravillosa y con una sabiduría tan consumada que conforme vamos ahondando más y más profundamente en sus secretos, nos quedamos más y más impresionados con nuestra propia insignificancia, lo que da nacimiento a una reverencia cada vez mayor hacia Dios, cuyo símbolo visible es la Naturaleza.

del libro Temas Rosacruces UNO 
 publicado por Estudiantes de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel



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Del juicio y penas de los pecadores


CAPÍTULO 24: DEL JUICIO Y PENAS DE LOS PECADORES.

1. Mira el fin en todas las cosas, y de qué suerte estarás delante de aquel juez justísimo, al cual no hay cosa encubierta, ni se amansa con dádivas, ni admite excusas, sino que juzgará justísimamente.
¡Oh ignorante, y miserable pecador! ¿Qué responderás a Dios, que sabe todas tus maldades, tú que temes a veces el rostro de un hombre airado?
¿Por qué no te previenes para el día del juicio cuando no habrá quien defienda ni ruegue por otro, sino que cada uno tendrá bastante que hacer por sí?
Ahora tu trabajo es fructuoso, tu llanto aceptable, tus gemidos se oyen, tu dolor es satisfactorio y justificativo.

2. Aquí tiene grande y saludable purgatorio el hombre sufrido, que recibiendo injurias, se duele más de la malicia del injuriador que de su propia ofensa; que ruega a Dios voluntariamente por sus contrarios, y de corazón perdona los agravios, y no se detiene en pedir perdón a cualquiera; que más fácilmente tiene misericordia que se indigna; que se hace fuerza muchas veces y procura sujetar del todo su carne al espíritu.
Mejor es purgar ahora los pecados y cortar los vicios que dejar el purgarlos para lo venidero.
Por cierto nos engañamos a nosotros mismos por el amor desordenado que tenemos a la carne.

3. ¿En qué otra cosa se cebará aquel fuego sino en tus pecados?
Cuando más te perdonas ahora a ti mismo, y sigues a la carne, tanto más gravemente serás después atormentado, pues guardarás mayor materia para quemarte.
En lo mismo que más peca el hombre será más gravemente castigado.
Allí los perezosos serán punzados con los aguijones ardientes, y los golosos serán atormentados con gravísima hambre y sed.
Allí los lujuriosos y amadores de deleites, serán rociados con ardiente pez y hediondo azufre; y los envidiosos aullarán de dolor como rabiosos perros.

4. No hay vicio que no tenga su propio tormento.
Allí los soberbios estarán llenos de confusión, y los avarientos serán oprimidos con miserable necesidad.
Allí será más grave pasar una hora de pena, que aquí cien años de penitencia amarga.
Allí no hay sosiego ni consolación para los condenados; mas aquí cesan algunas veces los trabajos, y se goza del consuelo de los amigos.
Ten ahora cuidado y dolor de tus pecados, para que en el día del juicio estés seguro con los bienaventurados.

5. Pues entonces estarán los justos con gran constancia contra los que les angustiaron y persiguieron.
Entonces estará para juzgar el que aquí se sujetó humildemente al juicio de los hombres.
Entonces tendrá mucha confianza el pobre y humilde; mas el soberbio por todos lados se estremecerá.
Entonces se verá que el verdadero sabio en este mundo, fue aquel que aprendió a ser necio y menospreciado por Cristo.
Entonces agradará toda tribulación sufrida con paciencia, y toda maldad no despegará los labios.
Entonces se alegrarán todos los devotos, y se entristecerán todos los disolutos.
Entonces se alegrará más la carne afligida, que la que siempre vivió en deleites.
Entonces resplandecerá el vestido despreciado, y parecerá vil el precioso.
Entonces será más alabada la pobre casilla, que el ostentoso palacio.
Entonces ayudará más la constante paciencia, que todo el poder del mundo.
Entonces será más ensalzada la simple obediencia, que toda la sagacidad del siglo.
Entonces alegrará más la pura y buena conciencia, que toda la docta filosofía.
Entonces se estimará más el desprecio de las riquezas, que todo el tesoro de los ricos de la tierra.
Entonces te consolarás más de haber orado con devoción, que haber comido delicadamente.
Entonces te alegrarás más de haber guardado el silencio, que de haber conversado mucho.
Entonces te aprovecharán más las obras santas, que las palabras floridas.
Entonces agradará más la vida estrecha y la rigurosa penitencia, que todos los deleites terrenos.

6. Aprende ahora a padecer en lo poco, para que entonces seas libre de lo muy grave.
Prueba aquí primero lo que podrás después.
Si ahora no puedes padecer levemente, ¿cómo podrás después sufrir los tormentos eternos? Si ahora una pequeña penalidad te hace tan impaciente, ¿qué hará entonces el infierno?
De verdad no puedes tener dos gozos, deleitarte en este mundo, y después reinar en el cielo con Cristo.
Si hasta ahora hubieses vivido en honores y deleites, y te llegase la muerte, ¿qué te aprovecharía todo lo pasado?
Todo, pues, es vanidad, sino amar a Dios, y servirle a El solo.
Porque los que aman a Dios de todo corazón, no temen la muerte, ni el tormento, ni el juicio, ni el infierno; pues el amor perfecto tiene segura entrada para Dios.
Mas quien se deleita en pecar, no es maravilla que tema la muerte y el juicio.
Bueno es no obstante que si el amor no nos desvía de lo malo, por lo menos el temor del infierno nos refrene.
Pero el que pospone el temor de Dios, no puede durar mucho tiempo en el bien; sino que caerá muy presto en los lazos del demonio.

del libro "Imitación de Cristo", de Tomás de Kempis

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lunes, 19 de diciembre de 2016

Los éteres y las leyes de la naturaleza

Capítulo I

LOS ÉTERES Y LAS LEYES
DE LA NATURALEZA

Hablar del éter coma medio de transmitir fuerzas, no dice nada a la mentalidad corriente, porque la fuerza es invisible. Pero para el investigador oculto, las fuerzas no son puramente nombres tales como vapor, electricidad, etc., sino que descubre que son seres inteligentes, de diversos grados, tanto sub como suprahumanos. Lo que llamamos leyes de la Naturaleza son Grandes Inteligencias que guían y dirigen a seres más elementales, de acuerdo con ciertas reglas, determinadas para acelerar su evolución.

En la Edad Media, cuando muchas personas estaban todavía dotadas de los remanentes de la clarividencia negativa, hablaban de Gnomos, de duendecillos, hadas, etc., que vagaban por las montañas y las selvas. Éstos eran los espíritus de la tierra.

También se mencionaban las Ondinas y las Ninfas o espíritus del agua, que habitaban en los ríos y las corrientes de agua, los Silfos, que moraban en las neblinas y brumas que estaban sobre los fosos y las ciénagas, como espíritus del aire, pero no se hablaba mucho de las Salamandras, ya que éstas son los espíritus del fuego, y por eso no son tan fácilmente descubiertos ni accesibles para la mayoría de las personas.

Actualmente se considera a las antiguas leyendas como supersticiones, pero la verdad es que, cualquiera que esté dotado con la visión clarividente, puede percibir a los pequeños gnomos fabricando la verde clorofila de las hojas de las plantas y dando a sus flores esa multiplicidad de matices delicados y preciosos que constituyen la delicia de nuestros ojos.

Los hombres de ciencia han tratado unas y otras veces de ofrecer una explicación adecuada de los fenómenos de los vientos y de las tormentas, pero han fracasado rotundamente, ni obtendrán jamás éxito mientras traten de ofrecer simples soluciones mecánicas a lo que realmente es una manifestación de la vida. Si pudieran ver las legiones de Silfos aleteando de un lado para otro, sabrían quiénes causan la variabilidad de los vientos. Y si pudieran observar una tormenta en el mar desde el punto de vista etérico, verían que lo que se llama la “guerra de los elementos” no es una frase vacía, porque el tumulto del mar es entonces realmente el campo de batalla de los Silfos y las Ondinas y los rugidos de la tempestad no son más que los gritos de guerra de los espíritus en el aire.

Las Salamandras se encuentran por todas partes y no se puede encender el fuego sin su concurso, pero sobre todo se encuentran en actividad bajo tierra. Son ellas las que causan las explosiones y las erupciones volcánicas.

Las clases de seres que hemos mencionado son todavía subhumanos, aunque todos ellos, en algún tiempo, alcanzarán un estado evolutivo correspondiente al humano, aunque en diferentes circunstancias de las que ahora nos rodean. Pero actualmente, las maravillosas inteligencias de las que hablamos como “Leyes de la Naturaleza”, son las que dirigen a las legiones de dichas entidades menos evolucionadas.

Para mejor comprender lo que son estos diversos seres y sus relaciones con nosotros, podemos considerar la siguiente ilustración: supongamos que un mecánico está construyendo una máquina y mientras tanto un perro lo está observando. El perro ve al hombre trabajando, así como los distintos instrumentos que emplea para dar forma a sus materiales. Y ve también cómo del hierro, acero, bronce y otros metales en bruto, va surgiendo lentamente la forma de la máquina. El perro es un ser perteneciente a una evolución inferior, y no comprende el propósito del mecánico, pero sí ve al obrero, su trabajo y el resultado del mismo que se manifiesta como una máquina.

Si además suponemos que el perro sólo fuera capaz de ver los materiales que lentamente van cambiando de forma, ajustándose entre sí y convirtiéndose finalmente en una máquina, pero que no pudiera ver al trabajador y el trabajo que hace, entonces el perro se encontraría en la misma relación con respecto al mecánico, como nosotros nos encontramos con respecto a esas grandes Inteligencias a quienes llamamos Leyes de la Naturaleza, porque somos capaces de contemplar las manifestaciones de su trabajo como fuerzas que mueven a la materia en distintas formas, pero siempre bajo condiciones inmutables.

En el éter podemos también observar a los ángeles, cuyo cuerpo más denso está formado por ese material, en vez de estarlo, como nuestro cuerpo físico, de gases, líquidos y sólidos. Esos seres están un poco más adelante que la etapa humana, así como nosotros nos encontramos en una etapa superior a la de los animales, evolutivamente hablando. Nunca hemos sido animales iguales a los de la fauna actual, sin embargo, en una etapa anterior del desenvolvimiento de nuestro planeta, hemos tenido una constitución similar a la del animal. En esa época los Ángeles eran humanos, aunque nunca poseyeron un cuerpo denso igual al nuestro, ni llegaron a vivir en ninguna materia más densa que el éter. En un estado futuro la Tierra volverá nuevamente a un estado etérico y entonces el ser humano será como los ángeles. Por eso la Biblia nos dice que el hombre fue hecho un poco menor que los ángeles. (Hebreos 2:17)

Y así como el éter es el canal o conductor de las fuerzas vitales creadoras y como los ángeles son los más hábiles y expertos en manipular el éter, podemos comprender fácilmente que están especialmente en condiciones de ser los guardianes de las fuerzas de propagación en las plantas, los animales y el ser humano. En la Biblia siempre los encontramos en relación con esto. Dos ángeles vinieron a Abraham a anunciarle el nacimiento de Isaac. Ellos prometían hijos a los hombres que obedecían a Dios. Más tarde esos mismos ángeles destruyeron a Sodoma por el abuso de las fuerzas creadoras. Ángeles fueron los que anunciaron a los padres de Samuel y de Sansón el nacimiento de estos gigantes de la inteligencia y del músculo. Y a Isabel vino el ángel (no el Arcángel) Gabriel y le anunció el nacimiento de Juan, apareciéndosele más tarde a María con el mensaje de que Ella había sido elegida para concebir a Jesús.

del libro Temas Rosacruces UNO
 publicado por Estudiantes de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel


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