DESARROLLANDO EL
CRISTO POTENCIAL
Como
estudiantes ocultos se nos ha dicho repetidamente que es el Cristo Íntimo el
que salva, por arriba, y delante nuestro está el desarrollar y despertar el
Cristo dentro de nosotros mismos, y que sólo de esta manera y en este sendero
seremos capaces de retornar nuestro viaje a Dios. Pero, ¿qué es precisamente este Cristo
Íntimo, y cómo logramos manifestarlo?
Simplemente definido, podríamos decir, el Cristo interno es la
divinidad, la cual es la personal real.
Todas las características físicas y rasgos personales que influencian
tanto hoy nuestro pensamiento acerca de nuestros semejantes, son solamente
temporarios. Cuando nuestro tránsito
evolucionario en este periodo de manifestación esté completado, la divinidad
manifestada dentro de nosotros permanecerá como el factor permanente.
Cristo Jesús dijo: “Las mismas cosas que Yo hago haréis vosotros y aún
mayores que éstas”. Existe en nosotros
casi literalmente el potencial de ser
como Cristo, realizar los mismos milagros que El realizó y emplear el mismo
poder cósmico que el Cristo continuamente usa.
Obviamente no podemos soñar con transformarnos a la semejanza de Cristo
hasta que aprendamos a comprender y a vivir su Religión de Amor ninguna
cantidad de conocimiento o erudición nos acercará un ápice en el sendero de la
Cristificación, a menos que su Amor Universal exista dentro de nuestro corazón,
propulsándonos a sentir su compasión, a servir a la humanidad y a las oleadas
de Vida involucradas detrás nuestro.
Compasión, inegoísmo, servicio y aspiración son las cualidades a las que
deberíamos dedicarnos en su más intensa manifestación en nuestros intentos para
desarrollar el Cristo potencial. Lo más
simple y fácil será establecer deseos personales fuera de nuestra órbita y
cultivar el inegoísmo, el cual nos
capacitará para servir entusiastamente.
Al mismo tiempo, debemos aspirar, volviendo a nuestros pensamientos
hacia los reinos espirituales, atrayendo sobre nosotros el perpetuo irradiar
del Espíritu fortalecedor y guiador en nuestros esfuerzos, para consolarnos y
avanzar con valor por las situaciones a las cuales estamos casualmente ligados.
Largo tiempo atrás Cristo trajo la Religión del Hijo –la Religión del
Amor- la cual debía reemplazar y suceder a la Regla Jehovística de la Legalidad,
bajo la cual la evolución humana había progresado por miles de años. A la humanidad le había sido el Tabernáculo
en el Desierto. Este era el sistema de
la Escuela de Misterios Atlante donde los hombres podían encontrar al Señor
cuando se hubiesen calificado adecuadamente a sí mismos por medio del Servicio
y el pleno desarrollo del Ser Superior.
Simbólicamente, el Tabernáculo y sus citas muestran el sendero de
progreso espiritual que debemos tomar dentro de nosotros mismos. Una vez que hemos seguidos los pasos aquí
indicados, habremos plasmado la ley dentro de nosotros y desarrollado el Cristo
Potencial.
Los
Cuatro Evangelios del Nuevo Testamento, conteniendo el delineamiento de la vida
y ministerio de Cristo-Jesús son también fórmulas iniciáticas para las
experiencias que toda la humanidad debe hallar en el Camino a la Verdad. Las parábolas de Cristo implican tanto una
interpretación obvia y llana como un significado oculto. A medida que estudiamos la Biblia y nos
mostramos dignos de recibir instrucciones ocultas de la Verdad, nos será dada
la clave por la cual es posible una interpretación más profunda de los mensajes
bíblicos. De esta manera también, somos
ayudados a desarrollar el Cristo Potencial.
Aún,
sin embargo, si intentamos vivir de acuerdo a la vida de Cristo Jesús,
Simplemente comprendida, tenemos una larga senda a nuestro logro. El retorno y curso positivo a la benignidad
tan evidente en todos los contactos de Cristo Jesús con la multitud no ha sido
igualado por nadie de quien tengamos información histórica. Si pudiéramos aprender a vivir en esta forma,
habremos logrado en verdad cosas excelsas y grandiosas.
El
Cristo Potencial no puede ser desenvuelto a menos que estemos preparados para
cultivar los tres “autos” Autoconfianza, Automaestría y Autosacrificio.
Un
énfasis en la autoconfianza es la característica particular en el método
Rosacruz de consecución superior. El estudiante posee cierta guía pero se espera que desarrolle sentido de
responsabilidad consciente, independencia de voluntad y competencia de
juicio. Si no podemos aprender a actuar
responsable e inteligentemente para nosotros mismos, no podemos esperar
intensificar el Poder que nos permitirá algún día hacer lo El hizo.
Autoconfianza o autoseguridad no
es siempre la cualidad más bienvenida.
Aún los probacionistas son a menudo tentados para dejar que algún otro
decida por ellos o buscar a otro confiable para reemplazarlos en tiempos de
crisis. Tomar decisiones es más duro
para algunos que para otros, por supuesto, pero existe siempre una fuente de
ayuda y de Guía si nos volvemos hacia la misma.
Todos nosotros sabemos por experiencia que los Poderes Superiores están
dispuestos a ayudar a aquéllos que sinceramente luchan y los buscan. Si nos comprometemos en oración científica
regular y continuamente –no sólo cuando estamos desesperados- nos será dada la
guía que necesitamos cuando la autoconfianza parece transformase en una pesada
carga.
La
Automaestría –la llave al Potencial Cristo- es el dominio de la baja naturaleza
por parte del Ser Superior, la completa aniquilación de todos los deseos
destructivos y de todo tipo de egoísmo.
Significa la habilidad en todo momento, para enfrentar a toda tentación,
renunciar a los intereses propios en aras
del Altruismo. Implica y
significa conducirnos siempre de acuerdo con la Ley Natural en todas las cosas,
desde la dieta y otros aspectos de nuestro patrimonio físico, hasta nuestras
relaciones con otras personas, el sabio uso de los pensamientos de tiempo y
energía y las particularidades de nuestra propia devoción espiritual. Implica también sobre todo, el desarrollo de la persistente necesidad de lograr todo lo
digno. Significa el establecimiento del
equilibrio -las condiciones de la Paz interna y externa que finalmente suplante
los ciclos de exaltación y depresión que afligen tempranamente a los aspirantes
espirituales en su mayoría. La
automaestría es aquel envidiable estado del Ser cuando fehacientemente podamos
decir junto a San Pablo: “Ninguna de estas cosas me conturban o mueven”. Es el estado que logramos cuando podemos
permanecer incólumes por las turbaciones de cualquier cosa que acontezca en
nuestra existencia mundana y nos mantiene siempre a tono y despiertos a los
factores espirituales de nuestra evolución.
El
autosacrificio va mano a mano con la automaestría y es difícil lograr una pizca
siquiera de una virtud sin adquirir algo de la otra. El Auto sacrificio es la condición de darse
uno mismo totalmente al servicio de los otros y a la ulterioridad del Plan e
Dios. Implica no el darse uno en sí sino
el entregarse con gozo y sin restricciones ni miramientos a las necesidades
superiores y a los logros excelsos.
Si
en algún sentido hemos escatimado o especulado nuestros esfuerzos para servir,
no hemos aprendido todavía el significado del autosacrificio. El último autosacrificio por supuesto, fue
realizado por Cristo cuando penetró a la Tierra como Espíritu planetario
interno, y entonces debemos tener presente el significado cósmico de este acto
para ver cuan insignificantes son los “sacrificios” así llamados por nosotros
de los cuales tantas veces nos envanecemos y nos sentimos orgullosos.
Todo
esto nos conduce ahora a pensamientos de hermandad como los que existirán en la
nueva Era Acuariana. La Hermandad abroga
el sentido de intereses egoístas: no puede ser lograda a menos que el sentido
de egoísmo sea puesto a un lado. En
nuestro mundo presente y particularmente entre aquellos de nosotros que nos
hemos desarrollado en especial más a lo largo de lineamientos ocultos e
intelectuales, la tendencia en cada persona de ser una ley dentro de sí mismo
es muy grande. Todos nosotros hemos
sentido en uno u otro momento que estábamos absolutamente acertados acerca de
un asunto particular y que todo otro punto de vista inválido, errado o
tonto. La mayoría de nosotros, también,
hemos sentido que determinada ley o principio reglamentario estaba bien para
otras personas que lo aplicaban, pero no para nosotros. ¿No es esto, interés
circun-egoico? A fin de desarrollar
completamente el Cristo Potencial, debemos aprender a vivir por sobre la ley,
no descuidándola, sino reteniendo esa libertad individual interna espiritual
que ningún estatuto de confección humana puede afectar o abolir.
De
hecho, nosotros somos realmente los únicos que nos podemos encadenar a nosotros
mismos. Tan pronto como vivimos de
acuerdo a las leyes de Dios y pugnamos para hacer nuestra mejor parte somos
libres. Las restricciones físicas y
legales del mundo temporal no pueden confinar al Ego, aún si estos confinan al
vehículo físico, pero, sin embargo, si violamos las leyes de Dios, no importa
cuan avanzada o envidiable sea nuestra posición sobre la Tierra, sólo nos
estamos sumergiendo nosotros mismos más profundamente en displacenteras
consecuencias kármicas o amarga causación, lo cual constituye nuestra REAL
prisión en la cual nos hallamos a nosotros mismos.
Es
de ayuda tener en mente, que toda persona con la cual entramos en contacto es
también un Cristo en formación, y que Él o Ella también está desarrollando el
potencial Crístico dentro de sí. La
Divina Chispa existe dentro de todos y cada ser que últimamente está avanzando
en la misma dirección que los otros.
Sabiendo esto, pues, vemos cuan ilógico es para la humanidad el luchar
por propósitos cruzados, luchando por intereses individuales, raciales o
nacionales más bien que por el bienestar común de todos en general. Una vez que hayamos aprendido a trabajar
armoniosamente mano a mano con toda la humanidad, el progreso que seremos
capaces de realizar será sorprendente y excelso. Estaremos trabajando entonces en un clima de
paz y mutua consideración, el clima más favorable para el desarrollo universal.
Los
obstáculos para el progreso que se erigen ahora a causa del egoísmo –que es la
raíz de toda digresión evolucionaria, o regresión no existirán más.
Cada
uno estará creciendo, aprendiendo, desarrollando y sirviendo y el potencial
latente que permanece aún dormido en la mayoría de la humanidad será posesión
de todos. Cuando esto suceda nos
encontraremos en verdad en una era de oro para la humanidad y su historia.
No
se logra ni el crecimiento anímico ni el desenvolvimiento del potencial Cristo,
en ausencia de o sin “epigénesis”,
Epigénesis es la actividad creativa divina, la cual es la base de la
evolución. Es el proceso de poner en
movimiento una nueva causa de la cual surgirá un nuevo efecto. Yace en la imaginación, en la libre voluntad,
en el conocimiento de que ha arribado antes, en la comprensión de la ley
natural y en las lecciones de las experiencias tanto personales como
vicariales. Para lograr su divino
propósito, debe fundarse sobre todo en la consideración por la humanidad y en
el sincero deseo de mejorar el bien común.
La
Sabiduría ha sido definida como el conocimiento templado con Amor. De esta
manera el máximo Conocimiento, ejercitado en el contexto último y superior del
Amor se plasmará en epigénesis. En esta
forma “las cosas que Yo hago y aún mayores”, un día serán realizadas por todos
nosotros.
Las
enseñanzas ocultas nos dicen que Salomón, generalmente considerado como el más
sabio hombre que alguna vez vivió, no fue solo un recto regidor sino un
iniciado instruido en asuntos físicos y espirituales. El comprendió no sólo las ciencias terrenales
sino también el funcionamiento de las leyes naturales, a tal extensión que
podía trabajar con los animales así como con los espíritus de la Naturaleza.
¡Oh,
si alguien hubiera desarrollado la Epigénesis como El había desarrollado!
Las
enseñanzas ocultas superiores también nos dicen que el EGO que habitó el cuerpo
físico de Salomón renació luego como Jesús, quien solo, entre todos los hombres
fue hallado digno de preparar sus vehículos para el uso del Espíritu
Cristo. Con seguridad la Epigénesis así
como la pureza de pensamiento y acción jugaron su importante papel para el
advenimiento de este Ego, con su honorable lugar en la escala del
progreso. Sabemos que El por sus propios
esfuerzos desenvolvió mucho del Cristo Potencial mucho antes que el resto del
mundo estuviera al tanto de la existencia de Cristo, y ciertamente mucho antes
de que la Enseñanza acerca del Cristo Íntimo fuera dada a conocimiento público
de alguna manera.
El
optimismo, es también, un ingrediente sin el cual el Cristo potencial no puede
ser desenvuelto. El optimismo crea un
clima en el cual las corrientes de deseos pueden circular en largas líneas
curvadas a través del cuerpo de deseos, esto, en su momento, actúa como fuente principal hacia la
actividad. El optimista permite no temer
acerca de otras condiciones represivas.
La persona favorecida con el optimismo (o, más específicamente, la
persona que de esta manera se favorece a
sí misma), sabe a dónde va y quién es.
Está convencida de la Omnipotencia de Dios y de la magnificencia de su
propio potencial. No se desalienta por
los altibajos o adversidades, teniendo por certeza que “Si Dios es con
nosotros, quien entonces, puede ser en contra de nosotros”? Está libre de temor, de tomar, enfrentar o
manejar nuevas cosas, o de perfeccionar las antiguas. Da la bienvenida a las experiencias y
lecciones, aún a aquéllas que no son placenteras, y en este estado emocional y
mental elevado es capaz de perpetuar logros y obtener beneficios de todas las
situaciones. En tal atmósfera, la
esencia de los problemas o conflictos, aún de los peores y más opresivos, es
transmutada en valiosa herramienta para uso futuro. En tal contexto, la persona puede pensar libremente, juzgar
inteligentemente, y actuar con decisión, tras la preparación apropiada. Sus interacciones con otras personas y sus
reacciones a situaciones, están más fácilmente encuadradas en la luz de los
preceptos espirituales y morales, los cuales se espera particularmente que el
aspirante espiritual observe. De este
modo el Cristo potencial, no puede ayudar, no obstante sí manifestarse más
vigorosamente a sí mismo.
Es
consolador y provisor de coraje saber que no estamos carentes de ayuda en la
realización de esta, la más grande de todas las obligaciones (el
desenvolvimiento del Cristo potencial).
Se nos está proveyendo de una tremenda cantidad de ayuda a través del
Verdadero Ser a Quien buscamos emular.
Cada año el Rayo Cristo penetra nuevamente la Tierra, renovando la
fuerza espiritual dadora de vida, la cual podemos nosotros usar a fin de
perfeccionar nuestros vehículos, nuestras actitudes, nuestras acciones y
situaciones fácticas.
En
“El Velo del Destino”, leemos: “A medida que pasa el tiempo y el Cristo por
medio de sus beneficiosas ministraciones atrae más y más el éter
interplanetario a la Tierra, conformando de esta, manera su cuerpo vital más
luminoso, y cuando aprendamos, entonces, a abandonar nuestros caminos de
egoísmo y autosatisfacción a través del constante contacto con estas benéficas
vibraciones Crísticas, también nosotros estaremos caminando en un mar de luz y
nos tornaremos luminosos… Los rayos de
fuerza generados por el Espíritu Cristo, los cuales se vuelven ahora visibles,
como la aurora boreal, son radiados a través de todos los rincones y partes de
la Tierra, desde el centro a la periferia.
Ellas son absorbidas por la
humanidad y constituyen la “urgencia o impulso interior”, el cual está lenta
pero seguramente impeliendo a la humanidad a adoptar una actitud de altruismo. Ellos son los rayos impregnantes celestiales
que fructifican el alma, de tal modo que en su momento la Inmaculada Concepción
tendrá lugar y el Cristo será nacido dentro de
cada uno de nosotros. Cuando de
ésta manera nos hallamos convertidos y perfectamente impregnados, la luz del
Cristo comenzará a radiar a partir de nosotros.
Entonces caminaremos en la Luz, así como El está y es en la Luz, y tendremos
fraternidad unos con los otros”.
La
Perfección que es Dios manifiesta tal radiación o esplendor enceguecedor que
los ojos mortales no pueden mirarla directamente. No podemos llegar todavía a su estatura y
nivel, pero esto es siempre una aspiración ante nosotros y un objetivo a
realizar. Mientras tanto, debemos
nosotros refinar nuestra propia radiación (aquélla del esplendoroso y
centellante cuerpo alma, el cual puede ser formado solamente como un resultado
de nuestra conducta en el plano terreno) si caminamos en la Luz, purificaremos
y fortaleceremos profundamente nuestra propia luminosidad y seremos preparados
para el advenimiento de la Nueva
Galilea, cuando no habrá “más necesidad del Sol ni tampoco de la Luna”. La luz de la humanidad regenerada será la
única iluminación.
Trascrito de
Artículos de “Rayos de la Rosa Cruz”
de Enero 1983 –
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario