LUZ MÍSTICA
Muy seguido oímos a personas, cansadas de los
problemas de la vida, o simplemente disgustadas consigo mismas, preguntan lo siguiente: “¿Cuál es el punto de
todo”. Por qué –se preguntan- están aquí
en primer lugar, forzados a luchas con crisis personales y familiares, y con la
“muerte y los impuestos” inevitablemente en sus vidas.
Para
el estudiante ocultista, desde luego, la contestación es obvia. Como criaturas de Dios, también somos dioses
en potencia, y la escuela de la tierra, tiene varios aprendices y campos de
probación en esa dirección. No bien
conozcamos éstos, puede ser beneficio romper nuestra meta evolucionaria, -el
llegar a ser “como dioses”- hacia sus partes componentes y examinar con más
detalle los resultados principales del desarrollo humano, al cual estamos
abocados.
Estas potencialidades mayores, son cinco en número: desarrollo de auto
conciencia dentro de la conciencia del TODO;
desarrollo del poder del alma; evolución de una mente creativa;
evolución de una voluntad independiente con poder para instituir causas nuevas
y originales, -esto es EPIGENESIS-; la transformación de todo lo latente de los
Espíritus Virginales, omnipotencia hacia competencia dinámica, accesible para
uso inmediato y bajo control directo de la voluntad independiente.
La
primera meta, el desarrollo de la auto conciencia dentro de la conciencia con
el TODO, se ha obtenido ya parcialmente pero por el momento en una dirección
indeseable. Hay quienes están tan
conscientes de sí mismos, que muchas veces están poco conscientes de todo lo
demás. El egoísmo es un componente
automático de los primeros estados de auto conocimiento físico, y nuestra gran
batalla ahora es retener y refinar este conocimiento, trasmutando su aspecto
auto indulgente, en acción positiva por toda clase de VIDA. Esta transformación ocurrirá solamente cuando
la auto conciencia física individual –que es por hoy la característica más
predominante en el hombre terrenal, sea suplantada con su concepción de sí
mismo, como esencialmente un ser ESPIRITUAL.
Debemos entender completamente la naturaleza espiritual en DIOS, antes
de que podamos empezar espontáneamente a permanecer como parte permanentes de
un eterno TODO, al cual pertenece toda la humanidad así como otras oleadas de
vida en nuestra atmósfera.
El
concepto de fraternidad universal, el fundamento principal de la religión
Cristiana es bastante difícil de visualizar para la humanidad y también actuar
sobre ese concepto. Aún más, podemos
estar seguros de que este entendimiento y su realización en el esfuerzo humano,
son elementales en comparación con las verdades acerca de inter-relaciones
humanas y nuestra relación con DIOS, que será aclarada después de eones,
mientras nos hacemos conscientes con la Religión del Padre.
EL CRECIMIENTO DEL ALMA ES UN PROCESO
INTERIOR LENTO. CONTINUAMENTE
DEPENDIENTE SOBRE CADA ACTITUD INDIVIDUAL, SINCERIDAD PODER DE VOLUNTAD,
PERSISTENCIA, CORAJE, SENTIDO DE DEBER, Y MÁS QUE TODO, COMPASIÓN.
La
auto conciencia acerca de la cual creemos que sabemos mucho, es un fenómeno
siempre expansible. El ulcerante,
obstructivo físico, es meramente una concha –muchas veces engaño- del glorioso
SER espiritual que un día asumirá su lugar destinado entre las fuerzas mayores
creativas del universo. Este
despertamiento, todavía muy lejos de nuestro logro mental y emocional, es el
que gradualmente deberá abrir nuestros
ojos y nuestros corazones.
El
desarrollo del poder del alma, es probablemente nuestro más inmediato propósito
evolucionario. La triple alma, lograda a
través de beneficiosas experiencias y servicio terrestre en los tres vehículos
inferiores, es poder. Esta es la fuerza
que nos capacita para trabajar servicial y creativamente en la viña de
CRISTO. Max Heindel llama al alma “la
más sutil prenda del Ego”, llevada a través de nuestros sentimientos y
emociones, desde la sustancia del Mundo del Deseo. Eventualmente el alma será amalgamada en el
Espíritu triple. Entonces el Espíritu
permanente fortificado con el extracto de su experiencia evolucionaria, habrá
sido alimentado de la impotencia a la omnipotencia y se convertirá, de hecho
más potencial, como su Padre en el Cielo.
El
poder del alma que podamos acumular en nuestro presente estado de
desarrollo, es mínimo comparado con el
que alcanzaremos después. Sin embargo,
nuestro potencial presente está muy lejos de ser lo grandioso que era al
principio de la Época Ariana, o aún inmediatamente después de la llegada de
Cristo. Es imposible sobreestimar la
importancia del poder del alma. Sin
algún grado de ella, no podemos esperar adquirir ni aún el progreso que
esperamos hacer durante la edad Acuariana.
Sin un grado mucho más grande de poder del alma, no seremos capaces de
levitar la tierra y liberar al Cristo de Su aprisionamiento físico. Y sin el completo cumplimiento del poder del
alma amalgamado completamente en el Espíritu, no realizaremos nuestro potencial
de dioses.
Así,
nuestra necesidad de convertir cada experiencia terrena en ventaja espiritual
es obvia. Al grado que podamos llevar
inegoísmo y servicio para soportar las situaciones ordinarias de la vida
diaria, y la sinceridad con la que realicemos el ejercicio de retrospección,
determinaremos ampliamente el grado de poder del alma con el que tenemos que
trabajar al tiempo presente.
El
crecimiento del Alma – o el desarrollo de poder del alma- no puede ser
apresurado, ni es un asunto logrado de golpe, de una vez y para todo el tiempo,
dejando al Ego libre de hacer lo que le
gusta después de esto. El crecimiento
del Alma es un proceso interior, lento, continuamente dependiente de la actitud
individual de cada uno, de sinceridad, poder de voluntad, persistencia, coraje,
sentido del deber, y, más que todo: compasión.
Nuestra escala individual de crecimiento del alma, correrá paralela a
nuestro auto-despertamiento espiritual. Estas
dos cualidades están procediendo mano a mano, y así, cuanto más fuerte sea nuestra
conciencia de ser como una unidad individual en un eterno Todo, más grande será
el grado de nuestro servicio inegoísta, y desde luego nuestro crecimiento del
alma.
El
desarrollo de una mente creativa, es otra de las mayores metas, pero nuestra
evolución mental es un estado particularmente delicado por el momento. La Epigénesis humana ciertamente no será
disponible en ausencia de la mente creativa.
Aún así el predominio de la mentalidad orientada materialmente, es por
ahora tan típica de la condición humana, que es responsable de muchos de los
problemas mundiales. Ciertamente, como
sabemos, los Hermanos Mayores han advertido que “el orgullo del intelecto”
sería uno de los tres pecados asentados de nuestros días, los otros dos, muy
lógicamente sus compañeros, serían la intolerancia y la impaciencia a las
restricciones.
La
supuesta superioridad intelectual y la perpetuación del pensamiento material,
desde luego, no son el verdadero trabajo del vehículo de la mente. Se nos ha dicho en el Concepto Rosacruz del
Cosmos (página 425) que “la mente es el instrumento más importante poseído por
el Espíritu, y su instrumento especial en el trabajo de la creación. La espiritualizada y perfeccionada laringe
hablará la PALABRA creativa, pero la mente perfeccionada decidirá cómo será la
particular forma y el volumen de vibración, y así será el factor determinante”.
La
mente inicialmente nos fue dada para que pudiéramos desarrollar propósito de
acción, aprender la discriminación, y ser capaces de aplicar un corte al
impulso. Nuestro primer dividendo desde
la adquisición de este vehículo, fue la astucia, la que desarrolló debido a que
el Ego en ese tiempo era débil y la naturaleza de deseos era fuerte; la
naciente mente se incrustó con el cuerpo de deseos. La astucia causó en gran parte la debilidad
de la Época Atlante. Mucho más tarde,
fueron dadas las religiones de raza para emancipar el intelecto del deseo,
haciendo hincapié en el “temor de DIOS” contra los deseos de la carne. Así, bajo las leyes de la vieja dispensación,
la guía de la mente egoísta se logró bajo un módico control. Esto todavía no fue suficiente para emancipar
la mente de la naturaleza de deseos, y otro punto de ventaja para el Espíritu
debía ser encontrado. Este fue el
corazón, el cual, bajo la dispensación del Cristo de amor universal, lentamente
se está desarrollando hacia un músculo voluntario. A su tiempo, el Espíritu será capaz de
controlar la circulación sanguínea, y guiará la misma desde esos centros
dedicados al egoísmo. Entonces la mente
habrá sido emancipada enteramente de los deseos inferiores. Seremos libres de coordinar “recto
pensamiento y recta acción” y tomar el siguiente paso en incrementar las
capacidades creativas de la mente.
Aunque la mente es el más nuevo, y menos organizado, y el más débil
vehículo del Espíritu, su poder es evidenciado por el hecho de que “somos lo
que pensamos”, y que el sensualista, el
pensador el asceta y el santo, podrán ser reconocidos por lo que son por los
contornos de su cara, la cual es el espejo de su mente. Nuestro último poder mental, aquél que, al
final del Período de Vulcano, sea capaz de pensar en la existencia de criaturas
vivientes que crecen, sienten, y piensan, es deslumbrante y asombroso de
contemplarse.
El
cuarto factor evolucionario –el desarrollo de una voluntad independiente, con
poder de instruir nuevas y originales causas- empezó más pronto para ser más
sabio. La voluntad misma es el polo
positivo de la Fuerza creativa universal, siendo la imaginación el polo negativo. La voluntad es el iniciador de la acción, y
sin ella, nada original en el reino humano, o en el Cosmos, puede ser
logrado.
La
voluntad inferior –realmente, una expresión del cuerpo de deseos- fue obtenida
por algunos miembros de la humanidad durante la Época Lemuria, y por su
remanente, en la Época Atlante. En ese
tiempo, teníamos conocimientos para utilizar esta fuerza independiente
apropiadamente, y ciertamente parece obvio que el conocimiento aún hoy, no sea
una característica humana dominante. El
mismo poder de voluntad, con el cual podemos regular nuestras estrellas
también, si lo permitimos, nos animará a quebrantar la Leyes de la Naturaleza y
engendrar todas las formas de problemas para otros, así como un destino
doloroso para nosotros mismos.
Hay
una grande diferencia entre la voluntad inferior, que habla a favor de
intereses personales, y la voluntad superior, la contraparte espiritual de la
verdadera fuerza creativa. Solamente la
voluntad superior una vez establecida y siendo autoritaria en individuos y en
la vida colectiva humana, puede ser realzada para iniciar lo nuevo, original y
positivo de las causas que son Epigénesis Cósmica.
La
quinta meta evolucionaria es una caracterización de cabeza de Dios: la
transformación de todos los Espíritus Virginales de omnipotencia latente hacia
la competencia dinámica, disponible para su uso instantáneo y bajo control
directo de la voluntad independiente. En
otras palabras, es la predisposición y la habilidad de operar creativamente constructivamente,
e independientemente, en todos los siete mundos y los siete Planos
Cósmicos. Es la habilidad de emular a
nuestro Dios Solar en todas Sus actividades y prosecuciones al principio de
este Día de Manifestación, incluyendo la voluntad, entendimiento, y poder crear, mantener y
perpetuar al sistema solar y sus habitantes.
No
cabe duda de que mucha gente que sinceramente pregunta “Cual es la importancia
de todo esto” es presentada ante el verdadero cuadro deslumbrante de su
destino; gritará “blasfemia”, se volteará con disgusto o riéndose. Sin embargo, allí está precisamente la
importancia de todo esto, y todas nuestras presentes “penas” serán nada cuando
alcancemos el exaltado estado de cabeza de Dios.
Incluida en la “última omnipotencia” que tan lentamente estamos
desenvolviendo, está el poder de enviar hacia afuera el universal, impersonal,
siempre subsistente AMOR que ahora, como dice Max Heindel “proviene eternamente
del PADRE” hacia su Creación. Esta
fuerza es un agente unificante de Vida, y sin éste, ningún otro cohesivo
trabaja, aunque los argumentos para beneficio colectivo o social estén basados
en teorías científicas; y aún las mismas religiones podrían gozar mucho más que
un suceso transitorio. La verdad de que
esta exposición ha sido mostrada repetidamente en la historia reciente, cuando muchos esquemas de unidad
que parecían altruistas, creación de ciertas comunas que establecieron grupo
para un propósito u otro, fundadas en las rocas del auto interés individual,
revelaron a sí mismas el fracaso una vez pasado el primer estado idealista de
organización.
El
AMOR divino que alimenta la vida naturalmente, es una exaltada versión, muchas
veces hecha, de aún la más alta manifestación de amor que la humanidad por
ahora puede expresar. El amor fraternal
idealizado en las Enseñanzas Cristianas es un largo camino hacia la concepción
del amor que será revelado bajo la Religión del Padre, y aún más allá de la
apoteosis de Amor como podríamos comprender al final del Período de
Vulcano. Tan imperfecto como el amor
humano es por ahora, sin embargo, debemos aprender (y buscar) a utilizarlo
completamente, de lo cual somos capaces.
Solamente por nuestra constante utilización de la voluntad –dirigiéndola
hacia nuestros semejantes y hacia todo lo que encontramos – desarrollaremos esta
divina cualidad en sus potenciales de vida que descansa profundamente dentro de
cada uno de nosotros.
El
impulso de la evolución es hacia la perfección.
El ser humano perfecto es una entidad tal lejos de nuestros poderes que
no podemos imaginarlo en su totalidad correctamente. La Evolución es el camino del progreso. El ser humano en el camino del progreso,
puede esperar experimentar muchas futuras ocasiones, cuando si su entendimiento
espiritual no está suficientemente despierto, encuentra la causa para
preguntar: ¿Cuál es la importancia de todo esto? Muchas veces se verá a sí mismo que no va a
ningún lado; y habrá veces, también, aunque lo que actualmente sea progreso, le
parecerá que va en regresión. Optimismo
y confianza en el futuro y en su propio destino, serán entonces su lema…
Nuestra evolución desde ahora procederá a través de nuestro esfuerzo
personal solamente. Ninguno podrá
otorgar progreso a otro. Este deberá
hacerse por la persona misma a través del proceso de desarrollo interior. El conocimiento, una piedra angular para toda
nuestra futura evolución, es desarrollada, no conferida. Los maestros que pueden apuntar el camino, no
pueden hacer el trabajo. El conocimiento
es logrado a través de experiencia
encontrada durante días, vidas, y eones de esfuerzo continuo.
Tenemos el libre albedrío de determinar la
velocidad con la cual proceder con nuestra evolución. Durante el pasado nos faltaba tanto
conocimiento práctico así como libre albedrío.
Nuestras actividades eran determinadas y guiadas por seres superiores,
pues no teníamos otra elección. A su
tiempo, sin embargo, y a costa de mucho sufrimiento, adquirimos conocimiento y
la independencia de darle uso a nuestro antojo.
Para
poder acelerar nuestro progreso futuro, es necesario por ahora nuestra
concentración en fundir las cualidades de la cabeza y el corazón, para que la trasmutación de conocimiento en
sabiduría pueda ser automática. Una vez
que esto ocurra, todas nuestras experiencias en cualquier forma serán
fácilmente trasladables hacia fuentes de
fuerza y herramientas de progreso. El
uso correcto del poder de voluntad, influye fuertemente sobre el cultivo de
sabiduría. Por voluntad propia para
proceder en concordancia con las leyes universales que han sido prescriptas, a
su tiempo ganaremos poder espiritual sobre la vida misma.
La
competencia y conocimiento de los Adeptos será nuestro primer premio, y desde
ese punto no “habrá lugar donde ir, sino hacia arriba”.
Transcrito de
“Artículos de RAYOS de la Rosa Cruz – Diciembre 1982 -
*