La Naturaleza
de Dios
Adaptada de los
escritos de Max Heindel
La
designación “Dios”, adquiere distintos significados según las diferentes
personas. En las Enseñanzas de la
Sabiduría Occidental, Dios es Creador de nuestro sistema solar y se distingue del
Ser Supremo del cual Él proviene. El Ser
Supremo es el Arquitecto de todo lo que existe en el Universo y también Él se
diferencia del Absoluto, lo cual es la indefinible e incomprensible Fuente de
todo lo que Es.
Lejos de ser una deidad personal con atributos físicos, como lo piensa
mucha gente, Dios es una Fuerza-Espiritual en la cual nosotros literalmente
existimos.
Dios
es el Poder que impregna, mueve y sustenta cada cosa que existe en el sistema
solar, y Su Vida cubre cada átomo de materia.
El Poder de Dios es la sola Fuerza en el
sistema solar, aunque este Poder primario, en la concepción humana, parece que
se parte en muchas facetas y factores individuales. Dios envió este Poder a través del espacio la
forma de Palabra Creadora, la cual, por vibración sonora, ordenó los millones
de átomos caóticos en miríadas de modelos y formas que se encuentran en el
sistema solar.
Dios
es una expresión de la energía positiva del Espíritu Universal. La Sustancia Raíz Cósmica observada por los
científicos materialistas casi como “espacio vacío” es una expresión del polo
negativo del Espíritu universal. Todo lo
que vemos a nuestro alrededor en el sistema solar ha resultado del trabajo de
esas polaridades de la siguiente manera:
Al
edificar el sistema solar, Dios obtuvo su esfera inmediata de la Substancia
Raíz Cósmica. Esta substancia, entonces,
se hizo más densa en el espacio universal entre los sistemas solares. Fue
provista con la conciencia de Dios, y cada división se puso a diferente grado
vibratorio. De esta manera, los
diferentes gérmenes de los Mundos de los sistemas solares vinieron a ser y
están preparados para servir con diferentes propósitos en el esquema evolutivo.
Dios
también diferenció de Él Mismo una multitud de inteligencias espirituales en
potencia, como chispas en el fuego.
Dotados con toda la conciencia de Dios, estas chispas, seres que ahora
llamamos Espíritus Virginales, comprendían la oleada de vida humana, careciendo
de conciencia propia. De allí que su potencial omnipotente estaba latente y
había que desarrollarlo a través del intricado proceso de
involución-evolución-epigénesis. Durante
la involución en la materia, cada Espíritu Virginal fue puesto en diferentes
vehículos de suficiente densidad para cerrar eventualmente los mundos
espirituales de su conciencia. El
Espíritu, incapaz de discernir lo externo, se vio interiormente entonces y se
descubrió. De esta manera, habiendo
alcanzado y aún pasado el nadir de la materialidad, comenzó su lucha para
liberarse de su prisión material.
Finalmente, sus vehículos serán espiritualizados en almas y, al final de
la manifestación, el Espíritu habrá ganado conciencia propia y poder del alma.
Entonces regresará a Dios, apaciblemente y más consciente que nunca de
ser parte de Él, pero con sus propios derechos de ejercitar poderes
divinos. En suma, Dios diferenció otras
oleadas de vida de Sí Mismo, las cuales están más allá atrás de nuestro estado
evolutivo. Los Ángeles y Arcángeles son
fruto de Sus pasadas manifestaciones, y los animales, plantas y el reino
mineral aparecieron en este Día de Manifestación cuando las condiciones
necesarias para su periodo inicial se habían desarrollado. De esta manera, en Dios hay seres de todos
los grados de inteligencia y estados de conciencia, desde omnisciencia hasta la
inconsciencia más profunda.
Las
Inteligencias espirituales conocidas como los Espíritus Planetarios son los
Ministros de Dios, también diferenciados de El Mismo, los cuales guían la
evolución de los seres de varios planetas del sistema solar. El Sol es el campo
de evolución para los más exaltados seres en el sistema solar. Es también lo más cercano que tenemos como
símbolo visible de Dios, pero aún éste vela al invisible Sol Espiritual.
Así
vemos, en respuesta a aquéllos que niegan su existencia, que Dios es una
necesidad lógica como causa primaria. El
sistema solar no podría haberse traído a existencia sin Su esfuerzo, y no
podría continuar sin su eterna ayuda y cuidado.
De hecho, se ha dicho que si Dios por un segundo distrajera Su atención,
el sistema solar completo se destruiría.
Dios
geometriza, al construir, mantener y desarrollar el sistema solar, el cual es
un sistema de proceso continuo, que seguirá así hasta el final de este Día de
Manifestación. Esto significa: El ha
encontrado todo el proceso que envuelve el cálculo sistemático. Ninguna desviación de Su “fórmula prescrita”
es permitida, y el hombre está aprendiendo, a menudo con dolor a no violar la Ley Natural.
Los
tres mayores atributos de Dios son: Voluntad, Sabiduría y Actividad es
decir el poder de crear la sabiduría, de planear sabiamente, y la actividad
para poner todo en marcha.
Las
tres mayores funciones de Dios son: creación, preservación y
disolución. Cuando ejercita el atributo
de creación, Dios aparece como Jehová,
el Espíritu Santo, el Señor de la Ley y generación. El proyecta el principio fertilizante solar,
indirectamente, a través de los satélites lunares donde es necesario el dotar
de cuerpos a los seres evolucionantes. Cuando ejercita el principio de
preservación para el propósito de sostener la forma, Dios aparece como el
redentor, Cristo, el Hijo, e irradia el
principio de amor y regeneración directamente a cualquier planeta donde las criaturas
de Jehová necesitan esta ayuda para superar la mortalidad y el egotismo y
obtener la inmortalidad. Cuando ejercita
el atributo de disolución, Dios aparece como el Padre llamado a Sus hijos a su
morada celestial para asimilar los frutos del periodo precedente de
manifestación.
Al
final del Día de Manifestación, Dios emerge en el Absoluto durante la Noche
Universal de asimilación y preparación para otro gran Día.
La
naturaleza triuna de Dios se hace evidente cuando consideramos el escrito de
Juan: “Dios es Luz”. La luz blanca, la
esencia de todos los colores, Dios, se refracta en la atmósfera de la Tierra,
en los tres colores primarios. De éstos,
el rayo azul es el del Padre, el más fuerte y más espiritual de los tres; sólo
este rayo puede el lugar de conciencia del reino mineral. Esto se acredita al halo azul que se ve en
las montañas. El rayo amarillo del Hijo
combinado con el azul del Padre, vitaliza a las plantas, las cuales son
incapaces de mantener el rayo y en el hombre, el rayo amarillo y azul y también
el rojo del Espíritu Santo, son absorbidos.
Esto explica el color rojo de la sangre.
La mezcla del rojo y azul es evidente en la sangre morada del hombre
pecador; el rayo amarillo aparece en el hombre solamente cuando ha construido
su cuerpo alma.
Ahora reconocemos a Dios como el Padre, como el Hijo y como el Espíritu
Santo, porque es así como Él se manifiesta en los Mundos en que la humanidad es
conocida. Sin embargo, el Dios Triuno
como una completa y sola entidad, aparece sólo en el Mundo de Dios, y no será
manifiesto al hombre en ese estado total hasta que él concluye su jornada
evolutiva y entre en el Mundo de Dios.
Todo
en el Universo es un “hacia arriba y adelante”, la senda de Desarrollo; Dios
también está evolucionando en el Universo tal como nosotros estamos
evolucionado en Él. Nuestra evolución
ayuda a Su propia evolución; de este modo estamos en obligación con Él, como
con nosotros mismos, progresando tan bien y rápidamente como seamos capaces de
hacerlo. En su evolución, como en la
nuestra, tienen lugar tanto la discordia, como la armonía. La nota discordante de los Espíritus
Luciferes es el reconocimiento de sus propias Divinas imperfecciones en Su
creación, las cuales deben ser transmutadas.
El
hombre, por supuesto, se acerca a Dios a través de diferentes estados y
sendas. Muchos de nosotros hemos
comenzado a reconocer el Amor de Dios,
como el sucesor del Miedo, y del Dios del Sacrificio que antes adorábamos.
Ambas concepciones fueron necesarias a nuestra evolución, pero ha
llegado el tiempo de verlo en una perspectiva más amplia. Su completa totalidad, será aún
incomprensible para nosotros, pero nuestro reconocimiento de Sus atributos
aumentará a medida que progresamos.
Debemos aprender a adorarlo en Espíritu y en Verdad lo que significa,
entre otras cosas que nosotros no debemos por más tiempo separar nuestras
vidas, ofreciéndoselo y reteniéndolo para nosotros. Ahora debemos dedicarnos, en el trabajo, en
nuestras metas, en todos nuestros pensamientos, y nuestras vidas a Él, en Quién
literalmente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.
Trascrito de Artículo de RAYOS de la Rosa
Cruz
De Mayo de 1983
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