Muy estimados amigos:
Realmente el Arco Iris es un maravilloso arco de siete colores que en algunas ocasiones lo podemos ver en el cielo y que con toda seguridad despierta gran admiración en quienes lo contemplan. En ciertas oportunidades lo podemos ver como un círculo o casi un círculo entero. Mas es un hecho cierto que, aunque se trate de sólo una pequeña parte que podamos ver, expresa un gran encanto siendo motivo de inspiración divina, ya que es una gloriosa evidencia de Dios.
Pero vayamos a la última parte de la Época Atlante que fue cuando el Arco Iris apareció por primera vez a la humanidad de entonces y que señaló el comienzo de una nueva era de ciclos alternos. Nuestro iluminado amigo Max Heindel expresó que al contemplar ese acontecimiento en la Memoria de la Naturaleza, de la Región del Pensamiento Concreto del Mundo del Pensamiento, fue algo realmente extraordinario. Nos dice que habían refugiados emigrados de la Atlántida, que llegaron a cierto lugar en que la tierra era alta en donde la atmósfera se había aclarado en forma parcial, pudiendo ver desde allí el cielo claro en lo alto. De pronto apareció una nube y de ella brotó un relámpago, oyendo luego el retumbar del trueno y ellos, que habiendo dejado atrás los peligros de las inundaciones, bajo la guía de un líder al que reverenciaban como a un Dios, le preguntaron: ¿Qué nos sucederá ahora? ¿Es que finalmente seremos destruidos? El guía les señaló el arco que se levantaba en el cielo y les dijo lo siguiente: “De ninguna manera, ya que mientras el arco se mantenga en el cielo, las estaciones se sucederán una tras otra en ininterrumpida sucesión”. “Esos seres desde luego que sintieron un gran alivio y admiración al contemplar el arco de la gran promesa indicada”.
Los científicos consideran el Arco Iris como una condición de la atmósfera, motivo por lo que para ellos es simplemente una manifestación física. El Arco Iris nunca aparece al mediodía, sino después de que el Sol ha bajado y atravesado más de la distancia que hay entre el meridiano y el horizonte, o inmediatamente luego del amanecer que es cuando podría aparecer en tanto que más cerca se puede estar del horizonte, más grande, claro y bello se podrá ver el Arco Iris. Es imposible que aparezca en un cielo claro, ya que normalmente tiene como fondo una nube oscura y sólo se lo observa al dar la espalda al Sol, por lo que no es posible mirar al Astro Rey y al Arco Iris al mismo tiempo. Al observar el arco desde abajo, se lo ve como medio círculo sobre la Tierra y nosotros. Mas, mientras más alto ascendamos, mejor veremos el círculo y si alcanzáramos una altura suficiente sobre el Arco Iris, ya lo veríamos como un completo círculo, que se levanta como un auténtico pacto entre Dios y el ser humano.
Analizando serenamente lo que estamos considerando desde el punto de vista oculto, se puede llegar a obtener una analogía iluminadora. En nuestra vida común, al estar inmersos en nuestras actividades diarias, cuando todo marcha de una manera feliz y brillante, para nada necesitamos el cuidado y la guía de Dios. No sentimos o no recordamos necesariamente la promesa que nos fue hecha por las Jerarquías Divinas en la entrada del hombre a la Epoca Ariana. Se presta poca atención al lado espiritual de la vida ya que todo lo que nos rodea es altamente satisfactorio, no viendo la razón de mirar hacia el más allá.
Pero de pronto nos afectan grandes aflicciones y pesares, hallándonos, tal vez, muy solos y totalmente desesperados. Entonces, al apartarnos de todo lo bueno que la vida nos había proporcionado tan generosamente, atisbamos por encima de la nube del desastre el arco radiante que se levanta como un auténtico pacto entre Dios y el hombre, que representa el cuidado y la promesa así como su guía amorosa. Luego en la medida en que aumenta la esperanza en nuestro ser interno, vamos comprendiendo que por medio de nuestros pesares y sufrimientos lentamente nos vamos acercando a nuestra Divina Fuente, comenzando a comprender que el dolor que hemos sentido en carne propia, en verdad se puede convertir en una gran bendición.
Por otra parte, siempre debemos recordar que el arco de fe y esperanza, se encuentra siempre en el cielo y que cada uno de los seres humanos tiene un destino espiritual inmensamente más grande que todo lo que el mundo nos pueda ofrecer. Es por ello que en la medida que nos esforcemos en vivir plenamente de acuerdo con la vida superior de una manera altruista, noble y desinteresada - y a su vez tratando de ascender hacia Dios teniendo presente la más absoluta seguridad de recibir cada día Su Amorosa Sabiduría - con toda seguridad nos será posible hallar la promesa del Arco Iris convertida en una hermosa realidad.
Por último, cuando luego del diluvio Atlante llegamos a la Edad del Arco Iris de estaciones alternas, nos invaden las emociones cambiantes que nos impulsan hacia uno y otro lado en medio del mar de la vida. Luego, la fe fría que ha sido muy restringida por el razonamiento sistemático que es característico de muchos que profesan el Cristianismo, en cierta medida les puede proporcionar una gran dosis de paciencia y equilibrio mental para sobrellevar las pruebas que la vida les presenta. Pero cuando la gran mayoría de los verdaderos Cristianos obtengan una fe realmente viva que es posible sentirla en el corazón, sólo entonces la era de la alternación será una cosa del pasado. El Arco Iris ya no será necesario en las futuras condiciones etéricas, pues entonces tendremos un Nuevo Cielo y una Nueva Tierra y, por tal motivo, la gloriosa promesa del Arco Iris se habrá convertido en una bendita realidad que estará siempre presente en nuestras mentes y corazones.
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el Cielo… y verán al Hijo del Hombre sobre las nubes… con poder y gran gloria”. (San Mateo-Cap. 24, vers. 30)
Fraternidad Rosacruz Córdoba, Argentina
Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este aporte.
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